Lost Heart... Capítulo 13


Sentía celos. El oír hablando a Kim Heechul con tanta pasión por algo, no era algo que esperara, menos en Rusia, mucho menos aún si el tema era alguien más que él.

Entró en la habitación cuando se percató que Heechul había colgado el teléfono. No podía decirle que lo había escuchado.

- Vámonos, tenemos una negociación que atender. - Siwon le tendió una pistola -. Por si es necesario o las cosas se ponen feas.

Heechul se puso la funda que guardaba el arma bajo la chaqueta que llevaba. La funda era cómoda y adecuada pues se ataba al pecho y no parecía que estuviera allí.

- Toma mi brazo… así sabrán que vienes conmigo… y recuerda que eres caro. - las expresiones de Siwon cuando salieron del hotel, le advirtieron que tenía razones para estar nervioso.

Además, en aquel lugar, habrían al menos veinte personas dispuestos a matarlos si no se cumplían ciertos protocolos. Respiró profundamente y colocó su mejor expresión arrogante, no sabía si sería el sentimiento adecuado, pero “sumiso” y “enojado” eran peores ideas en ese momento.

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Sungmin recibió un golpe más. Tenía ganas de volver al calor de la cama con su amante. Su Kyuhyun. De solo pensar que algo le podría haber pasado, se desvanecía de miedo. Temía más por la vida de su chef engreído que por la suya propia.

- ¡Levántate! ¡Hora de irnos, princesa!

Las personas que estaban de guardia con él le hablaban en ruso, pero Siwon le había aconsejado aprender el idioma por cualquier situación inesperada. Él no había pronunciado una sola palabra en todo aquel tiempo, más que gruñidos o quejas, pero podía comprender todo lo que le decían.

Supuso que aquel mote de “princesa” era su forma de ofenderlo, pero no le causaba más que dolor de cabeza. Se dio cuenta que si estaba allí, era porque Siwon había hecho un movimiento inteligente para los tratos que le concernían a él, pero no para los rusos.

El diamante Hope era lo más repetido en sus conversaciones, eso y las rutas comerciales de drogas. Sabía que ese día se reunirían con Siwon. Lo que no entendía es ¿Por qué él, había aceptado ir hasta Rusia solo para rescatarlo? Eso no tenía ninguna lógica dentro de su cerebro. Si Siwon iba hasta Rusia, definitivamente no era por él. Quizá tenía más que ver la negociación de rutas comerciales que su propio rescate.

Por el momento, confiaría en su jefe y pondría su vida en sus manos. Después de todo, sabía que tarde o temprano moriría por su trabajo, y la esperanza que tenía ahora era que Siwon cumpliera su parte del trato y dejara afuera a Kyuhyun. Solo eso quería.

Los ojos se le volvieron a humedecer al pensar en aquel ser que tanto quería, y que por corajes, no se lo había dicho de frente y a conciencia. Lo sabía, pero él no se lo había dicho, aquellas palabras que le carcomían el alma. “Te amo, Kyuhyunnie” Fue lo último que pensó cuando fue arrojado al centro de una habitación muy iluminada y apuntado con una pistola directamente en la cabeza.

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Heechul se sorprendió de ver a Sungmin en ese estado. El único recuerdo que tenía de él, eran las fotos de las investigaciones, donde iba siempre muy bien vestido y aquella noche en su recepción de bienvenida, donde había estado paseando elegante y altaneramente. Ahora el hombre se encontraba con las manos atadas detrás de la espalda y con todo su peso sobre las rodillas, casi tocando el suelo con la frente. Tenía el rostro surcado de heridas, y de la boca un hilo de sangre seca, delataba algún gran golpe, el cuerpo no estaba mejor que eso.

Había llegado hacia veinte minutos del brazo de Siwon y los habían hecho pasar de inmediato a aquella habitación. Todo era blanco, como la nieve que caía fuera de la ventana, solo era interrumpido por dorado en todos lados. Afortunadamente para Heechul, las conversaciones eran en un perfecto inglés, lo que le daba la oportunidad de enterarse de más cosas.

