Atrapado... Capítulo 04


 
Estuvimos mirándonos por un tiempo. Barcode quizás tratando de descifrar porque me comportaba así con él y yo disfrutando de su cercanía, memorizar su rostro, si no lo volviera a ver... no, no creo que lo pudiera resistir.
 
Me permito acariciar su cintura tiernamente queriendo reconfortarlo, sin que Barcode me lo impidiera.
 
   Debo gustarte mucho. – dijo Barcode de pronto, que me toma desprevenido.
   ¿Por qué?
   Nadie me ha mirado nunca como tú.
   ¿Cómo? – estaba curioso por saber lo que pensaba de mí.
   Como si fuera la cosa más preciada del mundo. ¿Me amas mucho?
   Sí. – asentí con un bobo —. Te has vuelto mi todo. A lo mejor suena un poco loco.
   ¿No eres un acosador?
   ¡Claro que no! – aunque, si Barcode supiera porque me acerque a él primero, me odiaría —. Quiero cuidarte.
   ¿Lo harías?
   Claro que sí, y si todavía dudas...
   No, no las tengo, me lo has demostrado Jeff. Ven aquí. – dijo, antes de abrir sus piernas para dejarme entrar ahí y poder acercarme, fue mucho más de lo que hubiera esperado —. Tú también me gustas Jeff, mucho.
 
Barcode sonríe divertido cuando me pego más a su cuerpo, se veía tan adorable que pensé que podría enloquecer. Sin dejar de mirarnos a los ojos, corté la distancia que nos separaba y capturé entre mis labios su labio inferior. Un beso corto y dulce vino después. Me separo un poco y observé que se encontraba con sus labios entreabiertos, tan hermoso, no podía creer que era sólo para mí.

   ¿Qué sucede? – preguntó curioso.
   Nada. – ladea su rostro sin entender —. Barcode, déjame cuidarte esta y todas las noches.
   No. – su respuesta me dejo un poco frio —. ¿Solo cuidarme? ¿Tú crees que solo dejare que me cuides? Jeff Satur, estas atrapado conmigo para siempre, no te dejaré ir nunca.
   Atrapado en ti, suena bien.
 
El solo pensar que Barcode correspondía a mis sentimientos, me hizo sonreír. Nos miramos con intensidad, tomé su rostro entre mis manos y besé sus labios otra vez. Me acomode entre sus piernas desnudas y profundice el beso, al comienzo lentamente y luego con mayor pasión. Mis manos se enredaron en su cabello cuando sentí como comenzaba a hacer presión con su lengua para que lo dejara entrar en mi boca, abrazando mi cuerpo con sus piernas.
 
Me agrada que Barcode sea muy activo en nuestras relaciones, por lo que dejo entrar su lengua con gusto. Sus manos también comienzan a moverse explorando mi cuerpo colándose por debajo de mi ropa acariciando mi estómago. Mis manos bajan a través de su espalda hasta llegar a su firme y redondeado trasero, empujando su cuerpo más cerca de mis caderas, acercando las durezas de nuestros cuerpos.
 
Por la intensidad del beso, nuestras respiraciones se hacen dificultosas y el sonido comienza a inundar la cocina. Barcode gime en mi boca ante el deseo y su cuerpo reacciona comenzando un vaivén, donde nuestros penes se frotan por encima de la ropa. Una vez que comenzamos no teníamos ganas de que terminara, al menos no pronto.
 
Aunque no podíamos hacerlo por siempre, estábamos en la cocina de su casa y seguramente alguien podría llegar en cualquier momento, incluyendo sus padres. Por lo pronto, no sé qué voy hacer con mi vida, porque al parecer mi corazón ya eligió que hacer y a quien amar. Y hasta no saber qué voy hacer con esto que me involucra con su padre, no puedo dejar que nos sorprendan juntos. Al menos no todavía.
 
**********************************
 
A partir de ese momento comencé a ver a Barcode más seguido, olvidando por completo lo que me acercó a él. Primero empecé a verlo por semana después dos veces por semana hasta que su presencia se me hizo necesaria para vivir y a él parecía no molestarle mi presencia.
 
