Lost Heart... Capítulo 16

Seguía sin poder concentrarse, sin hacer lo suyo. Los pensamientos de Heechul volaban fuera de aquel departamento que habitaba, ya no eran los asuntos de la comisaria lo que lo entretenían, tampoco el pensar en cómo librarse del trato con Siwon.

Era Siwon en sí, quien ocupaba sus pensamientos ahora.

Incluso antes de venir a Londres, cuando se encontraba en Corea. Las pistas de Andrew directamente lo habían llevado a Choi, de acuerdo a lo que L. Hyukjae le había informado.

Lo primero que dio cuenta por su mente al ver aquellas fotos del temido mafioso Choi Siwon, fue el gran parecido de este con Andrew. Pero una a una fueron descartadas las apariencias, con los hechos. En seis años ni en sueños, Andrew podría haberse convertido en la cabeza de uno de los cartel más poderosos del continente europeo.

En primera porque no tenía los contactos suficientes, el conocimiento de ese oscuro mundo. Así se hubiera esforzado por obtener el poder que tanto ansiaba. Andrew era la persona más buena que Heechul alguna vez pudo conocer, lo creía capaz de alcanzar tal grado de corrupción.

Aunque muchas veces dio muestra de lo que sería capaz de hacer por él.

Después estaba la pista sobre Andrew que lo llevaba a Rusia cuando Siwon jamás había abandonado Londres, e incluso había trabajado para la policía, como el mismo Rain se lo confirmó.

Y luego estaban las diferencias físicas. En fotos Siwon y Andrew eran muy parecidos, por eso fue que Heechul decidió regresar a Londres primeramente. Aceptar la propuesta del jefe Rain, mejor amigo de su hyung. Debería descartar que fueran la misma persona y albergaba en su corazón que si así fuera; no quería que Andrew fuera Siwon.

No estaba seguro de poder soportar la culpa de ver convertido a Andrew en algo como Choi Siwon por su culpa. Por desear el poder para poderse enfrentar a ese mundo que lo reprimía, el mismo que los separo ocho años atrás.

Sin embargo últimamente al mirarlo a los ojos, un escalofrío le recorría todo el cuerpo. Aquella mirada se le parecía tanto, Siwon ya no le miraba con perversas intenciones, al contrario; ahora había algo más, algo que le hacía pensar en Andrew cada que sus ojos se posaba sobre él.

Recordar a Andrew no era difícil, más cuando había alguien que se lo recordaba tan intensamente. Y se dejó llevar por sus recuerdos sobre Andrew, que le llenaban de calidez.

En esos tiempos, Andrew no era una belleza andante, pero aun así hubo algo en su sonrisa, en su trato hacia Heechul que lo conquisto. Poseía una carita algo ovalada, unos cabellos bastantes rebeldes, que la mayoría del tiempo apuntaban hacia arriba. Eso poco le importaba a Heechul, pues a sus ojos era hermoso y perfecto. Andrew era dueño de unos pómulos prominentes y unos ojitos alargados, adornados con pequeñas bolsas fruto del estudio nocturno.

Sus ojos eran escondidos por unas pesadas gafas negras, pues las necesitaba para poder ver el lejano pizarrón y también para leer. Muchas veces Heechul le quitaba sus gafas, pues amaba ver sus ojos sin ellas. Nunca se preguntó por qué usaba gafas si sus padres tenían el dinero suficiente para operar sus ojos.

A Andrew le gustaban sus gafas, él decía que lo hacía ver interesante, que además le pegaban muy bien porque era adicto a la lectura. Heechul podía pasarse las horas solo observándolo leer mientras él escuchaba música.

“Algún día tendré tantos libros como esta biblioteca”

Le había dicho un día que se encontraban haciendo un trabajo en la biblioteca.

“Asegúrate de tener la misma cantidad de buena música para mi”

Siwon no usaba gafas, al menos en lo que llevaba con él, nunca le había visto usar gafas. Pero eso pudo ser arreglado con alguna operación que se hubiera realizado, claro en caso que Andrew fuera Siwon, sería una explicación creíble. Y lo mismo sucedía con su nariz.

