¿Dónde estás?
¿Puedes realmente
escuchar mis palabras?
…Confession
Todos vieron llegar a Shindong con sorpresa, este venía con la respiración rápida por el esfuerzo de correr hasta donde se encontraban reunidos.
— Sé dónde están. – les aseguró. — Hay
una persecución en la carretera 14, yo me deshice de uno de ellos pero aún
quedaban dos autos. – todos lo apuraron con la mirada — En uno de ellos llevan
a Heechul, Siwon y los demás lo están persiguiendo.
— No hay tiempo que perder. – fue Kangin
el primero en responder. — llévame hasta ellos Shin, debemos ayudarlos.
— Tú no irás, que vayan nuestros
hombres. – el señor Kim puso su mano en el hombro de Kangin. — no voy a perder a
otro hijo.
— Padre… — Kangin junto todo su aplomo. —
Heechul no está muerto, entiendes… debo traerlo a casa.
La mirada
dura que le lanzo Kangin al señor Kim hicieron que éste demostrara sus
verdaderos sentimientos, bajo su dureza se encontraba una preocupación
verdadera por su hijo y por el mismo Kangin, ignoraba lo que pasaba y temía por
sus vidas.
— Padre no hay tiempo que perder,
volveré a salvo y con Heechul. – le prometió Kangin.
— Tráelo a salvo por favor hijo. – el
señor Kim se derrumbó ante los ojos de los que estaban presentes, nadie lo
consoló.
Jungmo se
le unió a Kangin, éste no se quedaría quieto esperando respuestas pues también
uno de sus hermanos estaba en peligro. Se armaron de nuevo y con más hombres
emprendieron la salida.
Lo que
encontraron en ese lugar de la carretera 14 no se lo esperaban, la devastación
encontrada, los cuerpos calcinados sin más testigos que las propias
pertenencias de los mismos. No había nadie salvo los coches envestidos y el
auto que antes se encontraba en llamas. La policía aún no llegaba como siempre.
Algunos
hombres de los Kim fueron separados para recorrer la zona y encontrar
sobrevivientes o alguna otra persona que les pudiera decir lo que ahí había
pasado; otros más tuvieron la penosa tarea de buscar entre los restos
calcinados algo que les diera el indicio de que había sucedido.
Jungmo y
Kangin miraban a lo lejos, no querían pensar que alguno de los dos tuviera que
lamentarse por las personas que se encontraban en ese auto. Kangin no vio
extraño que el auto de Yunho y los demás estuviera vacío, pues el golpe dado al
otro auto fue bastante fuerte que seguramente debieron quedar bastante heridos
y sabía que, si bien les iba a esos tres habrían huido en busca de ayuda para
sí mismos, y con la peor de las suertes los Han los tomarían para vengarse de
alguna forma.
Jungmo por
su parte no se explicaba cómo es que todo había terminado de esa manera, no
sabía porque pero tenía un extraño presentimiento que lo acompaño desde que vio
el coche calcinado. Sabía que su hermano por esa persona habría dado todo hasta
su vida, solo esperaba no estar en lo cierto.
Shindong
fue el encargado de dar las explicaciones sobre lo que los demás hombres habían
encontrado dentro del auto.
— Los cuerpos están irreconocibles. – explicó
Shindong.— completamente calcinados.
— ¿Qué encontraron? – preguntó secamente
Kangin.
— Sólo un poco de pertenencias y algunas
armas. – Shindong le entrego a Kangin una daga, varias pistolas y un dije en
forma de triángulo colgado de un collar negro.
Jungmo se
acercó a donde Shindong y Kangin, pudo ver todo lo que aquel le entregaba al
Kim reconociendo rápidamente el dije y una de las pistolas que sin dudar
pertenecía a Siwon por lo especial que era, el mismo Jungmo se la había
regalado a su hermano.
— Esto pertenece a Siwon. – dijo algo
cortado Jungmo.
— No sé qué hace esta daga aquí, es un
regalo que le di a Leeteuk días después de que nos comprometiéramos. – Kangin
hablaba de la daga y que la reconocía como la de su esposo.
— ¿Esto lo encontraron junto a los
cuerpos? – preguntó Jungmo.
— Así es señor. – afirmó Shindong.
— No puede ser, Heechul… mi hermanito
muerto… maldición no puede ser.