Siwon se sentó en un sofá grande y él no tuvo más remedio que estar a su lado.


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Todo el trayecto que les tomo ir del hotel al lugar que habían acordado, se preguntó quién era esa persona que Heechul exponía su vida para encontrarlo. Su pregunta fue respondida por el mismo “Debe ser alguien importante para él, como Cassey para ti. Están haciendo lo mismo”

Volteo a ver a Kim y se sorprendió de lo bello que lucía. Sooyoung y Gain habían hecho un trabajo genial en esa ocasión. Cada contorno de su rostro estaba bien delineado y mientras veía por la ventana de la limosina, se le notaba nostálgico.

“No puede pensar en nadie que no sea yo” Su cerebro le interrumpió con una idea sumamente posesiva “Nunca eres posesivo… cálmate” Se debatía en su interior por culpa de aquel policía. “Cada una de las personas que tocan tu cama, nunca vuelven a pensar en nadie más… ¿Por qué el no?” Su mente tenía un dilema, y es que era cierto. Cada que se acostaba con alguien diferente, este pedía por más y era él quien terminaba por rechazarlos cuando se aburría. Y Kim Heechul parecía importarle muy poco aquel aspecto. Sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegada al edifico en que sería aquella reunión.

De piedra sólida, se alzaba imponente en medio de la ciudad, su color gris se llegaba a perder debido a las capas de nieve que lo cubrían. Moscú era una ciudad hermosa.

- ¡Pasen! ¡El gran Choi Siwon está aquí! ¡Adelante! Pasen a mi humilde mansión.

El chico que los recibió era el jefe de la mafia rusa. Lo había visto ya un par de veces, sin embargo nunca había hablado con él. Ambos eran demasiado importantes para dar el primer paso. Su nombre era Kim Kibum y por lo que decían todos, verlo sonreír era morir, primero porque no era nada común, y segundo porque poseía una de las sonrisas más bellas que cualquiera pudiera ver y solo la sacaba en momentos en que disfrutaba la muerte de alguien.

La mirada de Kim Heechul había vuelto a la realidad al entrar al lugar. Fueron dirigidos a una habitación aún más blanca que el resto de la casa, se sentó con Heechul al lado. Afuera de la casa, había cerca de 50 de sus hombres listos para irrumpir si salía algo mal, pero allí dentro solo eran ellos dos. Cuando Sungmin entro al cuarto, no pudo evitar ver los ojos grandes y confundidos de Heechul, como la mirada suplicante de su socio. Sabía que no temía por su vida, si no por aquel pastelero que le hacia la vida de cuadritos.

- Xi, revisa a Min que este bien. – llamó a Heechul del modo más parecido y práctico que encontró en ese momento, no quería dejarles el nombre de su amante y policía a esas personas.

Del otro lado de la habitación estaba sentado Kibum, con una docena de hombres atrás de él. Heechul se levantó del costado de Siwon y fue despacio hasta donde estaba Sungmin. Quizá era una equivocación haberlo mandado, pero ya no había vuelta atrás, si no se portaba como uno más en aquel espacio, posiblemente lo descubrirían. Noto un pequeño movimiento de la boca de Sungmin y como la actitud arrogante de su amante volvía a su lugar, tendría que agradecer a Min por aquello después.

- ¿Qué quieres, Kibum? – Heechul se había sentado a su lado de nuevo, y luego de decirle que Sungmin estaba tan bien como podía estar una persona secuestrada, dio por iniciadas las negociaciones.

- Muy bien, Choi. Muy bien. Espero que tengan una agradable estancia aquí. Yo solo quiero un par de cosas, que tú me puedes ayudar a resolver, y yo te ayudaré con otras.

- No vine aquí para nada más. Solo negocios – Las hostilidades entre ambos comenzaron a sucederse.

Hubo un pequeño movimiento que casi desconcentra a Siwon, a su lado, Heechul tenía los ojos clavados en aquellos hombres detrás de Kibum.

