Pronto, Jeff descubrió que Barcode haría lo que fuera por tomar un baño, porque le encantaba.
— Barcode, te voy a lavar aquí afuera con la manguera de agua, como lo hago con mis plantas. – le advirtió Jeff.
— A tus plantas les gusta. Seguramente lo disfrutaré como ellas.
— ¿En serio? – a veces Barcode decía cosas como estas a las que Jeff no podía entender muy bien.
— Sí, sobre todo esas que se parecen al sol.
— Girasoles, se llaman girasoles, Barcode.
— Esas, los girasoles. – y entonces, Barcode sacó sus manos detrás de su espalda y en ellas traía un pequeño ramo de girasoles — La otra vez que andaba corriendo por ahí me topé con estos, me di cuenta que son más pequeños que los tuyos y por eso te traje algunos.
Los ojos de Jeff se iluminaron enseguida, los girasoles en efecto eran más pequeños, justo como son los girasoles silvestres, los cuales solamente había visto en fotos. Le encantaban los girasoles, en su jardín tenía muchos, eran grandes y hermosos, no como los que Barcode le trajo, que eran más pequeños, delicados y lindos, "lindos justo como Barcode", pensó Jeff.
— Son encantadores Barcode, gracias. – dijo Jeff tomando los pequeños girasoles en sus manos. — Pero ni creas que te salvas del baño con la manguera.
— Está bien. – respondió Barcode feliz, pues bien valía al ver esa bella sonrisa en el rostro de Jeff al ver los girasoles. — Te traeré más la próxima vez.
— No. – la negativa de Jeff tomó un poco por sorpresa a Barcode. — La próxima vez, llévame contigo al campo de girasoles donde has tomado estos.
La sugerencia hizo muy feliz a Barcode. Llevar a Jeff de paseo era algo que Barcode estaba deseando desde hace mucho tiempo, al ver que este no salía mucho de su casa, solamente que tuviera que ir al pueblo por provisiones. Barcode temía que Jeff enfermera más estando encerrado, el hijo de sol debería tomar un poco más de sol y algunas caminatas para ejercitarse.
— Te voy a llevar muy pronto. – sonrió feliz Barcode.
— Sí, sí, ya veremos. Por lo pronto, vamos a quitar ese lodo que traes encima. – le advirtió Jeff antes de abrir la manguera de agua y apuntar directamente a la cara de Barcode.
— ¡Espera! – por estar tan feliz, Barcode no se había dado cuenta cuando agarró Jeff la manguera.
Dejar limpio a Barcode pronto se volvió un juego, en el que los dos terminaron empapados y hambrientos.
A la mañana siguiente Barcode fue el primero en despertar, por la misma razón del día anterior, le gustaba ver dormir a Jeff, éste parecía tan tranquilo, no como las primeras veces que durmió con él.
Por algún tiempo, Barcode estuvo durmiendo sobre la alfombra encima de una colchoneta, porque la verdad, es que no se atrevía a dormir en otro lugar. Hasta que, en una noche de tormenta, los recuerdos de cómo su familia fue acabada por los humanos vinieron a su mente.
Cuando era cachorro, su madre era quien calmaba sus pesadillas y ahora, en verdad Barcode deseó con todas sus fuerzas despertar del horrible sueño, pero no pudo hasta que, sintió como alguien lo levantaba y le abrazaba, fue así como pudo abrir sus ojos.
Jeff estaba a su lado abrazándolo con fuerzas mientras que de los ojos de Barcode continuaban saliendo lágrimas. La pesadilla había sido brutal. Y pensar que esto lo vivió en carne propia siendo un pequeño cachorro.
— Solo es una pesadilla. – Jeff intentó consolarlo.
Ojalá Barcode pudiera contarle, decirle que no se trataban de simples pesadillas, sino de algo que vivió siendo un pequeño lobo. No podía hacerlo porque seguramente no le creería.
— ¿Tienes miedo a la tormenta? – le preguntó Jeff. Y sin poder decirle la verdad, Barcode asintió en respuesta. — Ven a mi cama, vas a dormir conmigo.
Barcode se dejó llevar de la mano hasta la cama de Jeff, donde este lo hace meterse bajo las sábanas. Jeff dio la vuelta a la cama y se acostó al lado de Barcode, que dio un pequeño salto ya que aún tenía los nervios encrespados por la pesadilla y la tormenta que no paraba.