La nariz de Andrew era grande y algo larga, en medio de su pequeño rostro ovalado sobresalía. Quizás porque aún era joven y seguramente su cara no había crecido lo suficiente como para suavizar sus rasgos, todo en el parecía marcado. Pero Heechul podría creer lo mismo que sucedía con sus ojos, quizás se hubiera operado de igual forma.

No es que deseara comparar a Andrew con Siwon, cuando no había punto de comparación. A uno le amaba, pues su corazón había sido ganado con cariño, constancia, amor. Y al otro, no le era indiferente, le deseaba, le necesitaba. Pero de no ser por aquel chantaje, Heechul estaba seguro que no se habría entregado a Siwon.

Andrew era dueño de un cuerpo largo y delgado, típico de un adolecente en crecimiento; de momento sus brazos lucían más largos de lo normal y en otros su cabeza resaltaba más sobre su cuerpo.

Heechul suspiró.

Y sin embargo eso no fue impedimento para protegerlo de los golpes que pensaban propinarle unos chicos en aquel internado.

___Flashback___

No es que se buscara problemas, más bien Heechul era del tipo que los evitaba. Evitaba entrar a los clubs extra curriculares, evitaba inmiscuirse en cualquier comité, evitaba mezclarse con los grupos populares y sin embargo Heechul era de los más populares en aquel internado.

Muchas veces esos compañeros lo abordaban para conseguir algún favor de su familia, pero obviamente Heechul no se dejaba. Esa vez, los chicos al ver que no conseguirían ningún favor de este, se pusieron rudos con él. Pero Heechul no se dejó intimidar, a pesar que eran cinco contra él.

Su fuerza y cuerpo no podría compararse con ninguno de aquellos. Algunos pertenecían al club de fútbol,  uno más al de lucha y así sucesivamente, uno solo sería más fuerte que él. Ahora imagínense cinco, tenía todas las de perder.

Andrew no estaba con él en ese momento, pues cuando tenían clases que no coincidían, solían verse a la hora del almuerzo para después continuar con sus clases. Por eso no supo cómo es que de un momento a otro, Andrew se encontrara frente a él, encarando a los otros cinco.

Lo siguiente fue algo confuso. Sabía que Andrew era un experto en taekwondo, pero cinco contra uno, no saldría algo bueno de eso. Alejado de la pelea por el mismo Andrew, todo se volvió un enredo de piernas, brazos, golpes; hasta que a lo lejos escucharon que los prefectos venían en camino.
Los cinco chicos corrieron, Andrew y Heechul corrieron también hasta refugiarse en la seguridad de su cuarto.

Nadie diría nada. Cuando esas cosas sucedían dentro del internado, era como un código de honor, nunca revelar nada de lo que sucedía entre ellos. Sean peleas, abusos, ¿relaciones?... quizás ellos no eran los únicos que las mantenían. Al menos pensar en eso, aliviaba un poco sus conciencias.

- ¡Auch! – se quejó Andrew, sentado en su cama.

- Lo siento, bebe.

Andrew se echó hacia atrás para que Heechul pudiera limpiar mejor la herida de su ceja y ni que decir la de su nariz; le dolía terriblemente. Lo más seguro es que se la hubiera roto o algo así. Pero a su vez, eso le permitió mirar a Heechul y perderse en sus ojos, aquellos que ahora lucían preocupados por él.

- ¿Te encuentras bien? – preguntó Heechul -. deja término de limpiarte las heridas.

Sus cuerpos estaban a unos centímetros, tan cerca que Heechul podía sentir el calor de la respiración de su respiración. Andrew no se lo estaba poniendo fácil, sus manos ya comenzaban a juguetear en su cintura, lo que hizo que se echara hacia atrás y su mano chocara con la nariz lastimada de Andrew..

- ¡Ay! – exclamó Andrew.

Heechul tomó su rostro en sus manos, levantándolo para observarlo mejor.

- ¿Te hice daño? Deja de moverte. – lo regaño -. Tus manos me ponen inquieto.

- Estoy bien, no es nada. – Andrew sonreía.

Pero sus manos continuaban, ahora bajo la camisa de Heechul. Sobre su piel eran tan cálidas, fuertes pero delicadas a la vez mientras le acariciaba. Tuvo que  morderse el labio para no dejar escapar un gemido.

