Mi triste figura crece a
la distancia
El cielo de la ciudad es
tan oscuro como mi corazón.
En esta noche, esta
noche
Cálidamente…
Las estrellas están
brillando.
…Bye Bye Sea
Habían
pasado por mucho para llegar a este amor que existía entre ellos. Necesitaron
ser sinceros el uno con el otro para llegar a esto. Fue duro, pero lo lograron…
*
Por la
inseguridad del propio Changmin, había comprendido que no podría decirle sobre
la revelación que tuvo en ese sueño por parte de Jaejoong, seguramente pensaría
que de nuevo lo hacía sólo por él. El mismo Yunho se culpaba que Changmin ahora
fuera ese ser inseguro de su amor que tenia de frente, pues recordaba que antes
no era así.
Changmin
lo amó mucho y él lo lastimó varias veces con sus indecisiones, el no amarlo
como merecía le hizo perder toda seguridad y sobre todo, el pensar que nunca lo
amaría realmente.
Yunho
había tomado la decisión de amarlo con todas sus fuerzas para que volviera a
ser aquel chico seguro de sí que se acercó a él aquella noche.
— Así pues. – continuó Yunho. — No me
interesa el motivo que te trajo hasta mí, curiosidad, venganza o quizás en
verdad estábamos destinados a estar juntos. Que Jaejoong haya sido el motivo
para que nos conociéramos. – Yunho no perdía detalle del sorprendido Changmin.
— No debe ser algo que nos separe, pienso que eso debería de unirnos más.
— Nunca me movieron sentimientos
dañinos, mucho menos mi intención era lastimarte. – dijo Changmin con voz
temblorosa. — Por favor créeme, yo tenía pensado decírtelo alguna vez, es sólo
que en tu corazón no pude vencer a mi hermano y eso me hizo dudar en decirte la
verdad.
La
confesión no fue sorpresiva para Yunho, por el sueño sabía que Jaejoong y
Changmin tenían una relación, pero exactamente no sabía qué tipo de relación
los unía. ¿Podría con esta nueva verdad? Se preguntaba Yunho con súbito
desconcierto.
Miraba a
Changmin con el rostro bajo, veía algunas de sus lágrimas resbalar por sus
mejillas. Sabía que sufría por partida doble, al no sentirse realmente amado
por él y el dolor que le causaba el haber estado compitiendo con el recuerdo de
su propio hermano.
Incluso,
Yunho se aventuró a pensar, que quizás en su conciencia recaía también un poco
de odio hacia su propio hermano. Eso le dolió, que alguien como Changmin, la
persona que amaba en esos momentos cargara con ese tipo de sentimientos por su
culpa.
Pues era
su culpa, el no tratar de saber más de ese muchacho que se acercó aquella noche
a él para curar su dolor y soledad. Quizás todo habría sido diferente, pero él
hubiera y el quizás no existía, iba a ponerle remedio ahora.
Yunho tenía
que arriesgarse, deseaba a Changmin para toda su vida, llevarlo al matrimonio y
rodearlo de seguridad, de amor; pues la falta de esto fue lo que lo destruyó y
lo volvió ese ser que tenía ahora delante de él.
¿Qué
importaba ahora que fueran hermanos? ¿Qué se lo haya ocultado? Tal vez ese sí
era un problema, pues no deseaba más mentiras de este tipo en su relación, sólo
eso.
Lo amaba y
por eso se arriesgaría, así tuviera que mentirle esta última vez. Yunho daría
ese último salto, esperando que Changmin pudiera recibir con los brazos
abiertos su corazón y lo sujetase fuertemente para no soltarlo nunca.
— Lo sé. – dijo Yunho con voz débil. — Mi
forma de ser tampoco te ayudó mucho, no pude evitarlo entonces, pero puedo
evitarlo ahora. Lo que has dicho, no es que no haya esperanza para nosotros,
¿verdad?
