Lost Heart... Capítulo 26


Tan ensimismado estaba en sus pensamientos, que Heechul no escucho cuando la puerta se abría y alguien más invadía la habitación. Se dio cuenta justo en el momento en que Hae se encontraba a poca distancia de él, por el aroma que despedía, diferente a la que colonia que solía usar, fue lo que le hizo pensar que se trataba de un extraño erizándole la piel.

- ¿Te he asustado? – pregunto Donghae acortando la distancia, para retirar otro mechón de cabello de la cara de Heechul.

- Por supuesto, no te escuche llegar y de pronto un aroma desconocido invadió mis sentidos. – Heechul llevó una mano a su pecho muy teatralmente, cosa que hizo reír al menor.

- Fui más cuidadoso al entrar.

Donghae no se percató que Heechul lo miraba de arriba abajo, vestía unos jeans que nunca le había visto, lo mismo que la chamarra y jersey que llevaba puestos. El menor no acostumbraba a vestir nada de marca porque no lo sabía, Donghae nunca estaba pendiente de la moda y quizás si del costo de lo que vestía.

Seguramente la ropa le fue prestada, se le veía atractivo y más animado que de costumbre. Eso a diferencia de él, que debía estar algo sombrío por todos esos pensamientos.

- ¿Dónde estuviste? – preguntó Heechul.

- Ya lo sabes, ¿verdad? No sé para qué preguntas, Siwon debió informarte. – Donghae se acomodó a un lado de Heechul, ambos frente al gran ventanal, viendo la lluvia caer.

¿Por qué su hyung se hacia el mal informado? A Donghae le gustaba pensar que
Heechul no era el amante de Siwon, que detrás de todo eso se encontraba una alianza o como lo planeó una vez; resultado del chantaje contra Siwon. Pero por la situación que el mismo Donghae vivía, cada vez creía menos en esa posibilidad y más preguntas aparecían en su cabeza sin respuesta.

- Mejor dime, ¿Dónde está?

- ¿Dónde está quién?

- Siwon, he estado llamándole y no contesta. – un dejo de injuria se escuchó en la voz del menor.

- ¿Es una pregunta, o me estas acusando de algo?

- Digo que es hora que comiences a ser sincero conmigo hyung, que me digas que sucedió para que hayas aceptado a Siwon y porque los planes de atraparlo se han quedado estancados. – Donghae se encontraba frente a Heechul con ambas manos en sus hombros -. te pregunto, ¿a quién estas buscando? Y si lo hago, es porque lo sé, no me subestimes y no voy a dejar que desvalorices mi trabajo.

- No lo hago. – dijo Heechul muy asombrado -. ¿Por qué crees que pienso que no sirves para hacerlo? Donghae si en alguien confiaría a ciegas, ese serías tú. Sabes mi pasado, lo que viví para salir del hoyo en el que me encontraba y porque llegue aquí. Pero hay cosas que simplemente no puedo decirte, por tu bien y el de tu familia, la cual considero mía.

- Pero terminas diciéndome nada…

Harto de que esa confianza que tanto jactaba Heechul que le tenía, fuera casi nula, pues no se atrevía a decirle a quien buscaba. Donghae estaba seguro que esa persona era la principal causa que su hermano estuviera en Londres, y lo demás era secundario.

Se dejó caer en uno de los sofá, con las manos cruzadas en su rostro. No quería llorar, pero estaba muy cerca. Le dolía que Heechul, el hermano que amaba y que había visto sufrir en el pasado, no le dijera la verdad. No deseaba verlo sufrir de nuevo.

- Hae, trata de entenderme por favor. – Heechul de igual forma fue a sentarse a su lado, sacando las manos del rostro de Donghae, este solamente ladeo su cabeza para mirarlo.

Heechul vio en sus ojos frustración, dolor y como las lágrimas comenzaban a salir de esos ojos que muchas veces lo habían visto con adoración. Sabía que era dueño de un cariño muy especial por parte del menor, eso lo destrozo, no deseaba que se sintiera como lo estaba viendo en sus ojos.

- Ya lo encontré, Hae. La persona que buscaba, la he encontrado. – Heechul tomo entre sus manos la mano derecha de Donghae -. No necesito buscarlo, nos hemos encontrado, pero por ahora no puedo decirte quien es.

- ¿Es muy importante para ti?

- Lo es, pero tú también lo eres Hae. Tanto, que lo que te voy a decir, es porque deseo mantenerte a salvo y también te quiero Hae.

