Encuentros... Tercer Encuentro

 
 




Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.
Julio Cortázar
 

Heechul POV
 
Demasiado trabajo.
 
Observo los papeles sobre mi escritorio y sacudo un lapicero en mis manos intentando sacar el estrés.
 
Después de una larga reunión laboral y con una cita cancelada por un cliente, no ha sido el mejor día en el trabajo. Además, mi jefe está presionando a otro de nuestros clientes para un nuevo proyecto, del cual me convertiría en su asesor. Por eso necesito librarme de todo el trabajo pendiente que tenga, para poder tener más tiempo para ese nuevo proyecto.
 
El lapicero cae de mis manos, pues sin darme cuenta, comencé a sacudirlo más intensamente.
 
Hecho mi silla hacia atrás, las ruedas facilitan el trabajo, no así el lapicero que ha caído un poco más abajo del escritorio. Me levantó de mi asiento para poder agacharme más fácilmente, intento tomar el lapicero que se me ha caído.
 
Me estiro un poco más, hasta que mis dedos logran tomarlo y sacarlo de ese lugar. Sin embargo cuando intento salir mi cabeza golpea fuertemente con el escritorio que casi me hace caer.

  Seguramente me dará dolor de cabeza. – me quejo al volver a sentarme.
 
El día de hoy parece que todo lo que sucede es mi culpa.
 
  Lo siento. – escucho a mi secretaria decir mientras camina detrás de un extraño que viste un casco y chaleco de mensajería.
 
No la escuche tocar. Lo que es peor, le había dado la orden de no ser molestado por lo ocupado que estoy, y casi me encuentra debajo del escritorio de haber entrado unos segundos antes.
 
  ¿Qué sucede?
  Lo siento. – ella vuelve a repetir apenada.
 
Obviamente ha notado que estoy molesto. Sin embargo, ella luce también sorprendida, al parecer el mensajero la ha tomado desprevenida, por lo que decido tomarlo con calma y ayudarla a salir del apuro.
 
  ¿En qué puedo ayudarlo?
  Tengo un paquete para ti. – escucho decir al mensajero a través del casco negro de motocicleta que aún no se ha quitado.
 
Otra cosa que noto, es que me ha tuteado. Este muchacho sí que tiene agallas, cosa que me hace enderezar en mi asiento.
 
  La política de nuestra empresa dice que debo entregarte el paquete en persona. – explica el mensajero. Entiendo que sea su trabajo, pero esto es demasiado, ¿tenía que entrar de esta forma a mi oficina?
 
Esto me hace poner a la defensiva. Definitivamente hoy no es mi día.
 
  Si lo dejas con mi secretaria, es lo mismo que dármelo. – Ahora soy yo quien le explica — ¿No tienes flexibilidad alguna o eres demasiado diligente?
 
Creo que esto ha sonado más a reclamo que a otra cosa. No he querido que fuera así, después de todo, el pobre mensajero no tiene la culpa de mi mal día.
 
  Solo, déjalo ahí por favor. – le señalo la salita frente a mi escritorio y continuo con lo que estaba haciendo antes de toda esta interrupción.
  Muéstrame tu identificación primero.
  ¡¿Qué?! – levanto la vista de mis papeles para mirarlo sorprendido.
  Que debes mostrarme tu identificación primero, que tenga tu nombre para recibir el paquete. Ese es el procedimiento estándar.
 
Dios, creo que mi mal día aún no acaba. Suspiro profundamente para no terminar desquitándome con el pobre chico frente a mí. Porque es un chico. Lo he notado en sus pantalones ajustados y tenis de moda que utiliza, aunque aún no haya podido ver su rostro. Su voz se me hace algo familiar.
 
Saco la cartera de mi bolsillo para obtener mi identificación y enseguida la pongo sobre mi escritorio.
 
  ¿Con esto es suficiente? Ahora puedes dejarlo ahí y retirarte. – tengo bastante trabajo y esto ya me ha tomado mucho tiempo.
  Kim Heechul. – Le escucho decir al leer mi identificación — Lo sabía, eres mayor que yo.
 
Puedo ver a mi secretaria cubrir su boca para ocultar su risa, lo que me hace rodar los ojos, pues no sé a dónde pretende llegar con todo esto el mensajero.
 
Idiota.
 
Es entonces cuando el chico decide quitarse el casco. Y frente a mí, el chico del café aparece, sacudiendo su cabello y acomodándolo un poco, pues realmente no necesita mucho, ese look desenfadado parece funcionarle bien. Mi secretaria está encantada con lo que ve.
 
Ahora lo entiendo todo.
 
  ¿Tú? ¿Me estás siguiendo?
  Mi nombre es Choi Siwon, y quizás pueda parecer así, pero te aseguro que esto es… pura coincidencia. – se apura a explicar. — Un encuentro fortuito.
 
Me encuentro frente a él sentado con los brazos cruzados y sin creerle nada. El muy descarado se ha atrevido a tartamudear.
 
  Por favor, forma aquí. – me dice teniendo la tablilla con el documento que debo firmar.
 
Rápidamente firmo con mi nombre, Kim Heechul le escucho repetirlo muy bajo, como si lo hiciera para él mismo.
 
Lo veo tomar la tablilla y arrancar el pequeño talón de papel que me debe de entregar, el cual deja sobre mi escritorio junto con el paquete que ha venido a dejar.
 
  Que tengas un buen día. – se despide y sonríe con esa misma sonrisa que me dio en el café, antes de volverse a poner el casco y salir de mi oficina.
  ¿Él hace todo tipo de cosas? Debe estar muy ocupado. ¿Por qué pierde su tiempo de esta forma y me lo hace perder a mí?
 
Choi Siwon, logro leer en el comprobante de mensajería que ha dejado.
 
¡Ah! Con razón se me hacía tan familiar su voz y si seguimos encontrándonos de esta forma, lograré recordar algo más que tú sonrisa, Choi Siwon.
 
Continuará…

Comentarios

  1. Este Hee es dificul, pero poquito a poquito Siwon esta entrando a su corazón 💕

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