Lost Heart... Epilogo


UN AÑO DESPUÉS

No se suponía que tenía que ser de esa forma. Esa línea que divide el placer con el deber, la misma línea que siempre debió tener en cuenta, esa misma que al final ignoro involucrándose con una persona de la que no sabía nada y lo poco que sabía, es que tal vez estuviera involucrado con Choi Siwon. Su más claro sospechoso.

El deseo que Young Woon despertaba en él, lo que le hacía sentir, incluso muy dentro de Jungsoo lo quería. En el tiempo que paso con Young Woon, se sintió más vivo que nunca, su cuerpo volvió a vibrar. Como deshacerse de la sensación de sus besos, de las caricias en su piel y la forma en que su cuerpo reaccionaba a la hora de la entrega, y aunque todo eso era muy difícil para Jungsoo de olvidar, tuvo que hacerlo a un lado para cumplir con su deber.

Al final, Young Woon fue apresado, Jungsoo proporciono todas las pruebas que tenía en su contra. La mirada que recibió de Young Woon el día de su juicio, estaba llena de lujuria y algo dulce, lo miraba con adoración. Jungsoo pensó ver odio, tan solo miradas de reproches pero fue todo lo contrario.

La libertad de Young Woon fue evidente desde el comienzo del proceso, Jungsoo lo tomo con calma hasta el final, cuando el juez dictaminó que todas las pruebas en su contra fueron circunstanciales.

Todo lo que Young Woon despertaba en él, Jungsoo pensó que se desvanecería el día que tuviera que enfrentar la verdad de lo que Young Woon era realmente, eso no sucedió. Ahora sabía que no podía dejarlo, lo único que deseaba era que Young Woon no lo odiara tanto como para rechazarlo, volver a lo que eran antes. Tan dispuesto a olvidar y pasar por alto su pasado.

Porque Jungsoo estaba seguro que las pruebas en su contra eran reales, que estuviera involucrado con Choi Siwon fue verdad y que saliera bien librado de ir a la cárcel le decía que había alguien importante protegiendo su nombre. Que lavaba dinero era más que seguro, pero que podía hacer si su trabajo se veía empañado por alguien más que no iba a dejar que Young Woon cayera en la cárcel, que dijeran que las pruebas eran circunstanciales.

Al menos el crédito de haber desbaratado la red más grande de narcotráfico en Londres, la muerte de uno de los asesinos más buscados junto con la del jefe de la mafia Rusa, dejaba a un Jungsoo muy bien colocado en la agencia de policías. Rain le había dado todos esos méritos, porque Jungsoo siempre estuvo tras la pistas de estos y su trabajo finalmente había dado frutos.

Cuando por fin Jungsoo llego a la escena de la explosión sucedida en el muelle, tuvo lugar un enfrentamiento con algunos de los sobrevivientes. De un momento a otro las balas cesaron, los involucrados que quedaban vivos se rindieron, Jungsoo pudo apresar a varios de ellos. No, definitivamente no estaba decepcionado de su trabajo. Jungsoo cumplió con su parte, la justicia se quedó en el camino pero no por su culpa.

Luego estaba lo que seguía sintiendo por Young Woon.

Deseaba estar de nuevo en los brazos de Young Woon, aunque su relación estuviera condenada a ser oculta o una excusa para no estar solo de nuevo. Un año de soledad, después de haber vivido tantas cosas a su lado, eran suficientes. Sin embargo, Jungsoo no estaba muy seguro de poder hacer algo al respecto y mucho menos ser perdonado por Young Woon; un año sin saber nada de él.

No estaba enamorado de Young Woon, pero si le gustaba, también lo necesitaba y no solo eso, le quería.

Jungsoo se encontraba en una encrucijada y su rostro visiblemente contrariado lo demostraba. Con el teléfono en una mano, intentando llamarle, así había sucedido los últimos cuatro meses sin atreverse a llamarle, comenzaba a sentirse frustrado y cobarde. Cosa que no era por el trabajo que tenía.

Un poco de ruido fuera de su oficina lo saco de sus frustrados pensamientos, le hizo colgar el teléfono poniéndolo en su lugar y le dio una excusa para no llamar a Young Woon el día de hoy. La voz de Shindong que se alzaba fuerte sobre otra, llegó a sus oídos, haciendo que se levantara de su silla dispuesto a salir y ver qué pasaba.

- ¿Qué sucede Shindong?

Las siguientes palabras quedaron atoradas en su boca al ver en las manos de Shindong un jarrón de vidrio lleno de tulipanes amarillos, adornado con un lazo del mismo color. Y como otras manos deseaban quitárselo a su compañero, para ser más específicos, Young Woon deseaba quitarle el jarrón a Shindong.