Changmin
hizo un gesto de negación con la cabeza, sabía que esas palabras eran ciertas
pero necesitaba saber la verdad. Entonces suspiró y se apartó un poco de Yunho
para poderlo ver bien, se incorporó sentándose erguido sobre la cama.
— Yunho, yo necesito saber… tengo que
preguntarte, ¿Por qué no me lo dijiste antes?
— Porque soy un necio… — volvió abrazar
a Changmin, no deseaba que mirara su rostro, sabía que el menor se daría cuenta
si mentía. — Tal vez inconscientemente, sabía la verdad. La primera vez que te
besé, el corazón no hacía más que decirme que había algo de Jaejoong en ti, tus
ojos, tu boca. – susurró.
Sin dejar
de acariciarle suavemente la espalda, el brazo, al sentir cómo se tensaba
Changmin al escuchar el nombre de su hermano, Yunho continuó hablando.
— Sin embargo, pronto descubrí que eran
totalmente opuestos, incluso tu forma de mirarme era diferente y esas
diferencias que fueron enamorándome de ti. Pero mi cabeza estaba decidida a no
dejar ir a Jaejoong y me reprochaba el verlo a él en ti, sentía que lo
traicionaba cuando no era así. Todo estaba en mi cabeza porque mi corazón ya te
amaba.
Sintió
como Changmin fue relajándose entre sus brazos, y su respiración se hacía más
acompasada.
— Pasó mucho tiempo para que te dieras
cuenta. – afirmó Changmin.
— Es porque estaba decidido a mantenerme
en guardia, a no enamorarme y a no olvidar, finalmente mi corazón me dijo a
gritos que tú eras lo que estaba esperando para ser feliz. Que estaba dejándote
ir, cuando ya me pertenecías.
— Que tonto. – dijo Changmin con una
tierna sonrisa que curvó las comisuras de sus labios. — Te mostrabas tan frío y
distraído después de que estábamos juntos, que llegue a pensar que nunca podría
ser parte de tus sentimientos. No me parecía decirte la verdad, si estaba muy
claro para mí a quien preferías.
Los brazos
de Yunho lo rodearon con más fuerza en un abrazo de posesión, Changmin se
dejaba hacer, si pudiera jamás rompería aquel abrazo.
— Sólo después de esa noche, cuando me
confesaste que no podías vivir sin mí. – dijo Changmin mientras sus dedos
jugaban dibujando trazos sobre el brazo de Yunho, recordando el día en que se
apareció éste en su departamento. — En un principio no te creí, pero al mirarte
a los ojos supe que era verdad lo que me decías.
— En realidad, había sido así desde el
principio.
— Pero nunca me mostraste señal alguna
de eso.
— Me obligaba a no confesarte la verdad
antes, fui un tonto confundido…
— Un tonto confundido que nunca dejé de
amar a pesar de todo.
Confesó
Changmin, con la satisfacción de ver cómo reaccionaba. Yunho se separó un poco,
levantó la cabeza de Changmin tomándolo de su mentón, se inclinó un poco sobre
él y lo beso amorosamente, provocándole a Changmin un montón de sensaciones por
todo su cuerpo; las mismas que él sentía.
— Changmin, no quiero presionarte. –
dijo Yunho. — Sé que necesitas tiempo. Lo que siento por ti es amor verdadero,
sé que es natural que quieras estar completamente seguro. ¿Quieres confiar en
mí hasta que estés seguro de mis sentimientos y de los tuyos?
— Quiero confiar en ti, Yunho. – susurró
Changmin. — Lo deseo con todo mi corazón. Tanto como estoy seguro de mis sentimientos,
quiero estar de los tuyos.
— Entonces, no dejes de amarme. – dijo
Yunho con suavidad. — Que yo de ahora en adelante nunca dejaré de amarte. No
volvamos a ocultarnos nada, no más secretos entre nosotros…
Yunho tomó
su rostro entre las manos y lo besó con tanta ternura, que a Changmin se le
lleno de calidez el corazón.
— No me dejes nunca Changmin… — susurro
entre sus labios continuando el beso.