Cambie de auto, de departamento y de vida por Barcode.
 
Pasaron unos meses desde entonces, Barcode venía a mi departamento y últimamente se quedaba a dormir. Cosa que me preocupada, porque no sabía cómo lo tomarían sus padres. Barcode les mentía diciendo que se quedaba dormir con algún amigo después de alguna fiesta, sin embargo, no sabía hasta cuando sus padres creerían esa excusa.
 
Esta mañana es la tercera vez que se queda a dormir en mi departamento. Veo salir a Barcode del baño recién bañado y vistiendo algunas de mis ropas luciendo adorable, lo que me hace ir abrazarlo de inmediato.
 
   Te ves lindo vestido así. – Barcode pareció avergonzarse y lo vi sonrojarse. — Vamos, te llevo a tu casa.
   ¿Tan pronto?
   Tampoco quiero que te vayas, solamente no quiero que tengas problemas con tus padres. – eran las 6 am, esperaba que sus padres siguieran durmiendo.
   Me gusta... – dijo antes de sonreír bellamente — Me gusta cómo te preocupas por mí.
   Y a mí me gustas tú. – tras decir esto, besé a Barcode.
   Tengo al novio más lindo del mundo.
   Vamos, vamos, o no te voy a dejar salir de aquí.
   ¡Oh! Esa no sería una mala idea.
 
Entre risas, salimos de mi departamento directo al coche, donde conduje hasta llegar frente a su casa. Bajo del auto para ayudar a bajar a Barcode.
 
   Ya estamos aquí. – le escucho decir mientras miro hacia dentro de la gran mansión, viendo que ahora si hay vigilancia y ya nos vieron llegar.
   Anda, debes entrar. – le apuro.
   Mis padres deben seguir dormidos todavía, no creo…
   ¡Barcode!...
   Oh Dios, es papá. – sus padres, lo que me temía, ellos vienen hacia nosotros acompañados de los guardias de seguridad.
 
Barcode se mueve nervioso detrás de mí, como si pudiera esconderse de sus padres en ese lugar.
 
   ¡Barcode, escapaste de nuevo! – el joven señor Apo Nattawin, padre de Barcode es quien llega primero a su lado, sacándolo detrás de mí.
 
Aunque se muestra molesto con Barcode, en realidad parece más preocupado que otra cosa y es muy suave al pasar sus manos por el rostro y brazos de su hijo, buscando tal vez si se ha hecho daño. A diferencia del señor Mile Phakphum, pues su mirada fría y dura se pasea entre Barcode y yo. Seguro que se ha dado cuenta que su hijo llega con el cabello mojado, me doy una idea de lo que ha de pensar.
 
   ¿Eres amigo de Barcode? – pregunta el joven señor Apo.
   No señor, yo…
   ¡Sí! Es un amigo Pa’.
   Porque no te habíamos visto. – aunque el señor Phakphum comienza a dudar, no da la orden a sus guardaespaldas de que me agarren. — Po, mi amor, lleva a nuestro hijo adentro, necesitamos hablar con él.
   Sí, claro que sí. Vamos Code, vas a estar castigado por mucho tiempo jovencito. – escucho como lo van regañando mientras se aleja.
   Señor Phakphum, puedo explicar…
   No tienes que dar explicaciones, sé muy bien quien eres, Jeff Satur y también a lo que te dedicas. – escucho decir al padre de Barcode y a pesar de lo que ha dicho, se encuentra muy tranquilo.
   Entonces, señor Phakphum…
   Dime Mile. – me interrumpió con una sonrisa autosuficiente en su rostro — Ya que vamos a quitarnos las caretas y de que seguramente no volveré a verte otra vez.
   ¿Por qué lo dice? – me estaba preocupando.
   Podrás ser un asesino a sueldo, aún eres muy nuevo para el mundo en el que me muevo. – vi al señor Mile sonreír de nuevo, que me hizo pensar que podía perder lo más valioso de mi vida. — Mis negocios en la industria del entretenimiento son solo una fachada y por tu bien, espero que te alejes de mi único hijo. – espetó alzando la voz.
   ¡No voy alejarme de Barcode! – grité de regreso, y enseguida me vi restringido de mis brazos por los guardaespaldas del señor.
   Si sabes lo que te conviene, lo harás. – el padre de Barcode me tiene agarrado del cuello mientras su mirada furiosa se posa en mí. — La mafia no perdona, estoy dándote la oportunidad de alejarte, así como tú me diste la oportunidad de vivir cuando debías hacer tú trabajo. – y un golpe de su puño dio en el centro de mi estómago, haciendo que el aire me abandonara de apoco.
 
