Monkey Machine… Oneshot

Título del Oneshot: “Monkey Machine”
Parejas: EunHae
Tipo: Yaoi, Au
Género: slash

Clasificación: PG13
Advertencias: No hay lemon pero si hay insinuaciones.
Descripción: Es algo corto y random, escrito para ser un regalo para crhome en su inicio, pero adaptada a otra OTP.

Comentario de la autora:
Realmente escribir este regalo fue algo estresante. Es que yo no puedo imaginarme a Sungmin con Siwon, entonces tome el consejo de una de mis comadres… escribir el shot con otras parejas kekeke y fue más fácil de hacerlo, más fluido. Esto fue lo que salió. Un divertido EunHae que espero les guste.

Por lo que este EunHae va dedicado especialmente a la vecina que la he estado molestando con hacer un EunMin kekekeke, de esto estaba hablando vecina. Y a mi comadre Yota que últimamente no le han gustado mis nuevos proyectos, esto es como una disculpa para mis futuras creaciones XD Y a las EunHae shipper las Quiero Nenas… Saranghae♥

Monkey Machine

Donghae no sabía cómo es que llegó a ese lugar, ¿Cómo lo convencieron? ¿Por qué siempre se dejaba arrastrar por la loca de su amiga?

Y es que Amber estaba más descabezada que su amigo Heechul de toda la vida, la pelirubia era un caso especial y de armas tomar. Basto con que Donghae le hiciera saber esa pequeña duda que tenía sobre su sexualidad para hacerle esto.

- No estoy seguro Heechul, solo sé que últimamente me he encontrado viendo a chicos en lugar de chicas. – se encontraba Donghae confesándose con su mejor amigo.

- ¿Te gusta lo que ves?

- Si… ¿Sí? ¡ay no se Hee! Por eso he venido a ti, tú tienes experiencia en esto.

- Que sea gay y tenga pareja no me da el poder de arreglar tus confusiones sexuales Hae.

- Oppa, yo sé cómo arreglarlo. – y así Amber llego de la nada.

En realidad el elegido para aclarar sus dudas homosexuales había sido Heechul, pues este ya tenía bastante tiempo de haberse declarado gay y ahora mantenía una estable relación con su novio Siwon. Sin embargo, la única que quiso hacer algo en aquel momento fue Amber.

Y aquí estaban, frente al bar gay con variedad “Saphire Blue”, donde Donghae comprobaría si sus gustos por los hombres era real.

Al comienzo, Donghae no creía que fuera mala idea, pues solo probando llegaría a saber si en realidad gustaba de los chicos; pero una cosa es pensarla y otra hacerla. Ahora que se encontraban frente al bar, sentía el pasar de su saliva como si fuera el bocado más grande que haya comido, ya no estaba muy seguro y quería salir corriendo como verdadero cobarde.

Donghae no se consideraba guapo y mucho menos era precisamente un rompecorazones, nada más lejos de eso. Él era más bien un tipo normal, apasionado a la música, de bailar al compás de las notas y escribir bellas letras, uno del tipo que nunca le había resultado difícil relacionarse con los demás, pues tendía a caerle bien a las personas.

No así en el amor, ahí sí que era del tipo tonto, que tartamudeaba, solía decir cosas incoherentes y bueno, todo un caos.

Quizás por eso no había tenido muchas novias, aunque Donghae sabía que eso no influyo en que ahora le gustaran los hombres. No eso no, sus nuevos gustos provenían más del fondo de su ser.

No se consideraba un chico delicado al contrario, Donghae desprendía valentía, energía y vida, atributos que le llevaron aprender todo tipo de cosas. Sobre todo para mantener a raya su instinto inquieto y desordenado que de vez en cuando se desataba, por ello se había dedicado un poco al baile. Eso lo mantenía a raya.

Al entrar al lugar, lo primero que pudo ver fue… hombres. Muchos hombres. Algunos fuertes, masculinos, otros hábiles bailando sobre las pistas y otros más, muy lindos. Por donde miraba había hombres y una que otra mujer que hacía de mesera, sin miedo de correr peligro en medio de ellos.