— Vamos pequeño, no tengas miedo. – Jeff le dice mientras jala su cuerpo, dejando a Barcode pegado a su pecho.
Cada vez que un relámpago o trueno resonaba en el cielo, Jeff podía sentir cómo el cuerpo de Barcode saltaba. Estaba seguro que el chico no descansaría si seguía de esa forma. Entonces, a Jeff se le ocurre cantarle una canción esperando que eso tranquilice a Barcode, quien comienza a escucharle cantar, quedándose quieto y prestando atención.
Después de un tiempo, Jeff siente como la respiración de Barcode se calma y los latidos de su corazón con los suyos, dándose cuenta que el chico se ha quedado dormido en sus brazos mientras le cantaba.
Desde entonces, Barcode duerme en la misma cama de Jeff todas las noches y despierta muy temprano a observarlo dormir. Barcode se ha dado cuenta que los rasgos de Jeff son muy bonitos, le gustan sus ojos, como brillan cada que compone nuevas melodías o al reírse con él, le encanta verlo sonreír y feliz.
Aunque todavía le asalta la preocupación de lo que mantiene al borde de la muerte a Jeff, por eso también se ha dado a la tarea de velar su sueño y a no dejarlo solo en ningún momento.
"Madre Luna, si pudiera pedir otro deseo... Quiero pedirte que esta noche y para siempre él sea mi calma, que olvidemos que tiene que irse, que su muerte no está anunciada. Si yo pudiera hacer algo por Jeff, Madre Luna yo lo haría. Porque a su lado no me siento solo y soy feliz, porque con sus besos alivia mi alma".
Barcode observa maravillado a Jeff y no puede reprimir pasar sus dedos por su rostro, su perfecta nariz y su boca. Pensar que él también tiene la nariz y la boca como los humanos, a Barcode le hace estar más maravillado. Sin embargo, su propio rostro no le causa tanta curiosidad como el de Jeff.
Cuando la mano de Barcode se posa en la mejilla de Jeff, este despierta asustando un poco al chico. Barcode se queda quieto, no sabe qué hacer, pues es la primera vez que Jeff se despierta y se da cuenta.
La primera reacción de Barcode es alejar su mano de la mejilla de Jeff y después esconderse bajo las sábanas para siempre. Justo va a quitar su mano cuando la mano de Jeff lo detiene. Barcode puede ver como la mano de Jeff sostiene la suya sobre su mejilla, el tacto es tan cálido y amable, lo que le dice a Barcode que no se encuentra molesto con él.
El gesto de Jeff, hace sonreír dulcemente a Barcode, que lo anima a hacer lo siguiente... Barcode suelta la mejilla de Jeff y se levanta un poco, solo para acomodarse sobre el cuerpo de Jeff, poniendo su rostro sobre el pecho de este. En su oído puede escuchar el golpeteo del corazón de Jeff, a Barcode le parece que sus latidos son parecidos a los suyos, quizás sea una buena señal y su salud se encuentre mejorando.
Jeff también sonríe feliz y satisfecho por cómo es su vida actual, el que Barcode tenga esa confianza con él y la intimidad que han llegado a establecer, es algo que ha venido a llenar el vacío que sentía.
Su vida es mucho mejor gracias a que Barcode estaba en ella.
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Las notas del piano flotaban en el aire, endulzando los oídos de quienes lo escuchaban. Jeff estaba tocando una nueva melodía inspirada en los últimos días vividos con Barcode, por eso las notas eran tan dulces y calmas, sentimientos que el chico le hacía sentir.
Sus pensamientos hicieron sonreír a Jeff, hasta que escuchó un grito y ruidos que venían desde la cocina. Tan rápido como pudo, fue hacia la cocina que casi se cae al entrar, lo bueno es que Jeff se detuvo a tiempo a observar el caos.
En el suelo estaba Barcode con restos de comida encima de su ropa y algunas cáscaras de naranjas a su alrededor, cosa que casi hizo reír a Jeff por la escena, de no ser porque un poco más lejos de Barcode se encontraba el cuchillo en el suelo. Sin embargo, Barcode no hizo ningún comentario, sólo se quedó allí, sin quejarse ni nada.