Kangin
bajo hasta el suelo sosteniéndose sobre sus rodillas, en su mano apretaba el
puñal que estaba seguro que de alguna manera había llegado a manos de Heechul,
pero tenía que preguntarle a Leeteuk pues era la única forma de reconocer la
persona que se encontraba en el interior del auto. El puñal le estaba
provocando una herida en su mano, tan distraído como estaba Kangin ni lo noto,
pero sobre todo ese dolor que le provocaba distraía el verdadero dolor que se
instaló en su corazón.
Jungmo
lloraba pues él si estaba seguro que la persona que estaba dentro del auto era
su hermano, tantas pruebas en sus manos le hacían saber eso. Siwon había muerto
dentro de ese auto calcinado, Jungmo rogaba porque no hubiese sufrido, que no
sintiera dolor, como el dolor que el sufría ahora por su perdida.
Y entre
lágrimas, uno dejándolas correr libres por su rostro y el otro ocultándolas,
pues en su corazón albergaba la idea de haberse equivocado en sacar sus
conclusiones; ambos se fueron de ese lugar con la presión de tener que dar la
mala noticia a sus respectivas familias.
— Llegamos tarde… — fue lo único claro
que alcanzó a decir Kangin, pues de la boca de Jungmo no salía palabra alguna.
Los
señores Kim que en ese momento se encontraban sentados, se levantaron tan solo
escuchar estas palabras. Leeteuk por su parte se colocó detrás de sus suegros
esperando la explicación de su esposo, que por su cara no debía traer buenas
noticias. Quiso lanzarse a sus brazos y abrazarlo pues se veía que lo
necesitaba, pero dadas las circunstancias decidió esperar el momento oportuno
para hacerlo.
El señor
Kim, se abalanzó contra el tomándolo por los hombros y sacudiendo a Kangin como
si pudiera obtener más de él de esa forma.
— ¿Dónde está Heechul? – grito el sr
Kim.
— Ellos están… hubo un accidente, el
auto fue embestido por el ferrocarril y ardió en llamas…
La familia
Choi también reacciono, pues al escuchar las palabras dichas por Kangin
supieron que se trataba de ambos chicos. Jay sostenía a la Sra. Choi,
ayudándole a acercarse a donde se encontraba Jungmo, pues ya se le veía muy mal
desde la abrupta salida del salón.
Jungmo que
hasta ese momento se encontraba con el semblante sombrío, se acercó a su madre
rodeo sus hombros con uno de sus brazos y con el otro levanto el brazo de su
madre extendiendo su mano, en donde lentamente deposito el dije que había
pertenecido a su hermano.
— Esta es una de las pertenencias que
encontramos de Siwon dentro del auto envuelto en cenizas.
Sintiendo
bajo su brazo los leves temblores de su madre, rápidamente la rodeo con ambos
brazos fundiéndose con ella en un abrazo doloroso. Pronto la Sra. Choi comenzó
a llorar y gritar el nombre de su hijo, Jungmo no podía contenerse tampoco,
odiaba no poder ser un verdadero apoyo para su madre en esos momentos; pero se
encontraba tan triste como ella que solo podía llorar. Iba ser duro tener que
decirle a Kyuhyun lo sucedido, pues este se encontraba en su recamara aislado
de todo.
Jay no
pudo mantenerse al margen, al ver como su esposo lloraba y el estado lamentable
de su suegra, el saber que su cuñado favorito y su mejor amigo había muerto de
una forma tan cruel; se acercó a ellos y los envolvió en un abrazo
reconfortándolos con sus palabras.
El señor
Choi sin embargo estaba solo, nadie le prestaba atención y mucho menos
consuelo. Veía con ojos llorosos la escena de los tres haciendo más grande su
pena, pero se mantuvo objetivo.
— Los cuerpos, ¿los han reconocido? –
preguntó el señor Choi.
— Sólo por sus pertenencias. – contestó
Jungmo. – pero los peritos no tardan en darnos los resultados del ADN para
identificar los cuerpos calcinados.
— Y la escolta, ¿Dónde se encontraban
ellos? ¿Por qué no los ayudaron? – por más justificaciones que quisiera
encontrar el señor Kim para sentirse mejor, no lo lograría.
— ¿Yunho y los demás? – preguntó un
angustiado Leeteuk, el conocía a Yunho y sabía de antemano que no habría dejado
de luchar por ayudar a Heechul.
— No encontramos a ninguno. – se
adelantó a explicar Kangin. – Suponemos que los Han los tomaron como rehenes y
los hayan matado en otro lugar.