Changmin
se aferró a Yunho deseando prolongar aquel momento para siempre, aún era
incapaz de soltarse de aquel beso y aquellos brazos que lo rodeaban, pensando
en que todo era un sueño. Un sueño en donde Yunho sabía toda la verdad y lo
perdonaba.
Entonces
el beso terminó, Yunho se alejó un poco de él observándolo atentamente,
mientras Changmin abría sus ojos lentamente para después clavarlos en los de
Yunho, no era un sueño sino una dulce realidad.
Los dedos
de Yunho secaron algunas lágrimas que rodaban por las mejillas de Changmin sin
dejar de observarlo, no había olvidado lo bellas que eran las facciones del
menor, podrían ser muy serias algunas veces pero otras muy dulces. Sin darle
tiempo a reaccionar, lo agarró por los hombros tumbándolo en la cama y mirando
sus ojos, buscando permiso para continuar.
— Todos los días te haré saber que eres
sólo para mí, hasta convencerte que te cases conmigo. No renunciaré a ti,
porque sin ti nada tiene sentido.
Por el
momento, la respuesta a ésa pregunta la dejaría para después, por ahora se
concentraría en tratar de convencerlo. Yunho se encontraba encima de Changmin,
ambas manos a cada lado de su cabeza sosteniendo su peso y sus piernas una a
cada lado de las caderas del menor. Los ojos oscuros de Yunho le recorrieron el
rostro con una intensidad que hizo temblar a Changmin.
Con
lentitud, dejó caer encima su cuerpo y lo abrazó. Changmin le rodeó la espalda
con sus manos acercándolo más y entonces lo besó con todo el amor que sentía
por Yunho. Cerró los ojos y se dejó llevar por el placer que le proporcionaba
aquel beso, se abandonó a todo menos a los sentimientos que éste le generaba
recordando que él siempre le había amado, ahora Yunho se lo demostraba de igual
manera.
Los ojos
de Yunho lo observaban atentamente, como si acabara de despertar de un largo
sueño y de una manera inesperada se hubiera dado cuenta que desde que conoció a
Changmin ya le pertenecía. Él no cerró los ojos, quería seguir mirándolo,
aprendiendo sus reacciones, estudiando atento a quien le había ganado el
corazón.
La
respiración de Changmin se volvió entrecortada en el beso. Se sentía observado y
eso le hizo sentir demasiado calor, recordó que los ojos de Yunho siempre le
miraban una pasión descarada, la sangre y el calor le coloraron las mejillas,
sentía su corazón latir fuertemente y su cabeza ya no razonaba; no podía
conseguir el aire que necesitaba y separó sus labios para respirar.
No supo
cómo, pero Yunho ya había abierto su camisa dejando al descubierto su pecho y
como una suave caricia, pasaba sus dedos por este rozando sus tetillas,
provocando que Changmin temblara bajo su cuerpo. La mirada cálida de Yunho
recorría su cuerpo, pasando por su pecho, su boca y por fin se detuvo en sus
ojos.
— Eres perfecto Changmin. – debajo de
él, Changmin negaba con su cabeza. — Para mí lo eres y eso basta.
— Tonto… – murmuró.
Y Yunho
volvió a estrecharlo entre sus brazos, tumbándose a su lado y lo miró de nuevo.
Por fin Changmin vio en aquella mirada todo lo que había buscado todo este
tiempo en Yunho. Amor, pasión, ternura,
nobleza, esperanza... y un profundo deseo hacia él.
Changmin
se aferró más a aquel abrazo, sabiendo que nunca podría sentir ese amor tan
profundo por otro que no fuera Yunho.
— ¿Pensaste que te dejaría ir tan fácil?
– pregunto Yunho, pareciéndole ridícula esa posibilidad.
Los labios
de Changmin estaban por protestar lo dicho y como si Yunho no pudiera esperar
más, se inclinó sobre él y le cubrió los labios con un apasionado beso. Se
vieron envueltos de nuevo por las llamas del amor y la pasión, parecía
recorrerlos cada poro de su piel.
