ENTRE LA IMAGINACIÓN Y LA REALIDAD _ Parte 11


Era Domingo y la puesta del sol anunciaba que era hora de la comida, aún seguía esperando algún indicio sobre mis llaves y el portador de las mismas, o sea Jeff; pero no tenía ningún reporte alguno, lo último que supe es que saldría fuera de la ciudad, debido a unos compromisos y sin querer estas, había quedado en unos de sus maletines, el cual se encontraba en su poder en estos momentos, rumbo a quién sabe dónde... luego no supe más nada. Aunque, aquí entre nos, rogaba porque nunca llegará esas llaves.

Luego de dejar el teléfono en la habitación, me sentí atraído por el aroma de queso, huevo y tocino con un toque de pimienta, que invadía todo el apartamento. Me fui acercando y sonreí al observar un Apo muy dedicado.

Tan concentrado estaba, que no se dio cuenta en que momento llegue y posé mi mentón sobre su hombro.

– Hola. – Le di una sonrisa, mientras mis manos, buscaban un espacio libre entre su cintura y el mesón de la cocina, para abrazarlo. El me devolvió una sonrisa y yo le bese la frente, me volví acomodar y acerque mi boca hacia su odio y le susurra. – ¿Qué haces, guapo?

Aproveche ese momento para sentir su aroma, mientras me escondía en su cuello.

– Spaguetti a la Carbonara, lo aprendí mientras vivía en New York, me los enseño una muy buena persona. – Le dice, sin separar sus ojos de la salsa Mile retira su cuerpo y desvía su mirada, tratando de mitigar la molestia que le provocó el saber que Apo, tenía alguien tal vez especial y no solo eso, sino que le enseñó recetas.

Apo se voltea, lo mira y con una expresión burlesca suelta una risita, se va acercando, lo abraza y le da un beso.

– Te ves muy sexy, cuando estas celoso P'Mile. – De manera coqueta le dice.

– Como no estarlo, si una persona "muy importante" te enseñó cosas.

Mile atrajo hacia su cuerpo a Apo y con su mirada le da un recorrido a este, hasta que sus ojos aterrizan en los labios de su amado.

– Yo te enseñaré mejores cosas– dice esto y le devuelve el beso.

– Eso suena interesante, estaré esperando. Ahora siéntate y espera que te lleve la comida– le guiña un ojo y le da la espalda, colocándole toda su atención a culminar lo que prepara.

Comen y regresan a la habitación, se ven una película sobre un <hombre que huye de su casa buscando ser feliz y en esa búsqueda, visita muchos lugares que le dejan enseñanzas pero al regresar a su casa, se da cuenta que la felicidad que tanto buscaba no se encuentra en otros lugares, si no en el mismo>.

Sumidos en su comodidad, no se percatan que ya había caído la noche, era un buen momento para descansar. Mile se levanta, rumbo al baño.

Al entrar no hace más que quedar paralizado frente al espejo y comienza a pensar.(¿Ahora qué hago? Dormiré a su lado, bueno ya hemos dormido juntos, pero el alcohol me ayudó a relajarme la otra noche, básicamente no hubo ningún tipo de peligro porque me encontraba inconsciente...pero ahora, todas las señales de alerta están puesta y yo quiero ignorarlas) desordena su cabello, lava su cara y trata de regresar, pero se detiene frente a la puerta del baño, da unos pasos hacia atrás y vuelve de nuevo al espejo.

Se dice a sí mismo. ¿Será muy pronto? Y una vez más cae en una batalla mental (no es que no quiera, de hecho me muero por hacerlo...pero el respeto es primero, tampoco finjo ser puritano, Apo y yo somos hombre maduros ya hemos pasado por esta situación, pero... ¡Ains!)

El sonido de la puerta, interrumpe su batalla psíquica.

– P', ¿te encuentras bien? Apo toca, tratando de saber qué situación había llevado a que Mile demorara tanto.

– Sí, sí, sí, ya...ya salgo, dame un momento.

Regresa de nuevo al lado de Apo en la cama, tratan de dormir pero como cosa extraña dan más vuelta de lo que acostumbran. En esas Apo agarra la mano de Mile y pregunta.

– ¿Tú tampoco puedes dormir?

– No... ¿En verdad alguien muy bueno te enseñó a hacer esa receta?

– Entonces... ¿Es eso lo que no te deja dormir?

Mile se voltea y queda frente a Apo, a pocos metros de su boca, con su mano busca la manera de darle una caricia, mientras que la otra, aún está entrelazada con la de Apo.

– Estaban exquisitas. – lo dice mientras hace una expresión que Apo le produjo risa.

Mile continúa diciendo.

– En realidad, no doy para dormir, porque me siento muy feliz de tenerte junto a mí, estoy tratando por todo los medios de no sobrepasar los límites, pero... me está costando cariño...

Apo se va acercando más hacia Mile, de manera suave va acaricia su cara, bajando con delicadeza, deja que su dedo sea el que siga recorriendo, hasta que llega a su destino, le da un pequeño pero suave roce a los labios de quien tiene a centímetro de él y el causante de sus interminable deseos.

