My person... Extra YeWook


Tiempo Juntos

Ryeowook POV

No había nada que pudiera opacarme este día. Era mi cumpleaños y no me permitiría estar triste, aunque no pudiera estar cerca de él. Estaba terminando de alistarme para irme a la universidad cuando escuche la peculiar música de mi celular, conteste sin mirar.

- Hola…

- Pequeño, ¡feliz cumpleaños!

- ¡Te acordaste de mi cumpleaños! – exclame con alegría.

Escuchar su voz ya era para mi algo grandioso, pero que se acordara de mi cumpleaños con habérselo mencionado una vez, era maravilloso y ponía este día mucho mejor que al empezar.

- Claro, como crees que iba a olvidar una fecha tan importante. – me dijo muy feliz, casi podía ver su sonrisa satisfecha en su rostro -. ¿Cómo vas a festejar pequeño?

- Pues los chicos han organizado una salida, ya sabes al lugar de siempre.

- Cierto…

Lo escuche murmurar menos animado que cuando empezamos hablar. Hacia un mes que no nos veíamos, ni siquiera toparnos por casualidad en la universidad. Desde su separación con Donghae, decidimos no vernos por un tiempo, era lo menos que podía hacer, pues de quien me he enamorado había sido su pareja. No me sentía culpable porque hasta ahora nada pasó entre Yesung y yo, ni siquiera un beso pues yo no lo había dejado.

Nunca he tenido novio, pero si se lo que es sentirse traicionado y yo no deseaba traicionar la amistad de Hae. Yesung respetó mi forma de pensar, al parecer eso le cautivo de mi. Siempre que charlábamos el trataba de cuidar mi inocencia, incluso cuando los demás hablaban de cosas subidas de tono, Yesung siempre trataba de protegerme. Algo exagerado, pero me gustaba que lo hiciera.

Tiempo es lo que deseábamos darle, tiempo separados es lo menos que necesitábamos. Pero esta prueba de amor ya nos estaba matando lentamente. El se le escuchaba cada vez menos animado y yo, las ganas de verlo me volverían loco pronto. Necesitaba verlo, pero hoy tampoco podría ser.

- Espero que nos veamos pronto. – le dije tratando de aliviarle un poco.

- Pronto, muy pronto pequeño… - suspiró -. Pásatela muy bien…

- Gracias. – me la pasaría bien, pero no tanto como tenerlo cerca.

Y así comencé el que seria el mejor día de mi vida, aunque eso yo aun no lo sabía.

Las clases transcurrieron sin ninguna novedad, después del saengil chukha hamnida que me cantaron mis compañeros. Pronto me vi en la reunión organizada por mis amigos.

Después de tanto bailar y beber un poco, realmente no bebo mucho, una copa es mi limite ya que no soy bueno para la bebida; ya deseaba ir a casa. No se como es que este tipo de cosas se dan, pero algo me decía que debía irme temprano, salir de ese lugar y las ganas de hacerlo me ponían impaciente.

Así que alegando cansancio y diciendo que me esperaban en casa, me deshice de mis amigos.

Cuando por fin salí de aquel lugar, respirar el aire y acostumbrarme mis oídos a los pocos sonidos de la noche, tome rumbo a casa algo pensativo por la ansiedad que sentí allá adentro. De pronto sentí como unos brazos rodearon mi cuerpo y unas palabras que después de tensarme, reconocí.

- No me resistí de venir abrazarte. – su voz, su abrazo… todo era dulce.

- Me alegra que tengas poca resistencia. – sonreí.

- Deseaba darte tu regalo antes que tu día terminara. – susurro sobre mi oído.

- ¿Compraste un regalo para mí?

- Es algo pequeño, como tu. – tocando mi nariz, cuando me di cuenta ya lo tenía frente a mí.

Lo vi sacar de entre la bolsa de su pantalón un pequeño colgante para celular, que al verlo mejor no te que era una pequeña tortuga plateada con piedras de muchos colores amarillos.

- Es hermosa. – realmente era linda y además era un tortuga. A Yesung le encantaban estos animalitos.

- Me alegra mucho que te guste, –dijo mientras la colocaba en mi mano.

La observe mejor, la tortuga tenia mis colores amarillos favoritos. Pero al ver su pancita, grabado con una hermosa letra la palabra “Saranghae” y dos iniciales enlazadas: YW. Era lo mas hermoso que alguien me había dado, por muy pequeño que fuera, era el regalo mas lindo de toda mi vida.