- Deja de hacer eso, necesito curarte. Tu nariz no se ve bien.

- No me hicieron mucho daño, estoy bien.

- Voy a llevarte al médico. – Heechul intentó separarse.

- Estoy bien. Es sólo… esto…

Andrew seguía negándose a ser atendido y a soltarlo. A ver la preocupación en los ojos de su amado y que se sintiera culpable. Hizo que Heechul se sentara en su regazo.

- ¿Andrew?

- No fue tu culpa.

- Era mi pleito, no tenías por qué meterte, seguramente no me hubieran hecho nada y yo...

- No, no soportaría que nadie te pusiera una mano encima, que te lastimaran. Si yo puedo evitarlo, no me lo perdonaría.

Heechul fue depositado sobre la cama, con ese chico que le robaba el aliento con solo tocarlo, encima suyo. Con sus manos, recorrió las heridas de Andrew, el mismo recorrido hicieron después sus labios hasta parar sobre su boca, misma que comenzó a succionar lentamente.

Con sumo cuidado, mordisqueo el labio que no tenía herido. Cosa que hizo gemir a Andrew, pues aún se encontraba adolorido. Poco importaba, pues ya sus manos comenzaban a desnudar el cuerpo que tenía debajo. Los besos cobraron más fuerza, respiraciones rápidas y sus lenguas llegaban a los lugares más profundos de sus bocas.

- Busca tu recompensa, Andrew. – sugirió el rubio con una sonrisa pícara en el rostro.

Andrew besó al rubio apasionadamente y con mucho amor a la vez, mientras introducía el primer dedo en su interior haciendo que Heechul se estremeciera. Poco después introdujo el segundo dedo seguido del tercero. Cuando Heechul se hubo acostumbrado, los retiró y empezó a introducir su miembro con sumo cuidado. Andrew siempre era delicado y complaciente con él en el acto del amor.

Una vez que estuvieron acoplados, Andrew comenzó a moverse proporcionándole un placer extremo a Heechul. Y así lo siguió penetrando durante unos minutos hasta que con una última embestida terminó en su interior, y Heechul a su vez en el abdomen de ambos, cayendo agotados sobre la cama.

___Fin del flashback___


Esa noche fue la primera vez que Andrew le mostraba su preocupación por perderlo, su posesividad, la ansiedad por hacerlo suyo y mantenerlo a salvo. Y el chico tenía la loca idea que eso solo lo lograría, teniéndolo a su lado.


* * *

“No te acosaba, simplemente me interesas.”

Jungso recordaba las palabras dichas por Kangin, tan seguro y a la vez tan desconcertante. Pero que estaba haciendo pensando en él. Dejó los vegetales que estaba pelando sobre la encimera de la pequeña cocina de su departamento, al escuchar los suaves golpes en su puerta.

Era algo tarde ya para preparar algo muy complicado para cenar, pero lo haría porque tenía un hambre voraz. Y con esos pensamientos, sobre la salida que tuvo con Kangin, no creía que terminara tan pronto como su apetito lo deseaba.

Le parecieron raros los golpeteos, sus vecinos no eran muy asiduos a visitarlo, mucho menos a esas horas. Si fuera alguna visita, le habrían llamado por el intercomunicador de la calle. Así que como buen policía, se preparó para cualquier imprevisto; aunque para esa visita nunca estaría listo.

Un bello ramo de tulipanes amarillos, se asomaba en su puerta, con unos pies vestidos con mocasines.

- Buenas noches. – esa voz la conocía.

Y como no si las últimas semanas le ha estado llamando mucho más que su madre. Jungsoo se recuperó de la sorpresa.

- ¿Qué haces aquí, Kangin?

Kangin entró sin esperar a que Jungsoo le invitara a pasar. Se veía tan alto y atlético con aquella ropa  informal. El departamento pequeño, le permitió a Kangin llegar hasta la cocina con el pretexto de poner el ramo de tulipanes sobre la pequeña barra que le servía a Jungsoo de comedor.

- Vengo a invitarte a cenar, pero veo que he llegado algo tarde. – repuso Kangin al observar los vegetales a medio picar y la estufa encendida.

