El Novio Perfecto… Oneshot

Título del Oneshot: "El Novio Perfecto"
Autor(a): Lunis HeeChan
Parejas: WooMi, ChenMi, HanMi
Tipo: Yaoi, AU
Género: Slash, Comedia, Fluff (?)
Clasificación: PG
Advertencias: Ninguna.
Comentario de la autora:

No me lo van a creer. Este shot esta inspirado en la foto de Hangeng que aquí se muestra. ¿Por qué? Ni yo misma lo sé. El chino no es de mis favoritos, sin embargo, se debe aprovechar cuando llega la inspiración. Espero que esta cosa dulce les guste. Buena lectura.



– Estoy aburrido… - ruedo sobre la cama por… ya perdí la cuenta de cuantas veces lo he hecho.


Pasar las últimas dos horas viendo como se prueba ropa, se quita, se pone, se pasea por el espejo, hasta quedar perfecto. Lo que comenzó como algo lindo de ver se fue convirtiendo en un suplicio.

Afortunadamente encontró la ropa adecuada que lo hace lucir hermoso, más que perfecto, la adecuada combinación entre sexy y adorable. La ropa puede decir mucho de lo que esperas a cambio según él. Cosa que no pude ver porque no me dejó ver, no hasta que esté bañado.

– Yo no entiendo como una ropa puede crear tantas expectativas. Simplemente no lo entiendo.

Suelto un bufido por la espera.

Hace veinte minutos que estoy listo. Mi mejor ropa puesta, mis calcetines y hasta me he peinado ya mientras que él sigue sin salir.

Ruedo sobre la cama a mi espalda, mirar al techo nunca ha resultado nada divertido, pero descubrir una nueva mancha de esa mascarilla verde que usa si que lo es. Claro, mientras no se de cuenta porque es “Carísima” como él mismo dice.

– ¡¡Zhou Mi!! – grito su nombre.
– ¡Voy, ya voy!

Sabe que cuando digo su nombre completo es porque no estoy nada contento o porque mi paciencia se ha agotado. Casi siempre ambas cosas, pero hoy se ha superado.

– ¡Ya termine! – escuchar su voz cerca hace que ruede sobre mi estómago en la cama para verle –. ¡No me veas! Estoy feo.

Lo escucho decir mientras lo observo correr hacia el closet envuelto en una toalla y con pequeñas gotas escurriendo de su cabello, lo que le da un aspecto inmejorable.

Como si pudiera ser feo de alguna manera.

Demasiado bello para su propio bien. Su blanca piel, su largas piernas y perfecta altura. Músculos definidos sin exagerar y esas sutiles curvas que se notan en su silueta, hacen que la palabra “todo en su lugar” se quede corta. No se quien le ha metido en su cabecita la idea que es feo.

– Woo, si quieres bañarte…
– Te dije que ya lo había hecho cuando me desperté. – bufo al ver que no me ha prestado atención por lo acelerado que esta con esa cita.
– ¿En serio? – se asoma incrédulo por la puerta del closet, que hace a veces de vestidor privado.
– Puedo verte. – canturreo.
– Basta, no quiero que lo hagas hasta que veas todo ya hecho.

Había terminado de poner su ropa, aun no me dejaba verlo del todo, sin embargo los pantalones se le veían muy bien puestos, sobre todo después de inclinarse a colocarse los protectores de pie; sostienen muy bien su trasero.

Lo observo terminar de peinarse sentado sobre la cama. Supongo que ya está listo, podré verlo ya.

– Espera… – dice y corre hacia el otro lado de la habitación, buscando entre las cajas y alhajeros que hay sobre la cómoda.

Resignado a tener que esperar unos minutos más, me dejo caer de espaldas sobre la cama, de nuevo mirando el techo.

Raro que mi paciencia no se haya agotado. A decir verdad, es que con Mimi nunca sucede, solo con las personas a su alrededor. Aquellas que quieren hablarle, acercársele o siquiera atreverse a tocarlo. Cierto, con Mimi nunca pierdo el control.

Sonrió al recordar la de veces que lo he salvado de patanes.

Sí, porque a pesar de ser muy cercanos, compartir el mismo techo, que mi coeficiente intelectual sea alto y mis razonamientos de un adulto, solo soy un niño de diez años y Mimi, es mi hermoso hermano mayor. Quien me cuida y se hizo cargo de mi, desde que mis padres me dejaron después de un aparatoso accidente.

