ENTRE LA IMAGINACIÓN Y LA REALIDAD _ Parte 31



 Ya eran las 2 de la tarde cuando salieron del departamento de Apo, Mile le pidió las referencias para llegar al lugar al que Apo quería ir. A Mile se le hizo conocida la dirección, muy probablemente haya estado en ese lugar antes, pero no estaría seguro hasta que llegaran al lugar indicado.

Después de pasar un buen tiempo en el tráfico de Tailandia, llegaron al lugar, y efectivamente, Mile ya había estado en este lugar varias veces, y no dudó en hacérselo saber a su acompañante.

— ¿Desde cuándo conoces este mercadillo? – pregunto Mile a Apo y así despejar sus dudas.

— Oh, lo conozco hace años, cinco, quizás seis años... ¿por qué?

— Yo también conozco este lugar, de hecho, es uno de mis lugares favoritos donde vengo a comprar...cosas.

— ¿Qué tipo de cosas? – la curiosidad de Apo se incrementaba cada vez más.

— Pues, cosas... vinilos, radios antiguos, lámparas, ese tipo de cosas.

— P'Mai... ¿te gustan las cosas de estilo vintage? – pregunto Apo sin duda, solo necesitaba que Mile se lo confirmara, pues incluso en su forma de vestir, Mile daba un aura de ser una persona de tal gusto, pero no se lo había preguntado directamente, pues no quería incomodar a Mile.

— Sí. – respondió Mile un poco dudoso. Si bien no le importaba lo que la demás gente opinara sobre su estilo al vestir o gustos, lo que Apo dijera ya tenía un gran peso sobre él.

— Que genial P'Mai, a mí también me gustan las cosas de ese estilo. Ya tenemos algo más en común, nos vamos a divertir mucho saliendo juntos a comprar. – terminando de hablar Apo salió del auto de Mile casi a brincos.

Apo estaba muy contento de tener justamente esto en común con su P'Mai, no podía creerlo, de todas las cosas que podían compartir, tenía que ser justo esto, una de las cosas que más le gustaba.

Salió del auto dando brinquitos, no podía esperar para entrar al mercadillo y pasear por sus pasillos con su P'Mai y hablar de ello. Ya estaba deseando entrar.

Por su parte Mile se encontraba en el auto con una sonrisa inmensa. Cada día descubría cosas tan hermosas en Apo, y cada detalle que desvelaba de él, solo hacía que su corazón se llenará más y más de amor por dicha personita. Su Po era una persona tan bella, y no hablaba de su físico, pues eso todo mundo lo podía notar con verlo, Mile se refería a su belleza natural e interior como persona. Apo era una de esas personas que todo mundo debería tener como amigo, todo mundo necesitaba un Apo en su vida, que suerte la de él por tener el suyo, no lo dejaría escapar, si el destino se había empeñado en juntarlos de nuevo, él no iba a ser quien lo desafiara.

Mile salió del auto y se unió a Apo que ya se veía impaciente por entrar al mercadillo. Ya estando junto a él decidieron a dónde se iban a dirigir primero. Decidieron que lo mejor sería echar un vistazo y ver qué lograban encontrar, a final de cuentas aún era temprano y podían recorrer gran parte del lugar.

Ya estando dentro caminaron un buen tiempo, encontraron muchas cosas interesantes, además de que hablaron mucho sobre todo lo que iban descubriendo. Estaban de acuerdo en que todas las cosas del mercadillo eran increíbles, les fascinaba saber que cada objeto tenía una historia que contar y que, al momento en que alguna persona lo compraba y lo hacía suyo, a este objeto se le añadía una historia más... los dos se sentían increíbles de compartir estos momentos.

— P'Mai, mira. – Mile volteo hacia donde Apo, lo llamaba, este le mostraba un espejo que se había encontrado detrás de algunos muebles. — ¿qué te parece?

— No está mal, se ve bien, no está roto de algún lado ni quebrado, me gusta.

— Sí, verdad... P'Mai, agárralo, quiero sacarle una foto. – Apo le dio el espejo a Mile y este lo agarró. Apo se alejó un poco y sacó su celular para tomar la foto que quería.

