Estuvimos
mirándonos por un tiempo. Barcode quizás tratando de descifrar porque me
comportaba así con él y yo disfrutando de su cercanía, memorizar su rostro, si
no lo volviera a ver... no, no creo que lo pudiera resistir.
Me permito
acariciar su cintura tiernamente queriendo reconfortarlo, sin que Barcode me lo
impidiera.
— Debo gustarte mucho. – dijo Barcode de
pronto, que me toma desprevenido.
— ¿Por qué?
— Nadie me ha mirado nunca como tú.
— ¿Cómo? – estaba curioso por saber lo
que pensaba de mí.
— Como si fuera la cosa más preciada del
mundo. ¿Me amas mucho?
— Sí. – asentí con un bobo —. Te has
vuelto mi todo. A lo mejor suena un poco loco.
— ¿No eres un acosador?
— ¡Claro que no! – aunque, si Barcode
supiera porque me acerque a él primero, me odiaría —. Quiero cuidarte.
— ¿Lo harías?
— Claro que sí, y si todavía dudas...
— No, no las tengo, me lo has demostrado
Jeff. Ven aquí. – dijo, antes de abrir sus piernas para dejarme entrar ahí y
poder acercarme, fue mucho más de lo que hubiera esperado —. Tú también me
gustas Jeff, mucho.
Barcode
sonríe divertido cuando me pego más a su cuerpo, se veía tan adorable que pensé
que podría enloquecer. Sin dejar de mirarnos a los ojos, corté la distancia que
nos separaba y capturé entre mis labios su labio inferior. Un beso corto y
dulce vino después. Me separo un poco y observé que se encontraba con sus
labios entreabiertos, tan hermoso, no podía creer que era sólo para mí.
— ¿Qué sucede? – preguntó curioso.
— Nada. – ladea su rostro sin entender —.
Barcode, déjame cuidarte esta y todas las noches.
— No. – su respuesta me dejo un poco
frio —. ¿Solo cuidarme? ¿Tú crees que solo dejare que me cuides? Jeff Satur,
estas atrapado conmigo para siempre, no te dejaré ir nunca.
— Atrapado en ti, suena bien.
El solo
pensar que Barcode correspondía a mis sentimientos, me hizo sonreír. Nos
miramos con intensidad, tomé su rostro entre mis manos y besé sus labios otra
vez. Me acomode entre sus piernas desnudas y profundice el beso, al comienzo
lentamente y luego con mayor pasión. Mis manos se enredaron en su cabello
cuando sentí como comenzaba a hacer presión con su lengua para que lo dejara
entrar en mi boca, abrazando mi cuerpo con sus piernas.
Me agrada
que Barcode sea muy activo en nuestras relaciones, por lo que dejo entrar su
lengua con gusto. Sus manos también comienzan a moverse explorando mi cuerpo
colándose por debajo de mi ropa acariciando mi estómago. Mis manos bajan a
través de su espalda hasta llegar a su firme y redondeado trasero, empujando su
cuerpo más cerca de mis caderas, acercando las durezas de nuestros cuerpos.
Por la intensidad
del beso, nuestras respiraciones se hacen dificultosas y el sonido comienza a
inundar la cocina. Barcode gime en mi boca ante el deseo y su cuerpo reacciona
comenzando un vaivén, donde nuestros penes se frotan por encima de la ropa. Una
vez que comenzamos no teníamos ganas de que terminara, al menos no pronto.
Aunque no
podíamos hacerlo por siempre, estábamos en la cocina de su casa y seguramente
alguien podría llegar en cualquier momento, incluyendo sus padres. Por lo
pronto, no sé qué voy hacer con mi vida, porque al parecer mi corazón ya eligió
que hacer y a quien amar. Y hasta no saber qué voy hacer con esto que me
involucra con su padre, no puedo dejar que nos sorprendan juntos. Al menos no
todavía.
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A partir
de ese momento comencé a ver a Barcode más seguido, olvidando por completo lo
que me acercó a él. Primero empecé a verlo por semana después dos veces por
semana hasta que su presencia se me hizo necesaria para vivir y a él parecía no
molestarle mi presencia.