¡Dolía como el infierno!
 
   ¡Padre, no! – a lo lejos escucho la voz de Barcode. Él viene corriendo hacia mí, cuando es detenido por uno de los guardias.
   No lo busques, no le respondas el celular, piérdete completamente.
   ¡Suéltame! ¡Jeff! – Barcode estaba siendo retenido, pero él no se dejaba, intentaba liberarse entre jalones y patadas.
   Cof, cof… Barcode… - aun no alcanzaba bien aire. — Por favor, no lo lastime.
   Me encargaré que mi hijo te olvide, él no podrá escapar de nuevo. No lo quiero cerca de alguien como tú, alguien que estuvo dispuesto a acercarse a él con engaños para matarme a mí.
   No, no, eso no… - escucho como la voz de Barcode se quiebra.
   Míralo bien Barcode. – el señor Mile se gira a donde mi chico llora, antes de apuntar en mi dirección. — Te ha mentido desde el inicio. Es un asesino y fue contratado para acabar conmigo.
   Barcode...
   Por eso fingió protegerte. Por eso es que carga con un arma. – el señor Mile camino hasta mí. — Pero se acabó.
 
Phakphum me mira por última vez antes de hacer un movimiento con su mano para que me saquen de su vista.
 
   Sáquenlo de aquí. Ya saben cómo deben hacerlo.
 
De nuevo mis brazos se ven apresados por los guardias para ser echado.
 
   ¡Barcode! – grito desesperado, pero no logro que me suelten. Apenas logró ver como Barcode se suelta del guardaespaldas de su padre, antes de correr al interior de su casa con las lágrimas bañando su rostro.
 
Una golpiza fue la manera en que intentaron alejarme de Barcode. Estos no dolieron tanto, como ver los ojos de mi niño malcriado opacarse y hundirse en el dolor. Mi corazón aún se oprima al recordar su mirada, al sentirse traicionado por mí.
 
Esa carga y culpa, por días hicieron que me perdiera en la miseria de mi propia existencia. Sin embargo, recuerdo la promesa de cuidar de él siempre y en esto, no le pienso fallar a mi amor.
 
**************************************
 
Semanas después…
 
“¡De terror! Intento de homicidio contra prestigiosa familia, deja muerto a uno de los atacantes y otros 3 fueron lesionados al detenerlos en su intento.
Los atacantes intentaron disparar contra los integrantes de la familia Romsaithong-Wattanagitipha cuando se encontraban en el exterior de una conocida plaza, al inaugurar un evento de caridad. Gracias a un héroe desconocido, la familia Romsaithong-Wattanagitipha se encuentran a salvo y dispuestos a seguir ayudando a causas en beneficio de la ciudad.
Una serie de asesinatos se han suscitado alrededor de la familia, de la misma forma que… ”
 
Apago la televisión para no seguir escuchando las noticas. No sé cómo continúan hablando de este incidente aún después de días. Aunque entiendo, es una reconocida familia de la que están hablando, es del interés de muchos.
 
Suspiro antes de levantarme del sillón y llevar mi taza de café a la cocina, los días se me hacen muy largos últimamente, hasta la lluvia que cae en estos momentos le da la razón a mi vida gris, desde que no tengo a Barcode en ella.
 
Barcode, ¿Debería ir a buscarlo? ¿Podría perdonarme? ¿Me dará alguna oportunidad? Son las preguntas que me hacía constantemente en mi cabeza mientras que mi corazón se retorcía por el dolor de tenerlo.
 