Se amaban
y por fin estarían juntos, Yunho no perdía oportunidad de murmurar palabras
dulces a Changmin.
— Te amo Min… tienes mi corazón por
completo. – susurraba mientras sus manos se dedicaban a recorrerle la cabeza,
la espalda, el torso, hasta detenerse en su rostro. — Eres mío Changmin, dilo.
Di que eres mío.
— Sólo tuyo Yunho. – murmuro casi sin
aliento.
Éste
continuó proporcionándole tiernas y deliciosas caricias sobre su garganta, su
oreja y sus mejillas durante largo rato.
— Changmin, te amo…
Tumbado
boca arriba sobre la cama, Changmin se encontraba ansioso y jadeando ante las
suaves caricias que le proporcionaba. Yunho bajó su mano hasta el cierre y los
broches del pantalón mientras comenzaba a lamer nuevamente sus tetillas.
Haciendo que Changmin se encendiera más y más.
Por su
parte, Changmin no se quedó quieto pues comenzó a desnudarlo para poder sentir
esa piel que tanto le gustaba, sentir el cálido abrigo que le proporcionaba el
contacto directo con Yunho. Continuaron besándose mientras los diestros dedos
de Yunho preparaban a Changmin para recibirlo.
Bastaba
esa cercanía, los besos, sentirse piel con piel para que Changmin se sintiera
preparado, ansioso y deseoso. No podía más, comenzó a moverse ante el suave
tacto que Yunho le proporcionaba con sus dedos, deseando más de él pues estaba
haciendo que perdiera el control de lo que sentía.
— Yunho… bas… ta… — gimió Changmin bajo
las incesantes caricias de Yunho.
Ya sabía a
qué se refería y aunque no lo hubiera pedido, pues él mismo estaba sintiéndose
impaciente por tenerlo penetrándolo de una sola vez. Sus heridas ya no dolían,
todo en Yunho estaba bien y por ahora lo único que le importaba era darle
placer a Changmin, hacerle saber que lo amaba con la misma intensidad que él.
Las
embestidas por parte de Yunho no se hicieron esperar, entrando y saliendo de
ése cuerpo que hacía mucho no era suyo. Una profunda estocada dio en el punto
preciso dentro de Changmin, quien no pudo callar ese profundo gemido que salió
de su boca e inundó todo su cuerpo con un escalofrío que lo aturdió por
completo.
Después de
un tiempo de estar embistiéndolo de aquella forma, a Yunho no le pareció
suficiente, deseaba llenarlo de placer. Salió completamente de su cuerpo,
volteo a Changmin boca abajo, levantando sus caderas dejándolo sobre sus
rodillas y sus manos; para después volverlo a embestir con más fuerza.
Tomó el
miembro de Changmin rodeando sus caderas con la mano comenzó a masturbarlo,
mientras que su otra mano recorrió lentamente la espalda del menor, desde sus
glúteos hasta llegar a su nuca. Yunho se fue recostando sobre ésta sin dejar de
embestirlo, entonces su boca llego hasta oídos de Changmin.
— Entiendes, ¿Cuánto te amo?
Un susurro
que estremeció a Changmin, el cual no pudo responder con palabras. Recurrió
entonces a su cuerpo, sus reacciones, sus gemidos, sus suspiros eran todos
dirigidos a la persona que amaba en aquel momento lleno de pasión… Yunho.
Continúo
masturbándolo a la par de sus embestidas, hasta que un gemido más fuerte y
ronco que los otros llegó hasta oídos de Yunho, el cual le llegó hasta su corazón.
Después aprisionándolo dentro de él, Changmin logró que Yunho también
terminara, llenándolo por completo.
Ambos
cayeron rendidos, Changmin sobre la cama y Yunho encima de éste. Sus
respiraciones eran agitadas, Yunho podía observar cómo la espalda del menor
subía y bajaba aceleradamente en busca de aire, ante sus ojos la escena más
sensual de su pequeño.