Al decir esto, se recargo estratégicamente en la barra y mostro una hermosa sonrisa, la cual hizo que a Jungsoo se le secara la boca cuando sus ojos se posaron en él. Reponiéndose de la sorpresa por la forma en que había entrado, ¿Cómo es que averiguó donde vivía? Claro, debía recordar que era su acosador personal.

- ¿Cómo llegaste hasta aquí? – pregunto Jungsoo cerrando la puerta. Aunque era una visita no deseada, eso se hacía creer, no iba a dejar que los vecinos se enteraran.

- Una viejecita muy linda me ha dejado pasar. Ella dijo que un enamoramiento como el mío no debería ser reprimido y que el chico con sonrisa de ángel de este edificio, hacía mucho no tenía alguien con él. Dale acción muchacho. – Kangin se divertía cuando todos los colores pasaron por el rostro de Jungsoo -. Eso me dijo, antes de robarme un beso y dejarme pasar.

¡Maldición!, ¿Qué es lo que causaba este hombre a las personas? ¿Qué le estaba haciendo a él? Que para nada le enfurecía. Tampoco le pareció raro que la viejecita del primer piso le hubiera dejado pasar,  además de ser una chismosa de primera; al parecer Kangin gozaba de un poder de persuasión bastante fuerte.

O era eso, o también le ayudaba mucho su sonrisa encantadora, su porte, su… su… ¡Para Jungsoo! Deja de pensar y mejor concéntrate. Se recriminaba el mismo.

- Deja de tomarme el pelo y dime como supiste mi dirección.

- ¿Qué deje de hacer qué, Leeteuk? – el tono seductor en la voz de Kangin, no fue pasado por alto por Jungsoo.

- No te hagas el inocente conmigo, ¿Qué es eso de Leeteuk? – volvió a preguntar molesto.

- Te juro que no es nada malo.

Se había acercado tanto a Jungsoo, que pudo posar sus manos sobre su cintura. Y él lo permitió, Jungsoo se veía afectado por la cercanía. ¡Qué rayos! Todo en Kangin le afectaba aunque no lo quisiera aceptar.

- A esto es a lo que me refiero. Quien te crees que eres para venir así, no espera. Corrijo. Quien te crees que eres para invadir así mi vida, persiguiéndome de esta manera. Crees que puedes venir a mi casa, decirme todas esas palabras con tu sonrisa sexy y que yo…

Oh, oh… había dicho lo que creía haber dicho. La sonrisa satisfecha que Kangin mostraba de oreja a oreja, sus manos apretándose contra su cintura y sus ojos oscurecidos le confirmaban lo que dijo.

- Yo… no quise decirlo de esa forma.

Como es que un policía con su experiencia, se estaba dejando embaucar por ese pervertido. Bueno, no podría llamarle de esa forma, porque hasta ahora pasando por alto el acoso, siempre ha sido correcto en su trato.

Incluso ahora que invadía su espacio personal, Jungsoo se lo permitía; no podría llamarle pervertido si él se lo permitía. Kangin inclino la cabeza para mirarlo directamente a los ojos y luego sus labios. Por un momento se olvidó de respirar, aguardando el momento en que quisiera acortar la distancia entre ellos.

* * *

Por fin, después de una pelea librada con su segundo al mando del bar y las hojas de papel en las que no le resultaban las cuentas, Eunhyuk se vio liberado de ellas. Le había llevado toda la tarde hacerlas cuadrar, y no es porque se estuviera mal administrado Stock Hall; sino porque cierto policía no podía salir de su mente.

Eunhyuk se levantó de su escritorio y se fue a echar al mullido sofá dentro de su oficina. Pensaba en la noche del día que se llevó a Donghae le la oficina de Choi Siwon, después de lo cual acompaño a un azorado Donghae a su bar. No pasaba de medio día cuando el policía ya había bebido más de dos botellas de sus mejores vinos.

Cerró sus ojos cubriendo su rostro con brazo izquierdo, Eunhyuk se puso a recordar esa noche.

