Hasta ese momento, Barcode no sintió dolor alguno, pero al verse las heridas de sus pies, un dolorcito comenzó a crecer. Algunas heridas eran recientes y otras más viejas que ya estaban cicatrizando, lo que no pudo evitar hacer un gesto de dolor, pues realmente no le gustaba lo que veía.
Cuando era cachorro tuvo muchas heridas de las mordidas de sus hermanos, nada comparado como estas. Aquellas eran heridas de juego y estas... de todo el tiempo que se la ha pasado huyendo. Incluso tomar agua en el río era duro, los humanos también se encontraban dentro del agua y por eso tendía a salir huyendo cada que lo hacía.
— Vamos a curarte. – dijo Jeff, ya que no se perdió ningún gesto del chico, seguramente el pobre ni siquiera se dio cuenta de cómo de mal estaban sus heridas.
Lo mejor sería bañarlo primero y prestarle un poco de ropa limpia, de esa forma sus heridas también se lavarían y sería más fácil curarlas. Aunque a Jeff también le preocupaba un poco el largo del cabello de Barcode, así que decidió cortarlo un poco, siempre y cuando no huyera despavorido al hacerlo.
— Aguarda aquí, Barcode. – Jeff lo guió hasta la cama donde hizo que se sentara.
Rápidamente preparó la tina de baño con algunas sales medicinales y un poco de jabón para quitar toda la mugre que parecía acumulada de días en la piel del chico. Jeff checó la temperatura del agua, la cual estaba tibia y esperaba que hiciera buena la experiencia de bañarse para Barcode.
— Barcode, ven aquí. – le habló Jeff desde el baño.
El chico se movió desde la cama hasta el baño. Lo bueno es que este se encontraba dentro del mismo cuarto, Barcode no creía poder moverse más allá de ese lugar que ya conocía, al menos no podría hacerlo solo.
Cuando Barcode entró al baño, lo primero que notó o más bien olió, fue el dulce aroma en el ambiente. A decir verdad, se trataba del mismo aroma que envolvía al humano Jeff, su esencia.
— Creo que debería de dejar de decirle humano. – murmuró Barcode.
— ¿Dijiste algo? – preguntó Jeff levantándose con un banquito en la mano.
— Nada Jeff. – dijo Barcode.
— Entra al agua Barcode. – y como este hiciera por entrar en la tina con todo y ropa, Jeff lo detuvo — ¡No! Debes quitarte la ropa antes de meterte. – le explicó Jeff.
Entonces, Jeff se agachó para cerrar la llave del agua y cuando se giró a ver si Barcode había terminado, esperaba ver al chico en ropa interior, sin embargo, este se encontraba totalmente desnudo.
Sin poder reaccionar rápidamente, la verdad es que Jeff no pudo dejar de ver lo que estaba frente a sus ojos, el cuerpo de Barcode... el chico estaba muy bien proporcionado. Jeff no pudo quitar su mirada, incluso siguió con esta a Barcode hasta que se metió a la tina. Si por enfrente el chico estaba muy bien, por atrás, Jeff pudo dar buena cuenta del perfecto trasero que tenía.
De pronto, el lugar se le hizo muy pequeño y caluroso.
— Debe ser por el vapor que despide el agua. Sí, eso es. – con esto Jeff intentó calmarse.
Así que, con Barcode dentro del agua, Jeff algo más tranquilo, acomodó el banquito a su lado para ayudarle con la maraña que era su cabello y lo intentó, hizo de todo para desenredarlo, cosa que fue imposible. Por lo que Jeff tuvo que acudir a las tijeras para rebajarlo un poco mientras que el chico estuvo disfrutando del baño de burbujas que Jeff le había preparado.
Si bien es cierto que en su vida tomó un baño de esa forma, ya que su madre loba era quien se encargaba de bañarlo y mantenerlo muy limpio, Barcode estaba disfrutando del agua. Su raza no estaba peleada con el agua, incluso en su manada hubo algunos lobos que saltaban al agua en busca de esos pescados saltarines que se daban en algunas temporadas. Barcode disfrutaba verlos saltar en el agua.
Al final, Jeff que no era un peluquero experto, dejó el cabello de Barcode más corto de lo que esperaba. Aunque esto fue para mejor, el rostro del chico estaba descubierto y sus ojos parecían más grandes e iluminados que antes. Cortarle el cabello se le hizo difícil no solo por esto, sino porque el rostro de Barcode lo distraía de sobremanera. Sin tanta mugre y con su rostro despejado, se trataba de una belleza de chico.
Además, Barcode tampoco le quitó la mirada de encima, poniendo más nervioso a Jeff y haciéndole difícil manejar las tijeras.