Mimi se ocupa de mi educación, me alimenta, compra mi ropa porque dice que yo no tengo para nada buen gusto y se encarga de calmar mis pesadillas en las noches oscuras, la oscuridad se ha vuelto contra mí varias veces.

Solo dormir con Mimi calma mi ansiedad al recordar eso. Sentir como sus brazos me aprietan y como acurruca mi cuerpo contra el suyo mientras suaves palabras son dichas con dulzura por sus labios. Es como puedo dormir, aunque por las mañanas tenga que pagar las consecuencias, Mimi duerme horrible. Siempre termino aplastado por su cuerpo o con sus piernas enredadas cual llave de lucha libre.

Dios… como puede ser tan dulces por las noches antes de dormir y ser como un pulpo marcando las horas con sus tentáculos sobre la cama el resto de la noche.

Suspiro… aún así es mejor que dormir solo con mis pesadillas.

– Listo. – me dice de pie en toda su larga estatura, frente a la cama donde estoy acostado. Extiende su mano para que la tome y ayuda a levantarme –. ¿Qué tal me veo?

Quise mirar su ropa o todo lo demás que se había puesto pero, quede atrapado en su sonrisa hermosa y deslumbrante como siempre, tanto que me deja aturdido, así que solo logró asentir.

– Bien, ya podemos irnos entonces. – toma mi mano y comienza a jalarme a la salida.
– No, espera, ¡Mimi!
– ¿Qué sucede? – pregunta con ojos curiosos sin quitar esa sonrisa que me atonta.
– Mi abrigo y mi mochila.
– ¡¿Qué?! Pensé que ya estabas listo. – comienza a decir mientras suelta mi mano –. Ahora vamos a llegar tarde y todo por…

Distraído, sí. ¡El me distrae! Ahora es mi culpa, cuando todo este tiempo solo he estado esperando por él.



* * * * *

Llegamos al restaurante con un poco de tiempo de sobra para su cita. Mimi se había citado con un “Amigo” y como este era mi lugar favorito, seguramente debe pensar que eso me mantendrá tranquilo mientras él conversa con su cita. Si tan solo supiera.

Rápidamente me guía hacia mi mesa, una en la que siempre nos sentamos cuando venimos a comer aquí. Se trata de un restaurante de comida China. El dueño creo que es chino o algo así, porque este tipo de buena comida, no la encuentras en ningún lado en Seúl, por mucho que cocinen bien.

– ¿Trajiste tus cuadernos para colorear? – pregunta una vez que me ha instalado en la mesa.
– ¡No son cuadernos para colorear! – respondo realmente avergonzado, más que molesto. Mis libros para colorear como él los llama, son mis cuadernos de dibujo, estoy tratando de mejorar el pelaje en los animales. –. No soy un niño.
– Pues lo pareces. – escucho decir de una voz desconocida –. ¿Es tu hermanito?
– ¡Oh, Calvin, llegaste! Te estaba esperando. – Mimi enseguida pone su atención con una bella sonrisa en él tipo que acaba de llegar. Supongo que es su cita.
– Si, ¿Nos vamos a sentar aquí?
– No, no. Tenemos una mesa cerca de la ventana, Woozi puede cuidarse por si solo. ¿Verdad hermanito? – asiento con una mueca, sin poder creer la cara de susto que me dio el tipo pensando que iba a compartir mesa conmigo.
– Ok, vamos. – el tipo se aleja primero.
– Woo, ya sabes, compórtate y pide todo lo que quieras, ¿esta bien? – vuelvo a asentir al ver al mesero acercarse –. Voy a estar aquí cerca.
– Bien. – que puedo decir si no se me permite decidir otra cosa. Termino de sacar mis cuadernos y lápices sobre la mesa, ordenando mis cosas… –. Oh, vamos. Como si pudiera portarme bien.

Llevamos aquí solo una hora y… tuve que pedir amablemente a Mimi que me llevara al baño, cinco veces. ¿Cómo es que había tanto liquido en mi pequeño cuerpo? Bien, mi hermano dijo que pidiera lo que quisiera, esas tres malteadas gigantes estaban haciendo estragos en mi. ¿Por qué tiene que acompañarme al baño? Alguien le metió en la cabeza a Mimi que el ochenta y nueve por ciento de los abusos a menores sucedían en el baño.