- Yo solo deseaba dártelo personalmente. – excuso Young Woon el altercado que tenía con Shindong.

- Está bien Shin, déjalo pasar, yo me encargo de él.

Y todo lo que Jungsoo hizo, fue dar la media vuelta y entrar a su oficina, seguido de Young Woon con sus tulipanes amarillos. Jungsoo se sentó detrás del escritorio, parecía ser el lugar más seguro en estos momentos, el escritorio no le permitiría lanzarse a los brazos del otro tan fácilmente. Porque eso es realmente lo que deseaba hacer.

Young Woon estaba más guapo desde la última vez que lo vio. Con el mismo porte que lo caracterizaba pero, podía vérsele algo mas ¿maduro? O quizás era esa seriedad en sus ojos y los kilos menos que lucía.

- No puedes simplemente venir aquí y querer hacer lo que se te venga en gana Young Woon. – Jungsoo trato de escucharse lo más sereno y serio posible.

- Claro que puedo. Soy el novio del detective Park Jungsoo, dueño de esta oficina y todo lo que está en ella. – dijo cerrando la puerta.

- ¿Y quién dice eso?

- ¡Oh! Lo dice el nombre en tu puerta. - Young Woon tomo asiento frente a él, dejando el jarrón con los tulipanes sobre la mesa e ignorando la realidad de la pregunta.

- ¿A qué has venido Young Woon? – preguntó Jungsoo reprimiendo una sonrisa que amenazaba con brotar de sus labios.

- Tú no cambias Jungsoo. – y una sonrisa ilumino el rostro de Young Woon, con sus ojos en media luna y sonrisa sincera -. Me alegro que tu espíritu siga inquebrantable, que sigas siendo el mismo Jungsoo que me ha gustado desde siempre, tan guapo. Aunque debo decirte… - Young Woon se levantó de su silla, rodeo el escritorio solo para sentarse sobre el este y girar la silla de Jungsoo dejándolo frente a él -. Debo decirte que eso no va hacer que se me olvide que en todo este tiempo no me llamaste ni una sola vez.

- Tú tampoco me llamaste. – las palabras salieron fluidas y rápidas, sin pensarlas de la boca de Jungsoo.

- Créeme que o intente. Fue más fuerte mi idea de creer que me odiabas después de todo lo sucedido y entonces desistía de llamarte. Muchas veces estuve a punto de hacerlo, pero no tenía valor… hasta hoy.

- ¿Podemos volver como antes? – pregunto tímido el policía.

- ¿Quieres que te vuelva acosar? – la broma hizo sonreír a Jungsoo y ahí estaba por qué extrañaba a Young Woon en su vida, él le ponía esa alegría y despreocupación que necesitaba.

- Yo decía, que si podemos volver a estar juntos sin compromisos ni obligaciones. – aclaró.

- Oh no creo, porque yo si tengo una obligación contigo. – ante la cara de incomprensión de Jungsoo, Young Woon continuó -. Debo pagarte todos esos días que no estuve a tu lado, todos esos besos que le debo a tu boca y esas noches que pudimos pasarlo en una cama. – poco a poco Young Woon fue levantando al policía de su silla, aferrándolo con sus manos de la cintura -. Pagare mi condena a tu lado Jungsoo, es lo que quiero.

Poco o mucho lo que esas palabras significaban, lo único que Jungsoo comprendía, que de nuevo Young Woon estaría en su vida. Le dio otra mirada a los ojos de Young Woon y supo enseguida que era eso lo que deseaba, hablaba con la verdad; la sola visión de la sinceridad en sus ojos le provoco un vuelco al corazón.

- Acabas de perder tu libertad, Young Woon.

Y dicho esto, un sonriente Jungsoo enredaba sus brazos alrededor del cuello de Young Woon, solo para tomar sus labios de manera exigente como no lo había hecho en meses, como lo soñó tantas veces en todo este tiempo.

Young Woon correspondía al beso con la misma exigencia, haciendo retroceder el cuerpo de Jungsoo hasta que sus caderas toparon con el mueble donde solía archivar algunos documentos. Y al topar sus piernas, Jungsoo pensó que caería, cosa que aprovecho Young Woon para aferrar su cuerpo, hundiendo sus manos en la espalda baja de Jungsoo. Justo ahí donde termina la espalda y comienzan las curvas de su trasero.

Se hacía más difícil de respirar en el beso, mucho más con todas esas sensaciones que la boca y manos de Young Woon le provocaba. Sus bocas apuradas por reencontrarse, se hizo más difícil responder el beso por la falta de oxígeno, por lo que tuvieron que separarse.