— ¡Barcode! – asustado, Jeff se inclinó doblando las piernas —, ¿estás bien, no te lastimaste?
— No, estoy bien - respondió Barcode en un susurro.
— ¿Qué estabas haciendo? – preguntó Jeff mirando todo el desastre.
— Yo... - Barcode mordió sus labios — intentaba hacer un poco de jugo y picar fruta... Pero ya ves, creo que no estaba prestando atención y me caí.
— Ya veo. – Jeff no insistió más, ya que Barcode parecía molesto. — ¿Quieres que te ayude a levantarte?
Barcode solamente asintió.
Jeff se puso de pie y le ofreció una mano, que Barcode aceptó torpemente. Después tiró de la mano ayudándolo a ponerse de pie.
— Estás hecho un pequeño desastre. – Jeff intentó hacerle reír con una broma cuando le hizo sentarse en el sofá, pero a Barcode no le hizo reír.
Se sentía mal, triste y abatido, Barcode sabía exactamente por qué. Quiso hacer algo rico para Jeff y en su primer intento, falló rotundamente.
— Déjame ver si no te hiciste daño, ¿estabas usando el cuchillo?
— No me hice daño, pero hice un desastre. Supongo que tendré que limpiar después Y...
— No te preocupes, fue sólo un accidente. – le interrumpió Jeff — Vamos Barcode, no te pongas así. – intentó animarlo.
— Así, ¿cómo?
— Como si hubiera muerto alguien. – la frase trajo algunos recuerdos a Barcode, la muerte era algo que siempre lo pondría mal por lo que pasó.
Las repentinas lágrimas de Barcode sorprendieron a Jeff.
— Barcode, ¿Por qué lloras? – la mano de Jeff subía y bajaba por la espalda del chico intentando consolarlo, sentado a su lado.
Barcode, que aún no le había dicho lo que pasó con su familia, no supo qué decir, ni cómo justificar sus emociones a flor de piel. Además, aún estaba la duda sobre si se trataba de Jeff, el hijo del sol que le mencionó su madre Luna. Tampoco quería perderlo si se estaba muriendo su corazón.
— Soy muy malo en la cocina. – finalmente, Barcode soltó a modo de broma, limpiando sus lágrimas.
— Voy a enseñarte y pronto serás muy bueno.
— ¡En serio! – gritó Barcode emocionado, poniendo sus manos sobre las piernas de Jeff, acercando demasiado su rostro.
Al notar esto, Jeff se quedó embelesado por el bello rostro del chico y se recriminó a sí mismo por estar pensando en esto, pero no pudo evitarlo. Jeff miró los labios del chico y las pequeñas manchas de comida que salpicaron su rostro, acercándose al rostro de Barcode. Y aunque Jeff no pretendía besarlo, se fue acercando porque quiso hacerlo, quería ver el rostro de Barcode más de cerca.
Cuando Barcode sintió a Jeff respirar, el calor de su respiración chocó en sus labios, un escalofrío lo sacudió y ya no pudo detenerse. Se lanzó a por los labios de Jeff, no en un beso, fue solamente un choque de labios. Un pequeño toque nada más que lo dejó encantado.
Después de ser sorprendido por ese beso, Jeff se acomodó en el sillón y volvió a apoyar su mano sobre la espalda de Barcode sin hacer ninguna fuerza, acarició su cuello y después su nuca con la punta de sus dedos, donde hizo presión para volver acercar el rostro del chico. Y Barcode se dejó guiar gustoso.
Barcode también se acomodó para rozar sus labios con más fuerza contra los de Jeff, provocando un roce más intenso entre sus labios. Jeff estaba estático, se dejó llevar por el movimiento de la boca de Barcode, estaba por ceder y arrojarse sobre el chico dejando que su boca lo aprisionara sin importarle nada.
— Más... - pidió Barcode rozando con más intensidad los labios de Jeff provocándole un exquisito cosquilleo que sintió hasta la punta de los dedos.
Ambos rieron en el beso antes de separarse y a pesar de las dudas del comienzo, se sintió bien la intimidad que estaba creciendo entre ellos.
El sonido de unos golpes en la puerta llamó la atención de ambos y se separaron sin querer hacerlo realmente, para que Jeff pudiera ir a abrir la puerta y ver quien estaba tocando. Desde que Barcode comenzó a vivir con Jeff, nadie le había ido a visitar, así que era raro que alguien viniera, más a esas horas cuando el sol ya se había ocultado.
