Lost Heart... Capítulo 4


Heechul se encontraba revolviendo los papeles tendidos sobre el escritorio, presentía que de entre toda aquella información se le había escapado algo, un dato un nombre que le llevara a quien con tanto empeño buscaba.

Pero después que realizó esa llamada de ayer, su cabeza quedó hecha un caos de preguntas sin respuestas, necesitaba entrevistarse con L. Hyukjae lo más pronto posible. El problema era que si alguien lo viera rondando por Stock Hall, lo pondría en la mira y no podría pasar desapercibido para lo que pensaba hacer.

- ¡Rayos! Esto será más difícil de lo que pensé. – se quejó Heechul –. aquí tengo que aparentar la persona que antes fui, con la carga de esa familia que me desea ver muerto.

Una sonrisa de lado que más bien parecía una mueca de ironía se asomó en su boca al recordar su pasado, ese pasado del que terminó huyendo y que ahora, por él lo enfrentaría de nuevo, sólo por él.

- ¿Dónde estarás? – se preguntaba Heechul, mientras terminaba de vestirse.

Se dio una última mirada al espejo, observándose por completo.

- Tanto he cambiado… - susurró -. ¿Cómo se verá Andrew? Habrá cambiado tanto como yo… espero que no.

Desde sus cortos cabellos rubios, hasta su alegre forma de vestir. Sus rasgos se endurecieron un poco con el pasar de los años y con la tristeza de su corazón. Se veía más sobrio y más elegante con los cabellos obscuros como los llevaba, para el trabajo que había elegido era lo mejor.

- Si Andrew me viera ahora, ¿me reconocería?... – seguía observándose al espejo. Sus ojos habían perdido aquel brillo que Andrew provocaba en sus tiempos más felices y su mirada, siempre parecía estar triste -. El mismo Donghae me lo ha dicho, he cambiado demasiado desde la primera vez que me vio. No creo que Andrew me reconozca sin saber que soy Cassey.

Sería el primer día en su nueva comisaría, se presentaría ante su nuevo Jefe, el cual le presentaría a sus nuevos compañeros. Vaya sorpresa que se llevarían todos pues seguramente se sentirán amenazados por él. Pero Heechul los entendía, el mismo había sufrido ese temor pues en ese tipo de profesión se era muy celoso de sus empleos y de lo que cada uno se traía entre manos.

Esperaba que no fuera muy difícil acoplarse a su ritmo de trabajo, pero sobre todo que sus compañeros no se lo hicieran difícil.

- Este va a ser un día muy largo. – dijo Heechul.

Sin embargo, él estaba dispuesto a pasar por todo ese escrutinio, porque su profesión le gustaba y porque era la única manera de llegar a lo que tanto deseaba.

- No importan los medios… lo importante son los resultados. – se repetía a sí mismo.

Recordando los momentos en que HoDong lo encontró en aquellas terribles condiciones en su pasado. Su hyung le había enseñado todo lo que él era ahora, pero no se dejaba de preguntar cómo habría terminado de no ser por él, evocaba sin pensar esos recuerdos que le eran lastimosos.

Como por mucho tiempo el libertinaje y la sola idea de encontrar la salida más fácil para su sufrimiento lo era todo en su vida, viviendo una vida miserable, sin sentido, hasta que toco fondo.

Un día al no pagar uno de esos encarguitos para su consumo que le hacían su sufrir más llevadero, se resistió a pagarlo por el estado inconsciente que le provoco. Para este tipo de gente nada era justificable, siquiera un buen consumidor constante se podía librar del castigo de no pagar a tiempo.

Mantuvieron a Heechul secuestrado y torturado por varios días, pero al darse cuenta que nadie respondía por él, decidieron dejarlo libre esta vez: pues les servía más vivo que muerto. Lo dejaron ir no sin antes dejarle bien claro que otra como esas no se la perdonarían, después fue abandonado en una zanja de desagüe de uno de los barrios más viejos de la ciudad de Londres.

La policía lo encontró mal herido y fue llevado a un hospital de asistencia pública, ya que no había órdenes de busca para su persona, nadie que se hiciera responsable por Heechul.

Al despertar la tristeza que lo inundaba seguía, pero fue entonces que conoció a su hyung y este le cambio la vida.

El ruido en la puerta de su cuarto le devolvió de esos tristes pensamientos, lentamente paso su mano sobre su cara para despejarse y después miro hacia la puerta por donde Donghae entraba apresuradamente. Ese chico que ahora lo amaba como su hermano, su familia y sobre todo su padre, lo salvaron de morir en su juventud; pero lo más importante es que le dieron un sentido a su vida y en quien confiar.


***

Donghae lo veía con un rostro preocupado.

- ¿De nuevo pensando en el pasado hyung? Ya deberías de olvidarlo, lo que hace daño no es bueno retenerlo. – Donghae fue acercándose a Heechul. – como sea, me tienes a mi si quieres hablar de ello, no debes hacerlo solo hyung. – hasta que lo abrazó.

- Gracias Hae, pero no es nada de eso. – la sinceridad y lo acertado de sus palabras del menor siempre le cohibían, pues había pensamientos que sólo le pertenecían a él -. pensaba en lo mucho que tendremos que hacer hoy en la comisaria.

