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Desde ese
día mis ojos no pueden alejarse de Barcode cada que nos vemos. Como hoy, que de
nuevo está aquí y no puedo dejar de mirarlo. Es raro que este solo, desde el incidente
donde casi se lo lleva un tipo, lo he visto con al menos uno de sus guardias al
rededor.
— Es raro. – me digo mirando por el
lugar, ya que me encuentro en un segundo piso, tratando de localizar a los
guardias de Barcode. — Seguramente se escapó de nuevo.
Me giro de
nuevo para ver a Barcode y entonces es cuando me percato que algo anda mal, algunos
guardias de seguridad han corrido hacia la parte trasera del lugar y los
clientes de la planta baja están expectantes, incluido Barcode que se encuentra
aferrado a la barra del bar.
Veo
alejarse a varios de los clientes agachados entre los sillones hacia las
puertas de emergencias. Me dirijo escaleras abajo con el arma en mis manos,
siempre la he traído conmigo y aunque últimamente ha sido difícil esconderla de
Barcode, nunca salgo sin ella.
Voy
cubriéndome de los disparos que se han desatado en el lugar. La mayoría de a
gente ha sido evacuada, pero hay algunos que se han escondido y que no han
podido huir. Los guardias del lugar tienen acorralados a algunos de los que
comenzaron todo esto, pero mi prioridad es encontrar a Barcode.
La última
vez que lo vi fue en la barra del Bar. Me horrorizo al ver que parte de ella
fue alcanzada por los disparos y que Barcode no está. Mis ojos lo buscan
alrededor, no logro verlo y comienzo a desesperarme mientras voy llegando a la
barra. Levanto la mirada y detrás de ella uno de los hombres armados está
apuntando su arma hacia abajo mientras pelea con alguien, seguramente tiene a
una persona retenida.
Llego
agachado para no ser visto, me muevo un poco cubierto por la misma barra y
antes de lanzarme por encima para detenerlo, sostengo firme la pistola, seguro
que si debo usarla lo haré sin titubear.
Me toma un
tiempo antes de encontrar el momento justo para saltar por encima y caerle con
un golpe en la nuca al maleante. Este cae noqueado al suelo, justo a un lado en
donde se encuentra Barcode hecho ovillo en el suelo, ya que el tipo lo tenía
jalando de sus cabellos. Logro agacharme para zafar la mano que aún lo tenía
retenido, y ya que ahora está a salvo, no puedo creer que haya llegado a
tiempo.
Tal como
la primera vez, me agacho para quedar a su altura. Su primera reacción es la de
retroceder, lo detengo atrapando su brazo sin apretar mucho, lo último que
quiero es asustarlo más de lo que ya está. Barcode levanta su mirada lentamente
y el simple hecho de que este escaneando mi cuerpo con sus ojos, desde mis
zapatos hasta llegar a mi rostro, me ha puesto un poco duro. Rayos, en una
situación como esta no debería sucederme, ¿Qué me has hecho Barcode
Romsaithong-Wattanagitipha?
Barcode se
da cuenta que soy yo, porque su mirada de reconocimiento y un sutil “Tú” de sus labios me lo dicen. Barcode
se queda quieto, lo que me deja soltar el agarre en su brazo y comenzar a
revisarlo. Los pantalones en la parte de sus rodillas están rasgados y los
cortes en su piel me dice que estuvo gateando entre los vidrios de las botellas
rotas detrás de la barra, que afortunadamente no son profundas, aunque si son
varias y seguramente debe tener uno que otro cristal incrustado en la piel;
pero nada es grave.
— ¿Puedes caminar?
— Creo que sí. – le tiendo la mano—.
¿Qué sucedió?
— Unos tipos traspasaron la seguridad. –
le digo sin ahondar más. Lo que me preocupa, es porque uno de esos tipos se lo
quería llevar, es muy raro. Al menos que… no quiero pensar que, por mi
tardanza, la persona que me contrató para acabar con Romsaithong, el padre de
Barcode, haya contratado a alguien más.
— ¿Estamos a salvo? – me pregunta
sosteniéndose de mi brazo para poder caminar.
— Ahora que lo dices, ¿Dónde están tus
guardaespaldas?
— Ellos… ellos venían conmigo. ¿Les
habrá pasado algo?
La verdad,
no creo que les haya pasado nada, más bien me hace sospechar que ellos están
metidos en todo esto. Echo uno de los brazos de Barcode alrededor de mis
hombros y rodeo su cintura con mi brazo libre, ya que en la otra llevo la
pistola. Hago que se apoye para comenzar a caminar lo más rápido posible hacia
la salida; cuidando que no apoye mucho su peso, esas cortaduras deben doler.
Cuando salimos
del lugar, la policía todavía no llegaba, así que podemos irnos sin que nadie
nos detenga o cuestione, ya que me urge poner a salvo a Barcode. Lo llevo hasta
mi auto, ya que es más seguro que en el suyo, por si está siendo vigilado o
perseguido, lo van a reconocer rápidamente.