Young Woon se abrazó al cuerpo de Jungsoo, ocultando su rostro entre el hombro y su cuello, olvidando lo que tenía que ser. Jungsoo podía sentir la cálida respiración de Young Woon chocar con su piel. Sus ojos se encontraron de nuevo, al instante supieron que era ahí donde querían estar, de esa forma, a donde quiera que eso los llevara, el tiempo que durara de nuevo.

* * *

Seúl, Corea del Sur.
Donghae y Eunhyuk habían abierto un bar en medio de Gamnam, y les iba exitosamente, aun así, el menor aún tenía el corazón desesperado por no haber sido capaz de despedirse de su hermano. Cada mañana le pensaba y cada noche también.

Eunhyuk había ido a Jeju a recoger unas cosas, y no llegaría sino hasta la mañana siguiente, así que termino de recoger las cosas que aún le faltaban y se dispuso a salir por la puerta de atrás del bar, aunque eran las tres de la mañana, no pensaba mucho, y estaba tan cansado que solo quería llegar a dormirse.

Sintió unos pasos detrás de él mientras avanzaba en la oscuridad hacia su coche. Camino un poco más rápido y los pasos lo siguieron en su ritmo acelerado. De repente se vio corriendo con alguien siguiéndolo a toda velocidad.

Saco las llaves del coche y se dispuso a entrar rápidamente para evitar a quien lo estuviera siguiendo. El seguro del coche sonó en la distancia y jalo la puerta con violencia, volviéndolo a poner en cuanto entro. Un agitado Hyukjae apareció en su campo de visión.

- ¡Corres como el demonio, Hae! ¡Maldición! ¡No pensaba matarte! – Le grito y fue consiente que era el quien lo había seguido.

- ¿Qué haces aquí? Pensé que llegarías mañana temprano… - Donghae abrió la puerta del coche para que subiera.

- Pensé en regresar antes para ver a mi lindo novio… pero él me ignora cuándo lo llamo y huye cuando lo quiero abrazar. – Donghae se sonrojo, y agradeció a la oscuridad por qué no lo viera completamente.

- Ya… vamos a la casa, es tarde y quiero dormir. – Donghae puso el coche en marcha y salió rumbo al departamento que compartían.

Las mañanas eran rutinarias, pero agradables. Debían despertar antes de mediodía para abrir el bar a tiempo, y cerraban alrededor de las dos de la mañana, pero el lugar siempre estaba lleno de gente curiosa.

Ese día, cerca de las cuatro de la tarde llego alguien que le llamo la atención.

Era prácticamente un niño, de no más de veinte y pocos años, tenía lentes de sol y vestía al estilo europeo.

Se sentó en la barra y pidió una bebida. Estuvo observándolo durante más de una hora, y Donghae se sentía cohibido por la obviedad con que lo hacía.

- Tu eres Lee Donghae ¿verdad? – le pregunto al cabo de un tiempo en que termino dos de sus bebidas.

- Sí, mucho gusto… ¿puedo ayudarte en algo?

Por el trabajo que tenía, ser amable con todos era parte de ello. Se había retirado de la policía, y su padre lo había tomado con bastante calma. No así el hecho de mudarse con Hyukjae, pero eso era historia pasada y olvidada.

- Sí. Ten esto… nadie puede saber que hay dentro… quizá el, pero no más. – el muchacho volteo a ver a su novio. Cosa curiosa, porque nadie sabía que salían juntos. Le había dado un sobre blanco sellado completamente.

- ¿Y tú eres?

- Me llamo Henry Lau. – el muchacho sonrió, y él se giró a ver a Hyukjae.

- ¿No eras tú el hacker de… - Henry había desaparecido en el momento en que se distrajo – Siwon?

Donghae examino el sobre que dejo en sus manos, en él se podían leer sus iniciales DH en una esquina. Abrió la carta y se sorprendió. Era una hoja completa con un simple texto a mano.

“Estoy bien, te amo. Quizá alguna vez nos volvamos a ver”

Y la firma eran dos letras que le sorprendieron. HC. Debajo de la firma, había una serie de números que le eran completamente incomprensibles. Si este era trabajo de Heechul, debía ser algún tipo de código para que él lo descubriera.

“980. 1025189410713”

* * *

Algún lugar del Caribe.

El sol ya estaba muy alto en el cielo y comenzaba a ser sofocante en la cama, pese a tener el aire acondicionado, cuando se metía por la ventana le quemaba la piel.

Se removió en la cama, sin querer levantarse, y sintió el abrazo en el que se acurruco un poco más. La noche anterior habían ido a una fiesta y llegado muy tarde a casa, por lo que ahora lo único que deseaba era dormir un poco más, pero aquel sofocante solo se lo estaba poniendo difícil.