Cuando Jeff abrió la puerta, dos hombres aparecieron en el umbral a los cuales no conocía, no así Barcode, él nunca iba a poder olvidar sus caras.
Nunca.
— Buenas noches. – saludó uno de ellos, mirando hacia dentro donde se encontraba Barcode todavía sentado.
— Quisiéramos hablar con el dueño de estas tierras. – dijo el otro entrando un poco a la casa, por lo que Jeff retrocedió unos pasos.
Barcode los miró con recelo, si querían intimidarle como antes, no lo iban a poder lograr. Así que no esperó más y saltó al ataque contra los dos hombres con un gruñido. Jeff salió de su camino cuando Barcode comenzó a darle con todo lo que podía a los humanos. Ya no era más un cachorro asustado, ahora era un igual e iba a defenderse y a defender a Jeff, pues no iba a dejar que le hicieran daño.
Como cachorro no pudo defender a su madre, sin embargo, ahora tenía la ventaja de ser un humano y haría lo que fuera para proteger a Jeff de los cazadores.
— ¡Quítamelo de encima! ¡O voy a golpearlo! – gritó el hombre que estaba bajo el ataque de Barcode en ese momento.
Barcode golpeó, mordió donde podía y también rasguño la cara de uno de ellos que le hizo gemir de dolor, el otro intentó quitarle a Barcode de encima a su compañero y lanzándolo lejos de ellos. El chico rodó un poco por el suelo hasta golpear con la mesita del centro de la sala.
— ¡Ese chico está loco! – gritó el extraño, y a lo lejos, Barcode le gruñó.
— ¡Barcode! ¡Barcode! ¡Detente, no lo hagas más! – le gritó Jeff preocupado que de verdad el chico resultara lastimado por uno de esos hombres. — Es mejor que salgan, en seguida estaré con ustedes, necesito tranquilizarlo. – les pidió Jeff a los hombres antes de cerrar la puerta detrás de ellos cuando salieron.
Los quejidos de los hombres podían escucharse a lo lejos, cosa que dio un poco de satisfacción a Barcode, quien estaba todavía tirado en el suelo, su barriga le dolía demasiado por el golpe que le había dado, que se quedó sin aire por un momento, pero no le importaba, si hubiera podido, habría continuado con su ataque y disfrutar de la satisfacción de dar su merecido a esos dos.
— Barcode... no debiste hacer eso. – susurró Jeff ayudándolo a levantarse — ¿Te lastimaron?
— No me duele.
Jeff sacudió las ropas de Barcode, con su mano libre, ya que con la otra todavía sostenía al chico.
— ¿Por qué lo hiciste? Son visitantes, ¿Y si los hubieras lastimado de verdad?
— Ellos son malos.
— ¿Cómo lo sabes?
— Porque ellos hicieron... ¡Sé lo que hicieron y eso debe ser suficiente! – Barcode se soltó del agarre de Jeff y salió corriendo hacia el cuarto que ambos compartían.
— ¡Espera! ¡Estamos hablando! – Jeff no salió corriendo detrás de Barcode, pero sí aceleró sus pasos para alcanzarlo. — ¿Qué hicieron ellos? – fue la pregunta que hizo al llegar a su lado.
— ¡Tendré que irme! – amenazó Barcode antes de entrar a la habitación.
— ¡No te atrevas a dejarme!
— No me lo creerías, aunque te lo dijera. - susurró Barcode en un suspiro, sentándose en la cama.
— Inténtalo. – le pidió Jeff, sentándose también a su lado e inclinando su cabeza hacia Barcode.
El chico sabía que su historia era realmente increíble, y no estaba seguro que Jeff pudiera entenderle, aunque lo que más le preocupaba era que no le creyera. Además, Jeff todavía tendría que enfrentar a esos hombres, ¿y si no le creía?
— No, no puedo. – dijo Barcode mientras negaba enérgicamente con su cabeza.
Su respuesta hizo que Jeff frunciera su ceño molesto.
— Tendré que preguntarles a ellos entonces. – y como Jeff hiciera por levantarse de la cama, Barcode lo detuvo.
— No. – volvió a negar con su cabeza. — Yo te diré.
Gracias por leer.
希 HeeChan
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