– ¿Sabes algo? Cuando decidí renunciar a ser actor y me fui a NY, pase cosas difíciles...llegar a un lugar diferente a tu hogar, con costumbres distintas te hace querer volver; pero había llegado, y no me iba a rendir a pensar de todo, no importa cuántas veces tropezaba, siempre me levantaba con la ilusión de poder avanzar. Trabaje en algo que tal vez no era lo mío, pero no tienes idea de cuánta paz sentía. Regrese a Tailandia, pero con otras ideas, con fortaleza ya no soy el mismo P'. En el duro camino de la vida, te encuentras personas que te hacen sentir mal, o puede que menosprecien tu trabajo, y si, te llegan afectar, pero una vez que decides creer en ti...nada te detendrá.

Mile tira de él, lo lleva hacia su pecho y le da un beso cálido en la frente.

– Gracias por confiar en mí y contármelo– le dice Mile, Apo le sonríe y vuelve a sus brazos... se tienen ahí, sin ningún propósito de soltarse, el silencio los acompaña y la felicidad de tenerse cerca les ofrece tranquilidad.

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"En realidad, no doy para dormir, porque me siento muy feliz de tenerte junto a mí, estoy tratando por todos los medios de no sobrepasar los límites, pero... me está costando cariño..." – Había confesado "Su Mile".

Entonces, ya estaban en una relación y eso hizo muy feliz a Apo, como siempre lo había soñado y jamás pensó que sucedería.

Para el lunes por la mañana, Apo había pasado la noche tranquilamente en brazos de Mile después de una sincera charla, sin presiones y nada diferente a la noche anterior. No es que Apo no tuviera expectativas, solo estaba dejando que las cosas fluyeran naturalmente, aunque bien que se dejaba llevar a los deseos de Mile.

Apo no sabía que bañarse por las mañanas podría ser muy divertido y didáctico gracias a Mile, y que, con mucha imaginación, jabón y sus manos se podrían hacer tantas cosas bajo el agua de la regadera, gastando toda esa energía contenida todo el fin de semana.

Tuvieron que tomarse unos minutos con los ojos cerrados apoyados el uno en el otro, cansados y saciados. El cuerpo de Mile seguía temblando al estar abrazado a Apo, no podía y tampoco quería, deseaba alargar aquel momento tanto como podía.

Finalmente, tuvieron que terminar de ducharse y salir de ese baño. Para fortuna de ellos, Bibble se fue muy temprano como siempre, por lo que estaban solos en ese momento.

Apo daba vueltas por la habitación intentando encontrar qué ropa ponerse y alistarse. A Mile le gustaba esa singularidad en Apo, su forma de vestir y lo bien que le lucía todo lo que se ponía.

Acostado en la cama, Mile aún no terminaba de recuperarse, se encontraba envuelto en una toalla de la cintura para abajo observando como del cabello de Apo todavía seguían cayendo gotas de agua que terminaban recorriendo su espalda y pecho.

– No me mires así, por favor – pidió Apo entre avergonzado y sonriente.

– ¿No estás cansado Po? – la voz de Mile sonaba muy sugerente.

– Aunque me gustaría estar acostado como tú, P'Mile, debemos estar listos pronto para ir a B O C. – ese día tendrían taller con todos los actores principales. – Deberías buscar tu ropa.

– Sé que tienes razón Po. No puedo creer que el fin de semana haya pasado tan rápido, quisiera quedarme más tiempo aquí contigo. – Mile fue diciendo mientras alcanzaba a Apo para abrazarlo.

Mile sabía que nunca tendría suficiente de aquello, por fin tenía a Apo en sus manos, era suyo y no pensaba soltarlo nunca, aunque el trabajo en estos momentos le impedía quedarse a disfrutar un poco más de su felicidad.

Terminaron de vestirse y salieron a tomar el coche de Mile, pues un día anterior se lo habían llevado para que pudiera moverse, y se dirigieron a donde tenían el taller.

Cuando llegaron, Mile no pudo evitar soltar un gran suspiro.

– ¿Qué sucede? – preguntó Apo mientras caminaban dentro del edificio.

– ¿Cómo haré para pasar estos días ocultando lo nuestro, como si no sucediera nada entre nosotros? –murmuró rodeándolo con sus brazos –. Será una tortura.

Apo se limitó a mirar a todos lados esperando que nadie los viera, ya que habían quedado en ocultar su relación por un tiempo.

– Trabajaremos juntos, ¿recuerdas?

– Pero no podré tocarte. – se quejó Mile, cosa que hizo reír a Apo, pues estaba siendo algo infantil. – acabamos de aclarar todo entre nosotros y tenemos que...

– Ya vamos a llegar. – Apo se removió de los brazos de Mile para alejarse, esto le cayó un poco mal a Mile que de pronto ya no supo hacer con sus brazos – Vamos a lograrlo P'Mile, haremos nuestro trabajo para obtener nuestra recompensa – entonces Apo se lanzó a la mejilla de Mile depositando un beso en ella. – ¿De acuerdo?