Como llevó cargado a Donghae hasta su auto, el chico había bebido demasiado para el final de la noche, hasta no poder consigo mismo. Cuando le dijo que deseaba beber, no dudó en llevarlo a Stock Hall. Pues ahí lo tendría en su territorio, podría vigilarlo y cuidar de él; además que podría invitarlo a tomarse algunos tragos. Pero jamás pensó que quisiera acabar con toda la bebida de su barra.

Era gracioso, pero también doloroso. Sabía bien que la persona por la que Donghae se había puesto de esa manera, era el mismo para el que trabajaba y debía lealtad. Desde que decidió tomar el caso de búsqueda, su lealtad se debía hacia Kim Heechul como si se tratara de cualquier caso.

Sin embargo Donghae no se trataba de trabajo sino más bien algo personal.

Y si Kim Heechul no valoraba lo que tenía enfrente, él si lo haría. Lo tenía decidido desde el momento en que vio a Donghae en aquella fiesta. Eunhyuk sabía que era algo más que un enamoramiento a primera vista, Donghae parecía leer su alma, sus pensamientos.

Despertaba su instinto de protección, de dejarse llevar si Donghae le correspondiera de la misma manera. Por eso es que no le asombró para nada que al otro día de la fiesta, el menor le hubiera llamado al teléfono que el mismo le dio.

Se removía incomodo sobre el sofá. Acostado como estaba, Eunhyuk no sentía cómodo después de recordar lo sucedido esa noche. Pues a como comenzaron las cosas entre ellos esa noche…

Se encontró casi arrastrando a Donghae de su bar a al auto en plena madrugada, y después de su auto para meterlo a su casa. Por ningún motivo lo hubiera llevado de esa forma con Kim, seguro de que Donghae se habría llevado una reprimenda por desaparecer todo el día de los ojos de su hermano y más en el estado en el que se encontraba.

Mucho menos hubiera podido darle una explicación ni confesarle lo que su “hermanito” había hecho con Choi.

- Yo puedo solo. – esa noche Donghae se portaba muy quejumbroso y se removía constantemente en sus manos haciéndole más difícil el trabajo a Eunhyuk de abrir la puerta de su casa.

- Claro que no. – lo retó Eunhyuk mientras Donghae se recostaba sobre su brazo inclinando todo su cuerpo -. Coopera un poco por favor, Hae.

- Me gusta cuando me llamas Hae.

Como olvidar lo que esas palabras le hicieron sentir esa noche, Donghae ebrio era como una adorable pesadilla. Eunhyuk esbozaba una sonrisa bajo el brazo que cubría su rostro. La sonrisa se formaba por sí sola, al recordar lo que sucedió después…

Donghae se había levantado y susurraba muy cerca de su rostro, todo su aliento chocó contra el de Eunhyuk; quien en lugar de disgustarse, le agradó el sabor de este mezclado con el alcohol. Sí que estaba mal por emocionarse por tan pequeña cosa.

Como pudo lo llevó dentro hasta su recamara, dejándolo tendido en su cama para ocuparse de cerrar la puerta y cerciorarse que no había nada raro a su alrededor. Cuando regresó, Donghae se encontraba aun despierto, removiéndose sobre la cama como pez fuera del agua.

Se veía que aún tenía mucha energía. Pero obviamente, Eunhyuk no aprovecharía el momento por mucho que lo deseara; sus sentimientos eran más profundos que un deseo pasional.

- Duerme ya.

- No puedo. – se quejaba Donghae -.  Tengo mucho que pensar.

- ¿Qué tienes que pensar?

Donghae se incorporó, sentándose sobre la cama. Y en su mirada se reflejaba la incomprensión de Eunhyuk, como si fuera obvio lo que lo tenía inquieto.

- Algún día Lee Hyukjae… – Donghae inclino a un lado su cabeza -. Voy a saber todo. Puedo hacerlo por mí mismo… tarde o temprano. – y se dejó caer sobre la cama, quejándose.

De nuevo Eunhyuk frunció el ceño al recordar como lo había nombrado, la preocupación se notaba en su rostro como ese día. No podía creer que fuera posible que Donghae supiera ese nombre, su verdadero nombre, el que solo utilizaba para realizar sus investigaciones. No le insistió a Donghae en ese momento, ¿Cómo hablar con alguien que no está apto para hablar? Al menos en ese momento, el menor no estaba para dialogar con él, se encontraba ebrio.

