Lost Heart... Capítulo 11


Choi Siwon estaba muy confundido. No sabía a ciencia cierta porque aquellos recuerdos habían venido a su cabeza cuando tenía al policía entre sus brazos. Era todo tan confuso.

Henry entro en su oficina, pasaba ya de mediodía, y tenía un millón de papeles que atender, pues en las últimas fechas había cancelado varios compromisos por estar haciendo otras actividades, el menor le entrego un montón más y se fue, dejándolo pensar.

Había algo que no lo dejaba estar en paz ¿Porque Casey se había aparecido en su mente al saborear aquella piel que era simplemente deseo?

Casey… Casey…

Hacia tanto tiempo que lo buscaba. Seúl era la última pista que tenía acerca de él. No había rastros más allá de eso.

Dejo a un lado los papeles que leía. La cabeza le daba mil vueltas intentando recordar, algún detalle que hubiera podido olvidar. Algo que le diera una pista acerca de Casey.

Las azoteas de la ciudad eran visibles desde el ventanal del piso en que se ubicaba su oficina, hacía mucho tiempo, nunca creyó estar tan alto. Hace mucho tiempo, era feliz.


___Flasback___

Andrew se acababa de mudar a Londres. La ciudad de sus sueños, desde que tenía seis años, soñaba con estar allí. Algo lo impulsaba, algo casi mágico y divino. Era un chico muy inteligente y demasiado despierto. Ahora tenía dieciséis años y tenía la oportunidad de su vida.


Sus padres eran comerciantes, por lo que pasaban la mayor parte del tiempo viajando para cerrar su pactos, y por la seguridad de su hijo, había decidido que entraría a un internado católico para que tuviera un estudio normal, como los demás chicos, y no de tutor en tutor como había venido pasando desde antes que aprendiera a leer.


El internado era sumamente agradable, pero al pedir la transferencia no hacia primer grado, si no a segundo que era su curso, las habitaciones de dicho año estaban llenas, por lo que tuvo que tomar una habitación con dos personas más.


No era complicado adaptarse, había llegado una semana antes para poder conocer el lugar y acomodarse en su nuevo dormitorio.


La primera mañana que tuvo clases fue cuando lo vio.


Se estaba presentando a su clase, y su cabello le llamo la atención en primer lugar: era rubio y largo hasta el mentó y caía libre sobre los ojos del muchacho que parecía dormir en medio de la clase y que lo ignoro olímpicamente cuando se sentó a su lado.


- Soy Andrew Choi. Mucho gusto. – a pesar de sentirse indignado, sus modales no le permitieron que fuera descortés con aquel que sería su nuevo compañero de banca. 


Al principio pensó que era una chica, debido a lo delicado de la complexión, pero al verle detenidamente, el uniforme de varón lo contradecía. El rubio se levantó de donde estaba, quito sus audífonos con la incertidumbre en la cara y por primera vez oyó su voz. 


- ¿Qué? – no era lo que esperaba. El chico lanzo un bostezo.


- Que me llamo Andrew Choi. – sonrió un poco al ver sus ojos llenarse de lagrimitas por el bostezo.


- Soy Casey, Kim Casey. No te recomiendo que vengas a esta clase a menos que quieras quedarte dormido. – volvió a colocar los audífonos en sus oídos y se recostó de nueva cuenta en la banca.


Pasaron muchas semanas en la misma forma. El chico apenas despegaba los ojos, y como solo compartían una clase, no podía decir que tal se comportaba en las demás materias. 


Poco a poco se fueron hablando más. Sus trabajos en pareja los obligaron a conocerse. Y a los dos les gusto lo que encontraron.


Casey era un chico atrevido y vivaz, todo lo que no era Andrew. Casey tenía el complejo de diva, pero era una persona agradable que hacia amigos con facilidad. Siempre había una sonrisa en sus labios.


Con el paso del tiempo se dio cuenta que iban en el mismo grado, en diferentes grupos, pero que se podían cruzar en casi todos los medios tiempos entre clases. Descubrió cosas interesantes, como su gusto por los gatos y por los girasoles. Le encantaba el pastel de manzana y los aretes, pues tenía dos perforaciones en el oído derecho y tres en el izquierdo.


El fin de año llego inevitablemente, y con ello la separación. Sabían perfectamente que se encontrarían de nuevo al siguiente año, pero no quitaba la sensación de vacío que creaba aquella separación.


Andrew paso todas sus vacaciones atrapado en su cuarto, no sabiendo a ciencia cierta porque no dejaba de pensar en su mejor amigo. Porque cada que su sonrisa aparecía en su mente, el reflejaba una también.


Su hermana Jiwon, fue la que sin querer le dio las respuestas a todo.