Llevaban más o menos dos meses viendo en esa pequeña y lejana isla calurosa, aunque bastante paradisiaca. Era un complejo de casas privadas, bellas y caras donde magnates tenían vacaciones, pero ellos estaban allí casi permanentemente. Su abogado lo había hecho bien, adquiriendo aquel pequeño trozo de tierra en esa isla, en su propio y perfecto paraíso.

Se rio al pensar en el último año que habían vivido juntos.

- ¿De qué te ríes? – oyó en su oído, seguramente ya sabía que estaba despierto.

- De ti… de mi… de nosotros… de este año de locura…

- ¿Fue tan malo? – le contestaron apretando más los brazos a su alrededor.

- Para nada, ha sido perfecto… pero hay algo que quiero hacer… - Mordió su labio esperando que el hombre a su lado le cumpliera el capricho.

- Lo veras… solo un poco más. – Heechul levanto la vista de donde paseaba los dedos, sobre las cicatrices en el pecho de su amante.

El rostro de Siwon apenas y había cambiado en el último año. Seguía tan guapo como cuando comenzaron su historia. Solo había un notable cambio en él, y ese era una cicatriz que cruzaba el lado derecho de su rostro, atravesando su ojo. Quien lo mirara bien, podría darse cuenta que a ese ojo le faltaba vida.

Heechul se acomodó en la cama con su pijama de seda resbalando por su hombro contra las sabanas y se subió al regazo de Siwon para poder observarlo mejor. Desde la primera vez que lo había visto de esa forma  sobre su cuerpo, las primeras veces que tuvieron sexo, sus cicatrices le habían llamado la atención.

Ahora lucia varias nuevas después de aquel día que escaparon, las más significativas para los dos eran justamente esa, la que le había quitado la visibilidad en su ojo derecho y una pequeña, redonda y ahora insignificante en mitad del pecho que tenía otra idéntica en la espalda.

Sus ojos seguían maravillándose con ese cuerpo debajo suyo y sus dedos, parecían no quererse despegar de aquella piel. Y ni que decir de Siwon, el disfrutaba el tacto de Heechul por sobre sus cicatrices, estas parecían cobrar vida y mandarle miles de señales a su cuerpo ante los dedos de Heechul.

- No debías haber hecho nada de esto por mi… - Heechul acaricio los contornos sonrosados de la cicatriz en su rostro.

- Mientras pudiera protegerte, haría lo que fuera, Casey. – Heechul sonrió al oír su antiguo nombre de labios de su antiguo y nuevo amor.

- Andy… tengo hambre. – le informo antes de saltar de la cama para buscar algo que comer.

Al pasar por el espejo, vio sus ojos chispeantes de algo que antes carecía, a pesar de todo lo vivido era feliz y no cambiaría nada del pasado, pues gracias a eso ahora atesoraba y valoraba cada segundo de felicidad que tenía en sus manos.

El reflejo en el espejo le devolvía su imagen con unos labios hinchados por los besos, la ropa echa un lio como alguien que fue bien amado entre las sabanas, por ultimo miro su cabello alborotado y volteo a ver con ira a quien se reía de él aun en la cama.

- ¿Por qué no me dijiste que lucía como si me hubieran intentado matar? No espera… ese día lucia mejor. – le dijo con toda la ira fingida que podía, mientras se intentaba alisar con los dedos el cabello revuelto.

- Te ves bien… siempre te ves bien… no necesito dos ojos para verlo… - Siwon salió de la cama a su encuentro y lo llevo a la cocina entre besos y risas.

* * *

Henry había rechazado la oferta de trabajo de Hangeng, al igual que las demás, y se había ido a estudiar a Londres, la única ciudad que conocía como la palma de su mano. Zhoumi se había ido con él, en sus palabras “para cuidarlo” pero parecía que era Henry quien lo cuidaba, pues Zhoumi se perdía aun en las calles y su inglés estaba un poco oxidado por el chino que había usado los últimos meses.

Además, ahora tenía una pequeña fortuna.

Siwon le había dejado uno de los negocios “pequeños” que poseía, esos que casi no figuraban en su lista de bienes, pero para una persona como el, un capital de varios millones de euros era mucho.

El primer e-mail que recibió lo desconcertó demasiado.

Siwon estaba muerto, eso era lo que todos decían… la prensa, la policía, sus acciones… pero allí estaba una carta pidiéndole un favor, quería verlo, saber de él, y que le ayudara con una encomienda.

No confiando en la nota, decidió ignorarlo, pero fue llenado de e mails similares el siguiente mes.

El día que acepto verlo de nueva cuenta, Siwon era exactamente el mismo. Solo tenía una nueva cicatriz en el lado derecho del rostro, pero por lo demás, su porte y presencia, su todo era igual.