Lo fácil que es ahora conseguir estadísticas a través de google, yo solo se lo hice llegar a su email.

Para cuando llegó mi orden de comida, me sentía ya algo lleno, aun así me dispuse a comer. Mimi tuvo que venir unas seis veces a que estuviera bien, pues cada que giraba su cabeza para verificarme, mis ojos de cachorrito perturbado clavados en él, lo ponían inquieto.

Así que justo cuando iban a terminar su cena, con mi estomago lleno de comida y la paciencia del tipo agotada por mis constantes interrupciones, pensé que era hora de ir a dormir.

– En verdad tengo sueño… – dije tallando mis ojos para ser más convincente.
– Solo aguanta un poco. – Mimi intenta persuadirme.
– ¿Puedo quedarme aquí?
– Mira Mimi…
– ¡Solo yo le digo Mimi! – callé a Calvin, si tenia que hacer berrinche, lo haría. El tipo bufó.
– Esta bien Mi… Mi, será mejor que atiendas a tu herman… ito… – parecía que le costaba hablar al tipo.
– Pero íbamos a ir a…
– Cuando estés menos ocupado me hablas, ¿ok?
– Espera, Calvin.

Mimi intentó hacerle cambiar de opinión y en lugar de eso, el tipo comenzó a portarse más patán y enojado por mi presencia. Mi hermano no tuvo más remedio que dejarlo ir.

Cuando regresó conmigo a la mesa se le notaba algo abatido. Quizás había exagerado un poco, solo un poco, pero con tal de mantener a tipos como ese alejados de Mimi, sería capaz de lo que fuera. A lo lejos se veía que el tipo no valía la pena. ¡Ni siquiera pagó la cena!

Lo vi sentarse a mi lado en la mesa con los hombros caídos. Tal vez lo único que me molestaba, es que el tipo se había llevado la sonrisa de Mimi con él. Bien que pude notar mientras platicaban que mi hermano era todo sonrisas.

– ¿Haz terminado tu cena, Woo?
– Si. – me dolió escuchar lo triste de su voz.
– Bien, espera aquí mientras pido la cuenta.

Antes de que pudiera ponerse de pie, un hombre alto de piel bronceada que vestía un tonto mandil amarrado en su cintura, se nos acercó con una amable sonrisa. Era seguro que ese no era un camarero, nunca lo había visto atender las mesas, sin embargo ya lo había visto en la cocina y en la caja algunas veces. Además, el hombre se veía atractivo y dominante del lugar. No era un tipo cualquiera como ese tal Calvin.

– Buenas noches. – fue lo primero que dijo, y pude ver el momento exacto en que Mimi lo noto, su mirada se hizo más amable y una pequeña sonrisa quiso salir de su boca –. Su cuenta…
– Oh, si. – Mimi comenzó a buscar dentro de su cartera apresurado y algo nervioso –. Ahora mismo iba a pagarla.
– No es necesario. Al parecer el caballero dejo la cuenta pagada. – su sonrisa indulgente hacia Mimi, me hizo entrecerrar los ojos sospechando de lo que decía. Este hombre realmente no sabía mentir.

El tipo ese, Calvin, en ningún momento se levanto de su lugar en todo el tiempo que estuvimos aquí. Y cuando se fue, corto vuelta a la caja para dirigirse a la salida, así que él no pudo haberla pagado sin pasar por ella.

Obviamente Mimi no lo vio porque había estado de espaldas cuando esto sucedió.

– Después de todo lo hizo. – algo de emoción se escapó de su voz, Mimi le había creído.

Es por eso que tenía que proteger a Mimi, era tan crédulo, que cualquiera podría abusar de eso. No se porque el hombre del mandil estaba cubriendo al otro tipo, pero algo me decía que se traba mas que nada de Mimi, por las miradas que le echaba.

– Gracias, amm…
– Hangeng, mi nombre es Hangeng. Soy…
– Mucho gusto y muchas gracias. – en su emoción, Mimi no lo dejó terminar.

A cambio, agito las manos del hombre en agradecimiento repetidas veces. Como dije antes, Mimi a veces podía ser muy despistado. Este hombre estaba intentando algo con él y Mimi como si nada, ni se enteraba. Perfectamente sabía que su atención y pensamientos estaban en el otro.