Observaba
feliz y enamorado, cómo Changmin gozaba del orgasmo provocado por él. Hasta que
Changmin se volteó sobre su lugar quedando de frente, se levantó besando los
labios de Yunho y terminando así aquella magnífica noche en la que se
reencontraron.
*
Una ola de
emociones embargó a Changmin, el amor que sentía por Yunho, lo que le provocaba
recordar esa noche y la angustia de no saber el resultado de haberle ocultado
la situación respecto a su trabajo. Dejar de Seúl implicaba dejar a Yunho si
este no deseaba irse con él.
Sin
embargo a Yunho lo embargó un alivio al ver cómo Changmin movía nerviosamente
sus manos y se preocupaba, dándole a entender que le importaba lo que pensaba.
De nuevo
le había ocultado cosas, cuando habían quedado que se dirían todo. Yunho
suspiro, se recordó que había una solución y esperaba que el amor pudiera ser
suficiente.
— Min, ¿por qué no me lo habías contado?
¿Por qué no me dijiste nada esa noche?
— Creo que ya no importa ahora…
— ¡Claro que importa! – Yunho arrugó el
ceño —. Este es tu trabajo y lo has perdido, sé cuánto luchaste por esto. –
Yunho acarició su rostro, tratando de darle confianza para que le dijera toda
la verdad. — ¿Ya tienes fecha para volver a Japón?
— Sólo me queda un trabajo por hacer.
Respirando
profundamente, Changmin se pasó una mano por el pelo en gesto de derrota.
— ¿Te pondrás en peligro?
— No, sólo tengo que ir a Taiwán para el
adiestramiento de un grupo de agentes que vendrán de Japón, será solo un año. – respondió Changmin. — Y
después me restituirán en Japón en trabajos de oficina. – esto último era el
castigo impuesto por la desobediencia presentada por Changmin por haberlos
ayudado.
— Hasta entonces no poder verte,
¿verdad? No tengo a donde ir ni nada que ofrecerte por ahora.
— No necesito nada, sólo que estés a mi
lado… esto… esto no puede separarme de ti Yunho. — le temblaba ligeramente la
mano mientras la pasaba por el rostro de Yunho. — ¿Tú me amas Yunho?
— Con todo mi ser.
— Es todo lo que necesito de ti.
Su voz
salía con algo de esfuerzo por él un nudo que se había formado en su garganta,
y en sus ojos se asomaban unas lágrimas de felicidad mientras sus dedos se
paseaban por los labios de Yunho, de donde aquellas palabras habían salido.
— Yunho, ¿pídemelo otra vez?
— ¿Te refieres a eso que no me
respondiste?
— Sí. – respondió decidido Changmin.
— ¿Y cuál será tu respuesta esta vez?
— Cuando termine este último trabajo,
cuando tenga que volver a Japón, quiero que tú estés en casa esperándome. Que
vayas a Japón, resuelvas eso que quieres hacer con tu vida y me esperes… me
casaré contigo.
Esta vez,
Changmin le estaba dando la oportunidad de hacer algo con su vida, resolver lo
que necesitaba para poder ofrecerle todo lo que ahora no podía darle. No
dedicándose a lo que hacía en Corea, Japón sería un inicio para su nueva vida y
todo lo que ello conllevaba, un trabajo digno y sin riesgos, algo estable que
le permitiera formar esa familia que tanto deseaba con Changmin.
Le estaba
ofreciendo su casa, un lugar a donde llegar pues en Corea ya no se podía
quedar, eso era más de lo que podía aceptar. Changmin no iba a darle
oportunidad alguna de rechazarlo. Tomó la cara de Yunho entre sus manos, la
atrajo hacia él y lo besó con todo el amor que tenía guardado dentro.
— Hace unas semanas no habría aceptado
esto. – respondió Yunho.
Y junto su
frente con la de Changmin busco su mirada, haciendo que este levantara su
rostro. Necesitaba ese contacto para decir lo que Changmin necesitaba saber.