Heechul se acercó rodeando lentamente el cuerpo del menor, lo abrazo muy fuerte y Donghae se dejó abrazar con suavidad. Incluso cuando los labios de Heechul depositaron un tierno beso en su nuca, se sentía tan bien, estaba acostumbrado a que su hyung fuera de esta manera con él.

Donghae se aferró más y más a Heechul, él lo abrazo aún más fuerte fundiendo sus cuerpos como hace mucho tiempo que no lo hacían, quedando recostados en el sofá.


* * * * *


- No hay nada, Jungsoo. Nada… es un fantasma. – las palabras de Shindong salían a borbotones –. ni siquiera su casa existe. El número que me dijiste que es, está marcado como un terreno baldío. No existen datos acerca de él. Kangin no existe.

- ¿Y de Kim Youngwoon? – Jungsoo no quería creer en las palabras de Heechul, pero estas le habían dado dolor de cabeza desde que se las dijo. Le había provocado un completo malestar que no se le quitó con nada.

- Él vive en Corea del Sur. Maneja sus negocios desde allí. Es ingles de nacimiento, pero se fue cuando tenía quince. Sus padres murieron unos años antes, Inicio la compañía con capital ruso, pero se separó de ellos en cuanto pudo.

- Youngwoon… Kangin… - tenía que encontrar las respuestas a esas preguntas que se creaban en su cabeza… ¿Era el Kangin? ¿Youngwoon?

Si eso era así, estaba convencido de una cosa: lo refundiría en la cárcel por todo lo que le quedara de vida. Nadie jugaba con él y salía indemne.

- Gracias, Shin, puedes irte.

El día había pasado rápidamente, mientras intentaba ignorar a sus compañeros que murmuraban acerca de su extraña condición de la mañana. Y además, Kim Heechul se había encerrado en su oficina y no había salido para nada. Después de haberle dado esa información, simplemente se había encerrado allí.

Su teléfono comenzó a sonar cuando Shin hubo desaparecido por la puerta. Genial. Kangin.

- ¿Qué quieres? – no se molestó en saludar apropiadamente.

- Vamos a cenar. – no era una pregunta, pero tampoco una orden. Simplemente era una sentencia que podía o no ser cumplida.

- No puedo…

Jungsoo quería verlo, de eso estaba seguro, pero no podía simplemente salir con el después del acoso al que fue sometido, y con la información que le había dado Heechul, no estaba seguro de que pensar.

- Si puedes… Shindong me dijo que ya no tienes nada que hacer. – en la puerta apareció, como no, con su traje bien planchado y su porte de persona importante.

- ¿Quién te dejó entrar hasta aquí?

- ¿No puedo entrar a ver a mi novio?

En un instante, la cara de Jungsooo se puso roja. Completamente ardiente. ¿Cómo se le ocurría decir esas cosas? ¿Por qué cada que abría la boca le provocaba las mejillas encendidas? ¿Qué tenía ese hombre que lo ponía idiota?

- ¿Quién te dijo a ti que yo era tu novio? – Jungsoo intento parecer indiferente, pero no podía. Simplemente no podía ignorarlo y listo.

- ¿Me estás diciendo que solo me usaste para un polvo? ¿Qué hare ahora con mi vida? ¿Soy un objeto sexual? – las palabras de Kangin estaban llenas de melodrama y se llevó la mano a la frente en señal de desmayo mientras miraba de reojo las reacciones del policía.

- … - Jungsoo se quedó quieto viendo la actuación del otro, y en un momento ya no pudo más y se comenzó a reír

- ¿Y te ríes de mí? ¿Qué no te importo nada? ¡Dime! – Kangin era un actor muy malo. Solo esperaba que nunca lo contrataran para una novela.

- Ya… basta… - no podía contener la risa, era demasiado para él. Incluso había olvidado lo que le preocupaba acerca de quién era en realidad su “novio”.

- ¿Entonces si eres mi novio verdad? – Kangin se acercó librando todo el espacio que había entre ellos y tomo su rostro en sus manos. Por fin se había puesto serio de nuevo.

- Lo pensare… - le contesto Jungsoo antes de dejarse besar.

Cuando se hubieron separado, por la falta de aire en sus pulmones, recordó lo que le molestaba y se dispuso a averiguarlo.

- Kangin. Ya que salimos formalmente, si esto se puede decir formal… quiero saber más cosas de ti. – Kangin se puso aún más serio, dejando de lado su faceta divertida.

- Vamos a cenar. Luego preguntaras. – Kangin lo arrastro de la mano por los pasillos vacíos de Scotland Yard. Afortunadamente, todos se habían ido ya, o sospecharían que fue lo que había pasado con su traje esa mañana.