Cambie de
auto, de departamento y de vida por Barcode.
Pasaron
unos meses desde entonces, Barcode venía a mi departamento y últimamente se
quedaba a dormir. Cosa que me preocupada, porque no sabía cómo lo tomarían sus
padres. Barcode les mentía diciendo que se quedaba dormir con algún amigo
después de alguna fiesta, sin embargo, no sabía hasta cuando sus padres
creerían esa excusa.
Esta
mañana es la tercera vez que se queda a dormir en mi departamento. Veo salir a
Barcode del baño recién bañado y vistiendo algunas de mis ropas luciendo
adorable, lo que me hace ir abrazarlo de inmediato.
— Te ves lindo vestido así. – Barcode
pareció avergonzarse y lo vi sonrojarse. — Vamos, te llevo a tu casa.
— ¿Tan pronto?
— Tampoco quiero que te vayas, solamente
no quiero que tengas problemas con tus padres. – eran las 6 am, esperaba que
sus padres siguieran durmiendo.
— Me gusta... – dijo antes de sonreír
bellamente — Me gusta cómo te preocupas por mí.
— Y a mí me gustas tú. – tras decir
esto, besé a Barcode.
— Tengo al novio más lindo del mundo.
— Vamos, vamos, o no te voy a dejar
salir de aquí.
— ¡Oh! Esa no sería una mala idea.
Entre
risas, salimos de mi departamento directo al coche, donde conduje hasta llegar
frente a su casa. Bajo del auto para ayudar a bajar a Barcode.
— Ya estamos aquí. – le escucho decir
mientras miro hacia dentro de la gran mansión, viendo que ahora si hay
vigilancia y ya nos vieron llegar.
— Anda, debes entrar. – le apuro.
— Mis padres deben seguir dormidos
todavía, no creo…
— ¡Barcode!...
— Oh Dios, es papá. – sus padres, lo que
me temía, ellos vienen hacia nosotros acompañados de los guardias de seguridad.
Barcode se
mueve nervioso detrás de mí, como si pudiera esconderse de sus padres en ese
lugar.
— ¡Barcode, escapaste de nuevo! – el
joven señor Apo Nattawin, padre de Barcode es quien llega primero a su lado,
sacándolo detrás de mí.
Aunque se
muestra molesto con Barcode, en realidad parece más preocupado que otra cosa y
es muy suave al pasar sus manos por el rostro y brazos de su hijo, buscando tal
vez si se ha hecho daño. A diferencia del señor Mile Phakphum, pues su mirada
fría y dura se pasea entre Barcode y yo. Seguro que se ha dado cuenta que su
hijo llega con el cabello mojado, me doy una idea de lo que ha de pensar.
— ¿Eres amigo de Barcode? – pregunta el
joven señor Apo.
— No señor, yo…
— ¡Sí! Es un amigo Pa’.
— Porque no te habíamos visto. – aunque
el señor Phakphum comienza a dudar, no da la orden a sus guardaespaldas de que
me agarren. — Po, mi amor, lleva a nuestro hijo adentro, necesitamos hablar con
él.
— Sí, claro que sí. Vamos Code, vas a
estar castigado por mucho tiempo jovencito. – escucho como lo van regañando
mientras se aleja.
— Señor Phakphum, puedo explicar…
— No tienes que dar explicaciones, sé
muy bien quien eres, Jeff Satur y también a lo que te dedicas. – escucho decir
al padre de Barcode y a pesar de lo que ha dicho, se encuentra muy tranquilo.
— Entonces, señor Phakphum…
— Dime Mile. – me interrumpió con una
sonrisa autosuficiente en su rostro — Ya que vamos a quitarnos las caretas y de
que seguramente no volveré a verte otra vez.
— ¿Por qué lo dice? – me estaba
preocupando.
— Podrás ser un asesino a sueldo, aún
eres muy nuevo para el mundo en el que me muevo. – vi al señor Mile sonreír de
nuevo, que me hizo pensar que podía perder lo más valioso de mi vida. — Mis
negocios en la industria del entretenimiento son solo una fachada y por tu
bien, espero que te alejes de mi único hijo. – espetó alzando la voz.
