ENTRE LA IMAGINACIÓN Y LA REALIDAD _ Parte 34


Finalmente, la hora de irse a casa para Apo había llegado. Estaba cansado, más no al extremo, y deseando salir corriendo en busca de su novio. Después de terminar de grabar con Mile la escena donde terminaban empapados, Apo continúo grabando algunas escenas de guardaespaldas, donde no era requerido Mile y donde compartió momentos con sus demás compañeros que hacían que las grabaciones también fueran divertidas.

Afortunadamente, Apo no había terminado empapado como Mile, por eso su apuro a que el mayor fuera a casa a bañarse para que no pescara un resfriado. En realidad, eso había mantenido a Po un poco preocupado, por primera vez se le hizo un poco difícil no pensar en otra cosa que no fuera trabajo cuando estaba grabando, por eso la prisa ahora mismo de salir de ahí.

Despidiéndose de todos como era su costumbre, se adentró a los improvisados vestuarios del set para quitarse la ropa que usaba Porsche de guardaespaldas y ponerse su propia ropa. Se sentó en un banco y comenzó a desvestirse lo más rápido que pudo, confiando que en un momento más estaría junto a quien ocupaba sus pensamientos.

Apo condujo su auto hasta el departamento de Mile, como estaba más cerca del set y en un lugar más céntrico, no le tomó ni quince minutos llegar. Aparcando su coche subió al piso donde se encontraba el departamento.

El edificio era uno exclusivo, por eso Mile había autorizado a Po para que pudiera entrar, aunque Po no tenía la contraseña de la puerta aún. A decir verdad, eran pocas las veces que Apo estuvo en el departamento de Mile, la mayoría de sus encuentros habían sido en su propio departamento y no recordaba alguna justificación de esto.

Quizás era tiempo de cambiar un poco de ambiente para los dos.

El departamento de Po era desconocido para cualquier fan que pudiera seguirles y el departamento de Mile estaba en una zona segura y con mucha vigilancia, como bien pudo notar Apo cuando lo detuvieron en la entrada.

— Joven Nattawin, - uno de los vigilantes lo detuvo antes de subir al elevador — ¿Viene buscando al señor Phakphum?

— Sí, él llegó antes.

— Lo siento, pero el señor Phakphum no ha llegado.

— ¿Cómo? – preguntó Apo preocupado.

— Desde que salió muy temprano por la mañana no ha regresado.

— Pero... Gracias, olvide que nos veríamos en otro lugar. – se disculpó Apo antes de volver al estacionamiento.

Ya en su auto, Apo no sabía qué sucedió, le había dicho a Mile que viniera a su departamento y que luego lo alcanzaría...

— Shiaa... - dijo Apo antes de golpear el volante del auto, se había olvidado de decir esto último a Mile y ahora no lo encontraba.

Apo se dispuso a llamar al celular de Mile, cosa que fue en vano porque no respondía sus llamadas. Entonces tuvo que marcar al personal del staff para averiguar quien acompañó a Mile cuando salió del set, ya que se encontraba cansado y mojado, le había pedido que se fuera acompañado de alguien.

Las llamadas al staff no dieron frutos, ya que ninguno acompañó a Mile y tampoco sabían dónde se podría encontrar. Fue cuando Apo comenzó a ponerse ansioso y estar esperando encerrado dentro del auto tampoco ayudada. Se puso a pensar un poco más antes de entrar completamente en pánico, y el único lugar en el que podía buscar era su propio departamento.

Con las esperanzas renovadas y un plan para compensar a su novio por su metida de pata, Apo se puso en camino.

Al llegar a su departamento, hizo malabares con las bolsas que llevaba en las manos, ya que en el camino recordó que su refrigerador estaba casi vacío. Al abrir, se topó con la sorpresa que Mile estaba tendido en su sofá vestido solamente con una bata de baño mientras un brazo cubría sus ojos y no se movió, Apo supuso entonces que quizás no se había dado cuenta de su llegada.

*************

Las gotas de sudor corrían por la frente de Mile mientras sus pasos se hacían un poco tambaleantes, por lo que llegando al sofá se sentó intentando recuperarse un poco antes de continuar su camino hacia el baño. Se había estado hidratando e incluso tomado medicamento, pero nada parecía funcionar.

Tan pronto como llegó al departamento de Apo comenzó a sentirse mal. Mile no fue a su departamento como se lo pidió Apo y tampoco avisó a nadie del staff, porque estaba tan contrariado porque sus planes con Apo se deshicieron. Sin embargo, se sentía tan mal que su enojo se había esfumado en ese momento y por lo mismo, tampoco avisó a Apo que se encontraba en su casa y no en su propio departamento.

Mile terminó acostándose completamente sobre el sofá, miró el reloj y suspiró antes de cubrir sus ojos con su brazo, ya había pasado algo de tiempo sin saber de Apo desde que dejó el set. Seguía sintiendo como su cuerpo se sacudía por los escalofríos, cuando escuchó el sonido de la puerta abriéndose y después unos pasos acercándose a donde se encontraba.