Me gusta un chico que conocí en la playa, Andy… Siento mi corazón latir rápido y mi rostro calentarse, sonrió como boba, y creo que es mutuo


Después de pensar en el enamoramiento de su hermana, no pudo quitarse de la cabeza esa idea “¿Estoy enamorado de Casey?” Busco en las revistas de adolescentes que tenía su hermana, en las novelas rosa de su mama y en los libros de romances antiguos que poseía su padre en aquella casona de verano en la costa este de Inglaterra. Siempre llego a la misma conclusión. “Si”.


Conforme el tiempo para volver a la escuela se acercó, se puso más nervioso, cada cosa que veía, la quería comprar para regalársela a “su chico”. Se sentía quinceañera enamorada. Aunque tuviera dieciséis.


Al final decidió por algo simple. Un portarretratos, que estuviera o no su foto allí, no le importaba, pero su gusto seria verlo en su buró. De plata y cristalitos incrustados estaba preparado para dárselo el primer día de clases en la escuela. Por el orden de las habitaciones, no sabía con quién le tocaría.


Arrastro su maleta por el campus buscando su nueva habitación.


Los pinos y las altas torres, bañadas con la luz mortecina de un típico día nublado en Londres, hacia parecer más tenebroso aquel lugar.


Cuando llego a aquella puerta, la encontró cerrada, esperando que no hubiera nadie empujo la puerta y esta cedió. La cama de al lado ya estaba ocupada. Un edredón gris cubría la cama y en la estantería había libros de muchos tamaños, además de unos discos de lo que noto era rock japonés.


Rock japonés” repiqueteo en su mente. Solo conocía una persona con ese gusto tétrico por ese género.


- ¿Andrew? – desde el baño vio salir a Casey. No podía tener más suerte. 


- ¡Hyung! – Andrew era más pequeño que Casey en edad, pero era más alto y ligeramente más corpulento –. eh… te traje algo...


Saco de la maleta aquel marco y lo entrego en un papel de color azul.


- ¡Oh! Yo no te traje nada… Andrew… - la sonrisa de su hyung era lo que más disfrutaba, y con eso tenía bastante. 


Cuando lo abrió, se sorprendió de la belleza de aquella pieza, pero instantes después Andrew fue arrastrado por su hyung durante media preparatoria.


No sabía a donde lo llevaban, y eso le ponía nervioso.


Casey lo llevo frente a una maquina con una cortina, pulso muchos botones y se metió jalándolo al interior. Esa era una de esas viejas cabinas de fotos que colocas monedas y te dan una secuencia de fotos del tamaño que quieras.


En la primera foto Casey besaba la mejilla de Andrew. En la segunda Andrew se separaba y hacia ademanes ofendidos. En la siguiente hacían boberías juntos y las restantes se molestaban mutuamente.


Finalmente Casey decidió imprimir una en tamaño grande para el portarretrato y un puñado más pequeñas para los pequeños espacios que tenía.


El marco de metal si tenía su foto y claro que adornaba los estantes de su amigo.


Siwon despejo su mente y comenzó a ver como las luces de la ciudad se comenzaban a prender, reflejándose en el rio Támesis. No quería perder su amistad, pero era su último año en la escuela juntos, luego se irían a estudiar la universidad y no sabía si estaba bien o estaba mal declarársele.

Pero fue Casey quien dio el primer paso.

Habían estado durmiendo bien las últimas semanas, pero esa noche era especialmente fría. Oyó como Casey se escabullía de su cama, y se metía entre sus cobijas pensándolo dormido al parecer. Se acurruco en sus brazos y no pudo decir ni una palabra ante aquellas acciones, menos al sentir como sus piernas se enredaba torpemente en las suyas. Fingió estar dormido y lo abrazo “sin querer”. Casey suspiro y se quedó dormido.


A la mañana siguiente, Casey estaba en su cama, por lo que pensó que había sido un sueño, pero la rutina se repitió durante casi una semana completa.


¿Cómo declarar un primer amor a los dieciséis años? Al final del mes, se convenció de que Casey podía corresponderle. Había comenzado a notar cosas raras en él. Se abrazaba a él aun de día, y decía cosas que hacían que perdiera la razón. Parecía insinuársele.


Decidido a actuar, esa misma tarde, llego a su habitación recogiendo sus cosas y las de Casey… y lo espero por un rato largo. Llego cuando la luz gris del día se volvía purpura y naranja por el atardecer.


Lo hizo sentar frente a él en la cama. Era una de esas extrañas ocasiones que tenía el corazón a punto de salírsele y afuera se oían los ruidos propios de la tarde en los dormitorios.


- Me gustas. 


Fue lo único coherente que salió de sus labios después de balbucear mucho y tener una pelea entre la parte motora de su cerebro y su razonamiento. Casey se mordió el labio un segundo, los ojos se le volvieron brillantes y se abrazó de su cuello.


