Tom y Jerry Momento #09: Mimado
Taeho
se encontraba cumpliendo cavalmente con su ritual de belleza antes de dormir,
poniendo una mascarilla en su rostro, haciendo un leve masaje en su cuero
cabelludo y consintiéndose como es debido, cuando su celular comenzó a sonar.
Para
nada le gustaba que eso sucediera en medio de su ritual, mucho menos al ver de
quien era la persona que estaba llamando.
— ¿Qué? – respondió Taeho al teléfono, no dejando a duda que para nada le gustaba haber sido interrumpido.
— Estoy en problemas. – escucho
venir de la voz de Ungjae.
— ¿Por qué?
— Es urgente que vengas a mi
habitación. ¡Apúrate hyung!
Taeho
no se explicaba que podría ser tan importante o preocupante, porque conociendo
al menor, podría tratarse de otra tontería. Aunque lo habia dejado de molestar
por varios días ya.
— En este momento estoy ocupado.
— Pero hyung, estoy en
problemas. Date prisa por favor.
— ¿En serio? – por supuesto que
Taeho aún no le creía.
— En serio, no bromeo.
Apresúrate.
— Tengo mi mascarilla en este
momento. Me veo como Shrek.
— Esta bien. Siempre te ves así.
– bromeó el menor.
— ¿Qué?
— Por favor, date prisa hyung.
— Esta bien, espera ahí.
Así
que interrumpiendo su ritual de belleza, Taeho se encaminó hacia el cuarto del
menor, no importando atravesarse con Jeup, quien le miro extrañado pasar con la
cara verde por el pasillo.
— ¿Dónde está Ungjae?
— En su cuarto.
— ¡Na Ungjae! Espero que sea
importante. – dijo Taeho antes de abrir la puerta del menor sin tocar — ¿Qué
sucede?
— Estoy aburrido. – el menor
dijo con voz lastimosa. — Ven acá.
— …
Oh
sí, tal vez Taeho es quien aun no había aprendido nada y de nuevo terminaba
cayendo con Ungjae.
Pasaron
los días y de nuevo el menor no hizo por molestar a Taeho, no es como si el
mayor le hubiera dado oportunidad. Ya era muy tarde por la noche, Taeho se
encontraba en el ritual de cuidar su piel, justo como lo hacía cada noche
después de bañarse y antes de dormir.
— Primero el exfoliante. – una buena
exfoliada hacia maravillas con la piel.
En
eso se encontraba cuando su celular comenzó a sonar. “No Contestes” parpadeaba en la pantalla. Sabía de quién se
trataba, por eso se negaba a contestar. Después de la tomada de pelo. Taeho se
negaba a guardar el contacto de Ungjae con su nombre real, por eso el nick.
El
celular siguió sonando por otro rato más. Luego las llamadas se hicieron
insistentes. Tanto que a Taeho no le quedó más remedio que contestar a Ungjae.
— ¿Qué quieres? – oh sí, Taeho
estaba de mal humor.
— Hyung, ¿puedes venir? - ¡Otra
vez! pensaba Taeho en sus adentros.
— Ungjae, estoy a punto de ir a
la cama.
— Por favor. Creo que no me
siento bien.
— Mmmm…
Taeho
lo dudaba si tenía fuerzas para llamarle. Después de la burla con el helado que
le hizo llevarle, la pequeña araña que lo asustaba, y llamarle con tanta prisa
solo porque estaba aburrido… esta llamada también podría ser otra tontería de
Ungjae.
Eso
pensaba Taeho cuando…
— Creo que me hizo daño mojarme.
Y
entonces Taeho rebobino su día… En la mañana al asistir a grabar músic bank
había llovido horrores y los paraguas eran pocos, por eso Ungjae había cedido
el suyo a Taeho. El menor solo corrió hasta resguardarse, entonces se había
mojado, aunque no tardó en cambiarse de ropa.
Aún
así era muy probable que se hubiera enfermado. Y también que estuviera diciendo
la verdad.
— Voy para allá.
