My person... Extra KyuMin

Te espiaba

Sungim POV

Todos los días nos encontrábamos en la parada del metro, era extraño porque a pesar de que íbamos al mismo campus, yo a él no le había visto nunca. Al menos no que yo recordara, una persona tan alta, con una piel lechosa y hermosos rasgos como los suyos nunca pasarían desapercibidos por mí.

Irme solo a casa era mi destino, al ser el único de mis amigos que vivía hacia el norte y tristemente ni con mi hyung Heechul, pues él salía más tarde que yo por sus horarios lo que hacía muy difícil que nos fuéramos juntos a casa.

Mi primer año de Pedagogía en el campus, me sentía muy cómodo, soy una persona bastante extrovertida y sociable. Siempre me vi rodeado de amigos, no así en el amor… ese es tema a parte. Al parecer nunca soy lo suficiente como para retener a esa persona conmigo, han jugado con mi corazón muchas veces y sin embargo, sigo confiando… que loco ¿no creen?

Pero porque con éste chico me siento bastante cortado y hasta tímido, no he podido siquiera acercarme para preguntar su nombre. Siempre lo veo solitario igual que yo, me da curiosidad pero no me he atrevido a seguirlo en el campus, pues sólo coincidimos a la hora de la salida.

Siempre que llego a la parada él ya está ahí esperando, últimamente voltea hacia mí y me sonríe, su sonrisa es hermosa y algo melancólica, aunque hace mi cara sonrojarse termino por corresponder su sonrisa con una mía. Me quedo de pie en la parada algo alejado de él, llega el metro y la puerta se detiene justo donde él está, entonces voltea y de nuevo me sonríe dándome a entender que me dejara pasar primero.

Y así es todos los días, ¿pero por qué no me atrevo a hablarle?

Hoy he llegado yo primero a la parada del metro, es raro que él no esté ya aquí. Pronto siento que alguien se para al lado mío, no tan alejado como el otro chico, seguramente no es él, pienso y eso me hace sentir triste.

- ¡Hola! – escucho que me dicen.

Al voltear me doy cuenta que es él, está a un brazo de distancia de mi sonriéndome y saludándome. Es la primera vez que escucho su voz, es tan varonil y la primera vez que lo tengo tan cerca… me sonrojo.

- ¡Ho... hola! – qué tonto debí escucharme, bajo mi rostro avergonzado.

- Toma… - su mano enfrente de mi rostro sostiene una chupeta de fresa -. Debes tener hambre, hoy es más tarde que otros días, pensé que ya te habrías ido.

- También se me hizo tarde. – le confirmo, no vaya pensar que lo he esperado, aunque sea cierto.

- Es extraño que llevemos varios días haciéndonos compañía y nos hayamos presentado, ¿Tú nombre es? – me dice algo avergonzado rascando su cabeza mirando hacia otro lado.

- Soy Sungmin. – le respondo –. y tú eres…

Mi mala suerte hizo que el metro llegara, no pude escuchar su nombre, pues de nuevo se repitió lo de todos los días, él me sonríe, yo me derrito, me deja pasar y así nos vamos en el metro rumbo a casa más cortados que nunca. Me quedare con esa duda en mi cabeza todo el fin de semana, si será mi mala suerte.

Se preguntaran porque no hablamos dentro del metro, de nuevo apunto a mi suerte, siempre nos toca el vagón lleno o con asientos distanciados. El solo se sienta, coloca sus audífonos y se pierde en algún juego de su celular. Así es hasta llegar a su parada que es antes que la mía, hasta que se baja.

Pero hoy fue diferente, llego su parada caminando hasta la puerta, voltea hacia donde estoy yo y se despide de mí. Después se queda parado frente al vagón sonriéndome, hasta que el metro retoma el camino hasta mi parada.

Por fin llegó el lunes, el día de clases se me hizo eterno, mis amigos me notaban raro y ansioso pero no se daban idea porque, yo solo los eludía. Para mi mala suerte… siii esa que me persigue desde que lo vi a él, debo agregar que solo me pasa con él. Porque con los demás todo sigue igual, sigo teniendo la misma cantidad de pretendientes, pero solo con él me suceden estas contrariedades, será una señal… ¿será buena o mala?