No quería saber lo que era Kangin, porque de verdad le gustaba. No quería saber de Youngwoon, porque si lo sabía lo tendría que encerrar. Y si eran la misma persona como ya le había dicho Heechul, entonces no era una buena persona. Había jugado con él, posiblemente buscando algo de protección a sus actividades manteniendo una relación romántica con él. Posiblemente ni siquiera lo quisiera. Pero las sonrisas de Kangin eran tan sinceras que si estaba fingiendo, era un gran actor.

* * * * *


Sungmin despertó y no estaba seguro de donde estaba. Cuando las paredes de su oficina hicieron que se ubicara en el espacio, sintió las manos de Kyuhyun en su bajo vientre, abrazado, y su cálida respiración en la espalda, mientras se hundían en el sofá blanco que poseía.

- Kyuhyunnie… ¿me odias? – Sungmin pregunto bajito, sin la intención que el otro le contestara.

- No. No te odio. No mucho, al menos… - Kyuhyun contesto a medio camino del sueño y la conciencia.

- Sabias lo que pasaba ¿verdad? – no podía estar seguro, pero era prácticamente imposible que no lo supiera si el ataque que había recibido había sido tan directo.

- Sí. Si lo sabía. – Kyuhyun aun medio dormía –. Yesungnie me lo dijo. – Allí estaba el entrometido de Yesung de nueva cuenta.

- ¿Por qué? ¿No dijo el que no te entrometería? ¿Qué hace metiéndote? – se había enojado, mas por haber sido otra persona la que le dijera de su trabajo que por el hecho que ya lo supiera. Kyuhyun lo apretó más en sus brazos.

- Solo quería protegerme… no te enojes… - era tarde, porque ya estaba enojado. Había sido una completa falta de respeto.

- ¿Protegerte? Yo te he protegido todos estos años. No puedes decir que te ha pasado nada malo nunca. – Sungmin creyó que su argumento era irrefutable.

- Te llevaron a ti, y eso es muy malo para mí.

- Tonterías… tu puedes vivir sin mi… - estaba convencido que Kyuhyun podía vivir sin él, pero Sungmin no podía vivir sin Kyuhyun.

- ¿Qué te hace pensar eso? – Kyuhyun aún tenía pegado el rostro a su espalda.

- Te conozco. Eres mucho más fuerte que yo.

- No lo haría. Me tiraría de un puente antes que vivir sin ti… - Kyuhyun parecía más bien dormido por el tono de su voz.

- No lo harás. Me ocupare de mantenerte con vida aunque yo me muera. – la confesión tan simple de su suicidio inminente en caso de que muriera le preocupaba, pues había hecho mucho estos años para que el siguiera vivo aun después de cualquier huracán -. Prométeme que harás tu vida si yo tuviera que irme.

- Sungmin… - el pastisser iba a protestar.

- Prométemelo Kyuhyun, solamente de esa manera podré seguir adelante con esto.

- Está bien, lo intentare entonces… pero no seré muy feliz – Y sintió que el menor se quedó dormido de nuevo pegado a su espalda.

Una risita se le escapo. No pudo evitar pensar en lo tonto que había sido ocultarle las cosas, y deseo no haberlo hecho.

* * * * *


- Te lo diré Hae, porque si en alguien confió, ese eres tú y creo que llego el momento… - Heechul comenzaba a balbucear palabras sin orden -. Además necesito decírselo a alguien o explotare, no tengo una mierda de idea de lo que voy hacer, pero si se lo que quiero…

- Calma hyung, estoy aquí. – Hae palmeaba el pecho de Heechul tranquilizándolo -. Escuchare lo que tengas que decirme y que de mi boca no saldrá nada.

Heechul asintió con su cabeza, entendiendo que la palabra que Donghae le daba era como un juramento. Al menos le contaría lo de Andrew, porque él mismo necesitaba sacarlo de su sistema, mientras que las conjeturas sacadas junto con Leeteuk, las guardaría para sí mismo. Todavía debía mantenerlo a salvo.

- Cuando estuve en el internado… - comenzó Heechul recostando su cabeza en el pecho de Donghae. No tenía que comenzar más atrás, pues esa parte ellos la sabían. Lo que no era lo relacionado con Andrew -. Era mi mejor amigo, con la convivencia comenzamos una relación, fue mi primer amor. Era tan diferente a mí, era dulce, bueno, cariñoso conmigo, me protegía de los demás aunque no pudiera hacerlo bien. – Heechul esbozo una sonrisa triste -. Nos amábamos demasiado. En mi encierro, su amor me salvó.