Lo que Mile no sabía es que a quien Apo quería tomarle la foto era él para recordar ese día, y qué mejor pretexto que el espejo, trato de sacar todas las fotos que podía, incluso hizo zoom a muchas de ellas. Estuvieron platicando unos minutos y Apo decidió llevarse el espejo, era justo lo que necesitaba, lo pagó y siguieron caminando, Mile le ayudó con el espejo, ya que Apo llevaba su celular en mano más un bolso.

— P'Mai, detente ahí. – le pido Apo a Mile mientras se alejaba unos pasos, le dijo que posara pues le tomaría una foto. Mile hizo lo suyo e hizo una pose como Apo le había pedido. Cuando Apo le dijo que ya la había tomado, Mile se acercó a ver las fotos, le gustaron.

Apo estaba tan emocionado mostrándole las fotos a Mile, que deslizó más allá de lo que debía, dejándose en evidencia, pues Mile vio las fotos anteriores que Apo había tomado, justo aquellas que tenían el zoom y donde solo salía Mile sin el espejo en escena.

Mile miró a Apo, preguntando con su mirada sobre las fotos. Apo solo guardo su teléfono y siguió caminando, ya era demasiada exposición para un solo día, debía controlarse. Mile solo pudo reír por las acciones y la carita que hacía su gatito. En la mañana había estado observando a Apo antes de que despertara, así que fingió dormir. Ahora se había dado cuenta que Apo le había tomado fotos y que el espejo solo era un pretexto. Hablaría con Apo y le daría la confianza para que le tomara las fotos cuando quisiera y cuantas deseara, él menos que nadie iba a ser quien limitará a Apo.

Siguió a su gatito y lo encontró en un puesto platicando con una señora, para no interrumpir, Mile miró a su alrededor, grande fue su sorpresa que en el puesto de enfrente vendían vinilos, volvió a mirar a Apo para decirle que estaría en ese lugar, pero Apo seguía en plena conversación con la señora, así que ya que no estaba tan lejos decidió acercarse al lugar. Había tantos vinilos, no quería alguno en especial, pero seguro encontraba uno que valía la pena. Así que se sumergió en su búsqueda.

Al terminar su conversación con la señora Apo giro para buscar a Mile, no estaba muy lejos, así que lo encontró muy rápido. Veía que Mile estaba muy concentrado buscando entre largas filas de vinilos. Apo no pudo evitarlo, sacó su teléfono y se dispuso a tomarle una foto a Mile, en ese momento sostenía un vinilo de Sinatra, a Apo le encantó, como vio que Mile ni se enteraba, Apo cambió el modo de su cámara a video y prosiguió a grabarlo. En el puesto sonaba una música muy agradable y conocida para Apo, pues el jazz era uno de sus géneros musicales favoritos.

El ver a Mile tan entretenido y concentrado buscando, Apo se unió a él buscando por su parte en otra área del puesto que estaba cerca de él, no sabía qué buscaba, solo quería compartir ese momento con Mile y si de paso encontraba algo, se lo llevaría. Cosa que sucedió, pues cuando salieron de ese puesto, Mile llevaba en una bolsa cinco vinilos y Apo dos.

El resto de la tarde siguieron conociendo juntos el mercadillo, aun cuando los dos ya habían estado en ese lugar, pero no era lo mismo ir solo, que ir con alguien con quien compartían el mismo gusto, se disfrutaba mucho más. Este era un día para recordar y los dos deseaban que en otra ocasión se volviera a repetir.

Lograron comer algunos bocadillos que les ofrecieron en el área de comida, también probaron algunos platillos que vieron, sin olvidar las bebidas, todo sencillo, pues dentro de poco sería la hora de cenar.

Cuando decidieron salir del mercadillo no sabían a dónde más ir, eran las seis de la tarde, si iban en busca de un lugar para cenar tardarían mucho en llegar, pues no estaban muy cerca de esos lugares, y más que nada por el tráfico, que de esa hora en adelante se ponía más pesado.

Decidieron que Mile llevaría a Apo a su departamento y que, si de camino encontraban un lugar agradable para los dos, se detendrían y cenarían ahí, para que al terminar siguieran el mismo camino sin desviarse. Pero si en dado caso de que se acercarán al departamento de Apo y no encontraban nada, pedirían la cena y comerían en el departamento, quizás viendo una película.