- Tú también me gustas, Andrew… - le susurro en el oído. 


No había sido una declaración como la que hubiera querido hacer, pero era su declaración tonta, torpe y sincera. Casey inclino un poco la cabeza en su dirección y le dio su primer beso, al que le siguieron muchos más durante el resto de la noche. Solo besos bastaban para hacerlos felices.






* * * * *




Cho Kyuhyun vivía en un departamento a poco más de cuatro cuadras de la pastelería, en un pequeño callejón muy pintoresco y algo solitario a pesar de estar en el centro de la ciudad. Llego hasta allí despacio después del trabajo.

“Es peligroso” le había dicho Sungmin, y no sabía porque es que le tenía tanto miedo a su Jefe.

Choi Siwon era su jefe, el jefe de Sungmin, y no entendía que pasaba detrás de todo aquello. Lee Sungmin era una persona amable, y solía ser muy sensato, pero cuando se trataba de algún trabajo para Choi, perdía la cordura y toda su paciencia, gritando a todo mundo y diciéndoles hasta de que morirían. Eso es lo que había pasado aquella noche de la fiesta de bienvenida del policía.

Saco una botella de vino de su pequeña cava y se sentó a pensar aún más en aquella cuestión. Siempre se había preguntado cómo es que Choi había podido llegar tan lejos a tan corta edad, y la respuesta se la había dado Sungmin un día que no tenían clientes en la pastelería. “Es el heredero de un gran imperio bancario, además de sus propios negocios” y allí se detuvo. Nunca supo más. Nunca supo cuáles eran sus negocios.

La cabeza le dolía y se acostó a dormir, porque ¿qué caso tenia darle vueltas a algo que sabía que no entendería porque no conocía todos los detalles?

La mañana clara lo despertó. De todos modos, su entrada era a medio día, que era el horario habitual de servicio de la pastelería. Su teléfono brillaba, y al parecer llevaba así varias horas. Lo levanto con curiosidad.

“Soy Min. No vayas a trabajar. Busca a Henry. Él te protegerá.” Y luego había un número que jamás había visto ¿era el número de Henry? ¿Por qué no lo había mandado Sungmin desde su teléfono? Marco el número del remitente, pero lo único que oyó fue la molesta grabación que aparece cuando un número es dado de baja, cuando marco a Sungmin paso lo mismo, así que lo intento con el número que le ofreció el mensaje.

- ¿Eres Kyuhyun? – La voz del otro lado se oía joven, pero seria.

- Sí, soy yo. ¿Qué pasa con Sungmin? Él me dijo que te llamara y…

- Ya lo sé. Ven con una maleta de viaje ligero, al aeropuerto en media hora. Toma el autobús, no un taxi. Sungmin está en problemas.

Y la comunicación se cortó.

Casi se le cae el alma al suelo. No sabía qué hacer. ¿Creía en aquel desconocido o no? Decidió empacar la maleta, una mochila en realidad, e ir a revisar a MinCake. Si Sungmin estaba allí, no notaria la maleta, y si no estaba… iría a buscarlo a donde fuera.




* * * * *



Había pasado otra noche entre sus recuerdos. La verdad, ya no sabía por qué se molestaba en intentar no pensarle, si de todos modos, terminaba recordándolo. El teléfono sonó, pero dejo que la contestadora recibiera el recado.

- Siwon, los rusos tienen a Sungmin. Posiblemente vayan tras Kangin y justo ahora voy por Kyu. Lo mandare a algún lugar seguro ¿Qué hacemos? – levanto el auricular cuando oyó tales noticias.

- Manda refuerzos a Alone, que Kyuhyun salga del país. Voy para Rusia, saca dos boletos ya mismo. No envíes el jet, no atacarían en un vuelo comercial.

Salió solo sacando de su casa su teléfono, su maletín y un saco. Tomo su Audi y se dirigió hasta aquel lugar que tenía planeado. Entro atravesando todos los pequeños cubículos, hasta el final del corredor y entro si llamar a la puerta.

- Me voy a Rusia. Tengo negocios allá, será peligroso, pero si quieres toda esa información vendrás. Donghae se quedara vigilado por mis hombres, te prometo que nada le pasara mientras tú no me traiciones. – hablo muy rápido, y dejo al detective Kim sin habla. No lo había visto desde hacía dos noches, cuando… tuvo que pagar su información.

El policía, solo pudo asentir y meter en su portafolio sus objetos de trabajo importantes. Papeles para poder viajar y su gabán que estaba colgado de la percha. Era la cosa más precipitada que podía hacer, pero ya estaba metido en eso, y si no iba donde estaban las personas importantes, nunca encontraría a Andrew.



* * * * *



El viaje le dio tiempo de pensar, recordar aquellas lejanas mañanas en que amanecía rodeado por sus brazos.