- Entonces también te va a gustar la mía.

Yesung me mostró su celular y el pequeño colgante era una jirafa verde echada en sus patitas y debajo de ella, la misma palabra con nuestras iniciales grabadas. Èl planeó todo eso, nuestros animales favoritos intercambiados, nuestros colores favoritos y la declaración de amor más hermosa.

- Gracias. – lo abrace y di un beso en su mejilla. Yesung correspondió a mi abrazo.

No quería llegar a casa y alargar todo lo posible este momento. Caminábamos un poco uno al lado del otro, sin atrevernos a decir nada, muchos días sin vernos eran los culpables. Pero el silencio no era incomodo, mas bien parecía el cómplice perfecto para nuestros sentimientos.

Hace mucho que deseaba tener a Yesung frente a mí, todo este tiempo lejos lo extrañe y pensar que este día terminara. Pues a pesar que un mes pasó desde que Hae nos pidiera el favor, Yesung no había hecho nada para acercarse a mí de nuevo, hasta hoy. Quizás hoy lo haría. Al sentir como su mano tomaba la mía me sobresaltó, sacándome de mis pensamientos.

- Lo siento pequeño, no quería asustarte.

- No es eso, venia pensando en algo.

- Mi reino por tus pensamientos. – su dedo acariciaba tiernamente la mano que me sostenía.

- No deseo llegar a casa. – al ver como Yesung abría grandemente sus ojos, aclare -. Al menos no todavía.

- ¿Por qué saliste temprano de tu fiesta?

- Hubo algo como un presentimiento… sentí que necesitaba salir de ahí y me encontré contigo. – me sonroje al darle entender que él me atrajo sacándome del bar.

- Entonces bien por mí. – Yesung sonreía felizmente -. me alegro que tengamos esa conexión, ya que yo también estaba ansioso por verte.

Apreté su mano fuertemente. El había sentido lo mismo que yo, era obvio que necesitábamos la cercanía, que nos amábamos y este tiempo de prueba ya estaba siendo suficiente. Por mucho que quisiera a Donghae, amaba más a Yesung. Así tuviéramos que escondernos unos pocos días mas, todo era mejor a estar separados.

- Si no quieres llegar a casa, se de un lugar al que podemos ir… es uno de mis lugares favoritos. – me miro con esos ojitos inquietantes -. Es algo que quiero compartir contigo. Además la noche de tu cumpleaños es hermosa, se pueden apreciar las estrellas y la luna, como no admirar una noche como esta.

- Es muy linda la noche. – dije en voz alta, en realidad todo se hacia mas bonito a su lado -. ¿A dónde iremos?

- A mi casa, pero debemos ir por mi coche, está un poco lejos.

El viaje fue agradable y cuando detuvo el auto Yesung bajó rápidamente a abrirme la puerta. Agradecí el gesto con una sonrisa y tome la mano que me tendía. Estábamos en el estacionamiento de un enorme edificio de lujosos departamentos, lo supe tan solo escuchar en la zona que nos encontrábamos, no era un barrio común.

Después otra situación asaltó mi mente, “estaríamos solos, los dos… en su casa, a solas”… mi mente decía que no era decente y mi corazón me obligaba a seguir caminando de su mano.

Llegamos al que era su departamento, me impresiono no ver tantas puertas como imagine. Al entrar me di cuenta porque no había tantas, el departamento de Yesung ocupaba la tercera parte de todo el piso y al parecer todos los demás eran iguales. El departamento era elegante pero con un toque hogareño, no se veía como un departamento de soltero ni mucho menos, era como una casa normal pero más elegante.

- Pequeño, debes llamar a tu casa y decirles que te quedaras aquí. No voy a permitir que preocupes a tu familia.

- Que… quedarme. – Yesung ya me daba el teléfono -. gra… gracias. – intente marcar pero los números se me distorsionaban, justo cuando escuchamos.

- Yeye regresaste. – era su ama de llaves siempre lo esperaba.

- Nana tenemos invitados, podrías arreglar el cuarto de huéspedes y traernos algo de beber, también algo para comer a la terraza.

- Claro que si. – su nana me sonrió -. Es un gusto tenerlo en casa joven.

- Gracias.

Y dicho esto se retiró. Con mi corazón latiendo más tranquilo llamé a mi casa, mi mama comprendió que era mejor quedarme en casa de un amigo a esas horas.