Parecía recorrerlos con la mirada y entonces recordó su conversación “Asegúrame que la última pista nos trae de verdad a Rusia… ¿Poder?... Esto es así, si él está aquí y se involucró en esta mierda, lo encontrare y lo llevaré de regreso…”

Entonces a quien buscaba podría estar allí. Se dedicó a observar a los hombres detrás de Kibum, pero parecía que ni él ni Heechul no encontraban nada.

- ¿Entonces? ¿Solo quieres eso? – Kibum no se había percatado de aquella búsqueda sigilosa que se había dado. La mayor parte de los requerimientos de los dos habían sido planteados y ninguno parecía en desacuerdo con los términos.

- Por el momento sí. – Sungmin aún continuaba en el suelo, aunque el revólver fue retirado de su frente.

- Un placer hacer negocios contigo, Choi. Ahora deberías venir a Rusia más seguido.

- Me encantaría, pero no creo que sea posible. Tengo negocios que atender en Londres.

- Qué pena… Por cierto… ¿Me prestarías la belleza que llevas del brazo? Quisiera probarlo…

- Me temo, mi querido Kibum, que eso no se va a poder… he pagado mucho dinero y hoy será la primera vez que le disfrute yo.

- Que mal. – Kibum puso una cara contrariada –. entonces, quizá te visite algún día en Londres. Inglaterra es bella.

- Ahora, si nos disculpas… nos tenemos que retirar. Nuestro vuelo sale en unas horas. Y no quiero hacerte gastar más tú tiempo. El diamante te será entregado con la persona que entregue a Sungmin, hoy a las seis. Sabes dónde me hospedo.

- Sin más mediación ni una palabra más, salió de allí, jalando a Heechul y sintiendo la ira acumulada despertando en su interior. No se preocupó por Sungmin, pues si querían el diamante y el resto de los tratos de distribución, él debía regresar vivo a Londres.



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Kyuhyun se retorcía las manos mientras veía el programa matutino de los sábados, donde una rubia oxigenada y con un vestido exageradamente ajustado animaba a la audiencia con su voz de canario. A su lado estaba Yesung quien no se le había separado demasiado desde que llego.

Hacia menos de una semana que estaba allí, y no sabía que es lo que pasaba. Sungmin había desaparecido, le importo un comino la factura del teléfono cuando intento llamarle desde el otro lado del mundo.

Yesung se veía imperturbable y mientras tenía la mirada fija en el TV, pero era más que obvio que no prestaba atención a los absurdos juegos de la rubia.

- Yesung, ¿qué pasa?

En esos días, había entablado una amistad con Yesung, quizá el ser ambos coreanos y haber vivido en Londres les daba temas para hablar, y era innegable que a pesar que no sabía con exactitud a que se dedicaba ese muchacho de cabello negro, era una buena persona.

Nunca había preguntado a Sungmin a que se dedicaba con precisión. Sabía que al igual que él, era pastelero, pero la tenía el grado de Pattisier que Sungmin no. Nunca supo o se enteró de que es lo que hacía su novio. Cuando hacia ese tipo de preguntas, el más bajo se limitaba a responder “No te preocupes Kyu… siempre estarás protegido” y él se limitaba a pensar que estarían juntos en eso. Pero ahora que Min había desaparecido y se había llevado con él la vida entera.

- Nada, Kyu. No te preocupes. – y se volvió a sumir en sus pensamientos.

El teléfono de Yesung vibro y le asusto, pues estaba sobre una mesa de cristal que pareció a punto de romperse por el repentino movimiento. Antes que el teléfono se pudiera estrellar contra el suelo, Yesung contesto.

- Claro… vamos para allá… cuando consiga el vuelo se va… está bien… gracias… te extraño… no… lo siento… pronto nos veremos ¿no?... – Kyuhyun oyó la conversación embelesado. Yesung se había notado repentinamente triste por aquella llamada. Cuando colgó, se volteó a donde estaba el, y desvió rápidamente la mirada –. Vuelves a Londres, Kyu. Sungmin está bien. Lo veras cuando llegues.