Subiendo el brazo a su cabeza, Eunhyuk fijaba la vista en el techo, pues aun no salía de su asombro. Algo en su interior le decía que no debería preocuparse por eso, pues en realidad ese día Donghae estaba muy ebrio como para recordarlo si es que lo escuchó en su bar.

Quizás fue de esa forma. Y entonces volvía a sonreír, al recordar las ocurrencias de la adorable pesadilla ebria que estuvo en su cama esa noche…

- Donghae… - llamó al menor.

- Espera… espera… - Donghae de nuevo se sentó, para quitarse su chamarra y después sacarse el suéter junto con la playera por encima de la cabeza, dejando su torso totalmente desnudo -. Listo…

- Deja de hacer eso… - Eunhyuk no pudo apartar su vista,

- Tengo calor… no puedo dormir así… - de nuevo se removió sobre la cama -. Necesito soltarme los pantalones.

Vio como Donghae los desabotonó hábilmente y cuando estaba a punto de sacárselos, Eunhyuk lo había detenido.

- No lo hagas. – casi gritó Eunhyuk, deteniendo sus manos, lo que hizo reír a Donghae.

- ¿Por qué? No pasa nada si me los quito. – un puchero se dibujó en su rostro.

- Te dará frio.

- Pues entonces duerme conmigo. – e hizo que Eunhyuk abriera muy grandes sus ojos -. no vas hacer que te suplique, ¿verdad?


Esa noche, Donghae en verdad no se esmeraba nada, el alcohol hablaba por él… los borrachos y los niños siempre dicen la verdad de sus deseos… pero en este caso, Eunhyuk estaba seguro que había tenido a los dos en uno solo. Y sin embargo fue divertido…

- No me importaría que lo hicieras un poco. – sonrió Eunhyuk, quien no perdió tiempo colocándose encima de Donghae sobre la cama.

- No seas malo Hyukkie… te quiero conmigo, suplicarte seria lo mínimo para mí y si quieres reírte por eso, está bien. – al decir estas palabras, Donghae no dejó de mirar sus ojos -. Pero te diré que te quise desde que te vi por primera vez. – Eunhyuk no creía lo que escuchaba, ¡Donghae se le había declarado!

- Yo pensé que tú y Heechul....

- Heechul ¿Qué?... – Donghae continuó mirándolo directamente a los ojos -. Él es mi hermano y a ti te quiero. Tu eres más mi tipo…

Al decir esto, Eunhyuk fue jalado por Donghae hacia la cama, uno al lado del otro. Rápidamente Donghae se acomodó a su costado, Eunhyuk no tuvo más que abrazarlo.

- Lo único que quiero ahora es dormir. – se acomodó sobre el pecho de Eunhyuk y se dispuso a dormir -. Tenías razón… me está dando frio. – se quejó, para finalmente quedarse dormido.


Esa noche durmieron juntos. Eunhyuk acomodó mejor su cuerpo cubriendo el de Donghae, rodeándolo con su calor, abrazándose mutuamente. Solo dormir con alguien era algo que Eunhyuk no había experimentado en los últimos años, y sin embargo Donghae provocaba aquello en él.

Las manos de Eunhyuk fueron a parar a su rostro, cubriendo el sonrojo y la sonrisa idiota que se formaba en su cara. Que equivocado había estado pensando que los sentimientos de Donghae le pertenecían a Heechul, cuando él simplemente lo veía como un hermano más. Sus sentimientos eran correspondidos por el menor, él también lo quería.

Sin embargo Eunhyuk no podía estar tranquilo y feliz, no después de que Donghae también le había nombrado por su otro nombre. Un contraste de sentimientos era lo que lo había retrasado al revisar la contabilidad de Stock Hall. Debía averiguar que tanto sabía sobre él, no quería poner a Donghae en peligro con esto y si así fuera, tendría que alejarse de él.

* * *

Tantos recuerdos venían a su mente, mismos que habían quedado guardados en su memoria y que ahora aparecían uno tras otro como si de olas se trataran. Y todo provocado por el toque de Siwon.