— ¿Te gusta tu nuevo corte, Barcode? – le preguntó Jeff cuando éste estuvo seco y con ropa limpia.
— ¿Mi pelo? – se preguntó Barcode tocando su cabello. Estaba algo corto. — Lo he traído más corto. – dijo, recordando que, siendo cachorro, su pelaje estaba casi pegado a su piel.
— Vamos, debes verlo bien para que me digas si te gusta y sentirme menos culpable. – le pidió Jeff llevándolo al espejo.
Barcode no sabía lo que deseaba Jeff que viera, hasta que lo tuvo delante de él, se trataba del mismo humano que veía cada vez que bebía agua del pequeño arroyo y el riachuelo cerca del pueblo. El humano que lo perseguía y casi lo mataba de sed. Su primera reacción fue la de huir, pero como Jeff lo tenía con ambas manos tomado de los hombros no pudo. Mejor cerró sus ojos para no verlo más.
— ¿Tan mal te dejé, que no quieres ver tu reflejo? – le preguntó Jeff algo triste pensando que hizo un desastre con el cabello del chico.
— ¿Mi reflejo? – Barcode quería saber qué era eso, curioso como un buen cachorro, así que volvió a ver al humano frente a él.
— Sí, tú reflejo en el espejo. – Jeff al ver duda en el rostro de Barcode, le explico mejor — Ese es un espejo, mira. – y Jeff le mostró su propio reflejo.
— ¡Estás ahí dentro! Pero si estás aquí a mi lado.
— Todavía no me entiendes. – dijo Jeff con ternura, al darse cuenta que seguramente el chico nunca vio un espejo ni su reflejo en él. — Es solamente nuestro reflejo, no es que estemos ahí dentro. Mira, si yo levanto las manos ahí lo puedes ver también. Y este a mi lado, - señalaba Jeff — eres tú, Barcode.
— ¿Yo? – pregunto el chico señalándose a sí mismo mientras observaba que la imagen en el espejo hacía lo mismo.
— Tú y tú nuevo corte, espero que te guste.
— Siempre he sido yo... - Barcode no podía cerrar su boquita, que tenía un gesto en forma de "o", pues podía salir de su asombro.
Cuando Jeff se fue de su lado y Barcode estuvo un poco más de tiempo en el espejo observando su reflejo, haciendo gestos y finalmente, dio buena cuenta a su aspecto, su rostro, cabello y el cómo había cambiado.
— Mi madre Luna hizo esto. – comenzó a decir — Entonces, Jeff es el hijo del sol que necesita ayuda, ¿él que estaba muriendo?
Algo dentro del pecho de Barcode comenzó a doler. Hace poco tiempo que conocía a Jeff y dentro de su corta experiencia con los humanos y las pocas veces que lo trató, Jeff era un hijo del sol muy bueno con él. Desde el primer momento quiso ayudarlo, le dio de comer y se preocupó dejándole entrar a su lugar, para nada quería que muriera.
— Barcode, ven aquí. – le llamó nuevamente Jeff para que saliera del baño. — Siéntate aquí. – señaló la cama mientras acomodaba algunas cosas sobre ella.
— ¿Qué es eso? – preguntó Barcode curioso al sentarse con las rodillas encogidas pegadas a su pecho sobre la cama.
— Son cosas para curar tus heridas, ¿ves lo que tienes aquí? – le señaló sus pies.
Barcode se dio cuenta de sus heridas la primera vez que Jeff las vio, sin embargo, después del baño, estas dolían un poco menos.
— Debemos limpiarlas para que no se infecten.
— Infecten... - repitió Barcode, por lo visto se trataban de palabras nuevas para él.
— Sí, debemos limpiarlas bien para que sanen pronto y no duelan tanto. Vas a estar muy quieto y aguantar, ¿está bien? – Jeff parecía que hablaba con un pequeño niño, bien se había dado cuenta que Barcode era especial, una persona muy pura que no solo necesitaba ser protegido y cuidado, también necesitaba explicarle un poco las cosas.
A todo lo que Jeff le dijo, Barcode asintió solamente y observó cómo Jeff tomaba algo parecido a un palito.
— Esto puede doler un poco. – dijo Jeff tomando un poco de antiséptico con el hisopo, comenzó a curar las pequeñas heridas primero.
En el rostro solo tenía unas cuantas, y otras tantas que también eran pequeñas en sus manos, pero había otras que eran más grandes. Para estas, Jeff tomó algunas gasas y las empapó con el antiséptico para limpiar las heridas de las manos que estaban más grandes.
— Lo siento. – se disculpó Jeff ante los gestos de dolor y quejiditos que lanzaba Barcode. Lo mismo pasó con sus pies.