Los hombres que se movían al compás de la música tenían sus traseros al aire, usando diminutos tangas, con su piel aceitada, sus pectorales y abdomen bien definidos; y los otros… esos chicos delicados, que interactuaban unos con otros en la pista y sillones que bordeaban la misma, ya sea besándose o bailando muy pegaditos entre ellos.

Y en las mesas, hombres besándose con hombres, o abrazados, o sentados unos arriba de otros. Todo se veía bastante liberal ahí dentro, siendo libres sin que nadie les criticara o viera de mala forma. Aunque estaba seguro que sus ojos lo estaban haciendo de esa forma en esos momentos, pero su excusa estaba bien fundada, todo era nuevo para él.

- ¡Por shissus, Heechul! ¿Cómo llegamos aquí? – preguntaba Donghae viendo a su amigo, pues él lo creía culpable. El aludido traía una bufanda roja tapándose media cara.

- A mí ni me digas nada, yo no conocía este lugar, soy tan nuevo como tú. Además, si Siwon me hubiera visto entrar aquí, me llevaría a la iglesia a la fuerza. Suficiente tengo con que él vaya todos los domingos a pedir por los dos. – dijo cubriendo más su rostro agazapado al brazo de la pelirubia.

- Mi amigo Jonghyun trabaja aquí, él me trajo hace unos meses y en cuanto supe de tus dudas oppa, sabía que era el mejor lugar. – dijo Amber para después jalar del brazo a Donghae y arrastrar con ellos a Heechul dentro del lugar.

Atravesaron por en medio de la pista, donde el trasero de Donghae dio cuenta de varias manos traviesas que osaron apretarlo, nalguearlo, e incluso pellizcarlo por más de alguno de esos hombres. Y Heechul, más listo de lo que se esperaba, caminó entre Amber y Donghae, por lo que manos curiosas no lo tocaron.

Al llegar al escenario principal, dieron vuelta rodeándolo para quedar a un lado de este, justo donde las cortinas se abrían y los bailarines “strippers” subían al escenario.

Donghae pudo darse cuenta que los especímenes que había en el lugar eran impresionantes, jamás se le habría ocurrido ir a un lugar así para deshacerse de sus dudas, que por tales, Donghae estaba pasando por un largo periodo de abstinencia sexual, por lo que la visión de aquellos exquisitos ejemplos de masculinidad lo hacía sentir necesitado.

Lo que no tenía claro, es que papel jugaría en todo esto, si la de los chicos que se sentaban en las piernas de aquellos hombres o como los que se encontraban acorralando a más de un chico sobre los bancos devorando sus bocas en forma posesiva.

- Wow… - se oyó decir Donghae. Realmente se encontraba abrumado por todo.

- Sabía que te gustaría oppa. – dijo la pelirubia -. Te van a dar el mejor trato, yo misma elegí al chico adecuado para ti.

- ¿Adecuado? – preguntó realmente asustado. Si para Amber “adecuado” era llevarlo a aquel lugar, ¿Cómo sería el chico “adecuado” que habría elegido?

- Si, él te mostrara y sacara esas dudas que tienes en tu mente, te llevara al paraíso homosexual con sus fuertes movimientos de cadera y... – la chica se detuvo ante la cara de susto que puso Donghae -. Claro si tú lo quieres oppa, sino se dedicara nada más a bailarte.

- ¡¿Queeeee?! Has elegido para mi uno de esos tipos fortachones, musculosos, enormes, ¿para mí? – Heechul reía bajo su bufanda por la cara de horror que tenía Donghae mientras Amber negaba moviendo su cabeza de un lado a otro enérgicamente.

- Es ese que está ahí, arriba.

Donghae giro su rostro hacia donde la pelirubia le señalaba con su tembloroso dedo, quedándose boquiabierto en el acto. El tipo era algo delgado pero estaba muy bien formado, un cuerpo espléndidamente esculpido y un rostro que parecía tallado por los mismos dioses del olimpo. Sobre todo su bella y fuerte mandíbula delineada. Si bien no era musculoso y enorme como los otros que había visto, sus músculos estaban bien definidos y además era condenadamente sexy, caliente… ardiente. Donghae estaba seguro que si tocaba esa piel, se quemaría.