___Flashback___

El día del cumpleaños número diecisiete de Siwon, tuvieron su primera vez. Heechul sabía que su novio era virgen, y él aunque no era un experto en esa materia, había perdido su primera vez con un novio anterior, de lo que no se arrepentía, pero tampoco estaba orgulloso.


Esa fue una experiencia conmovedora para los dos. Fue verdadero amor. No solo deseo o pasión. Había sido perfecto, y aunque Heechul había iniciado guiando a su inexperto novio, este pronto capto el modo, y fue una noche mágica para los dos.


Al día siguiente no fueron a clase. Eran lo suficientemente inteligentes para que faltar a una clase no les afectara demasiado.


El resto del ciclo escolar se les fue de la misma manera. Entre caricias, besos, suspiros y risas. Al fin de año, Andrew había aplicado para estudiar Economía Internacional, y Casey para Medicina.


Era esa ya una de las últimas tardes que pasarían juntos en esa escuela. Ambos estaban contentos, pues habían sido aceptados en la misma universidad, lo que les daría más libertad.


El internado era católico, era dirigido por monjas y padres, y por esa razón, habían tenido mucho cuidado de no ser obvios en su relación o mostrarse afecto en público. Pero ese día, al llegar a su habitación, Heechul le dio un beso que le quito la respiración aun cuando no habían abierto la puerta y deslizo sus manos bajo la camisa del uniforme. A Siwon le hizo gracia aquella repentina desesperación, pero tenía miedo de ser descubiertos y aun con Heechul pegado a su cuerpo, se las ingenió para abrir la puerta. Después de eso todo paso muy rápido, y aun así recordaba cada miserable detalle.


En la habitación los esperaban los Señores Kim. Venían a celebrar el fin de curso, y el próximo cumpleaños de su hijo.


Al ver entrar a su hijo en aquellas condiciones con otro muchacho, estallaron. Eran una familia conservadora, formada a la vieja usanza y que no aceptaba ese tipo de conductas por ser inmoral. 


La Señora Kim grito. El Señor Kim le dio una cachetada a su hijo. Casey fue arrebatado de donde estaba por las firmes manos de su madre, y llevado a empujones fuera de aquel lugar. Andrew fue golpeado varias veces por el padre, dejándolo incapaz de poder seguirlos y viendo el rostro de Casey envuelto en lágrimas. Luego quedo inconsciente.


Toda la felicidad de meses, se fue en segundos.

___Fin del flashback___


Kim Heechul le estaba desordenando los pensamientos ¿qué podía tener ese tipo rebelde, déspota, maleducado, y engreído para atraerle?

El viaje en avión fue muy rápido a decir verdad, y aunque viajaron en primera clase, ninguno de los dos iba cómodo. Kim parecía no querer mostrar nada de piel.

- ¿Qué te paso? – Siwon no tenía tacto para tratar a las personas.

- Nada que te importe…

- Si no soy yo, nadie te puede lastimar.

Cuando Heechul había volteado la cabeza para verlo, había podido notar varios moretones en su antebrazo. No eran suyos, pues sus chupetones aún seguían purpuras en el cuello del policía. Estos eran producto de golpes.

- O me dices, o afrontas las consecuencias.

- Me asaltaron. – Heechul le contesto con mucha decisión.

- Eres policía, no te pudieron haber asaltado.

- Una vieja rencilla con unas personas a las que no quiero. Fin del cuento. No me molestara para complacerte en la cama si es lo que te preocupa.

- Eso no me molesta… lo que me molesta es que maltraten lo que es mío.

El lado más posesivo de Siwon salía a flote cuando conseguía sus objetivos. Y aunque también le desconcertaba su propia actitud para con el detective, no podía hacer nada para detener sus palabras impulsivas.

Kim Heechul parecía asombrado. Además de buen sexo, tenía que admitir que si le había gustado, había conseguido magnifica protección. Aunque no sería bueno aprovecharse de ello.




* * * * *




Al final había decidido que no podía llegar con todos lujos que llegaba en ocasiones pacíficas, pero no por ello se negaría algunos gustos.

- Henry… dime que paso – la habitación del hotel era muy hermosa, no como el London Luxury, pero tenían que pasar más desapercibidos por cualquier posible ataque.

- Kyuhyun salió rumbo a México. Ryeowook está revisando sus bajas. Hubo un tiroteo en Alone, pero Kangin salió de allí solo con rasguños, aún no saben que es el dueño de Alone y eso lo salvo de correr la misma suerte de Sungmin. – le dio más detalles Henry -. Todo lo que necesites, lo mande a tu celular. Cuídate por favor.

- Henry… algo más… investiga hasta el último detalle del detective Kim Heechul. Es urgente. Y a su familia. Que nada se te escape, y mándamelo.



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