- Eso también es preocupante. – se quejó el menor.

- Y se me hace tarde también. – dijo Heechul mirando su reloj.

- ¿Desayunamos?

- No hay tiempo Hae, tengo que presentarme ya o se me hará más tarde. – Heechul tomó su abrigo y se perfiló a la puerta. – prometo que al volver te llevaré a comer en el lugar más delicioso que te puedas imaginar.

- Eso espero. – Donghae se cruzó de brazos al ver cómo el mayor se retiraba. – merezco una buena recompensa al esperar encerrado acá.

Por primera vez haría caso, pues su Heechul había sido muy complaciente con él al no devolverlo a Seúl y mucho más el haber aceptado hacerlo su asistente en esta nueva tarea que se imponía. Aunque no le dijo del todo de que se trataba, pero entendió que estaban tras alguien importante y que seguramente necesitaría alguien que le cubriera las espaldas.

Donghae trabajaría por su cuenta para Heechul, no en la comisaria. A veces no era bueno que alguien te viera saliendo de ahí, pues muchas veces eso te cerraba algunas puertas y eso también Heechul lo sabía.

En Seúl, Donghae apenas era un policía aprendiz de detective, no como Heechul que ya era todo un experimentado. Pero la sagacidad corría por sus venas, heredado de su padre y la persistencia heredada de su madre, a eso se le unía la curiosidad natural en él. Donghae llegaría a ser tan bueno como su padre si solo fuera más prudente y menos confiado, su buen corazón le traería algunos problemas en esa profesión.

***

Shindong caminaba aprisa por los pasillos de la comisaria, en sus manos llevaba una delgada carpeta con lo solicitado por Leeteuk. Sabía que aquello no lo pondría para nada contento, pero fue lo único que pudo investigar.

Continúo caminando por entre los escritorios, librando a sus otros compañeros que ese día se encontraban algo agitados. Seguramente por la nueva adquisición del superior en jefe de policía, iba a ser muy interesante ver cómo se las arreglarían con el nuevo; mientras tanto él estaba muy relajado pues no sentía que eso fuera un problema.

Pronto llego a la oficina de Leeteuk, entrando sin detener su paso hasta que quedo frente a su escritorio.

- Leeteuk, lo he encontrado. – no hacía falta que le diera ningún tipo de información preliminar, porque Leeteuk sabía perfectamente de que le estaba hablando.

- ¿Cómo lo has conseguido?

- Mira la página 10 del *The Times. Hay un artículo muy pequeño en la parte inferior de la página. – Leeteuk después de leerlo, miró al techo curvando su preciosa boca en una sonrisa propia de un depredador que, tras una larga búsqueda, acababa de dar con su presa.

- Esto no es la gran cosa, pero es un avance.

- Tienes razón. – le aseguro Shindong. – Que el dueño de Ya-He Corp se digne a dar una fiesta de bienvenida al nuevo y que el artículo mencione que es un nuevo rico en la ciudad, da un giro a todo esto.

- Sobre todo lo que más curiosidad me da, es que viniendo de Seúl de una familia que se ha dedicado siempre a la vida policial; ese dinero debe provenir de algún otro lado. – dijo mientras leía otro de los papeles que Shindong le había traído.

- Y también nos dice que por eso Ya-He Corp lo tiene en la mira. – agregó Shindong.

- No es de extrañar que no encontremos nada de su pasado, lo están encubriendo. – finalmente dijo Leeteuk.

- Me imagino que quieres que me asegure de que tengas un asiento en el festejo del nuevo.

- Cambiaremos de táctica Shindong. – por primera vez en cuatro años, Leeteuk tenía una maravillosa sensación de estar muy cerca de la verdad –. Cuanto antes llegue el nuevo, mejor; no tenemos tiempo que perder. Necesito averiguar su número de teléfono y su dirección de donde está viviendo aquí... Shindong, supongo que no hace falta que te diga que esto tiene que quedar entre nosotros.

- Sabes que sí, no tienes por qué recordármelo.

- Utilizaremos sus influencias y si se puede su dinero, pero primero debemos darle la bienvenida como se debe. Seguramente los demás lo harán a un lado recelosos de sus empleos. Nosotros no Shindong, seremos sus amigos, entendido. – Shindong solo asintió –. Como buenos compañeros tenemos que saber todo de él, ahora vete a conseguirme lo que te pedí.

Y un sorprendido Shindong salió de esa oficina, pensando en lo bien que le había resultado aquel plan. Con eso no tardó mucho en convencer a Leeteuk que lo mejor era tener de su lado al nuevo y así crear mejores posibilidades de descifrar todos aquellos siniestros sucesos a los cuales no habían podido solucionar.

- Si no puedes con el enemigo, únetele. – se iba repitiendo Shindong.

Desde que supo de Heechul tuvo un presentimiento de que este les iba a ser de mucha ayuda para llegar al fondo de todo.

***

Heechul había pasado la mitad de su día en la comisaría, donde su nuevo jefe le dio la bienvenida y le presento al resto de sus compañeros de trabajo. Que como era de esperarse no tuvo un caluroso recibimiento por parte de ellos, solo un par se mostró bastante amable y hasta complaciente con él.