Obviamente sabía de quién se trataba, así que Mile continúo con los ojos cerrados y su rostro oculto bajo el brazo mientras escuchaba a Apo acercarse hacia él. Los pensamientos de Mile eran una revoltura, tal vez porque se encontraba enfermo y no podía pensar correctamente, aunque esto también le pasaba últimamente cuando se trataba de Apo.

Bien dicen que el amor nos hace tontos a muchos, y Mile creía que esto le estaba pasando, porque Apo lo tenía tontamente enamorado.

¿Y si Apo estaba enojado? ¿tendría que disculparse? Mile no sabía qué decir o que hacer, y como buen hombre de negocios, no podía soportar la incertidumbre que todo esto le causaba.

Estar enfermo le estaba causando estragos a su mente también por lo visto, pensaba Mile mientras un quejido de frustración salía de su boca.

— ¿Por qué estás aquí y no en tu departamento? – le preguntó Apo, más su voz sonaba preocupada y no había reproche en su pregunta — Fui a buscarte a tú departamento y no estabas, - Mile sintió como la mano de Apo retiraba los cabellos de su frente, hasta que de nuevo escuchó su voz — me preocupé mucho al saber que no estabas ahí. - al escucharlo, Mile descubrió sus ojos y levantó la mirada hacia Apo que se encontraba agachado frente a él. Se le veía tan guapo, en todo su esplendor con la ropa de calle y el cabello despeinado, pero sus ojos lucían tristes y preocupados. Mile maldijo en su interior, no le gustaba ser él quien pusiera esos ojos tristes, levantó su mano y acarició la mejilla de Apo en una suave caricia.

Al sentir la calidez de la mano de Mile, inmediatamente Apo puso su mano encima de ella, la encontraba caliente, signo de la fiebre que seguramente se cargaba el mayor. Apo lo observó, Mile lo miraba fijamente, sus ojos se notaban algo turbios, más lo miraban con amor. Una mirada llena de amor, que Apo estaba seguro que podría derretir el mismo hielo. Mile siempre lo miraba con tal intensidad que no creía merecer.

— Mile... -susurró Apo.

— Yo... - antes de que Mile pudiera continuar, Apo selló sus labios con un corto beso, — Gracias por venir a mi departamento. Perdóname por favor. – rogó Apo, para después sentarse por un lado del sofá — Sé que habíamos hecho planes de venir hasta aquí y yo lo olvidé... lo olvidé completamente cuando te vi allí mal, estaba preocupado que enfermaras y no me equivoque. – y como Mile hiciera un gesto, diciéndole a Apo que eso no es lo que él quería escuchar — Lo siento, lo siento, solamente quería que llegaras a un lugar seguro y cercano, yo te iba alcanzar ahí cuando terminara.

— ¿En verdad? – la voz de Mile no sonaba nada bien.

— Sí, pero con toda la conmoción se me olvidó decírtelo. Prometo no volverlo a hacer. – y con solo mirarlo a los ojos, Mile sabía que decía la verdad.

— Yo.... Yo quise avisarte que vendría y en el camino comencé a sentirme mal, además estaba molesto. – Mile ya no quería estar recostado, así que comenzó a levantarse y sin que se lo pidiera, Apo lo tomó de los hombros y lo levantó fácilmente hasta sentarlo. — ¿Cómo me encontraste?-

— Fui a buscarte, me dijeron que no estabas, así que tuve que llamar a todo el staff de B O C preguntando por ti. Casi me doy por vencido cuando recordé los planes que habíamos hecho antes de que todo pasara. - ya estaba, lo había dicho, Apo estaba siendo sincero tal como él, aunque ahora a Mile le daba algo de vergüenza por lo que le había hecho pasar a Po, y estaba arrepentido. Ni siquiera se atrevía a mirarlo a la cara esta vez.

— Lo siento. – Mile sintió como sus mejillas comenzaban a enrojecer, tanto por la vergüenza como por la fiebre que se cargaba.

Apo comenzó a reír

— Somos unos tontos, ¿no crees? – Claro que Mile lo creía, así que también sonrió débilmente. — ¿Qué hacías aquí en la sala?-

— Estaba planeando darme un baño, pero ya no llegué, comencé a sentirme un poco mareado.

— Vamos, yo te ayudo. - cuando Apo ayudó a Mile a ponerse de pie, se dirigieron al baño muy despacio, ya que la fiebre había debilitado bastante al mayor, Apo casi lo llevaba cargando en su costado. Llevaba a Mile abrazado por la cintura y con su otra mano lo sostenía también.

De esta forma llegaron al baño y todo transcurrió normal después, ya que Apo estaba más preocupado por el resfriado de Mile que por otra cosa, y Mile difícilmente podía pensar en algo que no fuera descansar después del baño, ya que este lo relajo después de bajarle la fiebre.

A veces solo se les antojaba acurrucarse y esta, parecía una de esas ocasiones.