El humor de Mile de nuevo se avivó, después de todo Apo no lo estaba evitando como si se avergonzara de su relación, simplemente estaba siendo cuidadoso.

Cuando entraron al taller, muchos de sus compañeros ya estaban presentes, algunos sentados en sillas y otros en el suelo charlando. Aunque algunos se dieron cuenta de su llegada y los voltearon a ver, enseguida volvieron a lo que estaban haciendo.

Todos excepto uno, que tomó nota de cómo se despedían en silencio para dirigirse a diferentes lados de la sala y le fue fácil notar que algo había cambiado entre ellos. Y para su fortuna, Mile se dirigía hacia él.

– Llegaron juntos, ¿así que ustedes ya andan?

– Sí, ya es mío. – respondió Mile sonriendo todavía hacia donde se encontraba Apo, era obvio que la pregunta de Tong lo agarró con la guardia en baja, respondiendo sinceramente.

Para cuando Mile se dio cuenta de su error, giro a ver a Tong con los ojos muy abiertos, pero para su tranquilidad, este le sonreía cómplice.

– Por favor, no le decimos a nadie todavía.

– Lo entiendo. – le aseguró Tong – Piensan mantenerlo en secreto, espero que por el tiempo suficiente.

– Lo sé, Apo me dijo lo mismo.

– Chico inteligente. Sabes, lo entiendo, yo hice lo mismo porque comenzaba un proyecto.

– Hablas como si tuvieras experiencia. – Mile sabía tan poco de la vida de Tong, que escucharle hablar de ella le sorprendía un poco.

– Y la tengo, antes de adoptar a mi hijo tuve una vida, ¿sabes? – dijo ofendido Tong pero por su cara Mile supo que estaba bromeando.

– Yo no quería. – soltó Mile junto con un suspiro.

– Debes saber que, – Tong puso una mano sobre el hombro de Mile – quien lleva las de perder aquí es Apo y no tú, si esto se llega a saber antes de que nuestro proyecto salga al aire, se verá envuelto en chismes que serían seguramente desfavorables para él. Tu eres uno de los inversionistas, por no decir que el principal de B O C, tú caso se resolvería más fácil que el de Apo – y eso a Mile no le gustaba para nada – Tienes que ser paciente.

– Lo seré. – aún no sabía cómo, pero Mile intentaría proteger y salvar a Apo aún a costa suya.

– Entre ustedes deben tener mucha comunicación y llegar acuerdos mutuos para que no haya malos entendidos. Te lo digo por experiencia.

– Oye, hablas como si fueras un quedado añorando tú amor pasado. – Mile intentó aligerar el ambiente burlándose de Tong.

– Pasado, presente o futuro. – dijo un Tong pensativo mirando hacia el otro lado de la sala.

– ¡Cuidado con el destornillador! – los gritos de algunos de sus compañeros captaron la atención de ambos.

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Los chicos aún se encontraban animados pues sus clases de actuación aún no comenzaban. Al parecer los estaban dejando convivir y adaptarse antes que los profesores llegaran.

Bibble y Build se encontraban sentados juntos en una esquina del salón charlando algunas veces y otras tantas en silencio. Bibble jugaba en su celular mientras Build intentaba pelar algunas manzanas que les habían traído y que él deseaba compartir con los demás.

Job y Pong ya habían tomado la suya, pero a Build todavía le quedaban algunas, pero el cuchillo se estaba quedando sin filo y él sin dedos, y también sin paciencia. Por lo que un pequeño resoplido de frustración salió de su boca.

En seguida, vio como Bibble se levantaba del suelo para alejarse y salir del salón, ¿a dónde? Build no lo podía saber y él ya se estaba hartando con las manzanas. Al parecer se quedaría sin probar una.

Al poco rato vio llegar a Bibble con algo en sus manos.

– Déjame ayudarte Biu. – pidió cariñosamente Bibble quitando la manzana de sus manos.

– Espera... – se interrumpió Build al ver la navaja que Bibble tenía en sus manos.

– ¡Cuidado con el destornillador! – gritaron algunos de sus compañeros, haciendo reír a Bibble.

– ¿De dónde la sacaste? – Build quiso no sonar tan asustado, pero al parecer no fue así.

– Es un pasatiempo.

A Bibble le gustaba coleccionar cuchillos, mantenerlos, limpiarlos y afilarlos. Podría parecer un gusto muy raro, pero para él siempre había sido muy útil en todo momento.

La manzana fue pelada diestramente y sin esfuerzo por Bibble, dándosela a Build mientras agarraba otra.

– Lo hiciste ver muy fácil. – dijo Build con una bella sonrisa. El corazón de Bibble latía acelerado al darse cuenta que esa sonrisa iba dirigida solo para él.

– Con este bebé sí lo es.

– Debería tener uno para mí. – ok, Build lo dijo sin especificar, así que no podía saber si se refería al cuchillo o a él.

– Deberías.

– Y, ¿qué otras cualidades tienes guapo?

La charla entre ellos continuó ajenos a todo lo que pasaba a su alrededor. Últimamente Build se había dado cuenta que pasaba mucho tiempo con Bibble sintiéndose cómodo a su alrededor como en aquel momento.


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