Al término
de la explicación de Kangin, la Sra. Kim abofeteó a su esposo y descargó toda
su ira, su dolor por la pérdida del menor de sus hijos. El sr Kim se dignó a
recibir esos golpes pues era muestra clara de lo que su esposa sentía y de lo
que él mismo se culpaba. Pronto esta se cansó deslizándose hasta el suelo,
donde los brazos del sr Kim la cubrieron en un abrazo mientras le pedía perdón
por no haber cuidado mejor de su hijo menor.
Mientras
tanto Leeteuk se acercó a Kangin y lo abrazo, Leeteuk lloraba sin poder
contenerse, sin poder creer aun lo que sucedía. No se hacía a la idea de su
cuñado muerto y de esa forma tan horrenda, no se dignaba a aceptar a que el
bello rostro de su pequeño hermano terminara de esa forma. Amaba a Heechul como
un hermano y le dolía demasiado su perdida.
Los brazos
de Kangin lo ciñeron más a su cuerpo, él también deseaba consuelo por esa
perdida. Se sentía mal consigo mismo, por no haber protegido a su hermano como
debía, por no llegar a tiempo… se culpaba de muchas cosas. Leeteuk adivinaba
como habría de sentirse su esposo, por lo que rodeo su cuello con sus brazos y
entre lágrimas lo beso, un poco de miel entre tanta amargura lleno de calidez y
reconforto el corazón de Kangin.
Después de
algunas horas de haber aceptado la muerte de Siwon y Heechul, ambas familias
aún se encontraban bajo el mismo techo. En la sala solo se encontraban Jay y
Jungmo, Kangin con Leeteuk. Este último era interrogado por su esposo frente a
los otros dos.
— Encontraron esto dentro del auto. –
decía Kangin mientras le tendía la pequeña daga a Leeteuk. – en cuanto la vi,
supe que era tuya.
— ¡Mi daga! – reconoció Leeteuk,
sintiéndose un poco culpable de habérselo ocultado a su esposo.
— ¿Cómo llego hasta ahí?
En este
punto, todos los presentes querían saber, pues era la única pertenecía que
podría confirmar que Heechul iba en el auto.
— Yo se la di esta mañana a Heechul
mientras lo arreglaba para la bo… – las palabras ya no salieron de la boca de
Leeteuk, pues comenzó a sollozar al recordar los últimos momentos que pasó con
Heechul. – Él estaba algo nervioso y yo oculté la daga entre sus ropas para que
se sintiera más seguro.
— Entonces si la traía mi hermano, la
daga confirma que Heechul estaba ahí.
— Puede que alguien más la haya tomado.
– intervino Jay.
— No, — Leeteuk negó con la cabeza. – personalmente
se la di a Heechul, le conté como me la había regalado Kangin. – dijo
sonriéndole nerviosamente. – supo que era muy importante para mí y cuando él la
aceptó, prometió devolvérmela. — para finalmente abrazar a su esposo, Kangin
lloraba por la suerte de su hermano. Ante esto ya no hubo más dudas, solo
restaba esperar los resultados de la identificación de los cuerpos.
Al día
siguiente enteraron a Kyuhyun y Kibum de la perdida de Heechul y Siwon, el
primero lo tomo con un ataque de nervios tan masivo que tuvieron que sedarlo,
aun dormido solo repetía el nombre de Siwon. Y el segundo, entre sollozos dijo
que se le uniría a la familia en corea lo más pronto que pudiera ya que se
encontraba en China.
Mientras
tanto en un hospital muy lejos de ese lugar, yacía en la cama un cuerpo inerte
conectado a un respirador; esta persona pronto seria intervenida ya que sus
heridas eran muchas e internas. Tenían que salvarlo, pero temían que todo lo
que le hicieran fuera en vano… se debatía entre la vida y la muerte.
— Amor por favor… resiste. – otra mano
tomaba la de la persona en la cama y suplicaba que no lo dejara. – No me dejes
de nuevo por favor… no ahora que podemos estar juntos…
Pronto los
médicos llegaron para llevarse a la persona herida al quirófano, tenían que
actuar de prisa si deseaban salvarle. Con pesar soltó su mano y lo dejo ir,
rogo porque las manos de los médicos fueran acertadas y dirigidas por su
salvador para que curaran al amor de su vida.
*****
Días después…
Una semana
había pasado desde lo sucedido en la dichosa boda, una semana en la que las
familias Choi y Kim derramaron lagrimas por sus hijos perdidos en aquella
trágica persecución. Leeteuk pensaba que todo pasó demasiado rápido, las
cenizas, el entierro, todo.