— Estos últimos meses contigo me han
demostrado lo que puede ser una relación estable. Me gusta estar contigo,
hablar contigo. Me has llenado de alegría, de buena compañía… – los ojos de Yunho
se hicieron más intensos. – De amor. Acepto tu condición si con esto podré
casarme contigo. – Changmin sólo asintió con su cabeza.
La promesa
que había en esas palabras, logró darle a su próxima separación un final feliz.
Este tiempo serviría para fortalecer su relación, para desarrollar sus metas
personales y a que todo se diera a su tiempo sin precipitarlo, para llevarlos a
ese matrimonio lleno de amor que ambos deseaban.
Lejos de
Corea en un nuevo comienzo para Yunho y Changmin.
*****
Pronto
llegaron al aeropuerto donde registraron su equipaje, después pasaron a
revisión de sus documentos, pasaportes y visas venían con sus nuevas
identidades, esto tenía un poco nervioso a Heechul, pero Siwon se mantenía muy
tranquilo y confiado en el trabajo realizado por Jay.
Además
contaban con Ryeowook y Pilar para cualquier contratiempo que les pudiera
ocurrir, ellos estaban especializados y a su vez, eran las personas que habían
traído consigo sus nuevos documentos. Y así tras la pareja formada por éstos,
pasaron Siwon y Heechul, el cual venia aferrado a su costado.
El
personal de la aduana dieron cuenta del nerviosismo de Heechul.
— A mi esposo le da miedo volar. – se
aventuró a decir Siwon algo avergonzado y a su vez divertido. — Fue un gran
enfrentamiento que quisiera venir a Seúl a conocer a mi familia. – pues sabía
que Heechul bien podría pasar por ciudadano Canadiense por los grandes ojos con
los que contaba.
Sin más,
pasaron la revisión y se dispusieron a esperar a que Ryeowook y Pilar, tomaran
su lugar dentro el avión privado que pilotearían hasta Canadá. Confiaban en
ellos plenamente, pues eran piloto y copiloto experimentados.
Ya más
tranquilos, estaban en una sala de espera privada. Heechul veía desde el
ventanal algunos hangares, su vista alcanzó a ver el Jet en el que Ryeowook y
su ahora amiga Pilar habían abordado. Estaba muy entretenido que no se dio
cuenta cuando Siwon lo alcanzó abrazándolo por detrás.
— No te he dicho lo hermoso que se ve
con ese cabello rubio Sr. Choi. – susurró Siwon a su oído.
— Soy un Lee, y suélteme que mi marido
se molestara. – bromeó Heechul, sabía que Siwon disfrutaba llamándolo por su
propio apellido.
— No me gusta que seas un Lee. – Siwon
con el ceño fruncido recargo su barbilla en el hombro de un sonriente Heechul.
— Pero tú también eres un Lee, mi señor
Lee. – dijo dándole un beso en la mejilla.
— Eso me dijeron. – sonrió.
Ahora
Heechul parecía muy tranquilo, como si nunca hubiera sufrido ese feo accidente,
pero Siwon si lo recordaba y lo tenía muy presente. Siwon lo miró, sorprendido.
— ¿Te has tomado tu medicina para el
viaje?
— Lo he hecho, ya sé que no debo
saltarme ni una. Pero por ahora no me arruines el momento con eso Simba, yo soy
muy cuidadoso, confía en mí.
En los
ojos de Heechul vio un brillo de humor y, bajo ese humor, una inquietud
profunda. Siwon podría haber jurado que lo sabía todo o al menos lo intuía.
Pero no podía ser posible, trató de quitarse
aquellos pensamientos de su mente, sus sentidos se concentraron en él y
en la razón por la que estaban ahí.
Tras
algunos minutos breves de espera por fin pudieron subir al avión, aliviados
pues ahora si nada podría detenerlos. Siendo los únicos en aquel vuelo, se
sentaron lo más cómodos esperando a que el avión despegara y el vuelo fuera lo
más tranquilo posible.
Continuará...
Creo que a Hee le dolera mucho la noticia
ResponderEliminarKekekeke
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