- Sé que algún día me dirás que es lo que te paso… que es lo que haces y porque, pero mientras tanto, sabes que soy tu amigo. Gracias por tenerme aquí…

- No fue nada, es parte del trabajo. Y algún día quizá lo sepas. Nunca pierdas de vista a Sungmin. Amalo mientras puedas… Y no conozcas a sus amigos… mucho menos a Choi Siwon. Él es peligroso.

Las mismas palabras que había utilizado mil veces su hyung, ahora del otro lado del mundo, tomaban un matiz diferente. Choi era muy peligroso.


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No podía esperar más tiempo. Necesitaba saber qué es lo que pasaba con Kim. Era un deseo irracional el hecho de querer que pensara solo en él, eso no podía controlarlo, nunca había querido aquella atención.

Entraron de vuelta a la habitación del hotel. Eran casi las tres de la tarde, y no vendrían a buscarlos para recoger el diamante hasta las seis, además, su avión salía a media noche.

- ¿A quién llamabas? – Siwon no pudo retener la pregunta en sus labios.

- ¿Me oíste? ¿Pero quién te crees? – Heechul se volteó con los ojos llenos de furia. Camino hacia allí, había pensado que ese día se iba a acostar de nueva cuenta con Choi, pero el saberse espiado, le enojo muchísimo.

- ¡CONTESTAME! ¡A quien buscas! ¡Qué Quieres! ¡Porque me aceptaste! ¡En que te beneficia mi estatus! – Siwon se había enojado mucho. Se habían acercado mucho en el clímax de la discusión y sus fosas nasales dilatadas junto con sus ojos inyectados de furia los hacían ver muy peligrosos.

Heechul sabía que no podría ponerse a pelear cuerpo a cuerpo con Choi, puesto que él era mucho más fuerte, y ni con su entrenamiento policiaco podría con él. Siwon le tomo el rostro con una mano, apretando sus mejillas y haciendo que su boca se deformara.

- Deja de ver a las demás personas… eres solo mío mientras sigamos con esto. – Heechul no se dejó intimidar por la amenaza.

- No me digas que hacer. Yo no te digo que hacer… - Siwon lo soltó y casi por instinto le pego en la mejilla con el dorso de la mano, haciendo que los momentáneamente rubios cabellos de Heechul volaran hasta estrellarse contra el lado contrario de su rostro. La ira se acumulaba más y más en Siwon y Heechul no podía creer que le hubiera pegado –. ¡Maldito! ¡A mí nadie me toca!

- Pues yo te voy a tocar todo lo que yo quiera. – Heechul levanto la mano para regresarle el golpe, pero antes de poder acercarse a su rostro, Siwon le detuvo la mano y lo estrello contra la pared. Mordió su cuello, mientras Heechul intentaba zafarse del brusco contacto.

- ¡Déjame! ¡Que me sueltes! ¿¡Que no me oyes?! – Empujo todo lo que puso su cuerpo pero Siwon no cedió, en cambio, lo levanto en vilo y le obligo a poner sus piernas en torno a su cadera para no caer -. ¡Choi Siwon! ¡Suéltame, desgraciado!

- No. Te voy a probar que solo eres mío.

Siwon coló una mano al trasero de Heechul, de donde rasgo la tela sin ningún esfuerzo, dejándola hecha jirones colgando de sus piernas. Heechul sintió su espalda doler con el fuerte golpe que le dio Siwon contra la pared, intento quejarse, pero la agresiva boca se lo impidió. Parecía que Siwon quería comerlo por completo en aquel acto.

Siwon mordió con más fuerza el labio de Heechul, haciéndole sangrar un poco. Heechul seguía pateando un poco tratando de librarse, pero aun no obtenía resultados. Siwon lo arrojo contra la cama, y a pesar que intento girar para salir de los brazos del más alto, su cintura fue atrapada e inmovilizada con una de sus manos.