Llegue corriendo a la parada, me detuve unos pasos atrás para respirar un poco y no se notara que había corrido, dios me sentía como un acosador. Cuando me hube compuesto, camine lentamente saliendo de esa gran pared que me escondía pero que no me dejaba ver, y no estaba. El chico no había llegado aún, me sentí un poco decepcionado, será que se fue antes que yo pudiera llegar.

El metro llego en seguida y las puertas se abrieron, me debatía entre subirme o dejarlo pasar, cuando por fin resignado decidí subirme; sentí como tomaron mi mano y fui jalado lejos de la entrada del vagón. Por alguna extraña razón no me asusté, la calidez de ésa mano y la presencia que sentía, no podía equivocarme, era él.

- ¿Por qué corriste Sungmin? – eso me hizo voltear el rostro rápidamente quedando muy cerca de él, lo que me hizo tartamudear.

- Yo… yo… quería… el vagón… al… alcanzar. – no se me ocurrió nada más.

- Y yo hice que lo perdieras, lo siento. – se disculpó soltando mi mano, me sentí tan vacío sin su tacto –. pero pensé que no deseabas irte, porque vi que te detuviste antes como esperando por alguien.

- ¡¿Me viste?!... – grité -. ¿Desde cuándo me viste?

- Me espiabas y yo te espiaba a ti. – me sonrió y me vi descubierto por él –. soy Cho Kyuhyun, Sungmin deseas acompañarme a comer.

- ¡¿Me invitas?! – llevé una mano a mi pecho, podía sentir el alocado latir de mi corazón.

Estábamos tan concentrados el uno del otro, que no vimos cuando otro vagón se detuvo y bajo el gentío de éste, tropezándome y haciéndome caer en los brazos de Kyuhyun… ¡aaah! Pero qué lindo nombre tiene, por fin lo sé. El dueño de mis pensamientos y de los locos latidos de mi corazón, tiene nombre… Cho Kyuhyun.

El me detuvo con sus brazos y me protegió de caerme, de la gente que pasaba. En esa posición estoy seguro que sentía los latidos de mi corazón, me avergoncé aún más pues no los podía esconder. El me abrazo más a su pecho, entonces pude sentirlos… su corazón también latía alocadamente.

Levante mi rostro maravillado por mi descubrimiento, Kyuhyun estaba mirándome y también se le veía sonrojado por haber sido descubierto.

- Eso es un ¿sí? – preguntó acariciando mi mejilla.

- Sí. – le respondí seguro.

En medio del bullicio y del gentío, nos dimos ese primer beso. Kyuhyun se acercó a mí y acaricia con sus labios mis ojos, mis mejillas. Para finalmente posar su boca en la mía en un beso tierno y vacilante que solo roza mis labios, tan cerca que puedo sentir su aliento, el sabor de su respiración al ritmo de los golpeteos de su corazón.

Pronto me dejo llevar por ese beso dulce y sus caricias olvidándome por un momento de todo lo demás. Kyuhyun muerde suavemente y me incita abrirme para él, apropiándose de mis labios haciéndolos suyos, los saborea, los acaricia, tomándose todo el tiempo del mundo en reconocerme y recorrer cada milímetro de mi boca.

Por un momento se aleja de mí, abro mis ojos y observo que está mirándome como si fuera la cosa más sorprendente que haya visto en su vida. Me sonríe pícaramente, una de sus manos se posa en mi nuca y la otra se enreda en mi cintura para seguir con otro beso, más exigente, más profundo, donde nuestras lenguas comienzan a jugar entre sí.

Nos tenemos que separar por falta del preciado oxígeno. Entonces soy yo quien toma la iniciativa, doy pequeños mordiscos a sus labios haciéndole estremecer, para terminar recorriendo su boquita cerrada con mi lengua como si de una paleta se tratara.

Por primera vez después de todo este tiempo sintiéndome cortado y cohibido por su presencia volví a ser el mismo a su lado, pero mejorado. El saca lo mejor de mí y yo… él dice simplemente que lo hago inmensamente feliz, ha dejado de ser el chico solitario que estudia Ingeniería y Ciencias, para ser el novio amoroso, el amigo sincero y el compañero más acometido.

Aún no lo presento a mi hyung Heechul, quiero disfrutar de lo nuestro un poco más y estar seguro que lo nuestro es amor de verdad… aunque de eso estoy cien por ciento seguro… viviría todas mis anteriores decepciones sólo para llegar a este final, al lado de Kyuhyun.

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