Para suerte o mala suerte, eso dependería de cada quien, encontraron un lugar que se veía agradable. El sitio no era muy grande, pero estaba lleno, una buena señal, pues eso quería decir que su comida era buena. Mile estacionó su auto del otro lado de la calle y se dispusieron a entrar al restaurante. Para suerte había mesa disponible, y dicha mesa se encontraba en buen lugar, desde ella se podía observar a casi todas las mesas del local, el ambiente era muy relajante.

Un mesero llegó a darles la bienvenida y darles el menú, como ya tenían hambre no demoraron mucho en pedir cada quien su comida. El mesero se retiró para traer su orden, mientras Apo y Mile platicaban sobre el lugar, ya que ninguno de los dos lo conocía. No pasaron más de 20 minutos cuando el mesero regresó con su cena.

Apo había pedido "Gai pad med mamuang", que era pollo con pimienta, champiñones en salsa hecha de ostras y soya... el cual acompañó con un plato de arroz.

Mile por su parte pidió "Kuai tieow", era una sopa de fideos acompañada con bolitas de pescado.

Para acompañar su cena, Apo pidió "cha Yen" y Mile un "nam manao".

La comida estuvo deliciosa, sin duda alguna regresarían a ese lugar algún día. Mile se ofreció a pagar la cena, Apo no estaba de acuerdo, pero al final Mile salió victorioso y fue quien pagó la cena. Apo no estaba muy conforme, así que le dijo a Mile que lo esperaba en el auto, mientras Mile esperaba que le hicieran el cobro, Apo se dirigió a algunos puestos callejeros que vio cuando llegaron, en uno de ellos vio que vendían rollitos de helado, ese sería el postre perfecto para los dos.

Cuando Mile llegó a su auto no vio a Apo ahí, pero lo encontró en un puesto no muy lejano. Mile solo pudo sonreír cuando vio a Apo dirigirse a él con algo en las manos. Apo se dirigió a la puerta del copiloto, cuando Mile quitó los seguros Apo entró al auto. Segundos después Mile ingresó a su auto, no se sorprendió cuando Apo con una cucharita le ofrecía de lo que había comprado, ahí Mile supo que eran rollitos de helado, el postre perfecto para una cena perfecta, se dijo así mismo.

Encendió el auto y se dirigieron al departamento de Apo, no tardaron mucho, pues del mercadillo hasta el restaurante habían recorrido un buen tramo. Mile acompañó a Apo hasta su piso, pues iba ayudándole con el espejo, mientras Apo llevaba su bolso más la bolsa con sus vinilos y el helado que aún no se había terminado.

Ya en el departamento de Apo, este le ofreció a Mile un café, Mile vio la hora en su reloj y pensó que no era tan tarde, así que aceptó el café. Apo se dirigió a la cocina para preparar el café, cuando ya había preparado la cafetera y mientras el café se hacía, decidió salir de la cocina, no se sorprendió cuando encontró a su P'Mai muy cerca de él observándolo, pues en el tiempo que había estado en la cocina, no se había percatado que Mile estaba ahí.

— ¿Pasa algo P'Mai? – pregunto con duda, pues Mile solo lo veía sin decirle nada.

— Pasan muchas cosas en este mundo Po, pero justo ahora, solo quiero hacer una sola cosa. – le respondió Mile mientras daba un par de pasos para quedar tan cerca de Apo como le fuera posible.

— ¿Qué cosa P'Mai? – preguntó Apo con un poco de timidez, pues la mirada tan intensa que Mile le daba, lo ponía de esa manera.

— Quiero besarte Po. – dijo Mile con sinceridad.

— ¿Y por qué no lo has hecho? – preguntó Apo con la misma sinceridad que Mile le había respondido. — Pudiste hacerlo desde el momento en que entramos a mi departamento. – las palabras de Apo sonaban con más firmeza.

— Porque cuando te esté besando no quiero interrupciones.

— ¿Y quién nos podría interrumpir?... hasta donde sé tu enemigo #1 para eso ya no está aquí. – dijo Apo en tono de burla, pues bien sabía que Mile aún le guardaba un poquito de rencor a Bibble por todas esas interrupciones.