Nos fuimos de ahí sin gastar ni un peso y con los ánimos de mi hermano más esperanzados, seguro que podría invitar de nuevo a Calvin para compensarle la cena.


* * * * *

Algunos días llegaban flores. Otros días eran dulces. Pero siempre, siempre, siempre, venían acompañados con globos rojos en forma de corazón, lo que hacía obvio que Zhou Mi tenía algún admirador. Uno que no le importaba gastar en estos caros regalos, pues no parecían provenir de cualquier tienda ni de cualquier pobre tipo.

Lo que me molestaba, era que Zhou Mi hubiera confundido que los regalos venían del tal Calvin, como algún tipo de disculpas por lo sucedido la otra vez. Y por eso es que de nuevo ha quedó con él para cenar.

Lo peor es que hoy no me siento muy bien.

– Vamos, tienes que ir. – Mimi insistía mientras buscaba que ponerse. Se había bañado ya y yo me encontraba tirado en la cama bajo las sábanas, sin ganas de nada–. Después de todo, Calvin ha mandado todos esos globos para ti. Una vez le mencioné lo mucho que te divertías de niño con ellos.

No pude evitar rodar los ojos. ¿Globos en forma de corazón? Bien sabía que no eran para mi. Al menos que Calvin estuviera enamorado de mi. Solo pensarlo me dio escalofrió.

– ¿Y si me quedo con Seung Cheol? –mi mejor amigo y vecino, me gusta su compañía. Siempre trata de hacerme reír, además de ser de mi edad, es fácil hablar con él –. No creo que se niegue.
– Tienes que ir Woo. –volvió a decir–. Seung Cheol no está, sus padres me avisaron que saldrían y se lo llevarían con ellos, y yo no tuve tiempo de conseguir una niñera. –lo escuche suspirar–. Estaré más tranquilo si estás conmigo.
– No me siento bien. –mi confesión rápidamente lo puso alerta. Zhou Mi dejo de hacer lo que estaba haciendo y vino corriendo hacia mi.
– ¿Qué sucede? ¿Dónde te duele? –sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo desde mis pies hasta mi cabeza mientras se arrodillaba en el suelo a mi lado–. ¿Por qué no me dijiste? Mira que malo soy. –comenzó a lloriquear.
– No me estoy muriendo Mimi. Solo no me siento bien. –trato de tranquilizarlo– A lo mejor me va dar la gripe.

Zhou Mi se dejó caer sentado en el suelo con su espalda recargada en la cama. Lo escuche suspirar alto y sus manos alborotaron sus cabellos para después jalar sus rodillas hacia su pecho, y por lo que fue un largo tiempo, guardó silencio..

– Quizás no deberíamos ir. –de pronto dijo–. Le hablaré a Calvin y le diré que nos veremos en otra ocasión. ¿Cómo no me di cuenta que te sentías mal? –por su voz, sonaba como un reproche a si mismo.

No podía darse cuenta que me sentía mal. Apenas esta mañana estaba bien, así que Mimi no tenía porqué culparse de nada. Además, sabía lo mucho que quería ver a ese tal Calvin y por mucho que me molestaba, Mimi se veía mejor desde que supo que iba a verlo otra vez. Después de que Calvin le dejara de buscar, estuvo un poco triste, así que hoy lucía radiante. Bueno, así lucía antes de que le dijera que me sentía mal.

Me siento culpable. Sobre todo porque la ultima vez le arruine la cita. Debo sentirme muy mal como para hacer esto.

– Tengo hambre, Mimi. –me siento a su lado en el suelo.
– ¿Pero no te sientes mal? –me encojo de hombros mientras me abraza.
– ¿Puedo pedir algo bueno si Calvin pagará?
– ¡Claro que si! –mi hermano vuelve a ser el mismo, animado, alegre y muy entusiasmado–. Debí saber que los niños de tú edad son todos iguales. –revuelve mi cabello antes de levantarse–, Espérame.

Sin que él se de cuenta, me duelo un poco del estomago. No se que comi o si en realidad me duele el estomago cuando todo lo que quiero es comer algo. Lo que sea.

A los pocos minutos llegamos al restaurante. Calvin ya esperaba impaciente a mi hermano, así que fui solo a acomodarme en otra mesa, ya que la que acostumbro estaba siendo ocupada. Eso sólo aumentó mi incomodidad. Comenzaba a sentirme realmente mal.