Siwon comenzó a deslizar su mano hasta llegar a la intimidad de Heechul, con su habilidosa derecha, desabrocho lo que quedaba de pantalón y tiro hacia abajo llevándose con ello su ropa interior. Comenzó con un ritmo frenético sobre el miembro del policía y este sintió, pese a toda la lógica del momento, un infinito deseo recorrerle la piel.

Heechul mordió a Siwon en espera que lo soltara, pero esto solo hizo que le regresara una mordida aún más fuerte. Sin esperar un momento más, Siwon dio la vuelta a Heechul, con el espacio suficiente para desabrochar sus pantalones de vestir negros y quitarlos de en medio de los dos cuerpos.

Se introdujo por completo de una sola estocada, dejando a Heechul sin aire debido al grito que soltó, seguido por un jadeo. Sin esperar que se acostumbrara, comenzó a embestirlo con fuerza, mucha más de la que pudiera ser necesaria, y se enterró en el fondo del detective.

Heechul soltó un alarido aun mayor que el anterior, cuando Siwon en su desenfreno toco por completo su próstata, nunca espero que su cuerpo reaccionara a aquel tipo de situación de esa manera, pero ya no estaba en afán de soltarse de aquel agarre.

Enterró la cabeza entre las sabanas y con las manos se detenía de las mismas para no caer o chocar con algo. Sentía que le la fuerza que aplicara Choi contra su cuerpo, saldría aventado contra una pared o directamente contra el piso. Siwon no dejo ni un momento de entrar y salir de su cuerpo con furia mientras que le daba apretones, más que cualquier otra cosa, a su miembro caliente.

Comenzó a sentir un hormigueo desde la punta de los pies hasta el extremo de su miembro. Sintió las manos de Siwon agarrarse con mayor fuerza a sus caderas y explotar dentro de él, lo que le provoco el orgasmo casi seguido.

Siwon se desplomo sobre él, sintió su respiración caliente contra el cuello. No quería admitir que su agresividad lo había excitado, aunque era obvio.

- Nunca intentes hacer esto de nuevo. – Heechul se volteó para verlo a la cara con toda la ira que su cuerpo cansado le permitía.

- Hare lo que me plazca… - Heechul se levantó y se dirigió al baño de la habitación, con mucho cuidado, pues el dolor en su parte baja ya comenzaba a pasarle la factura.

Al frente de la puerta, había un gran espejo, y lo primero que se percató que aún estaba medio vestido. Su ropa completa estaba hecha jirones, apenas sostenida a su cuerpo por delgados cordones que no se habían rasgado. Dando una inspección más cercana y detallada alrededor de sí mismo, había mil detalles que le chocaron, y que hubieran sido menos si le propinaran una paliza: tenía el labio partido, muchos moretones de succión y mordidas por infinidad de lugares y aún más pronunciados y en mayor cantidad que los hechos la ocasión anterior.

Un cardenal surcaba su espalda allí donde se había golpeado contra la pared, detecto un hilillo diminuto de sangre por la intrusión que le habían dado sin preparación y lo que más le llamo la atención fue ese brillo de enojo, ira y placer insano que había en sus ojos.



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Hacía ya dos días que habían regresado de Rusia, Choi Siwon se dirigió a donde le había indicado que estaría Ryeowook. Henry le había dado los informes que pidió acerca de Kim Heechul, minutos después que este se hubiera escapado al baño aun en la habitación de aquel cuarto en Moscú.

“Atrápalos y guárdalos para mí. Dile a Wook que seré yo mismo quien haga el trabajo” Le había dicho por teléfono aquel día a Henry, y ahora estaba a punto de llegar a ese lugar.

Era casi un calabozo. Las paredes se caían a pedazos y allí dentro había tres personas temblando como niños asustados.

- Lo que pediste, Siwon. – Ryeowook estaba parado a un lado, y detrás del, dos chicos le cuidaban la espalda.