Al final, Jeff tuvo que vendar las heridas de sus pies y una de sus manos. Mientras lo vendaba Barcode estaba muy quieto, observando lo que Jeff le hacía y cada tanto, olisqueando lo que puso en su piel, como el ungüento para sus heridas antes de poner sus vendas. Todo era nuevo para él, bien pudo darse cuenta Jeff.
— Vas a tener que traer estas unos días y las cambiaremos cuando tomes un baño.
— ¿Voy a tomar otro baño? – preguntó sorprendido Barcode.
— Claro, en esta casa nos bañamos todos los días.
— Oh...
— ¿No te gustó bañarte?
— Sí, sí me gustó. No pensé que pudiera hacerlo otra vez. – dijo algo apenado Barcode, al pensar que tal vez después de tantas atenciones, fuera echado afuera.
— Pues lo harás, es una de las condiciones para quedarte aquí.
Si hubiera podido saltar en sus cuatro patas como antes cuando era solo un pequeño cachorro, seguramente ya estaría saltando de alegría alrededor de Jeff, pero ya no podía darse ese gusto. Como sea, Barcode estaba feliz de quedarse y poder tomar otro baño.
— Vayamos a la cocina, es hora que conozcas algo más que la recámara y el baño, si vas a vivir aquí después de todo. – sugirió Jeff, sintiendo como algo se acomodaba en su interior y en su brazo, pues Barcode le había tomado con ambas manos colgándose de él.
Le estaba encantando lo espontáneo que podía ser el chico.
— ¿Este es tu lugar?
— Es mi casa, y por un tiempo será tuya también. – Jeff lo dijo así, porque en su conciencia creía en la posibilidad que Barcode tuviera familia, pero dentro de su corazón, esperaba que pudiera quedarse con él para siempre.
— Casa, ¿es tu casa? – la pregunta hizo sonreír a Jeff.
— Sí, es nuestra.
— Nuestra. – repitió Barcode feliz de cómo se escuchaba eso — Ya no me mojaré.
— No, ya no. – la voz de Jeff fue tierna mientras llevaba una mano a la mejilla de Barcode, pasando sus dedos sobre su piel en una suave caricia. — Aquí vas a estar muy bien.
"Quisiera que esto fuera verdad, que mi madre Luna me pudiera decir cómo salvar a este hijo del sol. Porque sus toques me emocionan, mi corazón late fuerte al estar junto a él y porque todo es más bello cuando estoy con Jeff", pensó Barcode tomando entre sus manos la mano que Jeff puso en su mejilla, sin poder dejar de mirar sus ojos.
— Gracias Jeff. – dijo Barcode antes de lanzarse a los brazos de Jeff en un abrazo.
El mayor recibió el cuerpo del chico con gusto y también se abrazó a Barcode, a su calor.
"Los negros ojos de Barcode siempre me transportan a un mejor lugar, ellos brillan al descubrir algo nuevo cada día, me inyecta sus ganas de vivir. Sus abrazos son siempre tan cálidos como el sol, en las noches cuando dormimos juntos, me arropa dándome calor. Y cuando habla, sus lindas palabras, cuando se ríe... creo que me estoy enamorando de él.", pensó Jeff al darse cuenta de lo que estaba sucediendo con sus sentimientos.
Atrás iban quedado los días tristes y las noches en las que sufría por el engaño, por el desamor. Esta nueva etapa que le estaba brindando la vida junto a Barcode, estaba siendo tan diferente y llena de vida, que no podía creer que en tan poco tiempo hubiera cambiado tanto. No se reconocía ni él mismo.
Los días siguientes fueron toda una aventura para Barcode y pura diversión para Jeff, pues el chico siempre buscaba la manera de meterse en problemas con la suciedad para luego bañarse. A veces en un día llegaba a bañarse hasta tres veces, como las veces que iba a conseguir regalos para Jeff.
— ¡Pero mira como vienes! - y aunque Jeff hizo su voz severa, no pudo ocultar muy bien un dejo de sonrisa.
Barcode venía con lodo hasta en las orejas, quien sabe en qué lio se había metido ahora, pues mantenía sus manos ocultas detrás de él. Jeff esperaba que no se hubiera herido de nuevo, pues las heridas anteriores habían cicatrizado muy bien y desde que convenció a Barcode a usar zapatos, sus pies no se lastimaron de nuevo.
— A dónde fuiste qué hiciste todo este lío. – señaló Jeff su ropa sucia — Y ni pienses que esta vez voy a dejar que entres al baño de esa forma.
En otra ocasión, Jeff ya había encontrado a Barcode dentro de la tina con el agua pintada de lodo por la suciedad que este traía, fue difícil sacar toda esa suciedad del baño y del cuerpo del chico.
Gracias por leer.
希 HeeChan
Comentarios
Publicar un comentario