Dos golpes en la puerta me sacaron por un momento de mi auto lamentación. Fui abrir y no podía creer lo que veía. Barcode se encontraba frente a la puerta, con su cuerpo empapado por la lluvia y su mirada fija en mí.
 
   Barcode, ¿Qué haces aquí? – mire detrás de él para ver si venía acompañado, más no fue así, ni rastros de su escolta.
 
Barcode no dijo nada, dio la vuelta para irse caminando por el pasillo, visiblemente contrariado, como si no pudiera creer como llegó hasta allí. Al no saber qué hacer conmigo, Barcode optó por huir.
 
   Espera, no te vayas. – lo detuve abrazándolo por la espalda importándome poco mojarme por él, no quería que se fuera y tampoco deseaba que saliera corriendo por mi culpa. Me daba miedo que anduviera solo por ahí. — ¿Por qué estas aquí? ¿Te hiciste daño? -  no quería atosigarlo con tantas preguntas, pero estaba muy preocupado y Barcode no me decía nada. Es más, estaba temblando entre mis brazos. — ¿Quieres entrar a mi departamento?
   No, yo me voy, no sé qué hago aquí. – le escuche decir.
   Por favor, no te vayas, puedes irte así, está lloviendo y te vas a enfermar. – no quería que se fuera, mi corazón latía acelerado por la posibilidad de que se alejara de mí en esas condiciones.  
 
Cuando lo sentí temblar en mis brazos, pensé que quizás le había pasado algo a su familia.
 
   ¿Sucedió algo? Barcode, no te dejaré ir hasta que me digas que te pasa.
   ¡No me pasa nada! – aún mantenía a Barcode entre mis brazos, lo que me hizo sentir que no todo estaba perdido. — ¡Suéltame! – exigió sin mirarme.
   Barcode...
   ¡Suéltame Jeff! ¡Todo es tu culpa! – comenzó hablar o más bien, a gritar — ¡Miserable bastardo! ¡Me veo tan estúpido como para ser blanco de tus ataques!  ¡Jugaste a enamorarme de ti! - me recrimino y no estaba para nada sorprendido.
 
Al menos con esto, comprobé que Barcode también estaba enamorado de mí, como yo de él. Después comenzó a golpearme para que lo soltara.
 
   Eres un maldito mentiroso.
 
Barcode logró que lo soltara y se giró para mirarme, sus ojos me dejaron helado. Él estaba confundido y herido.
 
   ¡Creíste que no me iba a enterar, que te acercaste solamente para matar a mi padre! – cada palabra la escupía con rabia, enojo y un deseo enloquecedor de querer gritarle que ya nada de eso tenía importancia, porque lo amaba. Ya no podría ser el mismo, solo por él.
   Cálmate… Yo te amo… - lo tomé por los costados y antes que pudiera terminar de hablar, él me interrumpió.
   ¡¿Y por qué me dices eso?! ¡¿Crees que te voy a creer ahora?! – sentí como el cuerpo de Barcode temblaba de ira.
   Puedo explicarlo.
   ¡No quiero tus malditas explicaciones! Yo… Yo… ¡¿Cómo te atreviste a hacerme esto?! – gritó de nuevo, pero esta vez su voz se quebró. — ¿Por qué? ¿Por qué me hiciste eso? – las palabras de Barcode estaban llenas de dolor.
 
Para ese momento, los gritos y la discusión, había llamado la atención de alguno de mis vecinos, que habían salido al pasillo a ver de qué se trataba la pelea. Más que querer ayudar, estaban de chismosos y eso no me gustaba nada. No quería que alguno de ellos reconociera a Barcode como hijo del poderosísimo Mile Romsaithong.
 
   Barcode, vamos adentro, ahí podemos seguir hablando. – le suplique mientras lo tomaba por los hombros.
   ¡No, aléjate de…! – sus labios fueron silenciados por los míos, en un beso rápido.
 
Nuestros rostros quedaron a escasos centímetros después del pequeño beso.
 
   Vamos hablar. – jalé de su mano hasta llevarlo dentro del departamento. Si era necesario, lo iba a obligar a escucharme.

Comentarios