- ¿Un stripper? – aunque sabía que se engañaba, ese tipo no era solo eso, parecía que tenía bastante experiencia.

- Le dicen “Monkey Machine”.

- ¿Por qué? – pregunto inocentemente Heechul. Donghae pensó que alguien que tuviera “Mono” por apodo, no debería ser muy de temer.

- Dicen que es muy juguetón y te deja tan agotado como si te hubiera montado uno... – ese susurro de la pelirubia, no hubiera querido escucharlo Donghae.

Aunque la descripción lo asustaba, no podía dejar de mirarlo moverse sobre el escenario. Donghae estaba cautivado, fascinado con lo que veía. El hombre traía puestos unos pantalones negros brillosos que parecían segunda piel enmarcando su firme trasero, sus hombros y espalda cubiertos por un blanco abrigo que dejaba al descubierto su pecho.

¡Y sus abdominales! Esos que el abrigo dejaba ver, eran dignos de pasar su lengua. Vaya, parecía que estaba funcionando, Donghae ya se estaba imaginando lo que podría hacer con aquel cuerpo que danzaba rítmicamente ante los gritos y vitoreos de mucha ropa de la audiencia.

En algún momento de la danza, el tipo se giró seductoramente encontrándose con la mirada se Donghae. Por un momento al encontrarse con aquella mirada intensa, a Donghae le temblaron las rodillas, se le detuvo la respiración y su corazón dio un salto, sin embargo, no dejo de mirar aquellos ojos negros. Parecía cautivado, como esos mosquitos que caminan hacia la luz y quedan chamuscados.

“Monkey Machine” Donghae comenzó a odiar tener que llamarlo de esa forma. El tipo desabrocho su cinturón, lanzándolo por los aires, ante los gritos de los que se encontraban ya rodeando el escenario, que se peleaban entre ellos para obtenerlo. Donghae pudo ver como una sonrisa seductora se dibujó en su rostro, haciéndolo ver más atractivo; sabía lo que causaba en los demás hombres y estaba seguro que se encontraba dispuesto a utilizar todos sus encantos, incluso contra el mismo Donghae.

La sonrisa del tipo se mantuvo cuando se quitó el blanco abrigo, dejándolo resbalar por sus hombros hasta caer sobre el escenario, por supuesto, sin quitarle la mirada a Donghae.

¿Pero que se creía que estaba haciendo? Lo peor, ¿Cómo es que él parecía no querer dejar de mirarlo? Completamente atrapado, era como si el hombre, “Monkey Machine” supiera la gran pregunta que había en su interior. Esa interrogante por la cual estaba ahí y temía que fuera tan fácil de leer.

Solo esperaba que Amber no se le hubiera ocurrido decirle. ¡La mataría!

Cuando la música terminó, el escenario se vio envuelto en penumbras, Donghae vio como recogía las pocas prendas que yacían en el piso, para después encaminarse hacia donde se encontraban los tres. Su corazón dio un vuelco inesperado, el hombre se posó a su lado, le rodeo la cintura con su brazo y lo apretó hacia su cuerpo.

“Por shissus que estaba con su piel ardiendo, podía sentirlo a través de su ropa”

Donghae podía ver perfectamente el bulto entre sus piernas. Si sus manos hubieran reaccionado, se habría tapado los ojos, claro, con algunos dedos dejándole ver un poco. ¿Eso entre sus piernas era real?

Cuando Donghae reacciono, sus amigos ya no estaban a su lado y se encontraba siendo llevado por el hombre hacia atrás del escenario. Afortunadamente, Donghae no entro en pánico, oh no señor. Más bien se encontraba hipnotizado viendo el perfil del tipo, como sus músculos se marcaban cada que movía sus brazos y también, como había entrelazado sus dedos mientras lo llevaba quien sabe a dónde.