A
Taeho se le estaba haciendo costumbre el correr por los pasillos del
departamento con su mascarilla verde. Lo único bueno es que esta vez no se
habia topado con nadie en su carrera.
Al
entrar en la habitación del menor, Ungjae recibe a Taeho con un abrazo algo
torpe. Bueno, casi se le fue encima. Su mejilla rozando el rostro de Ungjae,
podía sentir lo cálido que estaba.
— Tengo frío, abrázame. – dijo
sin soltarlo Ungjae. — No me siento bien. Quiero mimos.
— ¿Dónde está Jian? - el líder es quien casi siempre lidiaba con
las enfermedades de los miembros del grupo.
— Salió con Jeup. – le informó
Ungjae.
— Y Leesang no está. – si mal no
recuerda Taeho, iba a pasar la noche en casa de su familia — Vamos tienes que
acostarte, estar de pie no te hará bien.
Taeho
ayudo a Ungjae, con pasos vacilantes, a llegar hasta su cama, donde lo acosto y
arropó mimando al menor.
— Estoy mareado hyung. – Ungjae
lloriqueo.
— Por eso, es mejor que estés recostado en la cama.
— Vas a estar conmigo.
— Si, si. Solo déjame ir por
unas compresas frías y ver si hay algún medicamento para el resfriado. – le
dijo Taeho mientras arreglaba las cobijas a su alrededor.
— Un té estaría bien también. –
sugirió Ungjae retando a su suerte.
— Bien, un té, unas compresas y
medi… ¡Aaaah por dios, como arde!
— ¿Qué? ¿Qué sucede? – Ungjae se
levantó rápidamente de la cama para acudir en ayuda de Tae. Hasta los mareos se
le quitaron al escuchar el grito del mayor.
— Mi ojo... la mascarilla
exfoliante… no me lo quite.
— ¿Por qué no te lavaste la
cara, hyung?
— Vine tan rápido como pude, que
olvide hacerlo. - eso saco una sonrisa en Ungjae, pues le decía lo mucho que le
importaba a Taeho apesar de todo.
— Vas a tener que lavarte
Ahora
era Ungjae quien ayudaba al mayor. Llevo a Taeho a lavar su cara, ya que no
aguantaba su ojo y la verdad es que se estaba arrepintiendo de usar esa
mascarilla exfoliante en su rostro. Si ardía como lava en su ojo, no sería
bueno para su piel.
Al
final, Ungjae tuvo que llamar a Jian a su celular, le explicó lo que estaba
pasando y le pidió de favor comprara los medicamentos.
Para
cuándo Jian llegó con el medicamento, encontró a Taeho y Ungjae metidos en la
cama de este ultimo. Ambos tenian compresas, Ungjae en su cabeza y Taeho en su
ojo.
— ¿Qué les sucedió?
— No te preocupes, ya todo está
bajo control, estaremos bien pronto. – Taeho intento justificar el lio.
— Tomé un té y recibí compresas
frías para bajar la fiebre. Hyung tuvo también compresas frías para su ojo.
— Entonces las gotas son para ti
Taeho. – Jian se las dio sacándolas de la bolsa y después se dirigió a Ungjae.
— Por lo visto estás mejor de lo que esperaba. Como sea, toma el medicamento
para que no vuelvas a enfermar y quédate en la cama.
— Si Hyung, lo haré.
— Y ahora, cuídense el uno al
otro. Sean buenos chicos. – y casi riendo, Jian salió del cuarto dejándolos solos.
Taeho
ya estaba muy cómodo en la cama de Ungjae y por nada pensaba levantarse, su ojo
dolía un poco todavía. Lo que se ganaba por salir corriendo en cuanto Ungjae lo
llamaba. Al parecer, pasara lo que pasara, la reacción de Taeho siempre sería
la misma de acudir rápidamente hacia el menor. Al menos Ungjae lo estaba
cuidando tan bien, que el enfermo parecía el mismo Taeho y no él.
¿A
quien no le gusta ser mimado por su persona importante?
Continuará…
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