— ¡No voy alejarme de Barcode! – grité
de regreso, y enseguida me vi restringido de mis brazos por los guardaespaldas
del señor.
— Si sabes lo que te conviene, lo harás.
– el padre de Barcode me tiene agarrado del cuello mientras su mirada furiosa
se posa en mí. — La mafia no perdona, estoy dándote la oportunidad de alejarte,
así como tú me diste la oportunidad de vivir cuando debías hacer tú trabajo. –
y un golpe de su puño dio en el centro de mi estómago, haciendo que el aire me
abandonara de apoco.
¡Dolía
como el infierno!
— ¡Padre, no! – a lo lejos escucho la
voz de Barcode. Él viene corriendo hacia mí, cuando es detenido por uno de los
guardias.
— No lo busques, no le respondas el
celular, piérdete completamente.
— ¡Suéltame! ¡Jeff! – Barcode estaba
siendo retenido, pero él no se dejaba, intentaba liberarse entre jalones y
patadas.
— Cof, cof… Barcode… - aun no alcanzaba
bien aire. — Por favor, no lo lastime.
— Me encargaré que mi hijo te olvide, él
no podrá escapar de nuevo. No lo quiero cerca de alguien como tú, alguien que
estuvo dispuesto a acercarse a él con engaños para matarme a mí.
— No, no, eso no… - escucho como la voz
de Barcode se quiebra.
— Míralo bien Barcode. – el señor Mile
se gira a donde mi chico llora, antes de apuntar en mi dirección. — Te ha
mentido desde el inicio. Es un asesino y fue contratado para acabar conmigo.
— Barcode...
— Por eso fingió protegerte. Por eso es
que carga con un arma. – el señor Mile camino hasta mí. — Pero se acabó.
Phakphum
me mira por última vez antes de hacer un movimiento con su mano para que me
saquen de su vista.
— Sáquenlo de aquí. Ya saben cómo deben
hacerlo.
De nuevo
mis brazos se ven apresados por los guardias para ser echado.
— ¡Barcode! – grito desesperado, pero no
logro que me suelten. Apenas logró ver como Barcode se suelta del
guardaespaldas de su padre, antes de correr al interior de su casa con las lágrimas
bañando su rostro.
Una
golpiza fue la manera en que intentaron alejarme de Barcode. Estos no dolieron
tanto, como ver los ojos de mi niño malcriado opacarse y hundirse en el dolor.
Mi corazón aún se oprima al recordar su mirada, al sentirse traicionado por mí.
Esa carga
y culpa, por días hicieron que me perdiera en la miseria de mi propia
existencia. Sin embargo, recuerdo la promesa de cuidar de él siempre y en esto,
no le pienso fallar a mi amor.
**************************************
Semanas después…
“¡De
terror! Intento de homicidio contra prestigiosa familia, deja muerto a uno de
los atacantes y otros 3 fueron lesionados al detenerlos en su intento.
Los
atacantes intentaron disparar contra los integrantes de la familia
Romsaithong-Wattanagitipha cuando se encontraban en el exterior de una conocida
plaza, al inaugurar un evento de caridad. Gracias a un héroe desconocido, la
familia Romsaithong-Wattanagitipha se encuentran a salvo y dispuestos a seguir
ayudando a causas en beneficio de la ciudad.
Una
serie de asesinatos se han suscitado alrededor de la familia, de la misma forma
que… ”
Apago la
televisión para no seguir escuchando las noticas. No sé cómo continúan hablando
de este incidente aún después de días. Aunque entiendo, es una reconocida
familia de la que están hablando, es del interés de muchos.
Suspiro
antes de levantarme del sillón y llevar mi taza de café a la cocina, los días
se me hacen muy largos últimamente, hasta la lluvia que cae en estos momentos
le da la razón a mi vida gris, desde que no tengo a Barcode en ella.
Barcode, ¿Debería
ir a buscarlo? ¿Podría perdonarme? ¿Me dará alguna oportunidad? Son las
preguntas que me hacía constantemente en mi cabeza mientras que mi corazón se
retorcía por el dolor de tenerlo.
