Henry
Estoy
algo nervioso, es la segunda vez que veré a los amigos de Mimi y no es que me
haya negado en volver a visitarlos, pero no me dejo verlos más. Mimi dijo que
los vería en cuanto tuvieran una reunión oficial, diciendo que no se confiaba
de sus amigos y no sé, algo me dice que no quiere que escuche lo que tienen que
decirme. Eso me hace reír, algunas veces parece un chico inseguro, todo lo
contrario al hombre seguro que se portaba frío cuando me visitaba. Si supiera
que todo lo que yo veo es al más perfecto de prometido.
Volteo
a verlo mientras va manejando rumbo a casa de uno de sus amigos, Hyukjae, eso
fue lo que dijo. Estábamos invitados a pasar unos días en su casa con motivo de
reunirse, tomar un descanso antes que las vacaciones de Siwon terminen. Creo
que aún no se le acaban los días que le dieron para su luna de miel y como esta
fue interrumpida por el evento de la boda, todos accedieron a pasar esos días con
la pareja.
Me
parece que como buenos amigos, son bastante considerados unos con otros y me
alegra que Mimi tenga a su lado personas como ellos, amigos que harían
cualquier cosa por él. Eso me da tranquilidad.
De
reojo veo su perfil y como sus grandes manos toman el volante seguro, sin
apartar la mirada del camino. Esa larga gabardina color miel le sienta
perfecta. Me sonrojo con solo pensar que esconde debajo de ella. Con sigilo
miro por el espejo retrovisor y después un poco tímido, con mi mano comienzo a
buscar la suya sosteniendo la palanca de velocidades, todo por debajo para no
ser vistos.
Cuando
mis dedos tientan suavemente en el dorso de su mano, Mimi me voltea a ver sin
apartar por mucho tiempo su mirada de la carretera, para después con una hermosa
sonrisa, tomar mi mano y colocarla debajo de la suya en la palanca de
velocidades. Ese pequeño gesto hace que mi corazón lata alocado en respuesta de
su cercanía, al menos de esta forma el viaje en carretera será un poco más
cercano a lo que había deseado, pues desde que aceptamos el compromiso, no
hemos podido estar “juntos” como quisiéramos.
Recordar
como inicio todo esto es algo extraño porque no lo recuerdo, Mimi dice que yo
correteaba a su alrededor en pañales y eso me hace hacer mohines porque sé que
es cierto. Que yo no lo recuerde por haber sido un bebé entonces no quiere
decir que no sucedió. Sobre todo cuando mis propios padres se empeñan en
contarlo cada que pueden como una historia detrás de nuestro compromiso.
- Zhou Mi… - susurro su
nombre y aunque muy bajito, logra escucharme.
- ¿Dime? – sonrío al
ver que el también murmura dando un apretón a mis manos.
- ¿Es cierto que me
viste correteando en paños menores? – en seguida lo veo sonreír sin dejar de
mirar al frente.
- Sí. – responde
divertido -. Mamá de vez en cuando me obligaba a visitar a tu familia. Cuando
te conocí, estaba a punto de cumplir los siete años y que me dijeran que ese
bebé regordete con cachetitos colorados era mi futuro novio y prometido, me
hizo hacer muecas por lo pequeño y oloroso que eras.
- ¡Yo no era oloroso! –
enseguida me arrepiento de haber levantado la voz. Afortunadamente no
escuchamos nada más que el ruido del motor, por lo que continuamos hablando.
- Lo siento, es solo
que llegamos en mal momento, tenían que cambiar tus pañales.
- ¡Oh!
- Si, ¡Oh! Como todo
niño, llegue a pensar que me obligarían hacerlo por ti. Ni siquiera entendía lo
que me decían, solo que tenía que pasar tiempo contigo y tu familia.
- ¿Y después?
- Una vez, cuando
cumpliste los tres años, llevaba en mis manos tú regalo y al parecer me estaban
esperando para comenzar la fiesta, pues tú prometido no debía faltar. – es
gracioso y hasta un poco ilógico como nuestros padres unieron a dos niños desde
su nacimiento, haciendo que en nuestra infancia sucedieran cosas como estas-.
Debía buscarte, se supone que ya estabas arreglado y al llegar al pasillo lo
primero que vi, fue a un pequeño de tres años corretear desnudo con su nana
atrás porque no quería cambiarse.
- ¿Eso hice? – mis
mejillas calentándose a cada minuto.
- La verdad es que fue
muy gracioso, eras un pequeño muy rápido.
- ¿Gracias? – murmuro
apenado.
- Hmmm. – murmura Mimi
con su mirada perdida tratando de recordar.
- La última vez que te
vi así de pequeño fue cuando tenía doce años y tu seis, nuestras amistades eran
diferentes. Estaba aburrido de estar entre pequeños.
- Pero yo recuerdo… -
interrumpo su relato -. Tú me salvaste de caer en la piscina.
- Lo hice. – me dice
con una cálida sonrisa-. No iba a dejar que mi prometido se mojara y me
arriesgara a verlo quitarse la ropa enfrente de todos por estar tenerla mojada.
– comienza a reír bajito.
- Yo no hubiera hecho
eso. – palmeo suavemente su mano y enseguida guardamos silencio al escuchar
ruidos en la parte de atrás.
Me
acomodo en mi asiento rápidamente antes que otra cosa suceda y soltando su
mano, dejando mi mirada admirar el paisaje mientras recuerdo como fueron los
años después de eso, que si recuerdo.