Nunca le había contado a nadie esta parte de sus sentimientos, desde que fue separado abruptamente de Andrew por sus padres; se los había guardado muy en el fondo de su corazón. Así que Hae era el primero que los escuchaba. Y Donghae era bueno escuchando, siempre lo ha sido, el nunca preguntaba nada porque entendía cuanto le costaba hablar sobre ello; por eso solo lo escuchaba.

Y cuando lo hacía, Donghae siempre sabía cómo hacerle saber a Heechul que estaba ahí, que no estaba solo. Ya sea con una caricia, un apretón en su cuerpo o algún beso dado en su cabellera, algo que reconfortaba a Heechul.

- ¿Cómo se llama, hyung?

- Andrew… Choi Andrew.

- ¿Choi? – pero Heechul no se detuvo y continuó.

- Mis padres llegaron un día, nos encontraron besándonos y nos separaron. Mi madre me abofeteo frente a Siwon, cuando el intentó ayudarme, mi padre lo golpeó. – Heechul suspiro y la mano de Donghae se aferró más en su espalda -. Desde entonces lo he estado buscando…

- Antes de venir aquí ya lo sabías, ¿verdad? – preguntó Donghae conociendo la respuesta.

- Lo sospechaba, - Donghae frunció su ceño al escucharlo -. Lo encontré, estaba más cerca de lo que pensaba. Hace dos años recibí una pista de Andrew, en su desesperación por volvernos a encontrar cometió un gran error. - Heechul volteó hacia arriba, mirándolo con sus ojos húmedos -. Andrew… él se involucró con la mafia.

Esa última frase le dijo todo a Donghae, su sospecha fue aclarada. Los dos se quedaron en silencio por un largo momento.

- Entonces, Choi Siwon es… ¿piensas ayudarlo?
- Amo a Siwon. – respondió Heechul contestando a su pregunta.

Donghae posó su mano en la barbilla del mayor levantando su rostro, la decisión en su mirada lo dijo todo.

- Lo vas hacer, ¿verdad? Yo no podré detenerte, porque se lo que es eso hyung.

- Tú debes prometer que no le dirás nada a Siwon.

- ¡¿Siwon no lo sabe?! – pregunto Donghae asombrado.

- No, por ahora no lo sabe. El cree que estoy muerto, además que soy policía y tengo que idear como sacarlo de esto. – Explicaba Heechul mientras volvía a sentarse en el sofá -. Antes de decírselo debo tener un plan y saber cómo empezar a explicarle porque lo deje tanto tiempo, porque no evite que hiciera lo que hizo.

Por un momento Donghae vio en los ojos de Heechul un atisbo de angustia, pero enseguida desapareció, ocultándose de nuevo.

- Tu no lo hiciste hyung, él escogió su camino.

- No Hae, él lo hizo por mí. Para encontrarme, y yo ¿dónde estaba? Siempre le reproche que no estuviera conmigo cuando sucedió lo de mis padres, me tire al vicio. Y donde estuve yo cuando la desesperación lo llevo a tomar ese camino.

- Digas lo que digas, no es tu culpa. – Donghae lo abrazo de nuevo -. Sé que nada te hará cambiar de opinión, sé que eso es lo que más te asusta de decirle a Siwon la verdad, lo que te detiene a no lanzarte en sus brazos y decirle quien eres. Pero realmente no tienes la culpa hyung.

- Donghae… - Heechul acuno el rostro del menor en sus manos -. Debes prepararte, pronto tendrás que regresar a Seúl. Por favor, prométeme que te iras antes que sea demasiado tarde, sería una carga menos para mí para poder concentrarme en Siwon.

Aunque aquellas palabras eran dichas con cariño, le dolían a Donghae. Sabía muy bien a lo que se refería Heechul. No podría ayudarlo más, pues en lo que concernía a Siwon, Donghae sabía que estaba mal y que por mucha ayuda quizás terminaría en un triste final. Tampoco es que pudiera persuadir a su hyung, el mismo no dejaría a Hyukjae en una situación similar; si ya mismo pensaba irse llevándoselo consigo.

No iba poder estar ahí para su hyung, ni ayudarlo como deseaba, en el fondo estaría intranquilo hasta que lo volviera ver.

- No es que me vaya mañana hyung. Antes debo arreglar algunas cosas, ayudarte un poco más… hacerte un poco más de compañía y me iré.

- Gracias Donghae, siempre serás como mi hermano pequeño. – Heechul abrazo a Donghae y su abrazo fue correspondido.

- Hyung, pase lo que pase siempre estaré esperándote, donde sea que este; aquí o en Seúl. No te olvides que esperare por ti, porque eres muy importante para mí. Te quiero hyung.