Siwon los miro con absoluto desprecio, no sabía cómo habían sido capaces de hacer algo así, ¿Qué les habría hecho para que todo resultara así? En el suelo, había tres personas, dos varones y una mujer. Uno de los varones, el más joven, de no más de treinta años, se le hacía conocido.

- Quítales la mordaza… y donde alguno grite, vuélale los sesos. – La voz de Siwon era filosa como navaja.

- Nosotros nunca hicimos nada, sir. No sé porque nos tienen aquí.

La mujer tendría alrededor de cuarenta y muchos y cincuenta y pocos, tenía la cara arrugada y la voz en un ligero tono de seducción. Quería salir de esa, lamentablemente todo ya estaba decidido. “Nadie toca lo que es mío”.

- ¿Qué son de Kim Heechul? – No se tentaría el corazón con esas personas, pero al menos intentaría obtener información.

- ¿Heechul? ¿Qué tiene que ver Heechul aquí? – La mujer era quien tenía la voz de mando en aquella conversación.

- Solo conteste lo que Siwon le pide o le va a ir peor, señora. – Ryeowook tenía cara de fastidio, no soportaba ver ese tipo de escenas. Para el, todo debía ser rápido.

- Es mi sobrino… - La voz de la mujer se fue perdiendo un poco por el miedo a la expresión que le dio Siwon.

- ¿Y tú? ¿aceptaste un pago por matarlo?

El chico que se le hacía conocido, por fin fue reconocido en su cabeza. Lo había visto un par de veces, cuando habían hecho algunos trabajos menores, estaba apenas en el fondo de la organización, y al parecer, había tomado trabajos extra para ganar más. Ryeo le había dicho antes de entrar que había sido un matón quien había golpeado aquella vez a Heechul.

- ¿No sabes que no se toca lo que es mío? - el aludido abrió los ojos con sorpresa, sin poder creer la gran idiotez que había hecho por unas pocas libras.

- Señor Choi, de verdad que no sabía que era suyo. Si lo hubiera sabido yo nunca hubiera hecho nada tan estúpido como eso… de verdad. – El hombre comenzó a llorar por la desesperación.

- ¿Por qué lo mandaron matar? – Siwon seguía inflexible, ni la absurda muestra de cobardía del hombre frente a él, le saciaron aquella sed.

- Él nos quitó todo lo que teníamos… es un ladrón.

- Todo es herencia de sus padres, ellos son los beneficiarios en caso de que Heechul muera. – Ryeowook se había ocupado en encontrar la mayor cantidad de información útil.

- ¡Eso no es verdad! ¡Todo es nuestro! ¡Nuestro! ¡Ese mocoso no tiene derecho! ¡Nosotros somos los Kim! – La mujer estaba histérica, no paraba con sus gritos, queriendo convencerlo de ese modo.

- ¿Y sus padres? – Al parecer, el interrogatorio no tendría mucho sentido hablando con ella, así que se dirigió al hombre.

- Murieron hace seis años. Como sé que no voy a salir de aquí vivo, te lo diré Choi. Los matamos. Así como contratamos a este para aniquilar a su hijo, así contratamos a uno para que los matara… en aquel momento, Heechul debería haber ido con ellos… debería haber muerto hace seis años. Cuando huyo, no pude estar más feliz, hasta que nos dijeron que si queríamos cobrar el seguro, debíamos tener el cuerpo… fue terrible. No supimos que le paso por un año o dos… yo que sé. Incluso todos los demás miembros de nuestra familia lo consideran muerto… el ya no existe, íbamos a cobrar cuatro años después de su desaparición, pero ¡llego! El bastardo se apareció para cobrar su herencia, el muy imbécil nos quitó todo lo que teníamos... – La voz del hombre era de ira, no parecía una persona en su juicio.

Siwon no pudo recibir la noticia con más satisfacción. Estaba claro que Heechul quizá estaría feliz por aquella noticia, aunque si sabía, quizá se molestaría con el… ¿pero qué caramba le importaba que Heechul se enojara con él? Ni que fuera tan importante.