Mimi
se fue a estudiar un tiempo a China, eso lo recuerdo muy bien porque poco me
importó, no lo conocía y no es como si Mimi hiciera algo para acercarse o al
menos ser mi amigo. Eso sí, lo recuerdo en todos mis cumpleaños, pero sobre
todo, en el baile de fin de cursos de la secundaria. Pues fue cuando me di
cuenta de lo que me estaba perdiendo y lo que me esperaba si ponía todo mi
empeño.
Nunca
Zhou Mi fue desconsiderado conmigo, al contrario, se portaba amable y
agradable, en todo momento tratando de hacer menos incomodo el momento como
buen caballero. Pero yo estaba tan perdido en mi nerviosismo. ¡Dios! Cuando mi
madre me dijo que mi pareja de baile esperaba por mí y que no era otro que mi
prometido, sentí un poco de decepción. En todo este tiempo habíamos sido tan
indiferentes el uno del otro y yo quería ir con Hangeng a ese baile, pero tan
solo bajar las escaleras y ver a ese chico de veintiún años perfectamente
arreglado y con una amable sonrisa en sus labios, detuvo mi corazón por un
momento y lo capturó.
Ese
fue el momento en que robó mi corazón… en un suspiro.
Fue
cuando me di cuenta también que estaba muy por debajo de Mimi. El todo un
hombre de mundo y yo un adolescente a punto de elegir su destino, y entonces
desee ser todo lo que Zhou Mi admirará y quisiera. Que haría todo lo posible
porque llegará a amarme tanto, como yo ya lo estaba haciendo. Me lance a la cacería
a por él.
Me
fui a estudiar al extranjero, Canadá fue mi primer destino para mi educación y
Francia lo fue después, pues aprendí de los mejores chef para llegar a ser lo
que ahora soy. Asalte a Mimi cada vez que me fue posible, mi familia lo invitaba
a todos los festejos y yo me aparecía en los de su familia, hasta en los
tiempos libres de sus clases y después en su oficina cuando comenzó a trabajar.
Lo instaba a pasar el tiempo conmigo. Eso cada vez que mi padre dejaba que
usara su avión privado para moverme a China o Seúl y Zhou Mi jamás se negó,
incluso llegamos hablar mucho y mensajearnos por celular, era divertido leer lo
que no solíamos decir en persona. Creo que un poco la diferencia de edades y
otro poco las pocas veces que nos veíamos.
- ¿Por qué te ríes
tanto con ese celular, Henry? – mi tía, ¿Cómo es que antes nunca decía nada?
Después que se dio cuenta de mis intentos por acercarme a Zhou Mi, es que
comenzó a cuidarme de más -. ¿Con quién hablas?
- Tía, me estoy riendo
de una publicación en…
- Seguro que estás
hablando con el novio, deja ya y mejor apúrate con la cena, ¿quieres quedar
bien? Tus suegros vienen a comer.
Así
era mi vida, porque finalmente al graduarme, en mi cumpleaños número veinte, un
Zhou Mi algo cortado y tímido como nunca lo había visto, me entrego el anillo
de compromiso y para mi dicha, me dio mi primer beso. Uno lleno de amor,
ternura y cuidado. Reafirmando los sentimientos de mi corazón y estando seguro
que Zhou Mi es a quien quiero, el hombre indicado para mí.
- Aún eres un
chiquillo, pero estoy dispuesto a todo por ti, intentar lo que sea necesario. –
dijo sujetando mi rostro después de besarnos.
- Creo que nuestros
seis años de diferencia son los que nos han traído hasta aquí, porque esa
diferencia hizo que me propusiera crecer y hacerme alguien por ti, para estar a
tu altura y no me arrepiento. – le dije emocionado.
- Mmm… - un beso rápido
fue dejado en mis labios -. Tú ya me tenías loquito por ti, jamás hubiera
aceptado esto si no sintiera nada por ti, no lo merecías. Es por eso que
siempre me mantuve a tú lado.
- Mimi… - mi corazón no
podía con todo, estaba emocionado.
- Me gusta cómo suena
eso… - y con esa sonrisa que me había ganado, volvió a besarme, antes que
llegará la tía y me llevará con ella a revisar la cena… otra vez.
Es
verdad es que son pocos los recuerdos que tengo con Zhou Mi en mi infancia,
seis años y medio de diferencia hace que muchas cosas, pero lo que no puedo
olvidar, es su rostro a mi lado en cada evento importante de mi vida. Sé que él
estuvo ahí.
- Ahora sí, ya casi
llegamos. – Mimi me saca de mis pensamientos.
- ¿No estamos perdidos?
– pasamos mucho tiempo buscando la casa de su amigo.
- No, estoy seguro que
es por aquí.
- Deberíamos quedarnos
en un hotel. – esa es la Tía Min.
- Tía, Mimi… Digo Zhou
Mi ya nos explicó que nos quedaremos en casa de la familia de su amigo. Seremos
bien recibidos ahí. – me giro un poco para explicarle.
- Solo espero que
tengan muchas habitaciones disponibles, sino, tendrás que compartir una conmigo
Henry, no quiero perderte de vista. – veo como la tía Min le echa una mirada
desaprobatoria a Zhou Mi. El pobre solo gime y hace gestos preocupado cuando
logra verla por el espejo retrovisor.
- También lo espero. –
digo resignado.
¿Cómo
es que mis padres permitieron esto? ¡Estamos prometidos! ¡Nos vamos a casar!
Este viaje no será como esperaba que fuera.
Continuara...
Que lindo ni modo
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