A los
cuatro días se confirmaron sus sospechas, Siwon y Heechul fueron identificados
positivos en las pruebas de ADN e identificaron sus cuerpos calcinados. Ambos
les fueron entregados a sus familias en una sola urna, pues así lo hubieran
deseado ellos. Ya en el transcurso de esos días, se encontró a un Kyuhyun más
tranquilo junto a Leeteuk, contando a ambas madres lo mucho que Siwon y Heechul
se amaban.
La familia
Han le dio tiempo de duelo a ambas familias, pues ellos también habían perdido
a un hijo en esta persecución. Las tres familias involucradas sabían que no
podían dejar las cosas de esa forma, era solo un pretexto más de los Han
ansiaban tomarse la justicia entre sus manos y si tuvieran que irse en contra
de las dos familias más poderosas; lo harían.
Los Kim y
los Choi sabían esto. Eran sus hijos muertos, su sangre derramada; una nueva
batalla entre ellas desataría todo esto nuevamente… entre las tres familias más
poderosas de Seúl.
Lo único
diferente ahora era que los Choi y los Kim estaban más unidos que nunca.
El dolor
formo una nueva alianza entre ellos mucho más fuerte que la que pensaban crear
con esa boda, el lazo que los unía después de la pérdida era mucho más fuerte e
irrompible.
Jungmo y
Kangin siendo las cabezas ahora; en manos de ellos todo cambiaria pues no
deseaban continuar con lo que sus padres hacían, los negocios con ellos
tomarían nuevo rumbo.
Kibum
asistió al funeral de su hermano menor, vino solo sin Zhou Mi su esposo, ya que
estaba a finales de su tercer embarazo, por lo que tuvo que regresarse casi de
inmediato con él. Kibum que se encargaba de los negocios de los Kim en China,
coincidía con su hermano Kangin en dejar de hacer cosas ilegales.
Tanto los
Kim como los Choi tenían enormes fortunas amasadas en estos negocios ilegales,
pero también manejaban negocios legales; que si bien no les dejaba tanto como
lo otro, se dieron cuenta que no resultaban tan beneficiosos porque no les
dedicaban el tiempo suficiente.
Cambios
que eran inspirados en su dolor por la pérdida de esos dos seres queridos y los
nuevos miembros que cada uno tenía, sus hijos. El bienestar de su familia y que
no se repitiera lo de Siwon y Heechul, fue lo que finalmente llevo a Jungmo y
Kangin a tomar esa decisión, aunque fuera demasiado tarde para otros.
El Señor
Kim se culpaba todo el tiempo y su tristeza era muy grande, con la pérdida de
su hijo menor su cordura se iba de poco a poco. Un triste final para alguien
tan aguerrido en los negocios como lo era él. Esta fue otra de las cosas que
orillo a Kangin a tomar el lugar de su padre.
En la
familia Choi era un poco diferente, la señora Choi no deseaba ver morir a
ninguno de sus otros hijos, por lo que le dio un ultimátum al señor Choi de
cambiar eso. Por nada del mundo resistiría ver morir a otro de los suyos, si
bien Jungmo ya sabía cuidarse por sí mismo, les quedaba proteger a Kyuhyun que
era ignorante de todo.
Para
protegerlo, Kyuhyun fue enviado de nuevo lejos. España fue su destino
nuevamente y ahora acompañado por la señora Choi, que por nada dejaría solo a
su hijo hasta que el peligro dejara de existir para Kyuhyun. Para el señor Choi
fue un alivio no tenerse que preocupar por el cuidado de su esposa y su hijo
menor, en España estarían lejos del alcance de los Han, además que estaban bien
protegidos por sus escoltas.
Al parecer
esta vez el viaje de Kyuhyun seria por una muy larga temporada.
*****
A Leeteuk
le había costado mucho trabajo liberarse de su guardia y sobre todo salir de su
casa después de recibir aquella llamada tan misteriosa y sobre todo pidiéndole
que asistiera solo a la embajada de Japón. Le parecía muy raro.
Obvio que
tenía miedo después de todo lo sucedido. Pero que lo contactaran directamente a
su celular citándolo en la embajada Japonesa y que en esa llamada mencionaran
al menor de los Kim, basto para que accediera.
Leeteuk
odiaba tener que mentirle a su esposo, sin embargo últimamente Kangin estaba
siendo demasiado protector con él y con sus hijos. Estos fueron enviados de
vacaciones con su tío Kibum y Zhoumi, los pequeños Kanna y Jungmi deseaban
estar en el nacimiento de sus nuevos primos. Lo agobiaba que fuera de esa
manera, si bien el peligro aún estaba latente no veía de qué forma pudieran
hacerles más daño, para Leeteuk lo peor ya había sucedido.