Hago que
Barcode se siente y abrocho el cinturón de seguridad, guardo mi arma antes de
ponerme al volante.
— Suficiente diversión por una noche. –
digo de pronto.
— Demasiada. – suspira Barcode mientras
tuerce sus manos entrelazadas en su regazo. El comentario lo decía más para mí,
pero creo que a él también le ha calado.
— ¿Listo para ir a casa? – lo veo
asentir —. Iré por la principal, me dices cuando deba doblar… - esto lo digo
para cubrirme, ya que sé muy bien donde vive Barcode.
“Calle Kalasin, número 524”. Esa no era una colonia cualquiera.
Solo grandes empresarios tenían sus mansiones en ese lugar.
Con la
guía de Barcode, llegamos frente de su hogar y pude notar que no había nadie en
su casa, lo cual se me hizo raro. En estas grandes mansiones, suele haber guardaespaldas
las 24 horas del día, además de las personas que custodian la entrada de la
calle.
— Barcode, espera aquí.
— Por cierto, aun no me has dicho, ¿Cómo
sabes mi nombre?
— Mira, es una larga historia que luego
te contare. Por ahora, necesito que me des las llaves y te quedes dentro del
auto, iré a revisar el lugar.
— Está bien. – Barcode me tiende sus
llaves.
— Quédate en el auto, agáchate y a
cualquier cosa rara que veas, no dudes en arrancar e ir directo a la estación
de policía.
— Tan mal estamos.
— Solo quiero asegurarme que todo está
bien, después del susto. – le digo tratando de tranquilizarlo.
De nuevo saco
mi arma para entrar. La casa es grandísima, me tomó algo de tiempo recorrer
todas las habitaciones, revisando que no hubiera algún extraño y comprobando que
las puertas, accesos y ventanas estuvieran cerradas. A lo mejor estoy un poco
paranoico, pero después de lo sucedido, más vale no arriesgar a Barcode de
nuevo.
Aunque llevo
poco tiempo conociéndolo y ya quiero protegerlo, decirle que lo tengo metido en
mi cabeza y corazón. Seguro que, si Barcode me diera una oportunidad, cambiaría
lo que me dedico a hacer. Así de tonto me tiene ese malcriado.
Vuelvo al
auto en busca de Barcode, cuando lo veo entrar cojeando a la casa.
— No me esperaste. – le digo con el ceño
fruncido, Barcode se da cuenta que no estoy muy feliz y retrocede un poco.
— Lo siento, solo que no salías y
comencé a preocuparme. – ruedo los ojos, le dije que se fuera si sucedía algo,
¿lo habría hecho? Estoy pensando seriamente que no y eso me llena de alegría.
— Todo está bien aquí. – le digo antes
de asegurar la puerta de entrada detrás de él —. No hay nadie, ¿tienes alguna
idea de donde puedan estar?
— No, desde que salí de casa y perdí a
mis guardias, no tengo idea. – lo veo dolerse de sus heridas.
— Bien, por ahora ocupémonos de tus
heridas. ¿Dónde hay un botiquín?
— En la cocina. – “Raro lugar para poner un botiquín”, pienso.
Barcode
intenta comenzar andar hacia la cocina, cosa que no le permito hacer solo y de
nuevo le ayudo a caminar.
— Vamos o esos pequeños pedazos de
vidrio pueden incrustarse más.
— Gracias. – me dice con un sonrojo.
Caminamos
hasta la cocina y enseguida Barcode que me indica donde encender la luz, el
lugar iluminado es bastante grande. En la cocina todo parece nuevo, como si no
la usaran, los aparatos de acero relucientes y en su lugar. Barcode me señala
donde se encuentra el botiquín.
— Creo que vas a tener que quitarte los
pantalones. – le digo en cuanto lo tengo en mis manos. No sé cómo salió eso tan
fácilmente de mi boca, pero en verdad es necesario que lo haga, el pantalón a
pesar que esta rasgado, cubre lo suficiente las heridas. — Debemos sacar esos
pedacitos de vidrio, con ellos puestos no voy a poder.
— Sí, está bien.
Barcode
titubea un poco, no sabe si hacerlo frente a mi o ir atrás de la isla en medio
de la cocina para hacerlo. Creo que finalmente se da cuenta que hemos pasado
por tantas cosas juntos, es algo normal y hasta cierto punto, he visto más de
su cuerpo de lo que mostrará ahora.
Quizás es
porque nos encontramos en su casa y si supiera lo que estoy pensando de él, lo
que seguramente verlo sin pantalones me va a provocar, Barcode tendría mucha
razón en querer hacerlo sin que lo estuviera mirando.