Después de varias vueltas del mesero y sin pedir nada, el mismo hombre que nos dijo la vez anterior que la cuenta ya había sido pagada. Hangeng, dijo que se llamaba, se acercó a mi.

– ¿Por qué no has pedido nada, lindura? –¿En serio? ¿Lindura? Bueno, al menos eso era mejor que “pequeño”, odiaba que me dijeran así–. ¿No te apetece nada del menú? ¿Tan mal cocino? –el pobre puso una cara de que su existencia terminaba por eso.
– No es eso. –me reí–. Su comida es muy buena. –solté.
– Eso es un elogio, viniendo de una lindura como tú. Gracias. –dijo e hizo una venia–. Entonces, ¿en que puedo ayudarte?
– No me siento bien. –le dije sin pensar. Algo extraño que confiara en un casi extraño.
– ¿Quieres que le avise a tu hermano?

Gire mi cuerpo hacia donde se encontraba sentado Mimi, pero solo podía ver su espalda. Calvin se había asegurado que mi hermano no se distrajera esta vez, por eso no se había dado cuenta que en todo este tiempo no había ordenado nada.

– No lo quiero molestar. –le dije acomodándome en mi asiento. En mi cara se reflejaba claramente que a quien no quería molestar era al tipo ese con quien estaba. No quería meter en líos a mi hermano–. Déjelo, estaré bien.
– No hay problema. Le hablare para que se aparte, y él no se enterara. –entendí perfectamente lo que iba a hacer–. Mientras déjame cuidar de ti. Si te traigo un té, quizás ayude a que te sientas mejor. ¿Quieres?
– Esta bien.

Intente sonreír pero, ya para este momento, me sentía peor.

Observe como Hangeng fue a la cocina y después se dirigió a la mesa de mi hermano. No se que le dijo, pero al poco tiempo mi hermano le sonreía y acepto acompañarle a la cocina. Mientras tanto, yo comenzaba a sudar frío y los espasmos en mi estómago comenzaba a ser insoportables. Me levanté de mi asiento y quise llegar con mi hermano, sin embargo al único lugar que llegue, fue a la mesa donde Calvin y él se encontraban.

– Ey niño, me alegra que hoy no estés molestando. –me dijo en tono burlón. Su mirada maliciosa y su tono, hicieron que mis ojos se aguaran. Así de mal me sentía.
– Quiero a mi hermano.
– Yo también. –dijo y se acercó a tomar fuertemente la mano con la que me sujetaba a la mesa–. Y créeme, estaría mejor si no tuviera una molestia como hermanito, seguramente Zhou Mi tendría una mejor vida si no tuviera que mantenerte.

Y eso fue todo. Sus palabras perniciosas, su presencia, todo me supero. Mi estómago ya revuelto comenzó a cobrar vida propia y cuando me di cuenta, estaba inclinado vomitando, justamente en sus zapatos. Devolví todo. Incluso los chocolates que robe del refrigerador la noche anterior. Me había olvidado que había comido eso a escondidas.

Sudoroso, temblando y con un sabor horrible en la boca, trate de ponerme derecho mientras limpiaba mi boca. Más una fuerte mano detuvo mi acción y me jaloneo.

– ¡Pequeño granuja! –era Calvin, y estaba furioso–. Planeaste esto ¿verdad? Eres una molestia. –me estaba lastimando. Nunca nadie me había gritado, quizás por eso estaba llorando. Tanto como odiaba al tipo, me habría gustado darle unas patadas en ese momento, me había agarrado fuera de mi base–. ¡No te gusta que esté con tu hermano! ¡Dilo!
– ¡Basta! –una fuerte mano lo detuvo. La verdad es que no se que me habría hecho si hubiera continuado así. Sobre todo porque la gente a nuestro alrededor no se había metido a defenderme.
– ¡¿Qué te pasa Calvin?! –Mimi le gritó en cuanto me tuvo abrazado, pero se olvidó de él cuando Hangeng comenzó a ponerlo en su lugar y su atención se centró en que yo no tuviera ningún daño.

Calvin fue echado por el dueño del local. Hangeng resultó ser el dueño y no el cajero como pensaba. También le prohibieron la entrada en el futuro y solo lo dejó ir Hangeng, porque Mimi dijo que no levantaría cargos. Mi hermano se sentía un poco culpable de todo.