— Lo sé, y eso me alegra mucho, por eso me he tomado mi tiempo para observarte y...

— ¿Y? – preguntó Apo, pues Mile no había dicho más.

— Y me gusta mucho lo que veo que me quedé observándote para llenarme de ti, ya que me iré y no te veré.

— Pero P'Mai... Nos veremos mañana en las oficinas, recuerda que P'Pond nos citó ahí antes de irnos a la locación.

— Sí, pero después de pasar toda una noche contigo y todo el día, irme y no verte es difícil.

— No seas exagerado P'Mai. – dijo Apo un poco sonrojado, y para que Mile no se diera cuenta de ello, se giró y le dio la espalda a Mile, introdujo un poco de helado en su boca e hizo como que estaba revisando la cafetera.

— No exagero. – escucho Apo muy cerca de él, pues Mile se había colocado detrás de él. — Pase mucho tiempo deseando esto, que ahora que lo tengo no quiero dejarlo. – le dijo Mile al oído, provocando que a Apo se le erizara la piel por tercera vez en el día.

Mile ya no perdió más tiempo. Tomó a Apo de un hombro y le dio media vuelta para que quedara de frente a él. No tardó mucho en juntar sus labios con los de su gatito e hizo con ellos lo que quería. Besó a Apo con todas las ganas que había estado conteniendo, pero Apo no se quedó atrás, ya que respondió ese beso con las mismas ganas que Mile le demostraba.

Este beso sí se tornó intensó, cargado de todos los sentimientos que tenían contenidos y que ese beso les daba la oportunidad de dejar salir. Apo subió sus manos hasta los hombros de Mile, lo abrazó, cuando ya no podía más, dejó que sus manos vagaran por el cuello hasta llegar a su cabello, ese cabello que a Apo le parecía tan suave. En ese momento recordó cuando Mile tenía su cabello largo, el cual había cortado para la serie y que además había donado para la elaboración de pelucas, por un momento deseó que Mile siguiera con el cabello así de largo, Apo quería meter sus dedos entre esa cabellera suave, pero a Apo seguía gustándole igual, Mile era lo mejor que le había pasado y eso lo confirmaba con cada día que pasaba.

Daba gracias a que Mile fuera quien dio el beso primero, él quería hacerlo, pero de alguna manera, cuando Mile decía esas palabras, la timidez llegaba a él. Apo cree que nunca se acostumbrará a escuchar todo lo que Mile le profesaba.

Mile no se quedaba atrás con su muestra de pasión, pues sus manos se habían adueñado de la espalda de Apo, sus manos paseaban por toda esa espalda tan bien trabajada que Apo tenía, sus músculos suaves pero fuertes. Cuando sintió que esa ropa le estorbaba, metió sus manos por debajo de la camisa de Apo y decidió que recorrería cada centímetro de esa espalda hasta grabársela en su memoria, cosa que no sería imposible, pues desde la noche anterior había empezado con esa labor, pues mientras Apo dormía, Mile se dedicó a observarlo hasta que el sueño lo venció.

La falta de aire los hizo separarse, cada uno estaba con sus respiraciones agitadas por la actividad. Apo abrazó a Mile y escondió el rostro en su cuello, Mile podía sentir la respiración descontrolada en su cuello y los acelerados golpeteos del corazón de Apo en su pecho, cosa que compartía con él, pues su corazón estaba en la misma situación. Cuando sintió que Apo se había controlado, lo instó a separarse para verlo a los ojos.

— El helado sabe aún mejor en tu boca. – dijo Mile con una sonrisa coqueta.

— P'Mai. – dijo Apo riendo, y Mile estuvo satisfecho, pues ahora que los dos se habían controlado, solo quería ver sonreír a su gatito.

— Es verdad... para la próxima que venga, traeré una cubeta de helado de un litro... no, de dos litros. No, mejor me traeré la cubeta más grande que encuentre... ¿de qué sabor lo quieres? – le preguntó Mile a Apo con seriedad, a lo que Apo solo pudo soltar una carcajada y darse la vuelta, pues la cafetera les avisaba que el café ya estaba listo.