Se sentó frente a él en un café del Soho, como si nada hubiera pasado.

- Hola, Henry. – Incluso su voz era la misma.

Zhoumi, quien estaba escondido detrás de un periódico, supuestamente protegiéndolo, tenía cara de sorprendido. A su lado, Heechul llevaba el cabello pelirrojo e iba vestido de forma completamente diferente a como lo conoció, si no fuera por sus perfectos rasgos, quizá no lo hubiera reconocido.

- Dile a Mi que venga. – Siwon se veía feliz, por un extraño motivo que no comprendía, además, seguía estando en todo.

Zhoumi se acercó a la mesa, y se sentó frente a ellos.

- ¿Qué paso? Todos dicen que estás muerto. – Henry no entendía la situación.

- Es una historia complicada Henry… ¿quieren tomar un café? – Siwon llamo a la camarera y ordeno para todos.

- Tengo tanta curiosidad. – Zhoumi hablo en chino, esperando que la gente a su alrededor no lo entendiera.

Heechul se mantenía callado y curioso a su lado, Henry pensó que podría ser otra persona, sobre todo por la sonrisa que atravesaba su rostro.

- Cuando llego Kibum… todo se volvió un caos. – Henry puso atención a la historia, porque en ese momento se había perdido, y aun en su mente era confuso -. Kibum fue mi maestro por más de dos años, pero no era la persona que yo esperaba, viaje a Shanghái con Hangeng y te conocí, pero aunque Kibum fue quien me hizo salir de Rusia, Jo kown nunca dejo de buscarme. El conocía todo acerca de mí, de mi pasado… de Andrew y de Casey. – Siwon tomó la mano de Heechul y la apretó antes de continuar -. Después Rain me propuso un plan para poder salirme de todo eso en lo que me metí, era más bien su sed de venganza y de mi parte, si quería ser libre no podría dejar que Kibum supiera todo eso. El me prometió borrar todo sobre Choi Siwon, para poder liberar a Andrew Choi, era un plan perfecto, hasta que inmiscuyo en esto a Casey.

Henry se acercó un poco, como si le estuvieran contando un gran secreto. El conocía la historia de Andrew y Casey, siempre lo había sabido desde que inicio a trabajar con Siwon.

- Encontré a Casey, Henry… - Siwon se veía contento y una sonrisa atravesó su rostro al confesarlo.

- ¿Qué? ¿Cómo? – Henry no entendía la situación y que tenía que ver allí

- A mi lado. – Henry volteo a ver a Heechul como si fuera un fantasma

- Casey murió… Ryeowook nos dio los documentos… - Zhoumi a su lado no entendía eso, porque la historia de Casey era desconocida para él.

- Rain mismo fue quien me dio esa información, él la mando con Ryeowook. – Henry tomo su café e intento centrarse y poner en orden la información –. Ryeowook trabajaba para el también, lo hizo con la misma promesa, él era un asesino buscado por muchos. Rain tomo ventaja de eso sobre Ryeowook, hizo todo buscando venganza.

- ¿De qué? ¿Por qué a ti?

- Rain sabía desde el principio que Heechul era Casey, por Hoodong, pues eran amigos desde hace mucho. Obviamente Hoodong no estuvo de acuerdo en su forma de hacer las cosas y le dio la espalda, pero no contaba que se ayudaría con Heechul para hacerlo. Fue Rain quien lo trajo a Londres para encontrarse conmigo, sin que supiéramos quienes éramos en realidad. – Henry y Zhou Mi trataban de seguir el hilo de la información para no perderse -. Borro todos mis rastros como Andrew y los suyos como Casey para que no supiéramos quienes éramos. Cuando Rain era un policía joven, los rusos mataron a su familia, por eso estaba solo. Planeo todo desde hace mucho tiempo… cada paso que dimos fue planificado por Rain y guiado por Ryeowook. Rain quería acabar con la descendencia de quien mato a su familia. Para su suerte, solo Kwon logro escapar, pero no sé qué ha sido de él… Kibum se hizo a un lado con su muerte y ahora Rusia es controlada por Hangeng. Nadie sabe que estoy aquí, vivo… salvo ustedes dos.

- Un gran plan… usarlos a ustedes, no puedo creer que todo fuera un plan… – Zhoumi al fin había comprendiendo.

- ¿Y para que me necesitabas, Siwon? – Henry, puso atención a lo que quería su ex jefe.

- Llévale esto a Donghae. – le dijo mientras le entregaba un sobre.

- ¿No quieres que se lo mande? – Henry no quería salir del país, era muy cómodo estar allí

- Necesito que te encargues de algunas cosas. Nunca más volveré a verte… hazme este último favor.

- De acuerdo. Saldré en unos días para allá.