“Es un desconocido Donghae, un desconocido”

Se repetía Donghae para darse valor. Pero era obvio que eso no funcionaría con él, moría de miedo mientras un estremecimiento lo recorría por entero. Si no lo llevara apresado de su mano y no estuviera en un lugar que parecía un laberinto, Donghae estaba seguro que huiría.

Entraron en una habitación bastante cómoda y luminosa, contrariamente a lo que Donghae creía. Todo estaba bastante ordenado, las paredes pintadas de blanco y una pared negra al fondo donde se veían algunos adornos en plateado. Bastante sobria para la persona que lo había traído.

Pero que podía saber de él Donghae, si ni siquiera sabía su nombre.

- Hola, soy Donghae. – dijo tan bajo, que seguramente apenas había podido escucharlo, pues el cuarto estaba sonorizado con música.

- Soy Monkey Ma… - le interrumpió Donghae.

- No. – negó con su cabeza -. Tu nombre.

- Hyukjae.

Una sonrisa algo extraña se posó en la boca de Hyukjae. Acaricio la palma de la mano de Donghae con un dedo, este reacciono enseguida a esa caricia, pues un escalofrío recorrió su cuerpo, sintiendo su sangre agolparse justo en su entrepierna. ¡Rayos!

El brazo de Hyukjae se enredó nuevamente en la cintura de Donghae. La sensación para él además de nueva, era más maravillosa de lo que hubiera pensado. No teniendo que preocuparse por ser delicado como cuando estaba con una chica, el agarre del hombre lo aferraba fuertemente, pero sin ser rudo. Y tan diferente a lo que imaginaba, Donghae se vio envuelto en el aroma de Hyukjae, olía bien y no le disgustaba para nada.

Pronto se vio con las mejillas ardiendo, la respiración entrecortada y sin saber para dónde dirigir sus ojos. Deseando mirar todo y nada a la vez. Demasiado avergonzado por no saber qué hacer en esta situación, estaba acostumbrado a tratar con chicas, donde él llevaba el control y ahora, obviamente el tipo frente a él no le dejaría hacer lo mismo.

Cuando por fin Donghae se atrevió a levantar su mirada, se encontró con el rostro de Hyukjae mirándolo tan cerca. Sus ojos negros parecieron centellar con algo de lujuria, su lengua recorrió sus labios en una clara invitación humedeciéndoselos y un sonoro rugido salió de su boca. ¿A Hyukjae le gustaba lo que veía? Donghae no lo creía, nunca había sido guapo.

- Eres muy lindo, desde que te vi entrar, quise besar tus perfectos labios.

La forma en que lo dijo, tan seductoramente, llenaron de deseo a Donghae y encendieron su interior. Y es que Hyukjae parecía no mentirle, pues la forma en que lo aferraba con sus manos, el tono ronco de su voz y lo intensa de su mirada, le hacía saber lo mucho que lo deseaba. Deseaba a Donghae.

Poco a poco el temor a lo desconocido fue abandonando a Donghae, dejando a su paso un hombre que deseaba experimentarlo todo, deseaba explorar su nueva sexualidad y Hyukjae parecía saber muy bien lo que él iba a necesitar para lograrlo, atrapándolo por completo.

Donghae lo deseaba, solo esperaba no desearlo demasiado. Después de todo tan solo era una noche. Y la mirada de Hyukjae le decía que él pensaba del mismo modo. Algo sin compromiso. Era una locura, pero también estaba harto de hacer lo correcto y no saber que sentir. Mujeres, hombres, estaba con uno y no le disgustaba para nada.

Todo se fue al carajo cuando Hyukjae lo besó. Donghae se sumergió en un mar de sensaciones, en el momento que sintió su boca sobre sus labios. De nuevo ese olor intenso comenzó a llenarle los sentidos deliciosamente, su corazón amenazaba con salirse de su pecho y sus piernas, de no ser por el agarre de Hyukjae, estaba seguro que habría caído a sus pies, pues estos se habían vuelto gelatina.