Quizás Apo creyó que Mile estaba jugando, pero él lo decía muy enserio. Mile con ese beso solo se había dado cuenta que muy probablemente se iba a volver adicto a los besos de Apo con helado. Sonrió para él mismo, quizás sí estaba exagerando un poco, pero solo un poco. Porque él iba a traer helado la próxima vez que viniera.

Apo sirvió café para los dos, se sentaron en la sala y Apo le mostró a Mile los vinilos que había comprado. En ese momento Apo se dio cuenta que el reproductor podría fallar un poco más adelante, pues la aguja no llegaba muy bien al disco. Mile se ofreció a componerlo, le dijo que él lo revisaría y que, si era algo más complicado, lo llevaría con un amigo de confianza que él tenía, cosa que Apo agradeció, pues no quería deshacerse de su reproductor.

Mientras tomaban su café pudieron escuchar los dos vinilos, Apo estaba muy satisfecho de su compra y Mile le decía que esa música era muy hermosa, que también el jazz era uno de sus géneros de los que gustaba además del rock.

Al celular de Mile entró un mensaje de su madre preguntándole si ya estaba en casa, Mile respondió y se dispuso a despedirse de Apo, el tiempo con él se pasaba demasiado rápido, al momento de ver el mensaje, Mile se dio cuenta de que estaban por dar las 10 de la noche, no es que Mile tuviera un toque que de queda o que su madre lo quisiera a tal hora en su casa, pues él vivía solo, pero tampoco quería andar muy tarde y aún le quedaba por recorrer cierta distancia para llegar a su departamento. Si por él fuera se quedaría una noche más con Apo, pero tampoco quería imponerle su presencia.

Apo acompaño a Mile hasta su puerta, pues llevaba su reproductor, se despidieron con la seguridad de que mañana se verían. Mile se ofreció a pasar el día de mañana por él, pero Apo se negó a la oferta, le agradeció a Mile y este no insistió. Mile ya sabía que cuando Apo decía no...era un no rotundo.

Ya que Mile no vería a Apo hasta que estuvieran en las oficinas, se inclinó y le dio un beso de piquito a Apo, y este sonrió, pero tomó a Mile de sus mejillas y le dio un buen beso de despedida.

— Buenas noches P'Mai... descansa. – le dijo con una sonrisa coqueta mientras de a poco, cerraba la puerta de su departamento hasta que ya no pudo ver a su P'Mai.

Se quedó junto a la puerta hasta que escuchó que unos pasos se alejaban, lo cual le decían que su P'Mai se había ido. Se puso a recoger las tazas donde tomaron café y dejarlas en la cocina, mañana las lavaría. Fue al baño y se dispuso a lavarse los dientes para prepararse e irse a dormir, quizás leería un poco mientras el sueño llegaba a él.

Llevó su bolso a su habitación y fue a ponerse el pijama, mientras se cambiaba de ropa escucho que su celular emitía un sonido, era de un mensaje, así que no se apresuró a ir por él, cuando terminó de ponerse la ropa apago la mayoría de las luces, dejando solo encendida la lámpara que estaba a un costado de su cama. Tomó un libro, su celular y se acomodó en su cama. Desbloqueó su teléfono y vio que era un mensaje de Mile, sonrió y entró a leerlo.

"Mile"

"Que tengas una bonita noche mi gatito, espero descanses bien. Ya no me dijiste de qué sabor ibas a querer el helado, pero no te preocupes, llevaré de varios sabores, los probaremos todos, y el que mejor sepa en tu boca, ese elegiremos como favorito. Duerme bien mi hombre de ojos hermosos. Te quiere, tu P'Mai♥"

Apo se removió en su cama y se metió debajo de sus sábanas, su corazón se había acelerado de nuevo, y no se podía desquitar con el culpable, pues este muy posible ya estuviera conduciendo hacia su departamento. Se le ocurrieron muchas cosas qué responderle, pero al final ninguna le convencía. No iba a negar que la idea de Mile le agradaba, pues a él también le había gustado el sabor del helado en la boca de Mile, así que solo optó por mandarle una foto dándole las buenas noches.

Mile se quejó de que ya no lo vería hasta el otro día, pues Apo le mandaría una foto para que soportara la espera unas horas más.



.¥ 🌸Judith☁️💎 ¥

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