El viento invernal comenzaba a soplar sobre la nublosa Londres y Henry se despidió de ellos, caminando al lado de Zhoumi por las calles del Soho. A la derecha, Min Cake seguía abierto, y él sabía que Kyuhyun seguía horneando pasteles para su negocio, además de haberle encargado a alguien que llevara YaHee Corp.

Quien sabe que suceda, Mimi… pero podríamos pasar la navidad en Seúl.

* * *

¿Qué demonios estaba pensando Heechul?

Donghae se pasó los siguientes días intentando descifrar aquella nota ¿Qué significaba? ¿Qué quería Heechul? ¿Estaba vivo, y quería verlo? ¿Qué demonios estaba pasando?

Su novio, un investigador privado, tampoco podía contra el extraño mensaje numérico que les había enviado el ex detective.

Donghae estaba tendido en la cama que tenía cuando era adolecente, había ido a visitar a su madre por navidad y subió pensando en encontrar algo que le ayudara a descifrar la pista. Al lado, estaba la cama de Heechul, que sus padres no habían retirado.

Hacia un año que no sabía nada de él, mucho menos verlo y pensaba que estaba muerto.

Recordó cuando eran jóvenes y Heechul escondía cosas que no quería que fueran encontradas en una caja con llave bajo su cama… Salto impulsado por un resorte y busco bajo la cama la caja. Fue fácil de abrir después de tantos años, pero no había nada que le diera pistas… a menos que… una caja.

Bajo las escaleras, esperanzado nuevamente, tomo su abrigo y le aviso a su mama que no lo esperara, que tenía un asunto, pero que llegaba antes de medianoche.

Donghae corrió hasta los casilleros de la escuela secundaria donde habían estudiado cuando adolecentes y busco como poseso el casillero 980. Eso debía ser…

Al final de los largos corredores, estaban los últimos números de aquellos casilleros. La escuela albergaba a mil alumnos, y cada uno de ellos tenía una casilla. La puerta casi se sale de sus bisagras debido a la fuerza con que jalo de ella para quitarla de su camino.

El sol se había ocultado hacia un par de minutos mientras corría y no distinguía del todo bien en la oscuridad, además que estaba violando la propiedad privada y si lo encontraban iba a tener problemas.

Dentro había una galleta y una nota: “08:30. 1224”

¿Seguía con los putos acertijos? Pensó un poco, intentando contener la respiración… era una hora, si, seguro que lo primero era una hora, y lo segundo una fecha obviamente… ¿hoy a las ocho y media de la noche? ¿Pero dónde? Giro el papel en sus manos hasta que se percató que la respuesta seguía en la pequeña caja. La galleta.

Cuando estaban más chicos, y Heechul acababa de llegar a sus vidas, su padre los llevaba a tomar una malteada a un restaurante en el centro de la ciudad, lo que más les gustaba a los dos era pedir una orden de galletas de azúcar y mermelada, idénticas a la que descansaba en medio de la oscuridad.

Sin siquiera cerrar la puerta de la casilla, salió corriendo y olvido incluso tomar su coche, subiendo al primer taxi que encontró. Faltaba una hora para el encuentro, pero sabía que no sería fácil llegar con el tráfico de navidad.

A unas cuantas cuadras de su destino se desespero y pago al taxista apresuradamente, para su fortuna, la cartera era algo que nos sacaba de sus pantalones prácticamente nunca y tenía dinero consigo.

Corrió el último trecho de calles esperando que Heechul estuviera aun allí, pues eran cerca de las nueve de la noche ya. Los edificios adornados, los escaparates con luces de colores y los arbolitos en las entradas de las tiendas le recordaban a su infancia, desde que tenía memoria iba allí para comprar los obsequios de navidad, y después a pasar el tiempo con su hermano.

No había avisado a nadie que saldría, ni siquiera Hyukjae sabía de su paradero, quizá se preocuparía de el en un par de horas. El pequeño restaurante estaba lleno, las madres pedían tarta de manzana para los niños y los señores tomaban café caliente para no enfermarse. Busco a Heechul, pero no podía encontrarlo en la multitud.

- ¡HEECHUL! – grito y varias personas lo voltearon a ver como si estuviera loco.

- Más vale que no grites, porque nadie sabe que estamos aquí. – La voz profunda de Siwon lo hizo voltear y encontró su mirada.

Era un hombre imponente y se preguntó cómo había tenido el valor de enfrentarlo en su oficina hacía más de un año. Tenía la mirada amable a pesar de todo, y su ojo derecho estaba blanco y con una cicatriz, pero no tuvo tiempo de percatarse de más cosas, porque a su lado un joven más bajito, cubierto con un abrigo muy grueso y bufanda lo observaba. Tenía el cabello rojo y los ojos brillantes por las lágrimas. Tardo más en reconocerlo que en arrojarse a los brazos de su hyung.

