Jian (POV)
Estoy cayendo por tus ojos, pero ellos
todavía no me conocen.
En serio,
para alguien que dice odiar los besos, ese sonrojo y balbuceo no es para nada
normal. Más cuando se trata de alguien como Taeho, que a pesar de querer
mantener a raya sus emociones, son más que claras en su rostro. Su odio hacia
los besos no se iguala al desconcierto que le ha generado ese beso de Ungjae.
No puedo
más que sonreír y sentirme feliz por él, ha tenido la fortuna de recibir su
primer beso. ¿Cuándo será que reciba el mío?
— ¡Jian! —Jeup llega todo agitado a
nuestro lado—. Qué bueno que te alcance, Seung Jun te estaba buscando.
— ¿Qué sucede?
— Te toca llevar el material visual que
ocupo su grupo en la clase de hoy a la bodega de regreso.
— ¿Desde cuando haces eso? —Taeho me
pregunta intrigado, cuando es obvio que no le he contado sobre esto.
— Lo hace desde que Seung Jun le hizo el
favor la otra vez. —comienza a decirle Jeup—. Cuando Jian nos hizo seguir a ese
chico nuevo, Lee Sang, y le tocaba… —rápidamente cubro su boca con mi mano para
que no continúe.
— ¡Es por eso que nos invitaste ese día
a comer helado! Mal amigo. —Taeho comienza a golpearme y yo a intentar
cubrirme.
Resulta
que ese día los del grupo de Seung Jun iban a ir al centro comercial, Lee Sang
queda en su grupo también, así que yo debía aprovechar tratar de encontrármelo
casualmente. Así que como Seung Jun me debe algunos favores… En realidad nos
molestamos uno al otro pidiéndonos favores, por eso no fue extraño pedirle que
me cubriera ese día con el material visual.
Aunque
valió la pena la verdad, porque ese día Jian y yo tocamos nuestras manos
accidentalmente. Ya me había rendido en mi persecución, pues para nada lo
dejaban solo y nuestro helado ya se había terminado. Así que fui a tirar al
cesto de basura los pequeños palos y servilletas, cuando al intentar echarlos
al bote otra mano se me atravesó, cuando levante mis ojos vi a Lee Sang. Él me
sonrió y nos quedamos mirando por un
momento, hasta que sus compañeros lo llamaron. Inseong, fue uno de ellos.
“Quiero
otra oportunidad, poder cruzar palabras con él”.
— Bueno, el caso es que Seung Jun dijo
que él se iba, dejo todo en el salón.
— Está bien, tengo que regresar, ustedes
vayan a casa. Iré más tarde. —les digo resignado.
— No olvides llamarme Jian. —me advierte
Taeho. Sé que quiere sermonearme.
— A mí, no me llames. Voy a salir con
Dongjun. —Jeup me advierte.
“Qué
envidia”, suspiro.
Ya en el
salón de Seung Jun, comienzo a recoger rápidamente el material de visual para
poder irme a casa también, y cuando estoy por recoger el proyector, las luces
del salón se apagan.
— ¿Qué sucede? — “Seguramente alguien me
está bromeando”—. Seung Jun, más vale que no hayas sido tú.
Camino a
ciegas hacia la puerta, pues como en la última clase usaron el proyector, todo
el salón se encuentra a oscuras.
— ¡Seung Jun, si esto es una broma! —me
encuentro un poco más desesperado al ver que la puerta no abre—. ¡Dios, no abre
en realidad! ¡Seung Jun! ¡Abre! —grito intentando que alguien me escuche, antes
que la escuela se quede vacía.
De pronto
un miedo terrible más que desesperación, comienza a invadirme y mis ojos se
aguadan, no quiero sonar como un bebé, pero la oscuridad en la escuela es
horrible. Estoy a punto de llorar, cuando la puerta de pronto de abre y como
puedo me abrazo a la persona que me ha salvado.
— Tranquilo, ya todo está bien. —escucho
una voz que me dice mientras golpea mi espalda suavemente.
— Gra… gracias. —aclaro mi voz antes de
levantar la cabeza del pecho de mi salvador y cuando lo hago, ¡Oh por Dios, es
Lee Sang! —. ¿Cómo supiste? —me separo de él rápidamente, es un poco grosero de
mi parte pero ya no puedo dar marcha atrás.
— Te asustaste mucho. —Lee Sang pasa su
mano por mi mejilla—. Ese día en el centro comercial, me di cuenta que llevabas
el mismo uniforme que nosotros, le pregunte a Inseong si te conocía y Ji Hun me
dijo que eras amigo de Seung Jun, así que hoy me he enterado por él que te dejo
el trabajo que le tocaba hacer. Y aquí estoy.
— Tú, ¿querías conocerme? —pregunto
asombrado.
— Mucho, y ¿tú? ¿Podrías querer
conocerme? —sus palabras fueron más como una súplica. Asiento solamente y sin
pensármelo mucho, no puedo creer en mi buena suerte todavía.
Nuestros
rostros se acercan, poco a poco nuestros labios se tocan. Lee Sang roza los
míos tímidamente primero, desatando una descarga eléctrica por todo mi cuerpo.
No lo puedo creer, me está besando. Es un beso dulce, sincero y único, el
primero. Antes de profundizarlo, Lee Sang, es consciente del lugar en donde estamos
y se separa de mí. Una parte dentro de mí quería que siguiera, pero la otra
parte me decía que no era el momento de dejarnos llevar sin conocernos bien.
Hace una
semana que sucedió eso, una semana que llevo agradeciendo a Seung Jun, y una
semana que llevamos conociéndonos, ya que después de ese día no hemos podido
estar alejados. Sé que Lee Sang pronto me pedirá que seamos novios, pues desde
esa vez no nos hemos besado de nuevo, aunque ganas no nos han faltado.
— ¡Na Ungjae, suéltame! —los gritos de
Taeho me sacan de mis recuerdos.
Estamos en
la clase de tenis con el profesor Choi, donde Ungjae pretende mostrarle a Taeho
como hacer un buen swing. Estos dos andan muy juntos últimamente, Ungjae
avanzando en sus acercamientos y Taeho tolerándolo mejor.
— ¿Por qué tenemos que aprender tenis?
—me quejo. En realidad podría pasar de esta clase y colarme en la de Lee Sang.
— Eso es porque cuando a nuestros
maridos los invite su jefe al club, nosotros podamos jugar tenis de pareja con
su jefe y la esposa de su jefe. —nos explica Jeup muy diligentemente.
— ¡¿Qué?! — escuchamos gritar a Taeho
indignado intentando zafarse del agarre que tiene Ungjae sobre sus manos en la
raqueta.
— Hazlo por mi bebé. Por nuestro futuro.
—aunque Ungjae le dice al oído a Taeho, pudimos escucharlo. Jeup y yo no
podemos evitar reír ante la cara que mi amigo ha puesto.
— Lindura, después de clase tenemos que
hablar. Espérame en el lugar de siempre. —Lee Sang me sorprende, se ha colado
en nuestra clase y me dice rápidamente al oído antes de ser notado por el
profesor. Como es que yo estaba pensando hacer lo mismo en su clase. No puedo
dejar de mirarlo hasta que sale de la cancha.
— Bien joven Jian, es su turno,
muéstreme su swing. —el profesor Choi me anima.
— ¿Eh? —como si pudiera concentrarme en
estos momentos.
CONTINUARÁ...
Todos están con la cabeza volando alto pensando en que su primer beso pronto llegará y otro pensando en sus novios.......típico de los adolescentes.
ResponderEliminarUngjae es tan lindo y acosa tanto a taeho, es como buling tierno
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