– Pero, ¿estas bien? –de nuevo me pregunto Mimi. Era como la onceava vez que me preguntaba, comenzaba a hartarme.
– Si Mimi, estoy bien. –dije algo frustrado y me gire hacia Hangeng que ahora nos acompañaba en la mesa–. ¡Esto está delicioso!
– ¿Cómo puedes comer así? Acabas de vomitar Woo. Come lento, ¿sí?

Resulta que después de devolver mi estómago comencé a sentirme muy bien. Los chocolates eran la respuesta a todo. Hangeng había estado enviando casi a diario y yo no dejaba de comer. Yo estaba seguro que era Hangeng el admirador secreto de mi hermano, solo él no lo sabía. Entonces, sufrí una sobredosis de chocolate y por eso me sentía mal.

Así que Hangeng ordenó una sopa muy ligera para que mi estómago se asentara y no lo tuviera vacío. La verdad es que tenía razón, comenzaba a sentirme mejor.

– Así son los niños. –escuche a lo lejos que Hangeng le decía a Mimi–. Ahorita están enfermos, al rato no. Y esta lindura, no creo que enferme seguido.
– Realmente no. ¿Tienes hijos? –preguntó Mimi seriamente. Para preguntas directas y fuera de lugar, mi hermano se pintaba solo. Ni siquiera se avergonzaba. Ya sabia por donde iba su pregunta. Yo también estaba curioso.
– Hermanos. Dos menores que yo, por eso lo sé.
– Oh, eso está muy bien. –la sonrisa de mi hermano se amplió.
– Ustedes dos… –deje de comer mi sopa mientras miraba de uno a otro–. Se ven muy bien juntos.
– Yo… yo… Iré por unas servilletas, tienes la boca llena de fideos. –así es mi hermano, seguro para unas cosas y tímido para otras.

Hangeng y yo lo vimos levantarse hacia la cocina en busca de las servilletas. Mi hermano se movía con mucha familiaridad y eso parecía hacerle gracia a Hangeng que lo miraba como bobo.

– ¿Le dices tú o le digo yo?
– ¿Eh? –mi pregunta lo agarro algo distraído.
– Sí. Que si le dices que eres tú quien le manda todos esos regalos a casa o se lo digo yo. Aunque no creo que le cause el mismo impacto si se lo dices tú. –Me agradaba Hangeng. Era la primera vez que deseaba darle una oportunidad con mi hermano a alguien.
– Lindo, eres inteligente. ¿Tan obvio soy?
– Algo. –me encogí de hombros.
– Solo tú hermano no se ha dado cuenta. –Hangeng dijo algo desanimado.
– Mimi cree que ha sido Calvin, por eso debes aclararlo. Que deje de pensar que ese tipo es el novio perfecto. –por un momento deje mi sopa de nuevo–. Además, conozco a Mimi, él no se da cuenta de lo que puede causar hasta que no le pegue en la frente.
– ¡Ah! ¿Cómo es posible que no se de cuenta? –Hangeng y yo observábamos a Mimi caminar hacia nuestra mesa, contoneándose y sonriendo como solo el lo hacía–. No es posible que no se de cuenta que para cualquiera, el novio perfecto sería él.
– Lo sé. –suspire y volví a mi sopa.

Era mejor mirar a todos lados y menos a esos dos, pues sus ojos comenzaban a dibujar corazones y sus palabras los formaban en el aire. Le concedía a Hangeng que estuviera así, pues ante sus ojos tenia al más perfecto ser, mi hermano Mimi. El novio perfecto.

Fin

Comentarios

  1. Zhoumi puede ser un hermano muy protector y dedicado pero despistado a la hora de ver al hombre correcto y que está loco por el, Hangeng fue por lo seguro conquistar primero al hermano menor...

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  2. WOW!! Muy lindo me encanto el el hermano cuidando a mimi y ese tal Calven es un nefasto lo bueno es que se libro de el espero que deje de ser tan ciego y le de una oportunidad a hangeng, al menos al hermano ya se lo gano solo falta mimi gracias realmente lindo bye.

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  3. Comadre, gracias *w* sabe que lo más hermoso que me pueden dar es un Mimi por quien sea hahahahaha mi Mimi slut *w*

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