Barcode comienza
a quitar sus pantalones, poniendo especial cuidado en que no rocen sus heridas
al bajarlos. Para cuando estos han caído al suelo, no puedo dejar de ver sus
torneadas y bien formadas piernas, las tiene muy… muy bien.
— Ven aquí. – le digo, haciendo que se
acerque. Lo tomo de la cintura y lo ayudo a trepar encima de la isla hasta
quedar sentado sobre ella con sus pies colgando como si fuera un crío.
Vierto un
poco de alcohol en sus heridas para limpiarlas, el alcohol hace que la sangre resbale
debajo de sus rodillas, corriendo por el frente de sus pantorrillas. Tomo una
gasa y comienzo a limpiarlo, agarrando con mis manos sus piernas, su piel es
tan suave. Mis dedos parecen arder cada vez que lo toco.
Tomo las
pinzas del botiquín y empiezo a extraer los pequeños restos de vidrio, Barcode
emite quejiditos de vez en cuando. Seguro que ha de doler lo que estoy
haciendo, le hago plática para distraerlo y me deje terminar de curarlo.
— ¿Por qué estabas solo? ¿Tus padres
saben que sueles perder a tus guardaespaldas?
— Dios, eres peor que mi padre. — de
pronto se altera.
— Lo siento.
— No, yo lo siento. Es que aún no puedo
creer lo que pasó. Te juro que yo pensé que ellos estaban en el lugar conmigo.
– esto último lo dice en un susurro.
— No te preocupes, si aparecen después
la policía debió estar ahí y seguramente les explicaron lo sucedido. – y estoy
seguro que los guardaespaldas dejaron solo a Barcode por un siniestro motivo.
Continúo hablando
con Barcode, pero no dejo de extraer los vidrios de sus heridas, hasta que termino
de curarlo. No veo necesario vendarlas, eso solo le estorbaría o terminaría
lastimando más su piel por la ubicación de las heridas. Así que solo le aplico
un poco de ungüento que hay en el botiquín y está terminado.
Miro sus
rodillas cerciorando que este todo bien. Algunas marcas rojizas aparecen
alrededor de estas, paso mis dedos suavemente por ellas y al verlo mecer sus
piernas compruebo que ya no le duelen tanto.
— Van a doler un poco todavía, deberías
ir al médico mañana, seguro te recetará algo para el dolor o algo así.
— Todavía no me has dicho ¿Cómo es que
supiste mi nombre?
— Bueno…
— Tampoco me has dicho tu nombre
completo. — había olvidado eso, ni siquiera me he presentado.
— Jeff Satur. - le digo.
— ¿Por qué cargas un arma? ¿Eres
guardaespaldas acaso?
— No, no soy guardaespaldas y el arma
solo es por seguridad.
— Entiendo. – Barcode baja su rostro
ante la intensa mirada que seguramente le estoy dando, no he podido dejar de
ver su bello rostro y tampoco en cómo se mueven sus labios —. Hace mucho que quiero
decirte que lo siento, siento mucho haber sido grosero ese día.
— Cualquiera puede tener un mal día.
— No es excusa. Tú me ayudaste después
de eso. – Barcode levanta su rostro, en sus ojos hay vergüenza y un poco de
angustia —. Gracias Jeff, después de cómo me comporte contigo, te atreviste
ayudarme cuando ese tipo me llevaba no sé dónde. – no lo había notado antes,
pero su cuerpo parecía temblar levemente —. Si no hubieras estado ahí esa
noche, no sé qué me habría sucedido.
— Ssshhh. – pongo mis manos a cada lado
de su cuerpo recargado en el mármol de la isla —. Estuviste ahí en la noche
equivocada, eso es todo.
— Es que es mi culpa, siempre me escapo de
mis guardaespaldas, quizás por eso esta vez me dejaron solo. – un sollozo
escapaba de la boca de Barcode —. Nunca había estado en una situación tan
peligrosa.
— Tampoco es tu culpa, ellos deben
prever esto y pegarse a ti, más si ya lo has hecho antes, es raro que solo te
hayan dejado solo y no buscarte después. – es más raro que Barcode pueda perder
a su escolta tan fácilmente.
Sé que
Barcode no está muy convencido de mi teoría. Miré con ternura que se sintiera
culpable y se dio cuenta, ya no tiene sentido que reprima lo que siento por él.
Realmente me gusta Barcode, adoro lo que he visto de él hasta ahora y el pensar
que pudo haberle sucedido algo hace que me cueste respirar.
Su cabello
negro caía suave por uno de sus ojos, con mis dedos lo hice a un lado,
queriendo mirarme en ellos. Son hermosos, están finamente delineados, lo que lo
hacen ver un poco felino y atrevido, pero su mirada es demasiado tierna. Toco
su mejilla derecha, él cierra los ojos disfrutando mi toque; es suave y sus
labios con su color natural, dios quiero besarlo.
Si lo sigo
mirando de esta forma no voy a poder parar.
No después
de conocerlo.
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