- Así que ya aceptaste que vas a morir hoy…

- Sí. – El hombre tenía más dignidad que los otros dos. Ella estaba ya muy asustada por todo aquello y el matón no parecía nada más que un cachorro asustado.

Siwon no dijo ni una palabra. Mientras Ryeowook colocaba las cintas alrededor de la boca de los prisioneros, de la bolsa trasera de su pantalón ajustado de piel saco un par de guantes del mismo material, se los puso con toda la calma que poseía, mientras las personas soltaban chillidos que se perdían en la mordaza que tenían sobre la boca.

- La próxima vez, deben aprender a ver a con quien se meten. Aunque no haya una próxima vez.

Ryeowook se acuclillo frente a ellos para hablarles, luego se quitó de donde estaba para que Siwon hiciera lo que quería. Desenfundo la pistola y apunto directo a la cabeza de la mujer.

Después de eso, solo se oyeron tres disparos.

- Ryeowook, limpia aquí. – Siwon salió de aquella casucha y para perderse en la noche inglesa.

- Kim Heechul se está volviendo importante... - fue lo último que oyó de labios de Ryeowook, antes que el rugido de su motocicleta opacara todos los demás sonidos.



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No sabía con exactitud qué es lo que esperaba de asistir a esa cita. Ni siquiera estaba seguro de porque aun esperaba afuera de su oficina.

Leeteuk se había pasado toda la mañana investigando el caso. Por más que revisaba los expedientes, no podía encontrar nada del dueño de Alone Importations y la compañía al parecer, estaba completamente limpia, ni siquiera figuraban en su lista de accionistas MinCake o YaHe Corp. Su teléfono sonó otra vez, y aunque había intentado ignorarlo toda la mañana, no podía dejar más tiempo. Espero que no fuera él.

- Park Jungsoo, departamento de policía. – contesto como siempre lo hacía.

- Hola. – del otro lado de la línea sonó la voz grave que le comenzaba a fastidiar.

- ¿Qué quieres? – Se había molestado mucho en el transcurso de la mañana y no estaba para soportar bromas.

- Quiero verte. – eso le dejo sorprendido, pues no pensaba que se lo pidiera alguna vez. Más bien creía que toda la vida sería un acosador sin nombre ni rostro que le hacia la vida miserable.

- No creo que sea posible. – Aun así, no podía aceptar la cita, aunque muriera de curiosidad por conocerlo.

- Hoy, a las ocho de la noche pasare a recogerte a tu oficina – No era una opción que le daba, aunque el tono tampoco parecía de una orden.

Cuando se percató, ya eran las siete con treinta. Ni siquiera había salido a comer, aunque de todos modos, pensar en si iba a asistir a la cita o no, le revolvía el estómago. Decidió que quizá si lo viera una vez, se retractaría de perseguirlo y se lo quitaría de encima. Tomo su impermeable café y salió a esperar cuando eran las siete con cincuenta y siete.

Poco después de haber salido, se paró frente a él un coche deportivo, fino y lujoso. La ventanilla se abrió y desde dentro oyó la voz que ya le era conocida.

- Park Jungsoo… pensé que no vendrías. Sube. – Aun con un poco de temor subió al coche desconocido.

Aunque solo podía ver el perfil del chico, dedujo que era joven y apuesto. Sus rasgos masculinos eran muy bellos.

- ¿Para qué me quieres ver?

- Cuando alguien me gusta, quiero salir a comer juntos, o a caminar o a hacer algo. - aun no entendía. ¿Cómo le podía haber gustado a alguien que apenas conocía? -. ¿Qué quieres hacer?

- No tengo idea… eres tu quien me invito a salir – Jungsoo no estaba muy confiado de aquella salida, y palpo sutilmente por debajo de su brazo para sentir el arma que allí se escondía.

- Comamos algo. No he comido en todo el día, y parece que tú tampoco – El chico dio vuelta a la derecha y se encamino a la zona del Soho.

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