Hacía
mucho que Jungsoo había aprendido a cuidarse solo, por años siendo el esposo
del mayor de los Kim sabía cómo reconocer el peligro y evitarlo, así como
también escabullirse incluso perdiendo a su propia escolta. Había atravesado casi
todo Seúl recorriendo diversas calles para despistar a cualquiera que lo
estuviese siguiendo, no deseaba que nadie lo siguiera hasta llegar a la
embajada Japonesa y ponerse a salvo de cualquier espía. Suponía que siendo una
zona con inmunidad diplomática, estaría bien resguardada.
Cuando por
fin pudo llegar, en la entrada de esta dio una clave que le fue proporcionada
cuando hablaron con él, finalmente sin mucho contratiempo entro y fueron dirigiéndolo
hasta donde podía dejar su coche. Se estaciono en un área de visitantes donde
eran revisados en caso que trajeran artefactos explosivos ocultos, sin tener
que esperar a que terminaran dicha revisión y bajo de su auto para dirigirse a
la entrada del edificio.
De nuevo
en la entrada ya era esperado, en recepción al dar su nombre se dio cuenta que
una persona uniformada con el traje militar de Japón ya lo esperaba,
rápidamente lo guiaron hasta una sala privada. Ya no se sentía tan nervioso
como al principio, pues estando en una embajada al menos no se trataría de
alguna treta de los Han o alguna otra rencilla con otra familia.
Al entrar
a la habitación se dio cuenta que no estaría solo, Jay Kim se encontraba
también ahí, cosa que le extrañó.
Jay
esperaba sentado mordiendo uno de sus dedos, se encontraba ansioso y todo su
cuerpo lo demostraba. Sentado como estaba con una pierna cruzada, movía su pie
constantemente. Tan solo veinte minutos pasó desde que llego, no era mucho
tiempo, pero con todas las dudas que tenía en su cabeza sobre lo que le dirían
en ese lugar y sobre todo sin saber por qué lo llamaron precisamente a él a su
celular, por qué escogieron este lugar y por qué mencionaron a Siwon.
Ahí fue
cuando se dieron cuenta que con ambos actuaron de la misma forma, estaba claro
para los dos que traían las mismas intenciones… saber qué diablos pasaba ahí
como para ser requeridos. Con tal que no fuera para declarar en contra de sus
propias familias.
— Tú también Jay, pero ¿por qué viniste?
– preguntó un intrigado Leeteuk.
— Siwon… — murmuró Jay – Y supongo que tú
vienes por Heechul.
— Si, así es – ambos estaban desconcertados –
que es lo que sucede, ¿acaso se trata de una broma?
— Sé lo mismo que tu Leeteuk. – murmuró
fastidiado Jay, pues pensó que Leeteuk sabría algo más.
Ambos
interrumpieron su charla y voltearon al escuchar que la puerta se abría, con
sorpresa observaron entrar a un muchacho que aparentaba ser más joven que ellos
dos, notaron que mostraba mucha seguridad en sí mismo cuando este se encamino hacía
donde ellos estaban.
A pesar de
que vestía informal para el lugar en el que se encontraba, Jay y Leeteuk se
dieron cuenta que seguramente trataban con algún oficial o quizás hasta fuera
militar. Las botas que portaba y la placa que colgaba del cuello del muchacho,
delataban que así era.
— Sé que estarán pensando que todo esto
es una broma pero, no se trata de ninguna broma señores. – deteniéndose del
otro lado de la mesa donde ellos se encontraban.
— Y usted, ¿quién es? –pregunto Jay.
— Yo te he visto en algún lado – añadió
Leeteuk, la cara del chico se le hacía algo conocida, pero no recordaba de
dónde.
— Mi nombre es Max Changmin, pertenezco
a las fuerzas especiales de Japón y ahora soy agente aquí, en la embajada. – como
viera que Leeteuk hiciera el intento para presentarse, añadió – no hay
necesidad, los conozco a ambos. Jay Kim y Park Jungsoo o mejor dicho, Kim
Jungsoo.
No se
sorprendieron, pues desde la llamada a sus respectivos celulares los habían
llamado por su nombre.
— Déjese de rodeos y explique ¿por qué
estamos aquí? – Jay estaba ansioso por saber.
— Heechul y Siwon…
Continuará . . .
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