Se quedaron abrazados largo tiempo, con sus respiraciones acompasadas, perdidos en sus pensamientos, pero el sentimiento siendo uno mismo para los dos. Volver a encontrarse, seguir siendo familia, donde sea que les llevara el futuro.

* * * * *


Eunhyuk condujo lo que le quedaba de camino a las bodegas de Stock Hall en la costa. No estaba muy convencido de que pasaba allí, dado que ese puesto Ryeowook lo manejaba desde que se conocieron.

El embarcadero era un lugar un poco alejado del resto de la ciudad, algo lúgubre debido a las nubes de tormenta que se cernían sobre este, y  que casi todo el lugar estaba inundado de colores grises y azules pálidos, de vez en cuando resaltando algún bote con la proa roja. Al final de los yates, estaba el verdadero embarcadero comercial. Allí donde llegaban barcos mercantiles, cargados de productos desde diferentes partes del mundo, y al atravesar una pequeña calle donde llegaban los tráileres a recoger algunas cosas, estaban las bodegas.

La bodega de Stock Hall estaba resguardada al frente por un guardia, y estaba completamente sellada. No había forma de que cualquiera entrara por algún medio que no fuera la entrada principal.

- Abre. – le dijo al mozo y este ni tardo ni perezoso, quito el seguro de las puertas, tecleo algunos números y esta cedió dejándole el paso libre.

- Voy a realizar un inventario de todo. Supervisare cada una de las cajas mientras se cuantifican los contenedores. Ya. – Eunhyuk hablo con el encargado principal. No era una opción, era una orden directa que debían acatar enseguida.

Los trabajadores que descargaban cajas, comenzaron a ordenarlas apropiadamente para que el dueño viera su contenido. El encargado del gran almacén, lo seguía con una tableta electrónica en la que se iban registrando absolutamente todos los contenidos de las cajas. Botellas de vino de Australia, algunos licores asiáticos como Sake y Soju, y especias de medio oriente era lo que conformaban en su mayor parte las reservas de la casa.

En el fondo del almacén, había un montón de cajas apiladas descuidadamente, como si estuvieran vacías, pero al intentar moverlas, no cedieron, delatando su contenido.

- ¿De qué son las cajas? – le pregunto al empleado que aún lo seguía tomando notas.

- Esas cajas son encargo de Ryeowook, señor. Solo sus hombres saben lo que hay allí. Vienen a dejar un par cada semana y las recogen al cabo de unos días.

- Ábrelas. – Eunhyuk sintió su corazón ir deprisa.

Si Donghae tenía razón, entonces habían estado usando sus bodegas como almacenes de algo ilegal. Sabía perfectamente que Siwon se dedicaba a aquello. Lo supo desde el momento en que lo conoció por Ryeowook, pero nunca pensó involucrarse más allá de su estricto trabajo como buscador y de proporcionarle un lugar seguro para sus reuniones.

- No las toques. – desde atrás, la voz más que familiar de Ryeo le hablo –. Ni se te ocurra, Hyukjae.

- Es mi bodega, tengo derecho a saber qué pasa por aquí. Que hay dentro de ella.

- ¿El policía te está lavando el cerebro verdad? Deja de hacerte el tonto. Sabes de sobra que hay allí. – Wook camino hasta el despacio –. Déjanos solos. – le ordeno al encargado, y este no tardo ni dos segundos en desaparecer por entre las cajas.

- Nunca me dijiste que esto estaría aquí.

- Aceptaste mis términos, atente a las consecuencias

- Quiero terminar esto. – Eunhyuk se plantó frente a Ryeo, que pese a ser más bajito, le intimidaba hasta límites insospechados – No soporto más.

- Eso no lo decides tú, lo decido yo. Yo decido cuando todo termina. Yo decido cuando las luces del espectáculo se apagan. Yo decido quien vive y quien muere al final de la historia.

Eunhyuk trago saliva, haciendo que su manzana de Adán bajara y subiera de nuevo. Ryeowook era una persona tan terrorífica… no por su aspecto, sino por la crueldad que aplicaba a sus palabras. Tan frio que te helaba la sangre.

- El policía, por ahora ha estado a salvo… ¿crees que no sabía que eras tú el que estaba con el aquella vez que lo encerramos? ¿Crees que no reconozco tu cuerpo aún bajo esas capas de ropa? ¿Crees que puedes engañarme? ¿A mí? Yo soy tu dueño… no él. Yo soy quien te controla. Yo tengo ese poder sobre ti. Si digo que saltes, te conviertes en rana. Si digo mi cama, ya estas adentro. Grábatelo bien. Tú eres mi juguete.


C o n t i n u a r a . . .


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