- Heechul! ¡Estás bien! ¿Qué paso? ¿Por qué hiciste esto? – Donghae no lo soltaba y Siwon solo se reía bajito a su lado, viendo a su novio ponerse un poco azul por la falta de aire en el abrazo.

- Tranquilízate, Hae. – Las lágrimas habían comenzado a escurrir de sus ojos, y Heechul sentía su corazón romperse porque lo había hecho sufrir durante un buen rato. Lo había extrañado demasiado, y esta era su última oportunidad.

- ¿Qué paso? ¿Me vas a explicar algo? – Siwon los había llevado a una mesa vacía, donde los había hecho sentarse juntos, con el frente a ellos para poder observar las reacciones de Heechul.

- No puedo explicarte mucho, de hecho, supongo que no debería estar aquí. – Heechul sonrió mientras apartaba las lágrimas y el pelo de los ojos de su hermano menor –. Si alguien nos encuentra y nos reconoce, puede ser muy malo y él y yo iríamos a la cárcel o algo así…

Donghae abrió los ojos asustado por esa perspectiva.

- ¿Entonces, porque estás aquí? – Su voz aún no estaba bien, después del choque de ver a la persona que el último año creyó muerta.

- Te necesitaba ver, despedirme correctamente de ti. – Heechul le tomo las manos.

- ¿Entonces no te volveré a ver? – Donghae le exigió la respuesta, aunque ya la sabía al notar la tristeza en los ojos contrarios.

- No lo creo. Si alguna vez se me presenta la oportunidad, lo hare – Un chico jadeante entro al restaurante, volteando para todos lados y tirando una bandeja al suelo en el proceso.

- ¡DONGHAE! – su grito los atrajo, descubriendo que bajo las capas de ropa invernal, Eunhyuk sudaba, supuso, que por haber corrido. Iba caminando cuando algo asustado, noto como Donghae abandonaba su auto y tomaba un taxi para irse.

- ¡Hyuk! - Le grito desde la mesa y luego recordó que quizá Siwon y Heechul no querían que nadie los encontrara. Heechul se reía y Siwon lo imitaba.

- ¡Te he buscado por todos lados! ¡Tu madre me dijo que te habías ido así como así…! ¿Dónde estabas? – después del llamado de atención, se percató en la persona sentada al lado de su novio, y sin poder creerlo, el hombre que le había dado la espalda todo el tiempo se giró y pudo ver a su antiguo jefe -. ¿Pero qué demonios pasa aquí? Ustedes dos están muertos…

Siwon agradeció que estuviera allí Eunhyuk, pues todos sus lazos con la gente que conocía habían sido rotos. Eunhyuk se sentó sin poder creerlo.

- Scotland Yard nos está buscando, Jungsoo no se cree del todo que hayamos muerto, por eso nos hemos mantenido un poco alejados de Londres. Además, si inmiscuye a la policía internacional, seriamos un caso demasiado complicado. – Heechul le explico a Donghae que tomaba una malteada de fresa.

- ¿Hoodong lo sabe? ¿Qué estas vivo? – Donghae no podía dejar de verlo, todo era igual en él, salvo su cabello teñido de rojo y la vivacidad que nunca le había visto en los ojos.

- No. Nadie sabe… solo tú, Eunhyuk. – numero con los dedos mientras hablaba –. Zhoumi, Henry y Rain. – Donghae frunció el ceño al oír el ultimo nombre, y Heechul entendió la pregunta –. Es el quien ha borrado nuestras ultimas huellas. No hemos sabido nada de el en un año, pero es quien nos ayudó a salir del país aquella noche. Para el mundo Choi Siwon y Kim Heechul están muertos, no así Casey y Andrew.

- Siwon… ¿y Sungmin y Ryeowook? – Eunhyuk se veía tímido al preguntar, seguramente ya sabía lo que había sucedido, pero no parecía que lo aceptara.

- Ellos… Jo kwon los mato en Min Cake. Yesung se ha encargado de mantener protegido al pastelero, pero no sé qué han hecho ahora. Creo que sigue atendiendo la pastelería… es lo último que me dijo Henry. – Siwon se veía triste por aquella noticia, la repetición de los hechos parecía demasiado cruel para creer.

- ¿Y Kangin? – pregunto Hyukjae.

- Kangin sigue en el negocio, no le encontraron pruebas y lo dejaron ir… - Siwon se encogió de hombros como si no fuera importante.

Donghae y Heechul seguían platicando alegremente, mientras el menor intentaba digerir toda la información acerca de aquella farsa de muerte y porque no se había comunicado en un año. Atesorando casa segundo de esa noche, porque a la mañana siguiente Siwon y Heechul volverían a desaparecer.