Con lo desconfiado que era Heechul, ya sospechaba que algo entre manos se traían esos dos. Leeteuk es el de más alto rango y Shindong le seguía, eran pareja de trabajo. A ellos se les tenía que unir para ponerse al día en todos los asuntos pendientes que tenía la comisaria.

Especialmente con el caso Min-cake y las muertes sucedidas en los últimos tiempos, Heechul no entendía porque no tenían considerado a Ya-He Corp junto con Min Cake, se le hacía muy raro pues ambos corporativos eran socios.

Finalmente se dio cuenta el porqué, justo cuando el superior en jefe le dijo que le harían una fiesta de bienvenida y su anfitrión seria el mismísimo dueño de Ya-He Corp. Al jefe de policía le gustaba contar lo mucho que conocía a este y en cómo le ayudaba de vez en cuando a la comisaria con donaciones, con gratificaciones para algunos de los policías heridos en su deber.

Por esto Ya-He Corp controlaba todo a su antojo.

Aunque Heechul deseaba cumplir con su deber en ese lugar, recordó que su principal prioridad era encontrar a esa persona por la cual había vuelto.

- Quizás me sea beneficiosa esa fiesta de bienvenida. – pensó en voz alta Heechul.

- ¿Dijiste algo? – preguntó Donghae.

- No, sólo pensaba en el día de hoy. – respondió Heechul mientras conducía el auto que recién adquirió para poderse mover en la gran ciudad.

Si bien no era un auto de lujo, último modelo y de los más modernos que existían, del tipo que estaba acostumbrado a manejar. Si era un auto que no cualquier policía pudiera adquirir, Heechul no se limitar a tomar otro por debajo de eso, tenía su orgullo y con este se sentía al menos cómodo.

Iban rumbo hacia el mejor restaurant de la ciudad, pues Heechul le había prometido a Donghae llevarlo aprobar esos manjares de los que tanto hablaba.

- ¿Crees que sea verdad lo que te ha dicho tu nuevo jefe?

- ¿Lo del dueño de Ya-He Corp? – preguntó Heechul sabiendo perfectamente que no era eso a lo que se refería Donghae –. La verdad es que me creería cualquier cosa que me dijeran de un hombre como él.

- Yo hablo de lo de la fiesta de bienvenida. Lo cierto es que hay algo extraño en todo eso. ¿Tú no lo notas? – dijo Donghae mirando a su alrededor con interés.

- Creo que te has tomado demasiado en serio lo de cuidarme las espaldas Donghae. – se rio Heechul de la preocupación del menor, aunque en el fondo se lo agradecía.

Se encontraban llegando frente a un edificio de tres plantas en el Soho. El edificio parecía antiguo y de al menos doscientos años de antigüedad; las ventanas altas y estrechas de hierro forjado. El *Hix se encontraba en el corazón del Soho y era uno de los restaurantes más prestigiados del lugar, no solo por su comida y atención; también por el tipo de personas que recibían.

- No me digas que comeremos aquí. – expreso Donghae al mirar con asombro el lugar.

- Si vienes a Londres, debes hacer todo a lo grande; si no haces esto tu visita no cuenta. – dijo riéndose del menor.

Donghae contestó con una sonrisa antes de bajarse del auto y en cuanto hubo cerrado la puerta, Heechul dejó de sonreír y observó a su alrededor detenidamente. Bajo de su auto y le entrego las llaves al valet parking que se le acercaba, después volvió a dirigir su mirada a la acera de enfrente como si algo lo atrajera hacia ahí.

Allí estaba quien había provocado esa reacción en él, con su cabello negro como la noche perfectamente peinado; llevaba una camisa clara y un traje negro que le ceñía como guante.

Por un momento pensó que esa persona estaba sola, pues se paseaba de un lado a otro con un poco de impaciencia; pero noto que más atrás en la puerta de aquella pastelería se encontraba alguien más aguardando a que partiera.

Heechul no perdía de vista aquel hombre, hasta que este volteo de repente y se volvió a mirarlo. Aquellos ojos oscuros le lanzaron una mirada ardiente al notar que Heechul no le quitaba la vista de encima, haciendo que este se estremeciera sin dejar de mirarlo.

Aquella mirada lo tenía atrapado por completo.

Él otro sonrió como si pudiera leer sus pensamientos sin esfuerzo alguno. Un auto se detuvo frente al hombre y este finalmente subió, rompiendo así el contacto entre los dos.

Heechul retrocedió un poco aturdido. No sabía que había sido eso y mucho menos quien era ese hombre, poniéndose una mano en el pecho en un intento por calmar los ansiosos latidos de su corazón.

Entonces volvió a mirar sigilosamente el lugar de donde salió aquel hombre.

- Min Cake. – dijo en voz alta Heechul.

Para después dar media vuelta y entrar al restaurante, donde un hambriento Donghae lo esperaba.

C o n t i n u a r a . . .



*The Times es un periódico de Londres.
*Hix es un restaurante muy famoso del Soho.

Comentarios