Con su cintura envuelta en una toalla, Apo ayudó a ponerse la bata de baño a Mile y después a regresar al cuarto, hasta dejarlo sentado en la cama.

— Te quedas sentado aquí en la cama tranquilo, ¿de acuerdo? – Apo miraba a Mile recargando sus manos sobre sus piernas.

— Muy bien. – murmuró Mile sonriente y con mejor semblante.

Cómo no iba a sentirse mejor si tenía al mejor enfermero del mundo con él, que lo trataba con cariño y cuidado, además de ser condenadamente guapo y que le daba una atención especial. A pesar de estar enfermo, estaba agradecido de tener a Apo a su lado.

Todo eso pensaba Mile mientras observaba a Po moverse hacia él a través del cuarto, para después comenzar a secar sus piernas, pasando suavemente la toalla.

Apo llevaba el torso desnudo, así que Mile podía ver su bien formado cuerpo iluminado por las luces de la habitación. Desde que había comenzado a andar con Apo, a Mile le había comenzado a gustar las luces encendidas en la intimidad, y es que no quería perderse nada de las expresiones de Apo, ni de su cuerpo y todo aquello que pudiera observar de él.

Los ojos de Mile quedaron fijos persiguiendo una pequeña gota que viajaba por el pecho de Apo hacia abajo, pasando por su abdomen, hasta perderse en el borde de su cintura en la toalla. Mile después subió sus ojos al rostro de Apo.

— No me mires así, Mile. – le pidió Apo sin sentirlo realmente, pues sonreía disfrutando el momento.

Estaba tomándose su tiempo para secar el cuerpo de Mile, cada parte de su piel de la que Apo nunca tendría suficiente. Y a pesar del tiempo que llevaban juntos, Apo jamás se acostumbraría al impacto que le causaba el cuerpo de Mile y lo que le hacía sentir, su corazón siempre saltaba acelerado cada vez que lo veía desnudo.

Mile seguía observándolo en silencio, disfrutando de la atención, hasta que estuvo completamente seco.

— Ya está, quedaste listo. – Apo dejo la toalla a un lado y después se fue a quitar las cobijas de la cama ,-Ahora, te metes en la cama y te quedas tranquilo. Yo voy a ir a buscar algo de ropa y...

— No. – dijo Mile antes de detener a Po tomando su mano.

— ¿No?

— No, tú te metes conmigo en la cama también así como estas, no pienso ser el único con poca ropa, - dijo Mile rodeando a Apo por la cintura, para luego atraerlo hacia él en un dulce abrazo.

Soltaron un suspiro al sentirse así, tan juntos. Mile hundió su nariz en el cabello de Apo, donde respiro su aroma, el mismo del que ya se había hecho adicto.

— No quiero quedarme solo. – murmuró Mile mientras pasaba sus manos en la estrecha cintura de su novio.

— Entonces, vamos a la cama, anda. – dijo Apo, pues todavía estaba preocupado por la recuperación de Mile. Podía sentir los dedos de Mile repartiendo caricias y erizando su piel.

Ambos se miraron a los ojos.

— Te amo. – dijo Mile.

— Yo también. Vamos, vamos a la cama.Apo se metió en la cama y abrió sus brazos, esperando que Mile hiciera lo mismo. Mile no se hizo más del rogar, se metió en la cama y se acurruco sobre el pecho de su novio.

— Me gusta esto, me gusta estar contigo así, se siente muy bien. – dijo Mile suspirando, su cuerpo relajándose al instante envuelto en aquellos brazos que lo sostenían.

— Eso está muy bien, ahora trata de dormir. – le insistió Apo, para después depositar un suave beso en su cabeza.

— Mmmm... me gustas. – Mile se removió en sus brazos.

— ¿No vas a dormir?

— Me gustas desde el primer momento en que te vi.

— También desde ese día me gustaste y desde ese día perdí la cabeza, no sabía cómo lidiar con mis sentimientos en ese entonces, porque ya sentía algo por ti. Nunca me había pasado. - confesó Apo — Y después me fui.

— A mí me pasó algo parecido, pero cuando me di cuenta, solo podía pensar en ti. En todos estos años, no deje de hacerlo. – dijo Mile antes de levantar su rostro para poder mirar el rostro de Apo.

— Y aquí estamos. – Mile sintió como los brazos de Apo apretaban más fuerte su cuerpo. — Tienes que descansar, p'Mai y yo también, mañana tengo que levantarme temprano, voy hacerte el desayuno.

— No, no, mañana quiero quedarme metido en la cama todo el día contigo. – la sugerencia hizo reír a Po.

— Anda, duerme, ya mañana veremos. Si no amaneces enfermo...

— Dormiré. – Mile le dio un pequeño beso a Apo antes de cerrar sus ojos.

— ¿En serio? ¿Esta es la medicina? – murmuró divertido Apo, antes de depositar varios besos sobre la cabeza de Mile.

Entre besos y caricias, ambos durmieron abrazados, Mile rodeando el pecho de Po con fuerza, mientras Apo cobijaba con su cuerpo el de Mile.



 

 希 HeeChan

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