Porque antes mantenía presente a Andrew en cada pensamiento, su sonriente rostro, sus tiernas palabras… lo duro que fue el separarse. Y todas esas cosas que pasaron en el internado estando juntos, algunas duras y otros días que pasaban consolándose mutuamente abrazados solamente en su cama.

Los duros tiempos que habían quedado rezagados en su mente ahora volvían. Días tan duros como los que sentía sobre si en estos instantes.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonar de su teléfono. Contesto rápidamente al pensar que se trataba de Donghae. Pues habían tenido una discusión por la mañana, ya que todo un día había estado desaparecido. Y Donghae no pensaba decirle a donde se metió todo ese tiempo, el menor no cedía.

Heechul entendía que el menor estuviera enojado por haberlo dejado al margen. Con lo protector y celoso que era con sus hermanos… con él. Pero por su seguridad, debería mantenerlo ignorante de todo.

La voz al otro lado de la línea le hizo notar que no se trataba de su hermano, aunque tampoco se trataba de alguien desconocido

- Podrías venir conmigo, estoy estacionado enfrente de tu edificio. – la voz de Ryeowook sonaba preocupada, algo que alerto a Heechul -. Siwon te necesita.

Podría negarse, se decía una y otra vez. Al escuchar esas últimas palabras, sus sentidos le decían que debía ir, algo pasaba y su corazón ya se encontraba intranquilo.

- Siwon… - susurro como si algo oprimiera su voz -. bajo en cinco minutos.

No fueron cinco minutos, estuvo en el auto en mucho menos que eso. Y con lo eficiente que era Ryeowook en el volante, en otros veinte minutos estuvo frente a una residencia en una exclusiva zona de Londres. Lo sabía porque, la antigua casa donde vivió su infancia se encontraba también en aquella zona.

Heechul se puso en guardia. No era ni el edificio de Ya-Hee corp, ni tampoco el apartamento de Siwon.

- ¿Dónde estamos? – pregunto con voz segura.

- Esta es la mansión de Siwon. – Ryeowook hablaba con Heechul a través del retrovisor -. La compró hace poco menos de dos años, él pensaba habitarla pronto pero…

- Pero ¿Qué? – Heechul comenzaba a desesperar que no le dijera las cosas completamente.

- Él la amueblo cuidadosamente… cada cosa encargada obedecían a un gusto muy distinto al que le conocemos. Me entiendes, era especial. – Ryeowook notó como asentía -. Hoy recibió una noticia, y salió de su oficina, los encargados de la mansión llamaron a Ya-Hee corp para decir que se encontraba fuera de sí, destruyendo todo a su paso hasta que finalmente, se encerró en la biblioteca y no ha querido salir. – Heechul no podía imaginar que es lo que lo habría puesto así de mal -. Los empleados temen que se haya hecho daño, hay gotas de sangre por donde él ha pasado. Tampoco han querido entrar, Siwon se les mostró muy diferente y ahora le temen.

No entendía para nada, que papel jugaba él ahí. Si Siwon lo estaba pasando mal, ¿que podría el hacer? Apenas y conocía al hombre, al menos interiormente. Fuera de que era un mafioso consumado, un seductor empedernido y muy seguramente, un asesino.

- ¿Qué hago yo aquí, entonces? – preguntó Heechul cruzándose de brazos.

- A ti no te hará daño, te obedecerá. – a pesar de lo considerado que eran sus palabras. Estas sonaban huecas y sin sentimientos, tal como los fríos ojos de Ryeowook -. Te necesita, eres su amante. Tú sabrás como ayudarlo.

Con esas palabras Heechul bajó del auto. Podría decirse que casi camino mecánicamente, puesto cuando reaccionó, ya se encontraba dentro de la mansión. Siendo guiado por uno de los empleados del lugar, hasta la biblioteca.

Y tenía razón… Ryeowook tenía mucha razón. Aquella enorme casa no pegaba para nada con el calculador hombre de negocios mafioso que era Choi Siwon. Al contrario, se trataba de una casa muy cálida, de blancas paredes, adornos dorados, colores claros, podía ver algo de rosa en la decoración.