Dos golpes
en la puerta me sacaron por un momento de mi auto lamentación. Fui abrir y no
podía creer lo que veía. Barcode se encontraba frente a la puerta, con su
cuerpo empapado por la lluvia y su mirada fija en mí.
— Barcode, ¿Qué haces aquí? – mire
detrás de él para ver si venía acompañado, más no fue así, ni rastros de su
escolta.
Barcode no
dijo nada, dio la vuelta para irse caminando por el pasillo, visiblemente contrariado,
como si no pudiera creer como llegó hasta allí. Al no saber qué hacer conmigo,
Barcode optó por huir.
— Espera, no te vayas. – lo detuve
abrazándolo por la espalda importándome poco mojarme por él, no quería que se
fuera y tampoco deseaba que saliera corriendo por mi culpa. Me daba miedo que
anduviera solo por ahí. — ¿Por qué estas aquí? ¿Te hiciste daño? - no quería atosigarlo con tantas preguntas,
pero estaba muy preocupado y Barcode no me decía nada. Es más, estaba temblando
entre mis brazos. — ¿Quieres entrar a mi departamento?
— No, yo me voy, no sé qué hago aquí. –
le escuche decir.
— Por favor, no te vayas, puedes irte
así, está lloviendo y te vas a enfermar. – no quería que se fuera, mi corazón
latía acelerado por la posibilidad de que se alejara de mí en esas condiciones.
Cuando lo
sentí temblar en mis brazos, pensé que quizás le había pasado algo a su
familia.
— ¿Sucedió algo? Barcode, no te dejaré
ir hasta que me digas que te pasa.
— ¡No me pasa nada! – aún mantenía a
Barcode entre mis brazos, lo que me hizo sentir que no todo estaba perdido. —
¡Suéltame! – exigió sin mirarme.
— Barcode...
— ¡Suéltame Jeff! ¡Todo es tu culpa! –
comenzó hablar o más bien, a gritar — ¡Miserable bastardo! ¡Me veo tan estúpido
como para ser blanco de tus ataques! ¡Jugaste
a enamorarme de ti! - me recrimino y no estaba para nada sorprendido.
Al menos
con esto, comprobé que Barcode también estaba enamorado de mí, como yo de él.
Después comenzó a golpearme para que lo soltara.
— Eres un maldito mentiroso.
Barcode
logró que lo soltara y se giró para mirarme, sus ojos me dejaron helado. Él
estaba confundido y herido.
— ¡Creíste que no me iba a enterar, que
te acercaste solamente para matar a mi padre! – cada palabra la escupía con
rabia, enojo y un deseo enloquecedor de querer gritarle que ya nada de eso
tenía importancia, porque lo amaba. Ya no podría ser el mismo, solo por él.
— Cálmate… Yo te amo… - lo tomé por los
costados y antes que pudiera terminar de hablar, él me interrumpió.
— ¡¿Y por qué me dices eso?! ¡¿Crees que
te voy a creer ahora?! – sentí como el cuerpo de Barcode temblaba de ira.
— Puedo explicarlo.
— ¡No quiero tus malditas explicaciones!
Yo… Yo… ¡¿Cómo te atreviste a hacerme esto?! – gritó de nuevo, pero esta vez su
voz se quebró. — ¿Por qué? ¿Por qué me hiciste eso? – las palabras de Barcode estaban
llenas de dolor.
Para ese
momento, los gritos y la discusión, había llamado la atención de alguno de mis
vecinos, que habían salido al pasillo a ver de qué se trataba la pelea. Más que
querer ayudar, estaban de chismosos y eso no me gustaba nada. No quería que
alguno de ellos reconociera a Barcode como hijo del poderosísimo Mile
Romsaithong.
— Barcode, vamos adentro, ahí podemos
seguir hablando. – le suplique mientras lo tomaba por los hombros.
— ¡No, aléjate de…! – sus labios fueron
silenciados por los míos, en un beso rápido.
Nuestros
rostros quedaron a escasos centímetros después del pequeño beso.
— Vamos hablar. – jalé de su mano hasta
llevarlo dentro del departamento. Si era necesario, lo iba a obligar a
escucharme.
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