- Listo, mis papas ya están enterados. - dije en cuanto colgue el telefono.

- Siendo así, vamos te mostrare algo.

Caminamos un poco mas lejos del pasillo que daba a la cocina, en lo que parecía ser la parte trasera del edificio. Yesung abrió una enorme puerta doble de cristal, que al atravesarla, daba a una hermosa terraza. De un lado un pequeño jacuzzi cubierto por una lona y del otro lado, una mesa con parasol. Pero lo que mas llamo mi atención, fue un sillón que parecía un columpio, situado justo al final de la terraza del lado derecho.

Lo señale animado y Yesung me dijo que también era su favorito. Me di cuenta del porque. No supe a que hora del camino en coche comenzamos a subir, su edificio estaba sobre una colina y la vista desde el columpio era magnifica. Una ciudad iluminada se extendía a lo lejos, era hermosa y cautivante; es por eso que estaba colocado en este lugar.

- A menudo vengo aquí a leer, hacer mis tareas o hablar contigo pequeño.

- Gracias… - le dije, dándole un beso en la mejilla. Me abrace a su espalda recargando mi mejilla, podía sentir su respiración y escuchar su corazón, no deseaba separarme de Yesung nunca más.

- ¿Por qué fue eso? – me pregunto con su mano en la mejilla.

- Por el mejor cumpleaños que he tenido.

Contemplamos las estrellas, el viento acariciaba nuestros rostros y comenzaba a sentir un poco de frio; hasta que Yesung me envolvió con sus brazos.

Me quede pensando en Yesung, en cómo se fue dando todo sin desearlo, como se fue metiendo en mi corazón ganándose mi amor… tan inesperado y a la vez hermoso. No tenia nada de que arrepentirme y si pudiera cambiar algo, seria haber llegado a su vida antes que Donghae, así mi amigo no hubiera sufrido.

- ¿Puedo preguntarte algo pequeño? – su pregunta hizo voltear mi rostro, quedando muy cerca del suyo.

- Si puedes. – logre articular.

- ¿Quieres ser mi novio? – su mirada, su boca… no lo resistí y lo bese.

Fue un roce nada más, el sentir su cálido aliento y su nariz tocando mi mejilla al profundizar el beso. Me sentí arder pero también me eleve, fue casi mágico nuestro primer beso, mi primer beso y ya me volví adicto a ellos. Cuando tuvimos que separarnos, observe que en sus ojos aun me exigían la respuesta a su pregunta.

- Por si no te quedo claro con el beso… - comencé a reír ante su cara de sorpresa.

- ¿Dónde quedo mi inocente pequeño? – pregunto aparentando estar asustado de mí.

- Sigo siendo tu pequeño, pero tú tienes la culpa por tentarte de esa forma, con tus labios muy cerca de los míos. – termine diciéndole con un puchero.

- Lo acepto, es mi culpa. – dijo mientras abrazaba mi cintura y me jalaba más cerca de él -. Pero la culpa no creo que me detenga, creo que lo hare más seguido.

- ¡Yeye! – grite sonrojado, ni yo me había dado cuenta de lo que hice.

Así comenzamos una guerra de cosquillas donde Yesung termina acostado en el columpio y yo encima de él. Nuestras miradas se cruzaron nuevamente, escuchando a los grillos de fondo, las estrellas brillando en el cielo junto con miles de luciérnagas que se posaban sobre los árboles y la ciudad iluminada

Deseaba sentir nuevamente el calor de aquellos abrazos, me deje caer en su pecho abrazándolo y cuando sentí sus brazos rodearme, feliz me refugie más en ellos.

- Yesung... ¿Somos novios? – mis dedos hacían figuritas nerviosamente sobre su pecho.

- Sí. – me abraza más fuerte.

- ¿Podemos volver a besarnos?

- Oh si, si por favor. – escucho que me responde tan desesperado como yo lo estoy.

Delinee su rostro con mis dedos y fue entonces que me di cuenta que ya no era un sueño. Si nuestro amor surgió inesperadamente, de ahora en más lo haríamos conscientemente, disfrutando todo el tiempo juntos.


Un amor sin ser buscado llega inesperado… Todo el mundo quiere un amor de película, cuando este solo dura unas horas. También hay gente que cambia con el tiempo o será que con el tiempo muestran quienes son realmente...


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