Lucia entre delicada, hogareña… como un lugar lleno de amor, lo notaba incluso en las cosas destruidas por Siwon. Como el mismo Heechul se lo imaginó una vez.  Un escalofrió recorrió su cuerpo, algunos detalles le recordaban a…

Sus pensamientos se detuvieron cuando se encontró frente a la puerta de la biblioteca. La cual abrieron para él, que no tuvo problemas para entrar. Y así lo hizo. Cautelosamente como si se tratara de una detención peligrosa. Primero se dispuso a encontrar a Siwon, donde sea que estuviera.

Heechul se sorprendió al ver que la biblioteca era tan grande como el mismo salón de entrada. Enorme. Casi podía adivinar que ocupada toda el ala derecha de esa casa. Demasiados libros, demasiados estantes de madera. Una muy buena iluminación y ¿Siwon? lo encontró en el lugar más iluminado de la biblioteca, junto a lo que parecía un saloncito.

Siwon se encontraba sentado en el suelo con varios cds en su regazo. No lloraba, pero si se encontraba ido y con el ceño fruncido. Heechul se acercó osadamente, el único sentimiento que le salió al desconocer un poco a la persona que tenía enfrente. Y es que realmente Heechul era así, no le intimidaban nunca los desconocidos.

Y en estos momentos, Siwon lo era.

Se agacho hasta quedar a su altura, trató de tomar de sus brazos algunos de los discos, pero no le dejó que lo hiciera. Entonces optó por hablarle.

- Vamos Siwon, déjame llevarte a tu habitación. Necesitas descansar, ha sido un duro día.

Pudo ver que lo que Ryeowook le dijo era cierto. Sus manos lucían pequeñas cortadas que ya se encontraban con la sangre coagulada, no eran de cuidado. Lo ayudó a levantarse y lo guio fuera de esa biblioteca. Misma que lo desconcertaba tanto como Siwon. No sabía Heechul porque le estaba creando pensamientos confusos.

Antes de salir, Siwon se desvió un poco del camino de salida, a uno de los pasillos muy cerca de aquel saloncito. Heechul lo seguía y pudo ver como depositaba con sumo cuidado los cds junto a otros. Pensaba que se trataban de esos solamente, pero se dio cuenta que en ese pasillo había cientos de cds de música.

Colección que tal vez habría disfrutado el mimo, si no le hubiera perdido el gusto a la música, hace mucho.

¿Por qué Siwon tenía una colección como esa?

Andrew… pensaba de nuevo con su corazón oprimiéndole mientras guiaba a Siwon escaleras arriba como zombi. Siwon se dejaba hacer. Tanto que terminó sobre la cama, donde fue ayudado por Heechul quitando sus zapatos, el saco y la corbata.

Heechul no entendía porque estaba siendo tan considerado con él. Y luego sus pensamientos viajaron de nuevo a la biblioteca, a los cds y Andrew. Podría explicarse como que Siwon causaba un revuelo en sus sentimientos, lo cual solo podía indicarle a Heechul que estaba sintiendo algo más por el que atracción y deseo.

¿Amor? No podía creerlo.

Sacudió su cabeza para sacarse la idea y con la corbata en la mano, se dispuso a irse. Sin embargo una mano sosteniendo su muñeca lo detuvo.

- Quédate… - fue más un ruego que una orden.

Ante sus sentimientos recién descubiertos por Siwon, lo sucedido en la biblioteca y la mirada suplicante de este… no pudo irse.

Se acomodó en la cama de espaldas a Siwon. Este abrazó su cuerpo jalándolo hacia el suyo, acomodando todo lo largo de su talle, amoldándolo al de Heechul. Con el rostro de Siwon acomodado en el hueco de su cuello, podía sentir su respiración, sentir su temblor, sus húmedas y silenciosas lágrimas.

Esta noche Siwon se permitiría llorar. No porque Heechul no lo viera realmente, sino porque su corazón había perdido la única esperanza que tenia de recuperar algo de lo bueno que existía en él. Y porque Heechul, en esos momentos se le mostraba como su salvavidas, porque a su lado no dolía tanto.

Porque en lugar de sentirse amenazado por que era un policía… se sentía como si estuviera siendo consolado por Cassey, al sentir la suave caricia de la mano de Heechul… sobre sus manos.

C o n t i n u a r a . . .

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