* * *

Yesung entro a la limpia oficina, intentando no molestar a su jefe.

- Huelo tu perfume desde la puerta, Yesung. – le informo el mencionado mientras abría unas cartas dándole la espalda.

El mayor se deslizo por la pequeña sala y deposito besitos en el cuello del menor, haciéndole cosquillas.

- Tranquilo, Yeye… tenemos cosas que hacer. – le sonrió, volteando y dejando un beso de mariposa sobre sus labios.

- Ok, es verdad… tengo información. – le dijo el mayor mientras se sentaba en la mesa de escritorio donde hasta hace poco había estado trabajando su jefe.

- Habla que te escucho. – le informo, dejo las cartas a un lado de los muslos del mayor y puso sus manos sobre su regazo, poniéndole total atención.

- Los cargamentos de los colombianos llegaron a China hace dos días. Hangeng me informo y está listo para cortarla y venderla. Además, parece que tenemos una pista de Jo Kwon…

Los ojos negros del hombre sentado en la silla brillaron con ira y pasión, queriendo comenzar la caza de una buena vez, dejar de esperar y cortar con sus propias manos el cuello de aquel que hacía un año le había quitado su mundo.

- Kyuhyun… Mis hombres creen que se esconde en algún lugar de Argentina, aun no tiene fuerzas para volver, pero estoy seguro que lo hará. – el menor comenzó a tamborilear los dedos en la mesa.

- Tenemos que encontrarlo, antes que él nos encuentre a nosotros. – Yesung tenía mucho miedo de esa faceta de Kyuhyun.

Muchas veces le había gritado y no dudaba que algún dia llegara a mas, cuando se encontraba realmente enojado y salía de sí. Cuando se percataba de ello, terminaban siempre envueltos en olor a sexo, sudor y gemidos.

Yesung recorrió la habitación con la vista. Hacía casi seis meses que su jefe y protegido trabajaba allí. No había querido encargarse directamente de YaHee Corp. en la oficina de cristal en el rascacielos de Siwon, por ello había optado por manejar todo desde la pequeña oficina que antaño le pertenecía a Sungmin.

El menor había mandado a reconstruir todo el edificio en la parte de atrás, habían sufrido con los permisos, debido a que era una escena de crimen y el detective Park no los había querido dejar, mas con el paso de los días, la situación se compuso y pudo tomar control sobre sus propiedades.

La oficina ahora lucia de colores grises y azules, contrario al blanco y rojo que dominaba cuando Sungmin era el propietario. Sabía que si Kyuhyun seguía en esto, es porque nunca pararía hasta dar con el asesino de su amante, y él estaba en la misma situación, porque saber que le amaba y lo había estado protegiendo, le hacía sentir culpa y arrepentimiento, y quería volver con su niño y se sentía impotente y cansado.

Kyuhyun seguía concentrado en sus pensamientos y el esperaba pacientemente a que volviera para terminar con aquellos pendientes de la tarde. Al encogérsele las mangas, las brillantes cicatrices que atravesaban de lado a lado sus muñecas quedaron al descubierto.

Cuando fueron atacados hacia un año, Kyuhyun era apenas un niño en este negocio. Seis meses después de su intento de suicidio, entablo negocios con los colombianos y con los chinos, unos meses después, el chico era prácticamente el proveedor del sudeste de Asia y Europa. Yesung le había ayudado en todo y era su mano derecha.

- Vamos, Kyu. – le dijo mientras tomaba su mano. El menor se sorprendió por el acto, pero luego siguió la corriente –. tienes que descansar, no puedes hacerlo solo. Tengo gente por todo el mundo buscando a Kwon… no se ira a ningún lado sin que lo sepamos.

- … -  su jefe solo asintió con la cabeza y se percató de lo hambriento que estaba. Yesung se rio de los gruñidos de su estómago y lo jalo por la puerta, dejando atrás el retrato de Sungmin que Kyuhyun tenía sobre la mesa.

Solo con Yesung, Kyuhyun podía ser el mismo, volver a los días en que lo conoció y cocinaba para los dos en México. Podía volver a pensar en hacer pasteles y en decorarlos con betunes de colores…

La motocicleta de Yesung le atronó los oídos cuando arranco rumbo a su departamento, el departamento que desde hacía un año compartían. Yesung no lo dejaría solo por nada del mundo después de lo que paso en Alemania y Kyuhyun se lo agradecía.

Solos cada uno era increíblemente vulnerable, pero juntos estaban convencidos de conquistar todos los mercados de Europa y encontrar a la persona que los había hundido en ese camino.

F i n .

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