Besar a un hombre era más de todo lo que había soñado. Los labios de un hombre eran exigentes, algo rudos, pero también deliciosos, húmedos y cadenciosos. Como hombres, sabían lo que gustaban y a Donghae, le estaba gustando mucho ser besado por Hyukjae.

De su boca comenzaron a salir pequeños soniditos, Donghae se negaba a pensar que esos gemidos eran suyos, pero no podía porque lo eran. Estaba siendo besado por un casi desconocido, pues al menos ahora conocía su nombre. El beso continúo en un suave tormento, Donghae tuvo que sostenerse con sus manos de los hombros de Hyukjae para no caer.

Se estaba dejando llevar, y el alocado sonido de su corazón se lo aseguraba, jamás se había sentido tan vivo. Ni en sus relaciones pasadas, lo que le aseguraba a Donghae, que había estado en el bando equivocado.

¿Quién lo diría? Estaba besándose con un stripper semidesnudo, en su vestuario y en un club nocturno para gays.

Los labios de Hyukjae no daban tregua, el beso se tornó ardiente, sintió como lo apretó con más fuerza contra su cuerpo y Donghae se dejó llevar, abandonándose en el pecho de Hyukjae. Se encontró abriendo más su boca, encontrando con su lengua la de Hyukjae y pidiendo por más. Quería sentirlo explorar su cavidad con esa exigencia que la boca de Hyukjae le mostraba.

Apenas y podía respirar, Donghae comenzaba a sentirse mareado en medio del beso, el calor que emanaba de ambos cuerpos era ya insoportable. Hyukjae pareció darse cuenta, al aferrar con ambas manos su cuerpo y retirar suavemente los labios de la boca de Donghae.

- Suficiente para la primera noche. – Hyukjae dio un paso atrás sin quitar las manos de su cintura.

- ¿Primera? – Donghae preguntaba aun luchando contra el aturdimiento del beso, tratando de mantenerse de pie y normalizar su respiración.

- Nos veremos otra vez.

- Si, si, por favor. – se escuchó decir Donghae, sin creer que sonara tan desesperado y no le importara para nada que Hyukjae lo notara -. Quiero que tu… tu podrías… - no podía hilar una frase o pensamiento completo todavía.

- Lo sé, lo sé.

Donghae no supo si Hyukjae lo vio en su mirada o en la súplica de su voz, pero pronto su petición sin palabras fue cumplida. Hyukjae inclino su cabeza, poso sus labios en el cuello de Donghae, y comenzó a dejar pequeños besos sobre su piel. Su espalda se arqueo, acercando más su cuerpo a Hyukjae sintiendo bajo la delgada tela de su camisa el calor de su cuerpo, cuando este chupo su cuello con descaro.

Podía escuchar la succión de su boca sobre la piel. Sabía que eso le dejaría marcas pero no le importaba para nada.

- Si, así… Hyukjae… - susurro Donghae en un gemido, que le hizo volver su cuerpo y descansar su frente en el pecho del más alto.

- Quiero que vuelvas. – escucho a Hyukjae decirle, para después levantar su rostro y darle un corto beso en los labios.

- Lo haré.

Hyukjae se alejó de Donghae, sabía que si no lo hacía en este momento no lo dejaría ir. Donghae tampoco deseaba irse, pero era verdad que todo estaba siendo demasiado. Necesitaba pensar algunas cosas y asegurarse de otras, de lo único que si estaba seguro es que le gustaba mucho Hyukjae.

Quería saber si podría estar con otro hombre y sentirse tan atraído como con él, aunque no estaba muy seguro de esto último.

- Vuelve… - volvió a escuchar de la boca de Hyukjae, antes de dar media vuelta y que una magnifica sonrisa llena de satisfacción se dibujara en los labios de Donghae.

Y así fue como la sexualidad de Donghae se aclaró, obviamente eso no le impediría gozar nuevamente de Hyukjae, y como esta noche no la olvidaría. Además aun le quedaba una duda, Donghae quería llegar a comprobar con sus propios ojos, porque le decían “Monkey Machine”. Muy descaradamente pensaba y reía feliz, por lo que sería la próxima vez.


Fin.